Con ese aspecto afable y majete, Henry Heimlich se reveló, hace ya muchos años, como un genio, al idear una maniobra que salva de inmediato a una persona en peligro de muerte por atragantamiento. Gracias a él, cientos de miles de personas desde entonces (1985, año en el que su famosa maniobra fue «aceptada» oficialmente) han vuelto «literalmente» a la vida tras enclavarse en su garganta un fruto seco, un hueso o simplemente un gran trozo de comida insuficientemente masticado.
El cirujano torácico ha fallecido a los 96 años, solo meses después de realizar en la residencia de ancianos donde vivía una demostración magistral de su maniobra. Una compañera residente se ahogaba con una hamburguesa. Se levantó y actuó, salvándole la vida. Nunca mejor dicho, «genio y figura, hasta la sepultura».
Muchas gracias, Henry Heimlich. Todos los que hemos necesitado alguna vez de tí, te recordaremos con emoción. Descansa en paz.
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