La sensación en la Genómica (y en la Paleontología), procede, por supuesto, del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva de Leipzig. Parecía complicado detectar la presencia de seres humanos en sitios donde no había constancia física (restos esqueléticos) de ello, pero, ante la suposición de que cualquier cueva sirvió de refugio a alguno de nuestros prehistóricos antepasados, un equipo de científicos ha estudiado sedimentos del suelo.
Permitidme que obvie la explicación de qué clase de residuos humanos portadores de ADN (abro una puerta a vuestra imaginación) han investigado los autores del estudio que, a la sazón, ha publicado recientemente la revista Science. Me remito al subsiguiente enlace.
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