Stig Lundbäck lleva media vida intrigado por el funcionamiento del corazón. Emboscado en su cabaña de Tynningö, en esa constelación de islas que rodean Estocolmo, el cardiólogo e inventor sueco de 69 años ha patentado más de 40 ingenios, muchos inspirados por el fascinante sistema de bombeo de este órgano.
En 1984, Lunbäck inventó la «tecnología dinámica adaptativa de bombeo por pistón» (DAPPT) y la aplicó a uno de los primeros corazones artificiales. Años después le dio por pensar que ese mismo sistema, integrado en una boya y oscilando en resonancia con las olas, sería capaz de capturar la energía desbordante del mar. «Todo lo que está vivo palpita», recalca Lundbäck, reproduciendo con sus manos el movimiento oscilante . «El mar, a su manera, emite sus propios latidos en forma de olas que suben y bajan. El corazón, ahora lo sabemos, bombea con los dos lados y siempre con la misma presión… Las grandes respuestas están en la naturaleza: a los humanos nos toca hacer la conexión».
La singular conexión entre el corazón y la boya ha cuajado ahora en el proyecto HiWave de CorPower, la start-up impulsada por Lundbäck desde los bosques de Suecia. En sus manos puede estar la llave de la energía marina, si logra superar los obstáculos -alto coste, elevado peso, insuficiente densidad de potencia- que hasta ahora han impedido el despegue de este recurso renovable, que podría llegar a cubrir del 10 al 20% de las necesidades del planeta. Para saber mas…