L’orchestre d’hommes orchestre

Asombrado y entusiasmado salí hace unos días de Teatro de Rojas, en Toledo, tras asistir al espectáculo de este indescriptible grupo canadiense (que lleva ya 20 años en escena, aunque por estos pagos es bastante desconocido). Os aseguro que, a pesar de haber ido a muchos conciertos, no había visto nunca nada igual.

El montaje, titulado «Playing Tom Waits» quiere ser un homenaje al cantautor (y apreciable actor) norteamericano, que, con su voz de ultratumba, tiene escritas (e interpretadas, aunque esto es opinable), unas cuantas páginas excelsas de blues y soul. Pero eso no es más que una excusa, porque el «circo» que se montan en escena los seis integrantes actuales de esta peculiar orquesta es un delirante caos «organizado» repleto de imaginación y con un desbordante humor.

Desde luego, la «performance» tiene mucho de «Les Luthiers», con instrumentos caseros y procedentes del reciclaje, menos sofisticados y «académicos» que los fabricados por los geniales argentinos, pero con un toque más de locura, como si el síndrome de Diógenes se hubiera apoderado del «tablao». Se aportan, además, elementos musicales de grupos como Pentatonix y sus poderosas armonías vocales. Si a ello añadimos que las dos chicas y los cuatro chicos son todos verdaderos multiinstrumentistas, además de estupendos actores, la fiesta está servida.

El siguiente vídeo es un resumen de lo que sucede en el espectáculo. Se tocan inusitados objetos, se emplean alimentos variados como instrumentos (¡espaguetis!), se consumen mandarinas o chocolate (y líquidos por identificar) y se aporrea sin piedad cualquier tipo de material (incluso humano) con cacerolas, sartenes o martillos, además de sorprender (aún más) al público con el lanzamiento de confetis, serpentinas, papel higiénico o madejas de lana.

Ni que decir tiene que, en este espectáculo concreto, varios de los integrantes del conjunto «clavan» la voz y la forma desgarrada de cantar de Tom Waits, como habéis podido comprobar.

Y para terminar, un extracto de «Kitchen Chicken», un tema en el que suenan (al fin), voces «puras» en el show

Muy divertido y recomendable espectáculo. Para todos los amantes de la música, y del humor, en general. Genial e inclasificable.

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