Los prohombres de la meca de la Tecnología ya están inmersos en una lucha para liberar a sus hijos de la adicción a las endemoniadas maquinitas y los infernales dispositivos que ellos mismos crearon. No solo les racionan sumariamente las horas que pasan con sus tablets o sus videojuegos, sino que les matriculan en (carisísimos) colegios que están poniendo de moda una vuelta a la educación «clásica» (yo la llamaría más bien «natural»).
Mientras esto pasa, comienzan a proliferar los estudios que relacionan el alto nivel social y la disminución de las horas de uso de las nuevas tecnologías. Blancos ricos en colegios privadísimos de pedagogía tecnófoba y negros e hispanos en colegios públicos que ofertan iPads a los alumnos. Si a esto le sumamos los sueldos astronómicos que les pagan los de Sillicon Valley a las cuidadoras de sus hijos por cumplir «draconianos» contratos en los que deben renunciar al uso del móvil, la conclusión es que tenemos en marcha una revolución de impredecibles consecuencias.
Se recomienda, como no, ver la película «Captain Fantastic» (vídeo en entrada dedicada a los oscars 2017) y hacer clic aquí para acceder a un jugoso artículo de prensa