
La apoteosis del country tuvo lugar el pasado domingo 23 de noviembre en Barcelona. El Palau Sant Jordi, con su extraordinaria acústica, fue el escenario perfecto del magistral concierto de una banda en estado de gracia.
Con una puesta en escena austera y elegante, protagonizada por unas pantallas gigantes que solo mostraban imágenes de los músicos durante la faena, el trío de Londres (el cuarto miembro de la banda original, Winston Marshall, abandonó el grupo en el 2021), alternando sus típicos ritmos lentos con frenéticos estribillos, ofrecieron una brillante demostración de facultades interpretativas, de folk-rock y bluegrass de alta graduación y de comunicación con un entregado público. Tocaron todos sus emblemáticos temas, algunas canciones del más reciente disco («Rushmere») y otras del próximo («Prizefighter»), que se publicará en febrero.
Nueve músicos en acción, con los tres «fundadores» ejerciendo de multi-instrumentistas, un banjo (también cuarto guitarra), una sección de viento (tres músicos), además de teclista y batería. Y todo lo que ocurrió, lo definiré en tres palabras…
Intensidad
La voz de Marcus Mumford, de un desbordante lirismo (nada que envidiar a Chris Martin, de Coldplay o a Billy Joe Armstrong, de Green Day), transmite la emoción y la sensibilidad de unas letras tristes, cargadas de referencias a Shakespeare y a Steinbeck. En su apoyo, Ben Lovett (teclista) y Ted Dwane (contrabajo y guitarra) hacen unos perfectos juegos de voces, en unas canciones en las que las influencias de Dylan, Simon & Garfunkel o Springsteen no pasan desapercibidas.
Sorpresa
En uno de los temas, el cantante abandona el escenario y, como alma que lleva el diablo, se entrega a una desenfrenada carrera por las escaleras que llevan a la grada. Después (a todo esto, sin parar de cantar), se da una vuelta por el anillo superior (seguido siempre, a poca distancia, por un guardaespaldas sudoroso y angustiado), baja, a toda velocidad, y atravesando, no sin alguna dificultad, la platea, vuelve a subirse a la tarima.
Pero esa no es la única: tras un breve apagón, los cuatro principales actores (se añade Ross Holmes, al banjo) se trasladan a un mini-escenario en la parte posterior del «patio de butacas» y ofrecen un mini-concierto acústico que no da respiro a los folículos cutáneos (los pelos siguen de punta).
Cariño
El contacto con el público es esencia y motor del espectáculo. Tras reiteradas disculpas por no saber español, Marcus invita a salir a alguna persona que traduzca sus palabras. La privilegiada Marta (cuyo nombre fue inmediatamente jaleado por el respetable), se convierte en inusitada protagonista de una charla en la que no faltan las bromas: ¡me gusta todo de España, menos sus futbolistas!
Tampoco ahí acabó la cosa. Hacia el final, un joven fan (Jakob de nombre) se gana el derecho a subir y actuar al lado de sus ídolos. Portaba una pancarta pidiendo cantar «I’m on fire», de Bruce Springsteen. Y se marcó un dúo memorable con Mr. Mumford que emocionó nuevamente a la gente.
A falta de algún vídeo de la actuación completa en la ciudad catalana, os pongo el concierto que dieron, recientemente, en Amberes, parte de la misma gira. No falta ninguna de mis favoritas: «Lover of the light», «Babel», «Little lion man», «The Cave», «Ditmas» y «Hopeless wanderer». Y también está su gran éxito «I will wait»
En resumen, una experiencia inolvidable. No me resisto a finalizar sin poneros los vídeos de algunas de estas canciones, que son canela en rama.
y
Muchas gracias, y viniendo de un reputado sabio melómano, más de agradecer.
Un abrazo.
Conuntry-rock del bueno!!! Gran relato, sin duda imbuido de emocion por haber asistido a tan magico concierto, de una puesta en escena que nos evoca a grandes mitos como Eagles, C.S.N &Y, etc.
Sin duda, una experiencia que merece ser evocada con letras de oro! Bravo!!
Conuntry-rock del bueno!!! Gran relato, sin duda imbuido de emocion por haber asistido a tan magico concierto, de una puesta en escena que nos evoca a grandes mitos como Eagles, C.S.N &Y, etc.
Sin duda, una experiencia que merece ser evocada con letras de oro! Bravo!!