Padre, quiero que mi perro-robot vaya al cielo…

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El «Aibo», de Sony, una mascota muy popular, sobre todo en Japón

Si nos remontamos a la época de los Tamagochis o los Furbys, me vais a decir que si vivo en la Prehistoria. Hablar del «Aibo», el robot-perro que lanzó Sony en el año 1999, ya va resultando anticuado también. El gigante tecnológico japonés vendió 150.000 unidades (a 250.000 yenes, 1.850 euros, cada uno), pero dejó de fabricarlos en el 2006, y, a pesar de los esforzados «veterinarios» del servicio técnico y de los grupos de dueños afligidos por la «muerte» de sus pequeños amigos, no hay piezas suficientes para las reparaciones (la lista de espera de «órganos para trasplantes» ronda los 180).

¿Y qué se hace cuando el afligido dueño de uno se hace, por fin, a la idea del fallecimiento? Pues lo lógico, despedirles con un emotivo funeral (real como la vida misma).

Y como «a rey muerto, rey puesto», no hay nada mejor que comprar otro (lo sabemos bien los que hemos tenido perros de verdad). Sugerencia: olvidarse de los canes y comprar el androide (de nombre «Pepper»), que va a lanzar una compañía francesa próximamente..

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