Mediante la genética se han conseguido obtener sustancias beneficiosas en altas concentraciones en estas hortalizas. Los tomates púrpura (kumatos) se crearon por ingeniería genética, incorporando dos genes (Delila y Rosea1) de las flores de “boca de dragón” que les confieren un color peculiar (casi negro) por su alto contenido en antocianinas, fructosa y otras propiedades.