La publicidad se caracteriza por su naturaleza persuasiva, puesto que su objetivo fundamental es influir en la conducta del receptor. Por tanto, en la publicidad es básica la función apelativa. Sin embargo, en cada anuncio pueden combinarse diferentes funciones, si bien, una de ellas predomina sobre las demás de acuerdo con el producto y el público al que se destina la campaña. Las funciones del lenguaje de los anuncios se corresponden con los tres tipos básicos de persuasión publicitaria:
La persuasión racional: que presenta el producto explicando sus características y funcionamiento.
La emocional: en la que se destacan las emociones y aspiraciones personales del receptor, sustituyéndose las explicaciones y descrpciones por contenidos de naturaleza emocional.
La instintiva: en la que se intenta influir en el receptor apelando a sus instintos.