El Rey de la mala suerte
Terminó la Liga Regular, y a la organización se le ha ocurrido montar una serie de partidos amistosos que relajen un pelín las tensiones estas tan tensas de final de curso.
3º contra 4º ha sido el primero. Se preveía un encuentro igualado, pero alguna ausencia, que no quiero comentar, privó a los pequeños de la emoción, si no de la victoria. Eso sí, la lucha estuvo de su lado, porque lo intentaron de todas las maneras posibles: entradas a canasta, tiros de tres, defensa a cara de perro… No les favoreció la suerte: triples que se salían de dentro, bandejas que rebotaban en el aro, segundos y hasta terceros tiros bajo canasta (tras rebotes de ataque) que no querían entrar… En este sentido, el jugador que más se significó fue Daniel Delgado. Olvidando su pasividad y su indolencia de otras veces, estuvo muy participativo, multiplicándose en defensa, pidiendo el balón continuamente, intentando desmarcarse, subiendo el balón, tirando cuando tenía que tirar, chupando cuando tenía que chupar, entrando a canasta una y cien veces (a pesar de los espectaculares gorros que le «calzaron» Carlos y Andrés)… En resumen, haciéndolo todo bien. Y solo le faltó acierto, porque el hecho es que este que suscribe creyó que el gran jugador de 3ºA terminaba cortándose las venas. (fueron tres canastas y dos tiros libres encestados, con una estadística «demoledora», un 10% en tiros de dos y un 25% desde la personal). ¡Pero es que se le salieron materialmente de dentro como cinco balones! En fin, el premio a la desgracia, por aclamación. Ahora bien, vuelve a hacerlo así, porque estuvo bien hecho, y porque la próxima vez entrarán.
El tanteo fue 33-10. Sin Carlos en el campo (descansó unos minutos en el tercer cuarto) ganaron los de 3º (6-8 fue el parcial de ese período). Pero se notó (y mucho), la eficacia anotadora de todos los mayores (metieron canasta cinco jugadores, con tres de ellos por encima de los cinco puntos). Ante eso, el pobre bagaje de sus rivales llamó poderosamente la atención: María Figueroa, Natalia Hernández y Raquel Chaves son grandes tiradoras (doy fe), pero no encontraron buenas posiciones, por la gran defensa exterior de 4º, y cuando las encontraron, tiraron con precipitación. Natalia no prodigó tampoco sus entradas a canasta. No os preocupeis, chicas, que triunfareis, sois buenas. Alonso Romero sigue teniendo problemas con la parada y su saltito traicionero (debes practicar más como evitarlo; un consejo: fíjate cuando puedas en la académica parsimonia con la que se para para tirar Miguel Arjona, de 2ºB, el equipo campeón; eso es lanzar con buena estática y eso es pensar y seleccionar bien el tiro. Otro: tu tienes más precisión que él, imita su tranquilidad para jugar. Pepe Rodríguez estuvo muy luchador y muy bien en defensa, pero con poca suerte en ataque. Álvaro Sánchez Lasheras no puede quejarse tampoco del mal fario, porque jugó al lado de uno que lo llevó peor, pero el caso es que sus cuatro o cinco tiros se salieron también por poco (hizo bien en intentarlos). Defendió con valentía, cogió rebotes y colaboró mucho en el juego.
Por los ganadores, destacó sobremanera Raúl Mínguez, potente, correoso defensor y, anotador sorprendente. Hizo algunos movimientos de pies en ataque sobresalientes para un «futbolero» como él (baloncestista también eres, que lo sepas) y su precisión es tremenda. Destacó también en los robos de balón, con un par de ellos fantásticos. En otra jugada, de choque de «trenes» de los dos «power-forwars» de ambos equipos (él y Álvaro), se llevó la peor parte (quiso provocar una personal en ataque, cosa digna de un tipo con buenos fundamentos, y tengo mis dudas de si no lo fue; se la pité a Raúl.). Alejandro Mansilla estuvo esta vez muy vigilado (sus enemigos estaban advertidos) y no pudo tirar cómodo esta vez. Ayudó a mover el balón con eficacia. Carlos Bodega dominó con autoridad ambos aros. Intimidó, puso tapones, subió el balón y encestó con regularidad. Juega cada vez con más cabeza y más confianza (¡y se lleva cada vez mejor con sus compañeros, cosa que nota todo el equipo!). Daniel Virué defendió bien, ayudó bajo los aros y buscó y encontró buenas posiciones de tiro. No faltó su canastita (ya no causa admiración que meta puntos, ya es normal). Andrés Valera, en su excelente línea de los últimos partidos, con una precisión y finura en el tiro magníficos (¡quién te ha visto y quién te ve!) y muy duro y fuerte bajo los aros (¡y esas manos que ya son garras!). Cristina Blanco, protestona, como siempre (pía aunque su equipo vaya ganando por treinta; hija mía, perdóname, el árbitro siempre va con el débil), cuando se dedica a jugar, lo borda. Magnífica en la conducción de balón (ningún chico se lo quitó) y en las penetraciones, no tuvo el premio de la canasta y tampoco pudo ensayar su gran tiro de tres (sus rivales lo sabían). Pero prácticamente todo lo hizo bien. Celia Gallego, mucho más a gusto cuando juega de escolta (es la primera beneficiada por la presencia de su amiga) protagonizó, en muchos momentos, el suministro de pases interiores en el ataque. No tuvo acierto en forma de puntos, pero penetró rompiendo la defensa adversaria en muchas ocasiones, doblando muchos balones mortales de necesidad.