Campeonato de Ajedrez 3º- 4º ESO (4)

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Jornada 6

El periplo de Silvia Rodríguez por coronarse reina del ajedrez femenino del colegio pasaba por ganar a Yolanda García, pues ya derrotó a Marta en la jornada anterior. La excelente jugadora en que se ha convertido la chica de 2º de Bachillerato tuvo una gran oposición en la «resistente» Yolanda, que aguanta chaparrones y tormentas sin inmutarse, pero al final, lo consiguió. Quizás le esperen metas mayores. La jugadora de 3ºC espera todavía que le llegue un triunfo de prestigio, con esa partida perfecta y sin fallos que en cualquier momento puede llegar.

En el segundo tablero se enfrentaron Pedro Sánchez y Álvaro Granizo. Como es habitual esta temporada, Pedro comenzó muy bien, pero fue disminuyendo su eficacia conforme la partida pasaba a mayores. Su contrincante no se descompuso ante los primeros mandobles enemigos y moviendo sus peones con voluntad y constancia consiguió coronar dos de ellos y ganar a un Sr. Sánchez que parece aguantar mal la presión de jugar contra jugadores aparentemente (solo aparentemente) superiores.

Marta Vallejo se enfrentaba a Alberto Sebastián en la que era una prueba de fuego para ambos. La primera venía de jugar una gran partida contra Silvia, la semana pasada. Alberto necesitaba demostrar que si irregularidad de este año es solo una racha. Y estuvo emocionante el tema, porque Marta jugó muy bien al principio y consiguió una ventaja importante, llegando incluso a comer la dama adversaria (colocándose siete puntos arriba). En esos momentos salió a relucir la sangre fría de don Alberto, que consiguió solventar la situación, gracias, fundamentalmente, a errores de su adversaria, que es posible que no se vea en otra así.

En partida aplazada jugaron Francisco Tielas y Santiago Prieto. El primero intentó mover con velocidad para deshacer el «témpano » de hielo enemigo. Pero esa táctica le provocó pérdidas iniciales que Santi manejó bien (¡qué magistralmente administra las ganancias el líder!). Terminó salvando el escollo del peligrosímo Sr. Tielas, en la que a la postre fue la última partida de Fran en el Campeonato.

Jornada 7

A pesar de una estrategia inteligente (jugar a gran velocidad), Marta Vallejo no pudo con Álvaro Granizo, a quien no tembló el pulso para dar mate en pocas jugadas. A Marta le derrotan más sus propios nervios que sus adversarios, y no supo aprovechar la relajación con la que Álvaro juega contra rivales que él (solo él) cree inferiores.

Pedro Sánchez no pudo remontar la pérdida inicial de la reina, y, a pesar de resistir heroicamente, terminó perdiendo. La presión le puede siempre, y si jugase tranquilo, sería un enemigo tremendo para cualquiera. Da la sensación de que juega con ideas preconcebidas y sale derrotado con antelación de determinadas partidas. Santiago Prieto se mostró inflexible, como siempre que va con ventaja en el marcador.

Alberto Sebastián tuvo que remontar otra vez, y jugando con enorme aplomo, consiguió una dificilísima victoria. Su rival, Silvia Rodríguez, había adquirido una apreciable ventaja inicial, después de ventilarse a la dama enemiga. La partida estuvo emocionantísima, pues Silvia tuvo varias posiciones ganadoras, con su contrincante al borde del infarto (varios de los allí estábamos, sufrimos arritmias de mediana intensidad). Paso a comentar, permítaseme la licencia, de modo sangriento:

Primera posición: A quemarropa

Viendo la situación, el «asesino» blanco, aparentemente, se dispone a acuchillar a la desvalida mujer. Pero la señorita «negra» guarda un Derringer en el bolso de mano y está a punto de soltarle un «tiro» mortal a su contrincante:

Negras: Silvia Rodríguez

Blancas: Alberto Sebastián

Efectivamente, las armas de las blancas parecen poderosas, pero el peligro se disuelve cual azucarillo si las negras, que mueven, se deciden a atacar. Pero no por donde parece, es decir, Dg5? (porque el subsiguiente problema de la llegada de la reina a d2+ y luego a f2++, se solventa fácilmente, por las blancas, de la manera más lógica: P4f), sino por el otro lado, dejando, aparentemente, al rey, abandonado a su suerte. Es un monarca valiente, que le dice a su dama que se vaya, que él sabrá afrontar el futuro. El análisis posterior demuestra que el rey tiene razón, porque escapa del desesperado ataque de las torres. ¿Cómo? Asi:

Da5! (El Derringer ha sido sacado del bolso por la inofensiva señorita). El acuciado enemigo asesta un golpe y hiere, a su vez: TxA+. La herida no es mortal, y el rey no pierde la sangre fría y huye, él sabe que momentáneamente, a e7. Llega la segunda torre blanca: Tb7+. Y, ¡oh, sorpresa, el rey se escapa a f6! Y en esa posición no le esperan sorpresas inmediatas.

Lo cual que mayormente la damisela dispara de inmediato (y a quemarropa) el más famoso de los revólveres, como respuesta al movimiento enemigo (por ejemplo, Pf3): Dd2+! e inminente mate en DxPf2, mueva donde mueva el rey. Hay que hacer notar que las blancas pueden prolongar la agonía si mueven AxC en vez de Pf3 (el peón, después de comerse al alfil, con el apoyo de una reina que puede pasarse el resto de la partida dando jaques, terminaría coronando).

Pero todo esto es ficción. Silvia movió Re7, y la partida siguió… por otros derroteros.

Segunda posición: cataratas

La superioridad de las blancas parece incuestionable, salvo por una pequeña cosita sin importancia: mueven las negras. 

 

El mate es inminente, con Dc1++. Pero de nuevo llega la ceguera de las grandes ocasiones, esa opacidad del cristalino que se cura hoy día sin problemas (y, en el ajedrez, jugando partidas y más partidas). Silvia no lo ve, y elige la opción, no desdeñable, de Pd2+. Alberto, en vez de bloquear al peón en d1, prefiere seguir sufriendo y mover Re2?.

Silvia mueve CxP? Pierde otra gran oportunidad de apoyar con su rey al peón (¡Rc3!! le hubiera garantizado casi la coronación!). Tras la taquicardia paroxística ventricular producida, fundamentalmente en el público (el beneficiado bastante tenía con intentar alejar al asombrado auditorio de su tablero), Alberto, más tranquilo, maniobró sus torres con gran habilidad y consiguió el mate, que no se hubiera producido, seguramente, si su contrincante no hubiera cometido el desliz de dejarse comer la reina, en un descuido fatal.

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