En 5º de Primaria hay unas chicas que juegan al ajedrez de manera tremenda, y además, dan espectáculo. La gran «esperanza blanca», por poner un símil boxístico, es decir, la gran rival a batir por las «huestes masculinas», consiguió la victoria de manera magistral en su partida de la 8ª jornada del Campeonato.
Se llama Miriam Solera, y está causando sensación y más de un disgusto entre sus avezados contrincantes. La mano no le tembló en el difícil final, que demuestra la importancia de controlar las grandes diagonales cuando el tablero está despejado. En esta ocasión, una torre hábilmente colocada presta una inestimable ayuda a los alfiles. Así fue:
Negras: Miriam Solera
Blancas: contrincante anónimo
Mueven negras Af3+, y es el momento culminante de la partida, pues si las blancas se hubieran decidido por Re1, Miriam hubiera tenido que retirar la torre (por la grave amenaza de tablas por rey ahogado que suponía defenderla con Ac5). Eso hubiese provocado un alargamento de partida, cuando menos.
Sin embargo, el contrincante (que ha preferido mantenerse en el anonimato), opta por el otro lado, y ahí se equivoca: Rc1? Las blancas responden Ah6+, y la suerte está echada. Rb1, Ae4+; Ra1, Ag7++. Esta fue la posición final: