El ecosistema emprendedor español, bajo la lupa

Resultado de imagen de expansion27 may. 2019

Cada vez más personas lanzan su propia empresa, aunque desciende el número de negocios consolidados. La brecha de género sigue reduciéndose, pero en materia de innovación e internacionalización aún queda camino por recorrer.

El colectivo emprendedor tiene cada vez más peso en nuestro país. El porcentaje de españoles que cuenta con un negocio nuevo o incipiente ha pasado del 6,2% al 6,4%, con lo que marca nuevos máximos desde 2008, aunque todavía estamos lejos de equipararnos con la media de los países desarrollados (10%). Esta es una de las principales conclusiones del Informe GEM España 2018-2019 sobre emprendimiento, elaborado por la Asociación Red GEM España, con la coordinación de CISE y el patrocinio de Banco Santander, la Fundación Rafael del Pino y Enisa.

Emprender es cada vez más fácil. Pero no lo es tanto lograr que las empresas sobrevivan. De hecho, el porcentaje de negocios consolidados (aquellos que han abonado salarios durante más de 42 meses) ha descendido hasta el 6,1%, situándose en mínimos desde 2006. En este aspecto, España se sitúa también por debajo de la media comunitaria, en la que el porcentaje de negocios consolidados es del 6,8%. En contrapartida, la tasa de abandono empresarial, es decir, los emprendedores que han cesado su actividad para cerrar el negocio, traspasarlo o jubilarse, es del 1,7%, dos puntos por debajo de la media de países desarrollados.

Radiografía del emprendedor

En el lado positivo, el mercado español destaca como el que más ha conseguido reducir la brecha de género entre los países de nuestro entorno. El perfil del emprendedor español sigue siendo mayoritariamente masculino, pero la paridad de género está cada vez más cerca. Así, el porcentaje de mujeres dentro de este colectivo ha pasado del 44,9% en 2017 al 46,9% en 2018.

En cuanto a la edad, los nuevos empresarios se sitúan sobre todo en el rango de los 35 a los 44 años, con una edad media de 42 años. Pero el emprendimiento cobra cada vez más peso en el segmento senior. Así, el porcentaje de emprendedores entre los mayores de 45 años es el más elevado de la serie histórica (con datos desde 2005), rozando el 12%. En concreto, alcanza el 7,2% entre los 45 y los 55 años y el 4,7% a partir de los 55 años.

Dentro del retrato robot del emprendedor español destaca también el elevado nivel de formación. El 53,2% tiene, como mínimo, educación superior, según el informe. El 7,9% cuenta incluso con estudios de postgrado. Además, la mayoría afirma disponer de educación específica para emprender.

Este dato podría explicar la percepción que los empresarios españoles tienen de sí mismos. La inmensa mayoría (el 83,8%) considera que tiene los conocimientos, las habilidades y la experiencia suficientes para montar una empresa. En el caso de la población general, la cifra baja hasta el 48,5%. Aún así, es superior a la media europea, que ronda el 45%. Este nivel de autoconfianza es más agudizado en comunidades autónomas como Cataluña y Andalucía. Pero curiosamente en regiones con una larga tradición empresarial, como Madrid, la confianza de los emprendedores en sus propias habilidades es muy inferior.

Por otro lado, lanzar un negocio parece ser una tarea relativamente más sencilla para aquellos que ya disponen previamente de músculo financiero. Así, el porcentaje de emprendedores entre las personas con más recursos (entendidas como aquellas que se sitúan en el tercio más elevado en términos de nivel de renta) se sitúa en el 12,9%, el doble de la media nacional. En los niveles medios de renta (segundo tercio), el porcentaje de emprendedores es del 5,7%, y en los niveles más bajos, se reduce hasta el 4,4%.

La importancia de partir de una situación económica desahogada se entiende si se analizan cuáles son las principales fuentes de financiación de un nuevo proyecto. El 60,4% del capital semilla procede de ahorros personales, a gran distancia del 18,2% que aportan los bancos. Le sigue la aportación de familiares (7,6%).

Auge inversor

Una tendencia que cobra fuerza es la del papel de los business angels como impulsores de nuevos proyectos. Así, el porcentaje de fondos que proceden de inversores privados es del 3,8%, el máximo de la serie histórica.

En cuanto a las motivaciones para emprender, los españoles se guían sobre todo por las oportunidades de negocio. El porcentaje de personas que montan una empresa por necesidad se reduce hasta el 22,6%, lejos del 28,3% del año anterior.

En este sentido, se anticipan algunos nubarrones en el horizonte, ya que ha descendido el porcentaje de emprendedores que percibe oportunidades de negocio en los próximos seis meses. El dato ha pasado del 44% en 2017 al 42,7% en 2018. Y la cifra también se ha reducido en términos de la población general, es decir, tanto emprendedores como no emprendores, pasando del 31,9% al 29,1%. La media europea es del 45,8%.

A priori esto podría constituir un freno a la hora de que el número de emprendedores siga creciendo a futuro, pero por el momento, parece que la intención de emprendeder permanece estable. De este modo, el porcentaje de individuos que planea lanzar un nuevo proyecto empresarial en los próximos tres años continúa en el 6,8%, la misma cifra que el año anterior.

Obstáculos

Más allá de las oportunidades de negocio, el freno más importante para los nuevos empresarios sigue siendo el miedo al fracaso, que se percibe como un obstáculo por parte del 43,1% de los españoles, en línea con los países de nuestro entorno.

Otro hándicap al que se enfrentan es el escaso reconocimiento social con el que cuenta este colectivo. Apenas el 53% de la población considera que montar un negocio constituya una opción laboral atractiva, frente a casi el 60% de la media europea. Además, menos de la mitad cree que ser emprendedor lleve aparejado un estatus social y económico. Un porcentaje que se eleva al 69% en el caso de los países comunitarios.

Todos estos condicionantes son percibidos de una manera más negativa por parte de las mujeres, lo que explica que la brecha de género, aunque pequeña, siga existiendo.

Respecto al modelo empresarial, la mayoría de los nuevos negocios se basa en el autoempleo. El 51,1% no tiene empleados a su cargo; el 40% tiene entre uno y cinco trabajadores; el 6,6%, entre seis y diecinueve trabajadores; y el 2,3%, veinte ó más trabajadores.

En cuanto a los sectores con más protagonismo en este colectivo, prima sobre todo el consumo, aunque los servicios ganan más peso que nunca frente al sector transformador y extractivo.

Asignaturas pendientes

En 2018, España ha hecho los deberes en dos de sus principales asignaturas pendientes: internacionalización e innovación. Pero la distancia que la separa de otros países desarrollados todavía es muy grande. Así, en términos de presencia internacional, el 30,7% de las empresas españolas de reciente creación tiene algún tipo de actividad exportadora. La cifra ha aumentado con respecto al 24,9% de 2017, pero aún queda lejos del 55,2% de la media de los países desarrollados y del 25% de países como Austria, Canadá o Irlanda.

Por comunidades autónomas, es curioso como la mayor vocación internacional no parte de las regiones con más peso económico, como Madrid y Cataluña, sino de las islas. De este modo, Baleares y Canarias son las comunidades más volcadas al exterior. Cuentan con el mayor porcentaje de compañías que obtienen al menos una cuarta parte de su facturación del extranjero.

En términos de innovación, la cifra también ha mejorado, aunque muy ligeramente, con respecto al año anterior. El porcentaje de emprendedores que vende productos o servicios que incorporan algún grado de novedad se ha elevado del 34,1% al 35,1% en el último año. La media europea se sitúa en el 45%, mientras que en países como Italia y Canadá supera el 65%.

Finalmente, otro ámbito que España debe mejorar es el del intraemprendimiento. El 6,1% de los emprendedores declara haber lanzado su negocio en el seno de organizaciones existentes, un porcentaje muy por debajo de la media europea.

Panel de expertos

El Informe GEM también incluye las conclusiones obtenidas tras consultar un panel de expertos españoles. Sus valoraciones han mejorado con respecto al año anterior, aunque aún siguen detectando problemas, particularmente «el difícil acceso al escaso número de instrumentos de financiación pública y privada».

Para incentivar la actividad emprendedora, los expertos recomiendan reorientar las políticas gubernamentales, reduciendo los costes, las cargas fiscales y la burocracia. También potenciar el apoyo financiero a las empresas, y mejorar la cantidad y la calidad de la educación y la formación, así como las normas sociales y culturales.

Esta entrada fue publicada en EMPRENDEDORES. Guarda el enlace permanente.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *