El 23 de abril de cada año, se celebra el Día del Libro, que conmemora la muerte de William Shakespeare y Miguel de Cervantes en 1616. Sin embargo, las defunciones no sucedieron el mismo día, pues existía un desfase entre los calendarios inglés y español.
En 1582, el Papa Gregorio XII adelantó 10 días el calendario, de modo que el día 5 de octubre pasó a ser el 15 del mismo mes. Sólo Francia, Italia y España adoptaron inmediatamente este cambio. Inglaterra no lo hizo hasta 1752.
Demostrado ha quedado que Miguel de Cervantes Saavedra no murió un 23 de abril, sino el día anterior, pero durante largo tiempo figuró esa fecha debido a que por aquella época era costumbre consignar como fecha del fallecimiento la del entierro, en este caso el día después de haber expirado. Y así figura en el registro del ‘libro de difuntos’ en el archivo parroquial de la iglesia de San Sebastián en la madrileña calle de Atocha (libro 4º folio 270).
Por otra parte también nos encontramos con el reiterado error de situar el fallecimiento de William Shakespeare en el 23 de abril de 1616, pero esta es una verdad a medias, debido a que esa fecha estaba regida por el calendario juliano, utilizado por aquel entonces en Inglaterra y si tuviésemos que cuadrarlo con nuestro calendario (calendario gregoriano) resulta que el escritor inglés había fallecido once días más tarde: el 3 de mayo.
Otra de las fábulas más extendidas habla sobre la relación existente entre ambos. Esta supuesta relación no solo es falsa, si no que resulta hartamente improbable que ambos escritores llegasen nunca a conocerse. Es posible que Cervantes nunca llegase a oír nada sobre Shakespeare. Por su parte, se sabe que William Shakespeare sí leyó la primera parte de El Quijote, pero nunca llegó a conocer la segunda. Esto es así porque existe un borrador de Shakespeare (Cardenio)en el que emplea a uno de los personajes ideado por Cervantes en su gran obra.