Hace tiempo que no escribía de baloncesto, pero lo sucedido al final de la primera prórroga del partido Eslovaquia- España, de clasificación para el Campeonato de Europa, ha hecho que me vea en la imperiosa necesidad de hacerlo. Cierto que, en este sentido, es decisivo mi pasado como árbitro.
Está meridianamente claro que se necesitan al menos 8 décimas de segundo para anotar una canasta después de recibir el balón. Por supuesto, ese tiempo incluye el agarre del balón en buena posición y el tiro, después de apuntar mínimamente. Obviamente, no estoy hablando de un palmeo (eso solo requeriría una décima).
Quedaban 4 décimas. España perdía por tres puntos. En el momento que refleja la foto, el jugador español ha tocado ya el balón para interceptarlo. Mario Ihring ha sacado torpemente (a pesar de ese fallo, se marcó un partidazo), y el reloj marca 0,3 segundos cuando Yusta se dispone a tirar (puede verse arriba, en rojo) . Al salir el esférico de su mano, un instante después, el crono marca 1 décima. El mecanismo automático del reloj denuncia el final del partido, al hacer sonar la bocina. Los árbitros anulan la canasta, que ha entrado de manera inverosímil (no es ocioso citar que 6 segundo antes, con España perdiendo de 6, Santi Yusta había «clavado» otro triple disparatado desde 10 metros). Poco después, tras la revisión, no pueden hacer otra cosa que dar por buenos los tres puntos, pues las imágenes son irrefutables. Y los equipos se disponen a jugar una segunda prórroga (que daría la victoria a España).
Ahora veamos el vídeo completo de la jugada.
El comentarista inglés no da crédito a lo sucedido. Pero… ¿qué es lo que ha sucedido? Un impenitente forofo no tendría dudas: gran error del jugador eslovaco y acto heroico del de Scariolo.
Señores, hay una cosa que para mí es indudable: con 4 décimas por jugar, a Yusta le da tiempo a cortar el balón, que cae al suelo, a cogerlo, y a tirar. Pero para eso hace falta, al menos, el doble de tiempo. El individuo del crono pone el reloj en marcha mucho después de tocar el balón nuestro héroe. Por lo menos, 5 décimas después. Lo suficiente para tirar y encestar, si se tiene suerte.
El fallo del cronometrador es de primero de cursillo de anotadores, al no darle al botón cuando toca el jugador español. Y es un fallo no corregible por los árbitros, que solo tienen como prueba las imágenes del reloj oficial. Eslovaquia puede quedar eliminada del Europeo por un fallo humano, pero no de uno de sus jugadores.
El deporte fue injusto, esta vez, con el equipo centroeuropeo. Porque la tecnología dictaminó que la canasta fue válida, y no era posible certificar que había habido un fallo humano.