¡La barbacoa!
Pues no, Georgie Dan no estaba invitado al partido entre 4ºM y 1ºH, pero dio igual. Las chicas, fiesteras como nunca, se lo pasaron en grande. Y, en un partido que podían ganar, ni siquiera miraron el tanteo (por no decir al banquillo). Este comentario parece desmerecer las virtudes que puso sobre el tapete 1ºH (que, esta vez, fueron muchas), pero, con sinceridad, cabe decir que fue un clamor la presencia en la banda de Carlos Guti durante ¡tres cuartos!.
Cuando en esta misma tribuna comentábamos el salto de calidad (y de aspiraciones) que suponía el fichaje del gran pívot por las de 4ºM, no hacíamos sino dar pábulo a la ola de entusiasmo que las muchachas mostraron al presentar a su flamante hombre alto. Es incomprensible, por consiguiente, lo sucedido. O nos falta información, y ha pasado algo que ignoramos, o aquí hay un misterio indescifrable.
El partido comenzó de manera sorprendente, con los chicos jugando a un gran nivel, a pesar de la ausencia de Francis. Solo Lucía mantuvo el tipo ante la anotación de hasta cuatro jugadores rivales. Con 4-7 comenzó el segundo cuarto, y ya con Guti y Francis en cancha, se animó el cotarro. Un parcial de 5-6, que mostraba una gran igualdad en el juego, dejó el marcador en un 9-13 al descanso.
El tercer período fue un recital de Mr. Nuñez, con 5 canastas como cinco soles. A su fiesta particular se unió Daniel Pascual, con su segundo triple. Los 16-26, quizás una diferencia excesiva, hacían imprescindible y urgente la entrada en el campo de Carlos Guti (que no debía haber estado sentado), pero no fue posible. En vez de eso, las chicas se dedicaron a las canciones del verano, contradiciendo la opinión de todos los expertos modernos de este deporte, que aseguran que se puede uno divertir compitiendo, además, por el resultado.
El último cuarto, por decisión unánime del equipo capitaneado por Irene, fue, por tanto, un paseo militar de los de Iván Herranz, con un Dani Pascual magistral, y un resultado final de 21-33.
Los de 1ºH, que brillaron especialmente, y sorprendentemente, en ataque, jugaron así:
Víctor Herranz, el capitán en este viaje, jugó un partido muy completo (lo que viene a decir también que no tuvo que ausentarse, como su hermano). Subió el balón, defendió con vigor (y sin personales) y colaboró sobremanera en el rebote. Si a eso le sumamos la canastita que metió, pues miel sobre hojuelas.
Iván Herranz, el tiempo que estuvo, colaboró igualmente en la anotación, con otros dos puntos muy necesarios, también en el primer cuarto. Ayudó a mover la bola, defendió bien y robó alguna que otra cartera. Si sumamos su labor a la de Iván, la resultante, en cuanto a velocidad, potencia, capacidad de salto y seguridad en el pase, es de una calidad imprescindible para su equipo.
Gonzalo Marín, esforzado guerrillero, tenaz defensor y ya seguro y certero pasador, ha minimizado los errores que cometía cuando era novato en estas lides. No obstante, como buen futbolero, sigue sin creerse la ¡única! falta que cometió (y es que, a veces, los árbitros son malvados, y en las refriegas de múltiples implicados, pitan falta al que menos tiene, aversimentiendess).
Rubén Marquina es otro de su pueblo. En su caso, sigue sin creerse ninguna de las tres faltas que hizo. Bueno, en realidad él no las hizo, las hizo San Pedro Nolasco. Por lo demás, su salida con el balón controlado sigue siendo espectacular, por su velocidad y su potencia, a pesar del poco academicismo imperante (copyright: all the team), o sea, botar con la derecha por el lado izquierdo del campo (Antonio también suscribe).
Daniel Pascual estuvo tocado por los dioses. 14 puntos en total, pero es que tras sus primeros dos puntos, decidió tirar solo de tres. Metió uno «normalito» en el segundo cuarto, pero los otros dos fueron absolutamente disparatados, de esos que solo mete Sergio Llul cuando el tanteo está apretado y quedan 10 segundos para el final. Si además añadimos robos de balón (hasta cuatro contó el que suscribe), rebotes en ataque y una buena defensa, deberemos otorgarle una calificación de sobresaliente.
Antonio Blanco fue el que solía, tras el interludio «bailarín» que se marcó en el anterior partido (lógico, acababa de ver «La La Land» y se le quedaron pegados esos «pasos» de Ryan Gosling). Es decir, controló bastante mejor sus movimientos. En el rebote estuvo muy bien, aunque le falta aprender a pivotar (en cuanto coge un rebote y le presionan, tiende a caerse). El punto que metió de tiro libre no solo es un aviso de que va cogiendo tino, sino de las personales que puede provocar bajo el aro contrario.
Francis Nuñez fue nuevamente el anotador eficaz, y, esta vez fiable (buenos porcentajes de tiro, y pocos segundos esfuerzos) de los últimos partidos. Dando espectáculo, como siempre, provocó el despegue en el marcador de su equipo en el tercer cuarto, con diez puntos seguidos (un total de 17 en el partido, incluido un triple) que hundió a los enemigos en la miseria. Cabe dudar si hubiera podido hacer lo mismo de haber estado Guti en cancha, pero eso no quiere decir que su actuación no fuera brillante.
En 4ºM jugaron como sigue:
Irene López, la capitana, fue, como siempre, la directora en pista y la correcta gestora del balón (son otras las que pierden balones) y del «tempo» del partido, aunque los triples enemigos y el explosivo Francis se encargaron de dinamitar ese aparente control del juego de las suyas. Su buena defensa, su notable movimiento del balón, sus asistencias y su canasta resumen una actuación notable.
Lucía Fernández fue la «center» dominadora y, de nuevo, anotadora, que suele ser. Cuando saltó, Francis no rascaba bola. Lástima su costumbre (que ella reconoce), de intentar coger algún que otro rebote sin saltar. Sus movimientos en ataque son de una clase y un estilo que maravillan, y de ahí los diez puntos con que mantuvo a los suyos.
María Figueroa fue la eficaz alero e inteligente pasadora de siempre. Su correosa defensa dificultó sobremanera las penetraciones y los tiros rivales. Colaboró en el rebote, y en ataque no se prodigó, y se echó en falta su tirito a media distancia.
Raquel Chaves estuvo incansable y luchadora en ambas zonas de la cancha. Ayudó mucho en la circulación de balón y en el rebote, pero no en la anotación, pues esta vez pecó de tímida tanto en el tiro como en las entradas a canasta (y es que sus compañeras las «penetradoras» mandan mucho).
Natalia Hernández, sargento de intendencia, sirvió de nuevo para los rotos y para los descosidos, subiendo el balón y haciéndolo circular con eficacia, pasando siempre con acierto. No tuvo suerte en ataque, aunque no se prodigó mucho.
Celia Martín tuvo un buen día anotador, con seis puntos, pero sufrió cierta tortura en su campo, con los robos y los triples de Dani Pascual. Por su parte, fue autora de un fantástico tapón a Francis, y, además, cumplió con su papel de escolta solvente, inteligente y eficaz. Buen partido, en resumen.
Carlos Gutiérrez demostró, el tiempo que jugó, lo gran jugador que es. Su incontestable poder en el rebote, su intimidación bajo el propio aro (¡que «gorro» al chico dominicano en el segundo cuarto!) y su eficacia anotadora (esa canasta con tiro anotado fue solo un botón de muestra) llevan a sospechar que hubiera sido otro el resultado, quizá sin barbacoa, pero con la emoción del resultado y la alegría de una victoria más que posible, con mayor suya en cancha.