Carlota «Superstar»
Uno no puede por menos de emocionarse cuando Marta Garrido coge el balón y lo pasa bien, sin fallar y sin perderlo. Tampoco me quedo inpertérrito si Lucía Sánchez-Isasi bota por la línea de fondo y, con la orden terminante del entrenador de tirar, decide pararse y pasar, ante la presencia de un defensor (o sea, la mejor opción). Y cuando Laura Pineda atrapa un balón suelto y se lo entrega a nuestra base, no puedo por menos que aplaudir,
Los avances de nuestras «novatas» llaman poderosamente la atención (de los entendidos, porque la de los profanos ya sé por dónde va). Ya colaboran en el juego, y no solo por su disciplina en defensa y su correcta colocación en ataque, sino porque cuando intervienen lo hacen siempre con decisiones correctas e inteligentes. Es evidente que le firmaría un contrato millonario a una jugadora que tuviese tanta rapidez y fundamentos como Desirée y tanta garra e inteligencia como Lucía Sánchez-Isasi. Y es que la subida de nivel de nuestra «segunda línea» es uno de esos «intangibles» que hacen que nuestro juego gane en seguridad y eficacia.
Hago un inciso crítico (no suelo), para el tema de los rebotes, porque fue un «grano». O más bien un «forúnculo», pues los estafilococos terminaron siendo contagiosos. Hay días que Andrea Díaz está imperial, con «pegamento» en las manos (o sea, más «garras» que manos), y hay otros que ejerce de «portero de fútbol». Con la manifiesta superioridad de su estatura y su envergadura, suyos deben ser todos los rechaces (en nuestro aro y en el otro). Pero le dió por despejar, y allí terminó despejando hasta el apuntador. Vi manotazos para ¡alejar el balón!, de Carla, de Teresa, hasta de Carlota. ¡Terminaron casi todas con «forúnculos»!
Bueno, fuera bromas, el partido fue muy igualado, no por el resultado, sino por lo extenuante que resultó para ambos equipos: para las nuestras, porque se hartaron de perseguir a los rivales al contraataque (aunque luego no las metían), y para ellos, porque se cansaron de buscar a Carlota por todo el campo (todavía la están buscando).
Terminamos 43-10, con el mejor tanteo en ataque y el mejor juego de la temporada. Buena subida del balón (contra un enemigo que esta vez no perdonó la presión en todo el campo), con dejadas continuas y buenos movimientos ofensivos, con muchas entregas espectaculares que permitieron entradas y tiros fáciles. Mucho (y bueno) rebote, incluso bajo la canasta contraria (Teresa llegó a coger tres seguidos en una misma jugada). Muy pocos fallos de fundamentos (casi no hicimos «dobles», ni «pasos» y nos provocaron poquísimas «luchas») y poquísimos de concentración (robos por pasar sin mirar y algún «campo atrás»).
Así estuvieron las chicas:
Carla del Tronco, estupenda. Perfecta en defensa y en el rebote, pasando y llevando bien el balón. Sigue con miedo a botar con la izquierda, y eso costó algún disgustillo. Con su rapidez, en cuanto coja confianza por ese lado, va a ser mortal. Tira ya mucho mejor.
Nicole Marinova, que terminó cariacontecida por no haber anotado, fue la reina de los rebotes. Estando ella en cancha, los «tochos» rivales no olieron la pelota. Por momentos pareció tener un imán en las manos, porque no se le escapaba uno. No le quiso entrar ningún tiro, pero en ataque estuvo fetén, y subió el balón de manera genial, entendiéndose a la perfección con sus compañeras.
Desirée Fernández, veloz y feliz, mucho mejor cuando colabora que cuando muestra su faceta individualista. En cuanto recuerde que juega en equipo, se dará cuenta de que para ella también habrá momentos de gloria. Protagonizó, no obstante, una jugada «face to face» muy interesante, en la que dió muestras de su coraje: tras un contraataque que se cocinó ella sola, su chico le robó el balón, y a su vez, se fue, pero ella se tomó cumplida venganza, pues lo recuperó después de perseguirle con saña.
Teresa González, correosa en defensa y estupenda debajo de los aros, cogió muchos rebotes y tiró muy bien. Metió una canastita que supo a gloria, y cualquier día marca siete seguidas. Dió espectáculo con sus recepciones en la bombilla seguidas de rápidos tiros a media vuelta (no estaban en el guión, pero lo hizo muy bien).
Andrea Díaz, además de lo ya dicho, llevó perfectamente el balón (¡excelente esa derecha también, chiqui!), colaboró mucho con sus compañeras y obtuvo un merecido premio con su espectacular canasta de tres.
De Marta, Lucía y Laura ya he opinado, así que solo me queda una.
Carlota Escohotado, más Carlota que nunca. Jugó como quiso. Dominó a sus defensores y a quienes le salieron al paso. Sus salidas explosivas tras las dejadas de Andrea, de Nicole o de Carla dejaron sentados a más de tres. Su velocidad y su bote de balón hicieron las delicias de propios y extraños. El pánico cundía en la zona contraria cuando atravesaba como una centella el centro del campo, (y en el banquillo, el «barbas» no sabía dónde meterse de tantos tiempos muertos que pedía). Metió un triple y ¡una entrada a canasta tirando «finito»! (la primera del resto de tu vida, que lo sepas, que te vas a hinchar de esas). Fue la estrella del choque, y su influencia en el juego fue tan enorme que con solo esos cinco puntos que metió hizo que los dos o tres jugadores contrarios que encestaron el doble que ella pasaran desapercibidos. Eso también se debe a nuestra hinchada (fiel, ruidosa y festivalera), que celebró (y premió, con fotos al final del choque, que espero que me lleguen, por cierto, a las hacendosas basketbolístas).