Las palabras homófonas son aquellas que suenan de igual manera aunque significan cosas distintas. Por ejemplo: “echo” y “hecho”. En el primer caso, se trata de una conjugación del verbo echar (arrojar, lanzar, despedir) mientras que, en el segundo, la palabra deriva del verbo hacer (realizar, producir).
Aunque, al escucharlas, ambas palabras parecen iguales, se refieren a cuestiones diferentes. Por otra parte, la letra H permite diferenciarlas en textos. Así podemos encontrar estas palabras homófonas en frases como “Para lograr esta consistencia, le echo un poco de maicena a la salsa” o “Aún no he hecho mis deberes”.