Caballeros del Deporte
El esperado desafío 3ºB-4º tuvo enjundia, empaque y emoción. Los retadores no defraudaron, no solo porque saben un rato de esto, sino porque tuvieron la inestimable ayuda de Samuel y Álvaro, invitados especiales, de 3ºA. Los mayores aceptaron, a regañadientes, la presencia de esos «extraños» (estaban avisados con mucha antelación), pero las reticencias duraron breves minutos. Justo los que tardaron en engrasar la máquina de encestar los de Carlos Bodega. Un parcial de inicio de 8-0 dejó bien a las claras que no estaban dispuestos a hacer prisioneros.
Los de 3º tardaron en reaccionar, pero cuando lo hicieron, estuvieron a punto de darle vuelta y media al marcador. Las diferencias oscilaron entre los 6 y los 8 puntos, gracias sobre todo a las entradas del Sr. Jara, hasta que en el cuarto período llegaron las «colaboraciones» de sus compañeros. Se pusieron a 2 puntos, y obligaron a los subcampeones a atarse los machos y a dejarse de tonterías. Con los pequeños presionando como fieras, Carlos, Raúl Mínguez y Andrés tuvieron que multiplicarse, y, a base de rebotes y contraataques, consiguieron llevarse el gato al agua. 40-32 fue el resultado final.
Un par de detalles importantes tuvieron influencia decisiva, los dos relacionados con Samuel. Con él en pista, la cosa estuvo sumamente igualada. Con él en el banquillo, la superioridad de 4º fue manifiesta. Y una cosa estuvo clara: los mayores querían la victoria a toda costa, mientras que los de 3º estuvieron más atentos a repartir el tiempo de juego. Esto, evidentemente, merece el aplauso de este que suscribe. La generosidad que mostraron el gran jugador del San Viator y sus compañeros les honra, y les hace merecer un título que vale más que la victoria, el de Caballeros del Deporte.
Por el equipo ganador, Carlos Bodega estuvo incontestable. Solo encontró problemas cuando estaba defendido directamente por Samu. Metió 22 puntos, pero su dominio reboteador fue tremendo, y hasta se permitió contraatacar al final del partido. Celia Gallego movió bien el balón y estuvo muy luchadora. Al final metió su canastita, cuando más apretaban los rivales. Suyo fue también el grito que hizo que ganasen el partido: ¡Carlos, que juegue Andrés! Cristina Blanco derrochó fundamentos y esta vez sí, acertó en ataque (porque tiró, entre otras cosas). fue la gran suministradora de balones al interior de la zona enemiga. Billy Avellán hizo gala de su poder de intimidación, reboteó muy bien y aportó dos valiosas canastas que a su equipo le supieron a gloria bendita. Raúl Mínguez fue el segundo anotador (seis puntos), autor, junto con Cristina, del despegue inicial de los suyos (Carlos no anotó en el primer cuarto). Sus movimientos en ataque son buenísimos, y sabe culminar los contraataques como los mejores escoltas (es todo un «power-forward», lo más parecido a Charles Barklay que hay en este cole). Alejandro Mansilla no tuvo suerte, aunque lo intentó (un triple se le salió de dentro). Jugó poco (sus compañeros no le han visto clavarlas como yo). Daniel Virué colaboró bien en el rebote y en la defensa. Y Andrés Valera, que esta vez se quedó sin anotar, fue decisivo. Su salida al campo, en el último cuarto, cuando sus compañeros estaban rezando (iban solo dos arriba), con sus rebotes y su intimidación, fueron determinantes para la suerte del choque (el Sr. Bodega tenía 4 faltas en ese momento, y no estaba para muchas alegrías).
Por los de 3º, los 17 puntos de Samuel Jara, como ya he dicho, no tuvieron tanta influencia como sus ausencias de la cancha. Reboteó lo que pudo (no se puede hacer más contra un gran «center» enfrente), penetró muy bien (en su línea), y repartió las asistencias que pudo. Carlos Martín ayudó mucho, tanto en el rebote como en el movimiento de balón, defendió bien, y metió otro triple importante, aunque no se prodigó en ataque. Víctor Oñoro estuvo bien bajo los aros, defendió con ardor y al final fue uno de los artífices del pánico enemigo (clavó un triple tremendo). Adrián Sevilla estuvo aguerrido en defensa y colaboró bien en ataque. Raúl López acertó en el aro contrario (dos canastas), y ayudó también en la circulación de la bola. Diego Cabello se lo pasó de miedo (aunque estuvo más tiempo fuera que dentro; me refiero a cuando le tocaba estar dentro de la cancha). No jugó mucho, quizás cogió complejo de molestar (no molestó nada, de hecho estuvo gracioso). Álvaro Rodríguez estuvo hiperactivo, movió mucho y bien la pelota, contraatacó cuando pudo, robó balones y acertó en ataque (cinco puntos, incluido un triple de los buenos: canasta con tiro convertido). Cristina Gálvez estuvo «cobarde», pero no llegó a «torpeda», porque aceptó con resignación la orden del árbitro de salir a jugar. Fue la única que defendió bien a su homónima (en ocasiones, como una lapa). Estuvo en el campo en los momentos decisivos y no metió de tres porque Dios no quiso.
Tengo que decirle, Sr. Laso, que el Sr. Cabello no molestó lo más mínimo durante su estancia en el campo. Sus compañeros se pasaron el balón, tiraron a canasta e hicieron dos involuntarias fueras arrojando la pelota hacia un individuo que se encontraba cerca de la raya, y al que confundieron, sin duda, con un compañero (de clase). Por lo tanto, y dado el curriculum de la persona en cuestión, debo apoyar su recomendación de convertirle en mascota del equipo, pues está en condiciones de superar el cursillo de tres meses en el que deberá matricularle (según mis noticias, no deberá abonar nada, pues por suscripción popular entre los aficionados al baloncesto de 3ºB, se ha obtenido dinero más que suficiente para ello, y creo que queda algo para unos cacahuetes).
Muchas gracias por su excelente (??) comentario
El Profe
Me gustaria contactar con diego Cabello para mi equipo ppr su 100 por ciento de efectividad en pase.