Jornada 17
Pedro Sánchez y Marta Vallejo se enfrentaron en el primer tablero. El primero desencadenó, desde el principio, como es habitual en él, un furioso, aunque bien estructurado, ataque. A pesar de que es un hecho bien conocido, por todos los participantes, que los ataques de Pedro tienen mucho de temerario, pues con frecuencia suele abandonar el rey a su suerte (por no decir que le suele dejar «en bolas»), Marta se dedicó solo a defender, sin intentar plantear un contaataque. La ventaja de Pedro desde el principio fue notoria, y tuvo el acierto de no dar cuartel. Marta pudo haberlo intentado, pero su moral, al verse con pocas piezas, no estuvo para muchas florituras.
Pepe Rodríguez y Alberto Sebastián mantuvieron un duelo desigual en el segundo tablero. Su ajedrez no está tan lejos, o, por decirlo de otra forma, si el de 4º hubiera estado en forma le habría dado muchísima guerra al tercer clasificado. El caso es que el pequeño de los Rodríguez está atravesando una «mini-crisis» desde que fue derrotado por su hermana, hace un par de jornadas. El dominio del Sr. Sebastián fue abrumador desde el inicio, y ni él mismo se esperaba un triunfo así.
Álvaro Granizo y Yolanda García jugaron una rápida partida. En siete escasos minutos, una señorita que suele jugar con lentitud (y que suele hacer partidas muy decentes cuando así lo hace), no pudo resistir un ataque de dama, alfil y caballo por el flanco débil del rey. No vimos a la Yolanda que resiste impertérrita hasta el final en busca de las tablas, o de un golpe de suerte al contraataque. Y es que Álvaro se tenía que ir…
La insoportable levedad del Ser
Sí que vimos ajedrez de muchos quilates en el tablero cuatro. Y fueron los protagonistas Santiago Prieto y Silvia Rodríguez. La genial jugadora de Bachillerato, mal aconsejada (entre otros por éste que les habla) hizo un extremado uso de su ya difícil de asimilar lentitud y exasperó hasta límites insospechados a un Santiago que se levantó a pasear por el escenario del choque en numerosas ocasiones.
Silvia tuvo poquísimos fallos. Alguno, es cierto, se quejaba ella (con su «fair-play» inglés acostumbrado), provocado por los apuros de tiempo ¡del árbitro!, que tuvo que apremiar a la gentil muchacha (a los dos, en realidad) para ir «agilizando trámites». Hay que recordar, en este sentido, a ambos contendientes (A Santi también, por supuesto, para que no se crea que se me ha olvidado) dos cosillas:
1ª) Que en el ajedrez de verdad la pieza que se toca hay que moverla y que la regla esta de «pieza dejada pieza movida», que la organización se ha inventado es producto de una flexibilidad mal entendida (sobre todo cuando se abusa de ella)
2ª) Que en los Torneos serios existe un límite de tiempo fijado (para una partida entera o para cada jugada) por los relojes que presiden cada mesa. Y no es que este no lo sea, pero la cosa excedió bastante los límites de lo razonable.
Y entono un «mea culpa», porque calculé mal. Es evidente que no es precisamente a Silvia a quien había que aconsejar extremada lentitud (se basta y se sobra), porque la verdad es que el tema se salió un poco de madre.
Dicho lo cual, la partida fue un espectáculo. ¡Setenta minutos! (por acuerdo entre los contendientes, se alargó el máximo tiempo permitido). La ilustraré con tres instantáneas.
Negras: Silvia Rodríguez
Blancas: Santiago Prieto
Mueven negras. Su situación parece delicada, aunque no desesperada. El caballo de f5 es un arma letal, y el alfil de f1 no es un peligro desdeñable (si se coloca en b5) pero es peor tener que tomar una decisión inmediata para salvar la dama, cosa complicada ( o perderla haciendo el mayor destrozo posible).
El sacrificio del alfil a h6 no parecía mala opción, e incluso quizás Ae6 hubiese tenido las mismas consecuencias, aunque mejor, sin duda, hubiera sido optar por el intercambio de reinas en Dg8 (es posible incluso que Santi hubiera rehusado). Sin embargo Silvia se decide por Tb5¡ Las blancas, sorprendentemente, responden AxT?, dejando desprotegida la casilla h3, cuando, con DxT hubieran conseguido una ventaja definitiva (y la reina negra seguiría penando).
Vemos lo sucedido momentos después. Silvia, por supuesto, aprovecha para mover DxT, pero Santiago reacciona rápidamente, pues el alejamiento de la reina rival le permite aumentar la presión sobre el rey enemigo. Con CxPd6+ busca, evidentemente, comer el alfil para intentar Dd7++.
Pero no es una buena jugada. La posición de la torre negra impide un ataque de dama alternativo en g8 (si negras se deciden por comer el caballo con el alfil), y no hay que olvidar que la reina negra protege a su alfil. Santi está además, preocupado por la presumible pérdida de su torre, porque si da cuartel a la enemiga, Dh1+ sería lo lógico. Silvia mueve PxC, que no es mala, aunque era mejor, en mi opinión TxC (porque si DxP+, De6 y se acabó la ofensiva blanca, o al menos, las posibilidades de un desenlace inmediato).
A continuación, las jugadas fueron: Pc8+, Rd8; DxPe5, De6. Tras el intercambio de damas y alguna que otra carnicería importante, con algún fallo gordo de Silvia, que perdió una torre (momento del apremio ya citado), se decretó el final de la partida, y la victoria por puntos (merecida, por supuesto) de Santi. Es posible que el mate hubiera llegado, pero quizá después de media hora más (¡y eso no, hijos, no!). Esta fue la posición final.
No faltó, claro, la felicitación emocionada del profe a la chica, por la gran partida jugada, y a Santi por los nervios de acero que, una vez más (aunque a duras penas), demostró para lidiar con una situación crítica.
Te honra reconocer que, a pesar de todo, tu rival jugó muy bien.
Eres fuerte candidato a premio a la deportividad.
Fer
fue bastante complicado no ponerse de los nervios ante tal lentitud
y ante el nivel mostrado por mi rival