Ya sabemos que Piolín le da sopas con onda al gato Silvestre. Sí, es verdad, a veces con la inapreciable ayuda de la abuelita. Pero todos sospechamos también que los guionistas de los simpáticos dibujos de William Hanna y Joseph Barbera exageran un poco. Los pollitos de verdad no hablan, pero poco les falta, porque con solo unos días de vida es indudable que se saben los primeros números. Yo me he quedado estupefacto. Leeros el artículo. De aquí al circo (como los perros), solo hay un paso.
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