Jornada 10ª
En una larga partida, presidida por la igualdad, se enfrentaron Marta Vallejo y Pepe Rodríguez. Marta consiguió una ligera ventaja que fue remontada con paciencia de hormiguita, por su rival. El mate final se produjo gracias a la reina y dos alfiles.
Todo lo contrario fue el duelo que sentó en el segundo tablero a Yolanda García y a Alberto Sebastián, pues la primera perdió pronto la reina y el mate ya fue irremediable. Yolanda alterna fases de juego brillante y seguro con otras de errores por falta de concentración. Alberto estuvo sólido e intratable.
El relinchar de Bucéfalo
Cuentan las crónicas que la llegada del caballo de Alejandro Magno al centro de la batalla iba acompañado de un relincho espantoso y terrible, ante el cual los equinos enemigos, aterrorizados, se encabritaban y huían, como almas que el diablo llevase.
Ya los preámbulos no fueron buenos para «los persas». Y es que Álvaro Granizo comenzó afrontando fatal su encuentro con Santiago Prieto. A ver, una cosa es que juegue bien el chico, pero otra cosa es que sea invencible. Pero repetir como un poseso, antes de la partida «¡me va a ganar, me va a ganar…!, no es una buena actitud. Sobre todo teniendo en cuenta que el autor de esas palabras cuenta con un juego de muchos quilates y es capaz de ganar a cualquiera. Con esas trazas y en una situación de ligera desventaja para el de 3ºD, llegó un hachazo tremendo de uno que sabe cómo se manejan los caballos. Antes del movimiento decisivo, la partida estaba así:
Negras: Álvaro Granizo
Blancas: Santiago Prieto
La desventaja de las negras, de un caballo y un peón, no es decisiva. A pesar de ello, es preocupante la presencia de la reina blanca en el carril central, pero como peligro más bien a medio plazo. La defensa de las negras ya no reside en el enroque corto, desprovisto del peón de g7, sino más bien en el largo, refugiándose el rey, en cuanto pueda, tras los dos alfiles. En cuanto a su ataque, las dudas ya no son por el pobre despliegue en el centro del tablero, donde ya ha habido víctimas que lamentar, sino por la formidable defensa que protege al rey blanco.
En estas resuena el relincho de Bucéfalo. Santi mueve Cf6+!!, lo que provoca el pánico enemigo, pues no solo se pierde la dama (el alfil de e7 no puede comer), sino que sale gratis la aventura. Lo de menos es la continuación, pues la partida ya es insalvable.
La mejor defensa es un buen ataque
Pedro Sánchez, en su línea irregular, comenzó su partida con Silvia Rodríguez de manera catastrófica, perdiendo la reina. Silvia, aparentando seguridad y calma, se mostró, una vez más, extremadamente cautelosa y algo timorata a la hora de dirigir su ataque. Poco a poco, Pedro fue remontando, y, en el mejor ejemplo de que conservar la reina no da la victoria, ganó con un hábil mate de torres y caballo. Paso a comentar el momento culminante:
Negras: Pedro Sánchez
Blancas: Silvia Rodríguez
La situación de las blancas parece harto complicada. Mucho más si, entre las posibles soluciones, solo se piensa en las defensivas. Una de las máximas de referencia en la práctica deportiva (la que da título a este comentario) sirve, por supuesto, para el ajedrez, paradigma de los deportes de estrategia. Silvia no pensó en las posibilidades de Dh8+!, que era una combinación que no solo evitaba su derrota inminente, sino que dejaba muy maltrecho al enemigo, pues la subsiguiente pérdida de la torre le hubiese obligado a recular y a dedicarse a otras labores (defenderse de ese alfil y de la reina, y del peón de a2 (¡camino despejado!).
Tampoco movió Ad3, mejor combinación defensiva (hubiese ganado tiempo, sin lugar a dudas, con lo que quizás se hubiera dado cuenta de sus posibilidades en ataque) que la que finalmente eligió: Pc4??
El regalo fue cortésmente aceptado por un Pedro que ya estaba harto de sufrir: Td1++
Jornada 11ª
Se intuía algo de resistencia de Silvia Rodríguez en su partida contra el cada vez más sólido líder Santiago Prieto, pero no fue así. Tras la igualdad inicial, la gentil señorita de Bachillerato puso a su rey a dar un paseo por el centro del tablero, mientras las demás piezas sesteaban en sus cuarteles de invierno. La aventura no podía terminar bien, y la derrota no se hizo esperar.
Algo similar pasó en el segundo tablero, en el que se enfrentaban Yolanda García y Álvaro Granizo. el comienzo fue muy igualado, incluso llegó la de 3ºC a tener ligera ventaja. Pero el dominio del centro del tablero es fundamental en el ajedrez, como bien sabe el Sr. Granizo, y dejar la artillería guardada más de la cuenta suele tener malas consecuencias, como así sucedió, a pesar de la resistencia de Yolanda.
La partida entre Pepe Rodríguez y Alberto Sebastián no tuvo, por desgracia para el jugador de 1º, mucha historia. Se planteaba, en principio, como la más interesante de la jornada, pero tuvo un desenlace inesperado: el mate del pastor. Pepe juraba y perjuraba que nunca se lo había explicado nadie. El caso es que lo pilló en seguida, porque en un amistoso posterior el profe no pudo ni darle el consabido mate, ni la victoria con alguna variante, porque el alumno se marchó victorioso (habrá venganza). Por lo que se refiere al Sr. Sebastián, se significa como el enemigo a batir, al menos para Álvaro Granizo, con el que se jugará la segunda plaza del podio (no para de ganarle amistosos).
El comentario de la jornada estaba, sorprendentemente, en el cuarto tablero. Un Pedro Sánchez cada día más desmoralizado tuvo la desgracia de encontrarse a una Marta Vallejo jugando como los ángeles, en la mejor partida que se le recuerda (verdaderamente se puede decir que si le llega a tocar a Santi, también lo hubiera pasado fatal). La «foto» se hizo en la siguiente situación:
Negras: Pedro Sánchez
Blancas: Marta Vallejo
Llama la atención el abrumador dominio de las blancas. Y hay que decir que muy bien hay que jugar para tener en esa catastrófica posición a Pedro. Solo un pero hay que poner a la irreprochable partida de Marta. Y es precisamente lo que ocurre, o lo que podría haber ocurrido, de haber visto la excelente jugadora de 3ºC el ataque fulminante de que disponía en ese instante.
AxC+! no solo evita que las negras se coman la torre amenazada, sino que, después de la respuesta negra con Re7, las blancas moverían, en buena lógica, Td5 y luego, fuera cual fuera el movimiento enemigo, De2+, y situación harto deseperada para Pedro.
Marta no vió el ataque de su alfil y decidió salvar la torre, con lo cual la partida se alargó. Las negras mantuvieron la esperanza de las tablas por rey ahogado, pero tenían, que haber provocado previamente la inmovilidad de sus peones, y no fue posible, porque las blancas no estaban por la labor. La victoria de la Srta. Vallejo fue inapelable, y que tomen nota los «gallitos » del campeonato.