Campeonato de Ajedrez 3º-4º ESO (11)

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Jornada 17

Pedro Sánchez y Marta Vallejo se enfrentaron en el primer tablero. El primero desencadenó, desde el principio, como es habitual en él, un furioso, aunque bien estructurado, ataque. A pesar de que es un hecho bien conocido, por todos los participantes, que los ataques de Pedro tienen mucho de temerario, pues con frecuencia suele abandonar el rey a su suerte (por no decir que le suele dejar «en bolas»), Marta se dedicó solo a defender, sin intentar plantear un contaataque. La ventaja de Pedro desde el principio fue notoria, y tuvo el acierto de no dar cuartel. Marta pudo haberlo intentado, pero su moral, al verse con pocas piezas, no estuvo para muchas florituras.

Pepe Rodríguez y Alberto Sebastián mantuvieron un duelo desigual en el segundo tablero. Su ajedrez no está tan lejos, o, por decirlo de otra forma, si el de 4º hubiera estado en forma le habría dado muchísima guerra al tercer clasificado. El caso es que el pequeño de los Rodríguez está atravesando una «mini-crisis» desde que fue derrotado por su hermana, hace un par de jornadas. El dominio del Sr. Sebastián fue abrumador desde el inicio, y ni él mismo se esperaba un triunfo así.

Álvaro Granizo y Yolanda García jugaron una rápida partida. En siete escasos minutos, una señorita que suele jugar con lentitud (y que suele hacer partidas muy decentes cuando así lo hace), no pudo resistir un ataque de dama, alfil y caballo por el flanco débil del rey. No vimos a la Yolanda que resiste impertérrita hasta el final en busca de las tablas, o de un golpe de suerte al contraataque. Y es que Álvaro se tenía que ir…

La insoportable levedad del Ser

Sí que vimos ajedrez de muchos quilates en el tablero cuatro. Y fueron los protagonistas Santiago Prieto y Silvia Rodríguez. La genial jugadora de Bachillerato, mal aconsejada (entre otros por éste que les habla) hizo un extremado uso de su ya difícil de asimilar lentitud y exasperó hasta límites insospechados a un Santiago que se levantó a pasear por el escenario del choque en numerosas ocasiones.

Silvia tuvo poquísimos fallos. Alguno, es cierto, se quejaba ella (con su «fair-play» inglés acostumbrado), provocado por los apuros de tiempo ¡del árbitro!, que tuvo que apremiar a la gentil muchacha (a los dos, en realidad) para ir «agilizando trámites». Hay que recordar, en este sentido, a ambos contendientes (A Santi también, por supuesto, para que no se crea que se me ha olvidado) dos cosillas:

1ª) Que en el ajedrez de verdad la pieza que se toca hay que moverla y que la regla esta de «pieza dejada pieza movida», que la organización se ha inventado es producto de una flexibilidad mal entendida (sobre todo cuando se abusa de ella)

2ª) Que en los Torneos serios existe un límite de tiempo fijado (para una partida entera o para cada jugada) por los relojes que presiden cada mesa. Y no es que este no lo sea, pero la cosa excedió bastante los límites de lo razonable.

Y entono un «mea culpa», porque calculé mal. Es evidente que no es precisamente a Silvia a quien había que aconsejar extremada lentitud (se basta y se sobra), porque la verdad es que el tema se salió un poco de madre.

Dicho lo cual, la partida fue un espectáculo. ¡Setenta minutos! (por acuerdo entre los contendientes, se alargó el máximo tiempo permitido). La ilustraré con tres instantáneas.

Negras: Silvia Rodríguez

Blancas: Santiago Prieto

Mueven negras. Su situación parece delicada, aunque no desesperada. El caballo de f5 es un arma letal, y el alfil de f1 no es un peligro desdeñable (si se coloca en b5) pero es peor tener que tomar una decisión inmediata para salvar la dama, cosa complicada ( o perderla haciendo el mayor destrozo posible).

El sacrificio del alfil a h6 no parecía mala opción, e incluso quizás Ae6 hubiese tenido las mismas consecuencias, aunque mejor, sin duda, hubiera sido optar por el intercambio de reinas en Dg8 (es posible incluso que Santi hubiera rehusado). Sin embargo Silvia se decide por Tb5¡ Las blancas, sorprendentemente, responden AxT?, dejando desprotegida la casilla h3, cuando, con DxT hubieran conseguido una ventaja definitiva (y la reina negra seguiría penando).

Vemos lo sucedido momentos después. Silvia, por supuesto, aprovecha para mover DxT, pero Santiago reacciona rápidamente, pues el alejamiento de la reina rival le permite aumentar la presión sobre el rey enemigo. Con CxPd6+  busca, evidentemente, comer el alfil para intentar Dd7++.

Pero no es una buena jugada. La posición de la torre negra impide un ataque de dama alternativo en g8 (si negras se deciden por comer el caballo con el alfil), y no hay que olvidar que la reina negra protege a su alfil. Santi está además, preocupado por la presumible pérdida de su torre, porque si da cuartel a la enemiga, Dh1+ sería lo lógico. Silvia mueve PxC, que no es mala, aunque era mejor, en mi opinión TxC (porque si DxP+, De6 y se acabó la ofensiva blanca, o al menos, las posibilidades de un desenlace inmediato).

A continuación, las jugadas fueron: Pc8+, Rd8; DxPe5, De6. Tras el intercambio de damas y alguna que otra carnicería importante, con algún fallo gordo de Silvia, que perdió una torre (momento del apremio ya citado), se decretó el final de la partida, y la victoria por puntos (merecida, por supuesto) de Santi. Es posible que el mate hubiera llegado, pero quizá después de media hora más (¡y eso no, hijos, no!). Esta fue la posición final.


No faltó, claro, la felicitación emocionada del profe a la chica, por la gran partida jugada, y a Santi por los nervios de acero que, una vez más (aunque a duras penas), demostró para lidiar con una situación crítica.

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Liga Interna 2015-16 (13)

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Abbott y Costello contra los Fantasmas

El título de aquella comedia de 1948 bien podría servir para titular la crónica del partido que enfrentó a 4ºB con 3º, pero solo ilustra un suceso jocoso que aconteció en el tercer período, y de ningún modo quiere calificar a los impolutos y excelentes acompañantes del encausado. Tampoco hay similitud entre los cómicos protagonistas de la peli y los esforzados muchachos de 3º, que se dejaron la piel en el campo.

Y el caso es que lo que pasó bien pudo acabar en tragedia. Os cuento. 15 puntos de ventaja, en esos momentos, para los mayores. Álvaro Rodríguez, escolta de postín y el más reputado base de su equipo (por no decir el único que puede hacer ese papel, con el permiso de Alonso), coge la bola y atraviesa como una exhalación el centro del campo. Va completamente solo (el primer defensor está siete metros por delante), pero se gusta y se quiere, y para demostrarlo, se pasa el balón entre las piernas, con la aviesa intención de cambiarse el balón de mano (creo), pero con tan mala pata (literal), que le da el balón en la pierna izquierda. Álvaro trastabilla, intenta cogerlo, pero se hace un lío, se le escapa, le rebota de nuevo, esta vez en el pié,  y termina saliendo despedido por el fondo de la cancha. Ante la hilaridad general, el avergonzado protagonista vuelve a defender (es un arte la manera que tiene este chico de sonrojarse), quizás pensando lo bien que se lo hubiera pasado su inseparable compañero de fatigas Samuel Jara si llega a ver su intento de «virguería».

Y si acabó bien la «fantasmada» es porque el campo ya estaba bastante seco. Llega a pasar en el primer cuarto, y de alguna pierna o brazo roto estaríamos hablando ahora. Acabó en anécdota, por suerte.

39-6 fue el resultado final para los de 4ºB. Debutantes en el grupo, y firmes candidatos para el «Little Ring» (el pequeño anillo, para los profanos), venían con la moral baja, por sus muchas (aunque dignísimas) derrotas. Los de 3º, con un equipo con muchas bajas, lucharon lo que pudieron, pero se resintieron, fundamentalmente, de la falta de anotación y de la falta de poderío bajo los aros.

El comienzo fue sorprendente, e hizo concebir esperanzas de un encuentro equilibrado. Adrián Reina clavó un finísimo triple, pero fue un espejismo. Los rivales empezaron a carburar y esa iba a ser la única canasta de 3º hasta el último cuarto. Al terminar el tercer cuarto, un 19-6 dejaba las cosas prácticamente sentenciadas. A pesar de ello, un recital ofensivo de 4ºB (20-3) puso el punto y final.

Los de Alberto Sebastián pusieron ganas y ardor en la batalla, pero los pocos tiros que intentaron no daban para más. Dos canastas de 16 tiros explican la derrota. Hubieran perdido aunque hubieran tenido un 100% de aciertos. Y el caso es que penetraron bien la zona enemiga, pero no se atrevieron a hacer entradas ni a tirar de media distancia, quizá intimidados por la estatura de los rivales (bueno, eso es mentira, este equipo está lleno de valientes). Uno a uno, jugaron así:

Ángel Riesgo manejó al equipo e intentó en todo momento ordenar el juego. Es un poco un «quiero y no puedo», pues le faltan conocimientos para ser un buen entrenador. Sin embargo, hace bien de capitán (a Alberto se le nota que no le gusta), y, como jugador, sus buenos fundamentos y su aplomo en el campo hacen que el balón circule con fluidez. Debió acercarse más a la canasta rival y tirar de cerca. Cuando lo hizo, consiguió la falta que le dio el único punto que anotó.

Iván Morillas fue el luchador y defensor infatigable de siempre. Sacó las castañas del fuego a los suyos bajo los aros, brillando en el rebote, sobre todo en zona propia. Bloqueó bien, robó balones y provocó errores en sus enemigos. Le faltaron los puntos, pero es que le pasó lo que a todos, apenas tiró.

Adrián Reina prometió puntos nada más empezar, con su triple ya comentado, pero después, avisados los enemigos de su peligro, no tuvo muchas ocasiones de volver a disparar. Sus restantes tiros se salieron por poco. Jugó con su serenidad y seguridad habituales.

Carlos Nuevo jugó algo nervioso, consciente, quizás, de que era el hombre a vigilar por el equipo contrario. Estuvo bien defendido, y cuando se escapó, gracias a sus buenos recursos para penetrar y para remontar la línea de fondo, no tuvo suerte. No obstante, no dejó de intentarlo, y, en el último cuarto tuvo su premio en forma de canasta. Pero debió entrar más en juego, y su equipo debió buscarle con mayor asiduidad.

Alberto Sebastián se movió con inteligencia, tanto en el campo rival como en el propio. Defendió bien y pasó la bola con acierto. Pudo anotar algún tiro, pero el balón no quiso entrar.

Pedro Sánchez estuvo serio y combativo. Pegajoso defensor, como siempre, e inteligente en ataque, ayudó en el movimiento de balón e buscó continuamente bloquear en ataque, facilitando mucho la labor del base. No tiró apenas, pero debió hacerlo.

Por 4ºB, equipo, como ya he dicho, con buenas perspectivas en esta Segunda Fase (sobre todo si siguen presentándose al completo), jugaron:

Adrián Sevilla, cada vez mejor y más asentado, sabe a lo que juega. Su triple fue un premio a su labor oscura, pero siempre eficaz. Ayuda en la circulación de la pelota, cierra bien en defensa, colabora en las transiciones e incluso rebotea con acierto. Excelente jugador.

Abel Alameda, sin brillar como en otras ocasiones, fue un fuerte y aguerrido defensor, pasando el balón siempre con acierto y ayudando hasta en la anotación. No faltó su canastita de siempre.

Pepe Rodríguez fue el amo de los rebotes cuando estuvo en cancha. A pesar de su lentitud, su poder de intimidación hace que sus contrarios rectifiquen el tiro cada vez que se acercan (los pocos que se atreven). En ataque estuvo acertado, a pesar de lo poco que lo intentó: una preciosa canastita en una entrada.

Luis Sanchidrián, el debutante, demostró enseguida sus cualidades de buen jugador (casi parecía haber «nacido» en este equipo). Ayudó en la circulación de balón, defendió bien y colaboró en ataque con una buena canasta.

Álvaro Rodríguez jugó de «playmaker» y le encantó su papel, porque se sintió protagonista. Botó y llevó muy bien el balón (con la espectacular excepción ya comentada), aunque le sobraron florituras innecesarias (el campo no estaba lleno de espectadores, y las «cheer-leaders» no aparecieron). Soberbio frente al aro contrario, sus once puntos le hicieron justicia al fin (se lo merecía, es un gran atacante).

Javier Martín jugó poco, pero lo poco que hizo, lo hizo bien. Buen y esforzado defensor y seguro y eficaz en el pase, colaboró inteligentemente en todas las facetas del juego.

Alonso Romero no estuvo en plan «correcaminos», como de costumbre (ya estaba Álvaro ahí, acaparando «focos»), pero constituyó una inestimable ayuda en las transiciones defensa-ataque y sus penetraciones en la zona rival siempre causaron pánico. Fue de menos a más, y terminó metiendo una buena canasta.

Raúl López va para pivot dominador. Aunque le falta cuerpo, parece que no lo necesita. Tres tapones, alguno incluso defendiendo el tiro de tres enemigo, hablan de su eficacia defensivo, pero es que, además, se hinchó a rebotes y a canastas, con diez puntos anotados. Es lo más parecido a Pau Gasol que hay en el Campeonato.

Víctor Oñoro fue el que esperabámos todos después de su lesión. Defendió con acierto y jugó sin miedo (y eso que el pavimento no estaba para florituras). Se empleó a fondo en el rebote y en ataque estuvo muy bien, metiendo tres canastas.

Carlos Martín, el capitán, estuvo en su línea. Ordenó bien la defensa (mejor defendidos los tiros que las penetraciones, pero notable, en conjunto) y gestionó bien los cambios (a veces, a la americana, por la abundancia de personal). En la faceta individual, como siempre, luchador, rápido e infatigable. Buen penetrador y reboteador, se quedó escaso de puntos (uno), aunque no estuvieron los suyos faltos de anotadores esta vez, y quizás por eso no tiró más.

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La ciencia de las sospechas

Ondas

Las ondas gravitacionales: una revolución, pero menos…

Cuando Peter Higgs, en el año 1964, predijo la existencia de una partícula subatómica y la llamó bosón, nadie le creyó, porque era indemostrable en la práctica. Hace un par de años, el CERN de Ginebra le hizo cumplida justicia.

Más tiempo aún hace que Albert Einstein (fue en 1916) describió las llamadas ondas gravitacionales, supuesta repercusión de grandes cataclismos en el universo en forma de energía que se transmite a la velocidad de la luz. Ni su teoría de la relatividad, ni los agujeros negros, ni tampoco las tales ondas podían demostrarse en aquel entonces.

Los tiempos cambian, y ni siquiera el genial físico alemán pudo predecir (seguir leyendo) que un día llegaríamos a probar todas sus sospechas. Gracias a los trabajos de más de mil investigadores de todo el mundo (si alguien me pregunta para qué sirve la Física, ya sé qué responderle: ¡de momento, para dar trabajo a mucha gente!), y al espectacular y diabólico montaje denominado Observatorio de Interferometría Láser de Ondas Gravitacionales (LIGO), se han podido detectar pequeñísimos movimientos ondulatorios provenientes de la unión de dos agujeros negros que sucedió hace 1.300 millones de años.

Pero la cosa no es como para santificar a Einstein (además, ya es santo), porque estuvo un tanto peleado con «sus» ondas gravitacionales.  Aparte de decir que serían indetectables para nosotros (en 1916), años después (en 1936) negó su existencia. Sobre esa interesante historia os aconsejo leeros el siguiente reportaje:

Haz clic aquí

Este otro enlace os permitirá contemplar un vídeo en el que, en escasos tres minutos, se explica muy bien el tema:

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Bueno, y para terminar, un consejo: cuando un físico os diga que sospecha algo, no le toméis por loco, porque es posible que le terminen dando el Nobel.

En este último enlace, entrevista muy interesante con uno de los firmes candidatos, Kip Thorne, pricipal impulsor del LIGO (y asesor científico de «Interstellar»).

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Liga Interna 2015-16 (12)

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Primer partido de la Segunda Fase en el grupo 1. 2ºX contra 2ºA. Dos equipos potentes, en principio, aunque, a la hora de la verdad, fue algo diferente la cosa. Los del A estaban escasos y maltrechos (tres elementos y medio: el medio era Raúl Orejana, que jugó lesionado, y de los demás, uno se dió a la fuga en el descanso), mientras que sus enemigos contaban, a pesar del magro banquillo, con su «artillería pesada» (Alejandro Serrano y Juan Carlos Bernardino) en buenas condiciones.

El enfrentamiento estuvo presidido por estos gruesos condicionantes. A pesar de ello, el primer cuarto anunció pelea, porque los de Rubén defendieron muy bien (es sabido lo que dependen los «eléctricos» de los contraataques, y no les permitieron ni uno), a pesar de que en ataque no acertaron, con Raúl ausente y Juan Fran poco efectivo. 6-1 para los de Carlos Guti.

En el segundo cuarto entraron en juego los «jugones» de 2ºA, que siguieron defendiendo «a muerte», y consiguieron apretar el marcador (9-6)

Después del descanso, la desmoralización, al verse tres en pista, y el cansancio, hicieron mella en 2ºA, que observaron, impotentes, como Juan Carlos Bernardino abría el tarro de las esencias. y les metía 13 puntos seguidos él solito. Tuvieron mucho que ver los dolientes aductores de Raúl, que prácticamente no saltaba bajo su aro (pero que alguna mano más pudo meter, pues no estaba cargado de faltas). 23-13, diez arriba para 2ºX, lo que dejaba las cosas prácticamente sentenciadas).

Cobardes y torpedos

El cuarto período comenzó tras una breve negociación. Por primera vez en el Torneo, la organización permitió, por común acuerdo de ambos capitanes, que jugaran cuatro en un equipo contra los tres del otro. La severa advertencia del árbitro de que no habría vuelta atrás no hizo mella en los deportivos chicos que, en ese momento, se veían cerca de la victoria.

Pues dicho y hecho. Y como si de magia se tratase, los cariacontecidos y minusválidos resucitaron de entre los muertos. Sus enemigos habían tenido el valor, no solo de jugar con cuatro (buen regalo, a la sazón), sino de dejar fuera a Juan Carlos (en febrero, más rebajas). Raúl corría como una moto, y se puso a «trabajarse» el aro contrario como en sus mejores tiempos, ayudado por Juan Francisco y con Rubén de fiel colaborador. El momento clave, a dos minutos del final, sucedió cuando 2ºA se puso a tres canastas, sin cansancio, ni escasez de efectivos, ni madre que les parió. Allí corrían hasta los mancos. Fue en ese momento cuando a éste que les comenta le llegó un cierto tufillo a «caquita» procedente del banquillo asediado. El «cagómetro», como le llaman en «Tiempo de Juego» Paco González y Manolo Lama, marcaba unos límites inaceptables. Salió a la pista Juan Carlos, y «mandó a parar». No pudo hacerlo del todo, porque sus rivales estaban lanzados, pero al menos logró, con la colaboración de todo el equipo (hay que resaltar que todos los que estuvieron en pista en este último cuarto anotaron), igualar el tanteo parcial  (12-12, para un resultado definitivo de 35-25).

Sostuvieron el pabellón de 2ºA estos heroicos individuos:

Raúl Orejana, líder, una vez más, sobre todo en los momentos decisivos de la última fase, estuvo un poco ausente casi medio partido, hasta que encontró la confianza física suficiente para correr y saltar algo. No fue el mejor Raúl que uno ha visto, pero le echó garra donde no le llegaban las fuerzas. Uno hubiera esperado de él algo más en defensa, como ya he dicho (acabó con dos faltas), pero terminó con 17 puntos (menos mal que estaba lesionado), y lo cierto es que, al final, saltó y lanzó los contraataques como siempre.

Rubén Santamaría fue el veloz «correcaminos» de siempre. Cortó balones y llevó las riendas de su equipo siempre con acierto y seguridad. En defensa se multiplicó, y entre él y sus compañeros, convirtieron la zona (sobre todo en la primera parte, cuando estaban cuatro, en inexpugnable). Metió un bonito tiro, aunque se le salieron de dentro varias canastas.

Juan Francisco Sánchez llegaba con aureola de estrella («El negro de Brookyn»), tras los paseos militares con que los suyos habían desfilado por el otro grupo. Avisados estaban sus rivales, y casi no le dejaron moverse. A pesar de ello, y de no poder prácticamente contraatacar (su punto fuerte), dejó muestras de su extraordinaria calidad, con seis puntos anotados, dando la cara también (fue de menos a más) cuando la presión apretaba.

Guillermo Marín dejó muestras de su espíritu de lucha y de su seguridad con el balón. No comete errores en el pase, ni botando, y colabora eficazmente en el rebote. Metió un buen tiro, y los suyos notaron su ausencia (no fue lo mismo el partido cuando se fue), pues una zona solo con tres jugadores no es defendible.

Los de 2ºX jugaron así:

Isaac Cruz, cada vez mejor en ataque (dos canastas tras una buena selección de tiro), sabe lo que hacer en el campo, y eso lo nota su equipo. Defendió bien (ya sabe controlar las manos), cogió rebotes, cortó balones, y estuvo sobrio y seguro. Jugador inteligente y eficaz, ve el baloncesto (y «comenta» las jugadas) como nadie.

No menos inteligente en la cancha es su compañero Alejandro Mansilla. Firme y rápido en defensa (llegó a parar él solo un par de rápidas transiciones de Raúl, y alguna que otra también de Juan Francisco), buscó en el aro contrario su triple acostumbrado, pero no tuvo suerte (a pesar de una buena selección de tiro). El premio lo obtuvo de manera inesperada, con una preciosa bandeja que culminaba un contraataque de su equipo.

Billy Avellán estuvo muy bien bajo los aros, y cogió unos cuantos rebotes (Isaac y él se aprovecharon como nadie de los problemas del Sr. Orejana). A punto estuvo de meter su canastita, que esta vez no logró. Jugó con seguridad y con su potencia habitual.

Carlos Gutiérrez dejó constancia de su clase, su velocidad y sus cualidades atléticas. Es explosiva su salida botando el balón y lanzando el contraataque. Fuerte y rápido en defensa, fue una china en el zapato tanto para Raúl como para Juan Fran, que no le quitaron ni un rebote cuando estaba en pista. No hizo puntos, aunque tampoco lo intentó demasiado. Él sabe que su fuerte no es el tiro, pero debería hacer más entradas.

Juan Carlos Bernardino fue el de siempre. Veloz penetrador, estiloso tirador, recuperador de balones, dechado de fundamentos, gran defensor, fue el artífice del despegue de los suyos, con ese asombroso tercer cuarto que se marcó, y también el que se dió cuenta de que la sangría del último período podía acabar en tragedia. Y es que una cosa es jugar con cuatro y quedar bien con los adversarios (da buena imagen) y otra andarse «con el bolo colgando» (permítaseme la expresión). Porque tonterías, las justas…

Alejandro Serrano fue «El Renacido», aunque no se vaya a llevar el Óscar (sí tiene a tiro el «anillo» de la Liga). Se le vió muy activo y de nuevo con su «electricidad» característica. Se hartó de asistencias y de robos de balón. Anotó con regularidad, y, a pesar de no tener las rachas irresistibles de su colega Juan Car, tiró del carro en los momentos difíciles (se disponía a resistir solito el duro envite de las estrellas rivales, pero este modesto cronista opina que en esa lucha posiblemente hubiera muerto con las botas puestas). Se gustó en el campo en compañía de su amigo, y se le notó más incómodo en su ausencia. Bienvenido de nuevo.

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Campeonato de Ajedrez 3º- 4ºESO (10)

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Jornada 15

Comienzo de la tercera ronda, y estos chicos no se aburren de jugar siempre contra los mismos. Y es que, quien más, quien menos, tiene cuentas pendientes, y con más de uno…

Rodríguez Brothers, en el primer tablero, fueron protagonistas de una igualadísima partida en la que, tras una inicial escabechina de la reina de Pepe, Silvia fue remontando con su paciencia de hormiguita. Obtuvo el premio a su trabajo, a pesar de que fue una victoria pírrica (por dos puntos de ventaja).

Pedro Sánchez se enfrentó a Yolanda García en la mesa de al lado. La gentil «farolillo rojo» no pudo oponer resistencia ante un rival que venía de medirse a los primeros y necesitaba sangre. El mate vino gracias a una dama que en una vida anterior había sido peón.

Marta Vallejo comenzó a jugar con Santiago Prieto de manera desastrosa, pues perdió la reina a las primeras de cambio. Sin embargo, se sobrepuso al disgusto, y tuvo oportunidades de remontar. Santi sumó una nueva victoria, con la acostumbrada sensación de que sus rivales no aprovechan los, eso sí, escasos, momentos de debilidad que muestra en todas las partidas.

Despertares

El cuarto tablero sirvió para que expusieran sus habilidades Álvaro Granizo y Alberto Sebastián. La partida comenzó con un grave error de Alberto, que le supuso la pérdida de su reina. Los disparates y despropósitos no pararon ahí, pues momentos después, ante este observador, se producía esto que viene a continuación. Solo mis nervios de acero me libraron de una crisis cardíaca.

Negras: Álvaro Granizo

Blancas: Alberto Sebastián

Alberto acaba de mover Ag5+¡¡, con lo que la reina negra esta «caput». Álvaro se zafa del alfil con Rf5. Pero, sorprendentemente, las blancas desplazan la torre a g2. Ya en plenas «rebajas», su rival decide ¡no salvar la reina! moviendo Te8? (es decir, ambos llevaban puestas las orejeras en los ojos, con gran deterioro de su agudeza visual).

Al fin, Alberto despierta de su letargo. Recuerda mucho lo sucedido al personaje interpretado por Robert de Niro en «Despertares». «Ante altas dosis de L-DOPA, los pacientes mostraban períodos variables de vuelta a la normalidad, que yo he denominado «despertares». Esta frase de la novela, pronunciada por Robin Williams (en el papel del neurólogo Oliver Sacks en la película) viene al pelo, pues la reina negra es defenestrada al fín.

El final fue una trabajosa victoria de Álvaro, apoyando a su peón pasado. Hubiera sido más fácil de haber contado con la reina. Las opciones de las blancas pasaban por el enroque de ataque, pues una ofensiva de las dos torres y el caballo, por la derecha, podía haber tenido su aquel. No sucedió, y Alberto se dedicó hasta el final a intentar evitar que el peón coronase, cosa que no consiguió.

Jornada 16

Silvia Rodríguez se enfrentó con Álvaro Granizo, en un encuentro en el que éste último empleó mejor que nunca la psicología para consumir a su adversaria (es un maestro en esto, que se le da mejor, si cabe, que el ajedrez). Sabedor de lo fácilmente que Silvia entra al trapo, le fue envolviendo en una cháchara incesante, mientras la partida iba transcurriendo con una plácida ventaja, que desde el principio ya fue apreciable.

En el segundo tablero se las vieron Yolanda García y Marta Vallejo. Si no lo hubiera visto un montón de veces me asombraría lo que pasó. La ventaja de la última clasificada llegó a ser apreciable, y los fallos que estaba teniendo Marta (quizás porque no está acostumbrada a jugar después de comer), notorios. La posición del diagrama muestra el momento culminante:

Negras: Yolanda García

Blancas: Marta Vallejo

Las negras no disponen de una buena situación, a pesar de dominar en puntos. Y las blancas, por su parte, carecen de potencia suficiente como para lanzar un ataque sólido. Mueve Marta, que no ve claro lo de comerse el caballo y decide salvar su alfil: Ab2. Negras responden Ta2, y el alfil blanco decide irse a d4. En ese momento, si Yolanda hubiese movido CxA¡, la obligada captura del caballo por el peón hubiera podido desencadenar un furibundo ataque con la dama que, con la inestimable ayuda de la torre, hubiese puesto contra las cuerdas a su rival. Sin embargo, las negras prefirieron promocionar su peón de la columna b.

Yolanda consiguió coronar, pero una serie de errores (y la alegría con que se fue al ataque), permitieron a Marta, primero, evitar lo peor, y, segundo, ante un desguarnecido rey negro, dar un bonito mate con reina y alfil. La posición final, que se muestra a continuación, revela que las negras no tuvieron un momento de respiro, el que necesitaban para mover AxC y DxP+.

 

Pepe Rodríguez jugó contra un Pedro Sánchez que venía eufórico de su clase de English. A las primeras de cambio, con un jaque doble rey-torre, se cepillaba la susodicha (diez minutos después de que el profe, en una amistosa, le hubiera hecho lo mismo al Sr. Rodríguez). Con lo cual, atentos, rivales de Pepe: ¡esta persona de 4ºA ve mal los movimientos equinos! Pedro, no contento con ello, le comía la reina al cabo de un rato. La severa ventaja no impidió que se produjera una interesante situación, que paso a comentar:

Negras: Pepe Rodríguez

 Blancas: Pedro Sánchez

El rey negro está en jaque. Solo puede mover a h6. La jugada de las blancas no podía ser otra que PxP+¡, con lo cual Pepe pierde acto seguido su última torre, lo que significa la puntilla. Rg5; TxT, RxP; Af3+… Y lenta agonía de un monarca perseguido.

La Bella Durmiente

En el cuarto tablero, Alberto Sebastián se las veía con Santiago Prieto, dispuesto a evitar que el líder continuase el paseo militar en el que ha convertido el campeonato. La ventaja inicial fue de Santi, y se produjo un curioso desafío de defensas, típico de adversarios que, cuando menos, se tienen respeto:

Negras: Santiago Prieto

Blancas: Alberto Sebastián

Clara ventaja de Santi, que parece haber dado unos cuantos zarpazos sangrientos, pero que aún no ha hecho un ataque decisivo. Alberto, por su parte, parece todavía bien pertrechado, aunque un detalle importante no se nos debe pasar por alto: el flanco desguarnezido de peones es, precisamente, donde está el rey, que, además, estaría más tranquilo en la primera línea, y no en la segunda. La reina debería estar por delante del rey, y participar en la defensa, pero parece dispuesta, dadas las circunstancias, a echarse una larga siestecita.

Parece claro que las negras se disponen a dar jaque en h4, para, a continuación, amenazar a la reina con el alfil. Las opciones ofensivas blancas son escasas, salvo error inesperado del rival.

Santi, sin embargo, opta por un ataque en dos frentes. Lanza su dama a c5+, y luego saca el alfil para intentar propiciar un intercambio de las torres de la columna d. Poco pueden hacer las blancas ante lo que se les viene encima. El mate fue como se refleja a continuación:

Obsérvese la actuación coordinada de alfil, reina, torre, ¡y peón! para conseguir la victoria. La dama blanca bosteza en su lecho, mientras su castillo, lamentablemente, ha sido tomado por las armas.

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Museo del Robot

Safety robot

Abierto desde octubre de 2013, el Museo del Robot de Madrid ofrece una colección única en Europa (según sus creadores) de juguetes, piezas y artefactos, que representan a esos pequeños (algunos, no tan pequeños) seres inanimados diseñados gracias al genio creativo de ingenieros y especialistas en tecnología aplicada a la informática.

En la página web de Espacio Madrid se puede acceder a una información completa sobre el museo. Haz clic aquí

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Liga Interna 2015-16 (11)

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Solo el valiente

El título del gran western que protagonizó el insigne Gregory Peck nos sirve para encabezar la crónica de un partido (3º contra 4ºA), que los dioses no querían que se jugara. (dos aplazamientos por la lluvia y gotitas de negros nubarrones que amenazaban con un tercero).

Los pequeños se presentaron casi al completo, nueve, mientras que sus rivales a duras penas consiguieron completar los cuatro exigidos por el reglamento de la competición. Dicen los estudiosos de la madre naturaleza que para que la fruta caiga del árbol solo hay que esperar que madure. Y estuvo claro que solo un equipo llegó al último cuarto a toda máquina. Y fue el único que había sobre el campo, porque, a fuer de ser sincero, debo decir que los de 4º fueron una «banda» (que no se me ofenda nadie, traduzco: grupo poco serio de amiguetes). Y la culpa no la tuvieron ellos (a pesar de su sano deseo de pasárselo bien), sino ese montón de traidores que tienen por compañeros y que decidieron no presentarse al partido. Sin exámenes a la vista, lo que pasó fue incomprensible.

Hablemos de baloncesto pues. Porque también se podría hablar de los esfuerzos improbos que el Sr. anotador, Carlos Masía, tuvo que hacer para que el encuentro comenzara en las debidas condiciones. Hasta tres veces tuvio que cambiarse de camiseta para prestarla a algún jugador despistado, con el subsiguiente peligro para su salud. Es de agradecer su generosidad.

Los tres primeros períodos fueron un verdadero partido, es decir, igualado en el marcador. 11-10 al descanso para los mayores, 21-18 para sus enemigos tras el tercero. Muchos anotando en los de Alberto Sebastián y Daniel Delgado resistiendo enfrente. Pero según avanzaba el partido la inercia favorecía a los pequeños, que, con un carrusel de cambios enloquecedor, hacían desfilar a sus innumerables legiones en la paciente tarea de desgastar al enemigo. Ya hubo detalles, en el tiempo narrado, que hacían presagiar que la fruta no tardaría en caer. No solo que el gran capitán comenzó a flaquear físicamente (bajaba a defender uno de cada tres ataques), sino la «fuga» de Iván Herranz (su esforzado compañero) y la furia depredadora con que Adrián Fernández se jugaba cada balón. Buen augurio para 3º fue el extraordinario triple de Gonzalo Casado (contestado de inmediato por el Sr. Delgado, en una muestra de orgullo torero que no fue sino un postrer canto de sirena).

El último período comenzaba, ya con Paula Ramos en pista (un loable gesto del capitán rival permitió su alineación en el equipo de los mayores), con los de 3º a tope de revoluciones, atacando sin piedad el fortín rival. En esta labor sobresalió sobremanera el ya citado Adrián, aunque no le anduvieron muy a la zaga los señores Riesgo y Flores, muy acertados también cara al aro (como antes lo había estado el Sr. Morillas). Sin embargo, lo más impresionante, en esos momentos, mientras la lógica se imponía y las canastas caían una tras otra, fue la sangre, el sudor y las lágrimas con que resistió, con las magras fuerzas que le quedaban, Alejandro Fernández. Su lucha solitaria (la táctica deseperada de un Daniel agotado consistía en quedarse de «palomero» esperando el pase de su pivot), a veces contra cuatro enemigos, fue un monumento al coraje y a la nobleza en el deporte. Lo más fácil en esos momentos hubiera sido abandonar el barco y salir huyendo (es decir, pasar de todo y no cansarse más). Pero siguió dando la cara y luchando hasta que sonó el pitido final. Solo el valiente.

El resultado final, 24-37 para los de 3º muestra quizás una diferencia excesiva para lo que ocurrió en el campo.

Los ganadores jugaron así:

Alberto Sebastián, con su potencia habitual, muy seguro al llevar el balón y con pases siempre buenos, se atrevió incluso a driblar en ocasiones. No tuvo fortuna en los pocos tiros que intentó. En defensa estuvo como siempre, batallador.

Adrián Reina cumplió como los mejores. Muy correcto en la conducción del balón, jugó con su inteligencia habitual y se nota que va adquiriendo la confianza y la rapidez que le faltaban. Seleccionó bien el tiro y, aunque no tuvo mucha fortuna, metió su canastita.

Francisco Tielas estuvo algo más contenido que en otras ocasiones, pero le cuesta mucho controlarse cuando tiene el balón en sus manos (solo tiene ojos para la canasta). Metió una bonita cesta, pero destacó más por su aguerrida defensa, a veces teniendo que lidiar incluso contra el crack rival.

Ángel Riesgo, general en jefe-coordinador de los cambios, acertó en la labor de conseguir que los suyos llegasen frescos y lozanos a los momentos culminantes. En el campo, defendió más que correctamente a Daniel (tiene grandes fundamentos en esa faceta del juego) y en ataque estuvo estupendo, con ocho valiosos puntos.

Iván Morillas, fue el duro y eficaz jugador de siempre. Colaboró mucho en el rebote, estuvo listo en el pase de balón (suyas fueron unas cuantas asistencias) y acertó con el aro enemigo (un par de bonitas canastas).

Hugo Flores, inteligente siempre, sabe poner la nota de tranquilidad cuando los suyos lo necesitan. Subió su rendimiento en los momentos finales, con seis puntos gracias a su fino y estiloso tiro (dos canastas en el último cuarto).

Pedro Sánchez aportó velocidad y firmeza defensiva. Muy seguro en el pase, colaboró en la subida y el movimiento de balón. Aunque en ataque no tuvo premio en forma de canastas, fue pieza importante en la sorda labor de agotar a los rivales.

Gonzalo Marcos defendió lo suyo y utilizó bien sus excelentes fundamentos para subir y hacer circular la pelota. Cinco puntos en ataque fueron su aportación anotadora, valiosísima, sobre todo si tenemos en cuenta el triple que, en el tercer cuarto, marcó el punto de inflexión en el partido.

Adrián Fernández fue la estrella que necesitaba su equipo. Sus trece puntos (diez en la segunda mitad, seis de ellos en el último período), sus asistencias, su infatigable labor reboteadora (Alejandro y Daniel se las vieron y se las desearon para hacerle frente) y la fiereza con la que afrontó los momentos finales le convirtieron en el MVP del partido, en mi opinión. Grande Adrián.

Los de 4ºA jugaron así:

Jean Carlos Bobadilla no tuvo mucha fortuna. Fue uno de los más damnificados por las ausencias, pues no era fácil, siendo cuatro, encontrar hueco en ataque. Estuvo bien en el pase, y también en defensa y reboteando. No acertó con el tiro, que intentó siempre a larga distancia y con regular selección. Aún con todo ello, lo peor que tuvo fueron sus compañeros, que no pararon de regañarle, haciéndole culpable de los «melones» que le lanzaban y hasta de los balones que le tiraban al pié.

Iván Herranz fue un gran defensor y excelente colaborador, tanto en el rebote como en la circulación de balón, mientras estuvo. Su ausencia coincidió con el cansancio de sus compañeros, que comenzaron a hundirse desde que se fue.

Paula Ramos jugó lo que pudo, que fue bastante. Luchó y corrió lo indecible, y a punto estuvo de meter alguna canastita. Sabe jugar y puede ser un buen elemento en este equipo, tan necesitado de ánimo y espíritu competitivo, que a ella le sobran.

Daniel Delgado jugó a lo suyo, que ya se sabía lo que era. Tirar del carro en ataque y colaborar en el rebote. Hizo lo primero de manera excelente, mientras pudo, con sus habituales canastas de fantasía, sus entradas y sus contraataques tras robos de balón. Pero las fuerzas le abandonaron, y su labor de palomero, en los momentos finales, fue escasa oposición al vigor ofensivo de los enemigos.

De Alejandro Fernández ya he hablado. Su potencia reboteadora no encontró rival (solo Adrián le discutió ahí), y sería siempre un factor desequilibrante (descargando de esa labor a Daniel). Es decir: yo no salto, coges tú los rebotes, pero te prometo que voy a aguantar hasta el final y que bajo a defender (o sea, lo que no pasó). Resistió y resistió. Y aguantó impertérrito (solo leves reproches) y deportivamente el tiqui-taca al que fue sometido por las hordas rivales. Bravo y heroico Alejandro.

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Bowie en nuestro corazón

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David Bowie, caracterizado de Ziggy Stardust

El rebelde, el iconoclasta, el transgresor, el creador de tendencias, el artista total, ha muerto, tras una silenciosa batalla de año y medio contra el cáncer. Como músico, nadie se ha librado de su influencia. Desde Madonna o Michael Jackson, hasta Prince, Bon Jovi, Nirvana o Lady Gaga, todos le deben algo de lo que son o han sido.

Sus primeros años, los mejores, en mi opinión, ya dejaron clara su creatividad y su espíritu innovador. Introdujo la música electrónica en el rock, sentó las bases del heavy, de la new wave, del tecno… Dominaba la escena como nadie, y cantaba baladas lo mismo que música disco (en la segunda época de su carrera).

Músico genial y extraordinario compositor, tocaba el piano, la guitarra y la armónica, aunque todo empezó cuando sus padres le compraron un saxo. Su voz no era prodigiosa, pero con un timbre precioso y dominaba como nadie el falsete.

Persona equilibrada y con la cabeza siempre muy bien amueblada (y ayudado económicamente, como no, por esa legión de fanáticos seguidores que siempre compraba sus discos, aunque hiciera cosas más que discretas), rompió el tan manido tópico del músico raro, caprichoso  e intratable. Todos sus compañeros de profesión le apreciaban, hasta el punto que ha sido de los pocos en colaborar (y llevarse bien) con los Beatles y con los Rolling Stones. Tina Turner, Queen, Eric Clapton o David Gilmour (Pink Floyd)  también saben lo que fue compartir el escenario con él.

Y qué decir de su «supuesta» ambigüedad sexual. Con más sentido comercial que otra cosa, hacía buenas migas con su «lado femenino». Sin embargo, sus grandes amores fueron mujeres espectaculares: Angie, su primera mujer, a la que cantaron los Rolling, e Imán, la modelo somalí con la que ha permanecido unido hasta su muerte. Los que le conocían hablaban de que fue un hombre afable y familiar (además de muy culto). Deja dos hijos, uno de ellos, cineasta de prestigio en el cine independiente, Duncan Jones.

Y hablando de cine, su carrera como actor le mostró como apreciable intérprete. Inolvidable su papel de genio en «Dentro del Laberinto», su mejor actuación fue la del prisionero de los japoneses en «Feliz Navidad, Mr. Lawrence». Y recientemente, le vimos en un papel a su medida, rodeado de rayos y truenos, como Nikola Tesla en «El Truco Final».

La música triste, enigmática, casi siniestra, de sus últimas canciones, refleja su infructuosa lucha contra la enfermedad. Pero hasta en eso ha triunfado, porque ha conseguido, después de muerto, lo que siempre le fue negado en vida, llegar al número uno en USA.

Ahora descansa  en el sitio donde más le hubiera gustado estar, en las estrellas. No te olvidaremos. Por siempre, Bowie.

Ahí van tres vídeos de su primera época y su inenarrable colaboración en el «Tonight» de Tina Turner.

https://www.youtube.com/watch?v=CGQo6zpVzt8

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Campeonato de ajedrez 3º- 4ºESO (9)

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Jornada 13ª

Accidentada jornada, por la ausencia de varios participantes. ¿A quién se le ocurre volver al colegio un viernes 8 de enero?

Al líder, no (primera derrota). El beneficiado por librarse de la tortura fue Pepe Rodríguez. En su favor cabe decir que no expresó ni mínimamente el dolor que sentía por no haber podido jugar.

Silvia Rodríguez se enfrentó a Yolanda García, que, tras un gran despliegue inicial, fue sucumbiendo poco a poco a la laboriosa paciencia de la «hormiguita». La «farolillo rojo», que cuando juega a su ritmo no comete errores, sufrió como nadie la presión de la «intensa lentitud» de su enemiga. El desenlace, en el que cabe destacar el papel decisivo del alfil, fue el reseñado a continuación:

Blancas: Yolanda García

Negras: Silvia Rodríguez

Alberto Sebastián se impuso, en el segundo tablero, a una Marta Vallejo, que, tras un comienzo igualado, no pudo con la maestría de su rival en el medio juego. La jugadora de 3ºC, que se defendió bien, en principio, del ataque de su enemigo, se encontró, al final, desprovista de piezas suficientes como para resistir.

La partida entre Pedro Sánchez y Álvaro Granizo (que hubo que aplazar) comenzó con una ligera ventaja del primero, pero el de 3ºD, con un genial jaque doble de caballo a rey-reina, inclinó la balanza de su lado. Al final, un Álvaro lanzado al intercambio de piezas, consiguió hacer valer sus peones, y evitó el peligro de las torres rivales. En el momento reflejado en el diagrama, mueven negras.

Negras: Álvaro Granizo

Blancas: Pedro Sánchez

No es desdeñable la posibilidad que tienen las blancas de dar mate en la fila 8 con alguna de sus torres, pero tal eventualidad queda muy disminuida con el movimiento de Álvaro: TxT. Pedro respondía, como no podía ser de otra forma, CxT. Minutos después se producía esta posición, con un precioso desenlace.

Le toca mover a Álvaro. No tiene bien defendido el peón, y si lo mueve para coronar es mala jugada. Opción buena hubiera sido Db2+, que obliga al rey a retirarse a d1 si no quiere perder la torre, lo que hubiera dado lugar a Td7++. Sin embargo, las negras mueven TxC, que no es mala, pues si RxT, peón corona y blancas pierden la torre, tras el intercambio de piezas. Eso fue lo que sucedió, pero el estudio demuestra que había otra jugada muy buena, con la que las negras también comían la torre, después de RxT: Dg5+! La continuación no tuvo color.

Jornada 14ª

La 7ª jornada de la segunda fase se presentaba más que interesante.

La partida más larga y disputada fue la que enfrentó a Yolanda García con Pepe Rodríguez. La igualdad fue la nota predominante, y hubo que esperar mucho tiempo a que se desatasen las hostilidades. La batalla final, sangrienta y desmesurada, si tenemos en cuenta la larga tregua precedente, favoreció a Pepe, que logró el mate, momentos después, con reina y dos alfiles.

Álvaro Granizo jugaba, en el segundo tablero, con Marta Vallejo, que esperaba sacar rédito del agotamiento de Álvaro, que salía recién de su partida aplazada con Pedro (ver líneas arriba). Sin embargo, no se le notó afectado, porque, como siempre, empezó perdiendo ligeramente y, como siempre, fue remontando hasta conseguir el triunfo. Marta no supo «manejar» psicológicamente la partida y se «contagió» del ritmo rápido que acostumbra a imponer su rival cuando va en desventaja (a imagen y semejanza del legendario Carlos Bodega).

Santiago Prieto no se podía permitir fallar, pues una nueva derrota hubiera podido colocar a tiro a sus perseguidores. Colocó el metrónomo en funcionamiento y pronto consiguió superioridad ante un Pedro Sánchez que aguantó bien hasta que ya no pudo más. Los azares del calendario hacen que el excelente jugador de 3ºC tenga, en dos jornadas consecutivas, los dos «puertos» de categoría especial, el «Tourmalet» (Álvaro) y el «Mont Ventoux» (Santi). Demasiado para cualquiera, a pesar de que él va «en moto» (juega muy bien).

Un circo de tres pistas

Lo más llamativo se produjo en el cuarto tablero, donde se las vieron Silvia Rodríguez y Alberto Sebastián. La primera ideó un buen ataque, aunque con insuficiente artillería (o eso parecía, porque los análisis demostraron que para nada era escasa). Su oponente, por su parte, montó un «circo» de tres pistas en apoyo de un peón pasado. El temerario infante hizo que su general tuviera que movilizar sus armas más valiosas. A las postre, el soldado demostró que había valido la pena el esfuerzo, pues fue el encargado de la estocada final. Se demostró, una vez más, no solo que un peón pasado vale más de un punto, sino que cuando está a punto de coronar asciende a la categoría de mariscal de campo, saltándose el escalafón y dirigiendo las operaciones de manera magistral. Todo ello se produjo con la colaboración (involuntaria) de la señorita de 2º de Bachillerato.

Los hechos fundamentales de la partida tuvieron lugar a partir de la siguiente situación reflejada en el diagrama:

Negras: Silvia Rodríguez

Blancas: Alberto Sebastián

Mueven negras. La situación es de una complejidad impresionante. La ventaja de Silvia es apreciable, y a Alberto solo le salva la más que posible coronación del peón. La dama da mate en e1, pero es un problema llegar ahí, pues se necesitan dos jugadas. una distancia que, tal y como están las cosas en defensa, parece inasumible. Sin embargo, la llegada a g8 no es tampoco tarea fácil.

Un primer estudio demuestra que si las negras hubieran movido Db4!! hubieran ganado. La única solución de las blancas hubiese sido Pg8 (D)+, un órdago que no vale de  mucho, pues Silvia tiene un alfil ahí que vale millones. AxD y santaspascuas. La lógica continuación de Alberto  era Dg7+. Pero el rey se escapa de todos los posibles ataques, pues la posición de los dos alfiles obliga a perder alguna jugada para liquidarlos, y no existe ninguna que de jaque y a la vez se coma un alfil.

Tras unas jugadas sin trascendencia, las negras mueven Tg1? Las blancas responden CxA y aquí se produce un error crucial de Silvia, pues mueve RxC?? Alberto ve el cielo abierto e intuye el desenlace. Desplaza la reina a h8, quemando las naves en defensa del peón valiente. Las negras mueven la Tg2+. Esta es la situación ahora:

¡Sorpresa! ¡La partida no está perdida todavía! Si el rey blanco huye a f3, Df6+!! y todos los análisis posteriores certifican mate en cinco jugadas, o, en el peor de los casos, ventaja abrumadora.  Si, por el contrario, huye hacia d3, la cosa se pone peor, si cabe, pues Pc4+ crea un subsiguiente ataque con la dama por ese flanco, lo que produciría un mate rápido también.

Con Rf3, un Alberto nervioso y expectante musita jaculatorias. Silvia, el miedo le ciega, mueve Dd8??, declarando al paciente en coma, pues Pg8(D)++

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Liga Interna 2015-16 (10)

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Partido 1ºZ – 2ºX. Se preveía gran emoción y la necesidad hizo virtud, pues se presentaron ambos equipos casi al completo.

El primer cuarto fue para los de Daniel Virué, que, con un juego muy serio en defensa y un ataque eficaz, en el que predominaron las penetraciones con asistencias a los pivots, terminaron arriba de 8 (12-4).

Apretaron los dientes en defensa los mayores, y eso hizo que se encogiese la anotación. Sin embargo, la culpa de que no remontasen fue su ataque, o lo que es lo mismo, que sus rivales siguieron defendiendo de manera furiosa, especialmente a sus dos estrellas, Juan Carlos y Alejandro. 7-2 fue el parcial. En el descanso, el acta reflejaba un nada halagüeño 19 a 6, para 2ºX.

Pero las cosas cambiaron en el tercer cuarto, y de qué manera. Sorprendentemente, con Alejandro Serrano en el banquillo, Juan Carlos se destapó y empezó a meterlas de todos los colores. El acercamiento en el marcador vino acompañado del «alejamiento mental» del partido de sus enemigos, que, cuando les aprietan, suelen desquiciarse mucho bastante. El 17-6 que les cayó encima fue, más que una losa, una roca de grandes dimensiones.

25-22 para 1ºZ marcaba el comienzo del período definitivo. Con los dos equipos al máximo de concentración, el tema estuvo más que tieso. Podía haberse impuesto cualquiera. Los de Bachillerato tuvieron dos tiros libres para empatar, pero el principal artífice de que las cosas estuvieran igualadas en ese momento, falló, demostrando que hasta los más grandes tienen sus debilidades. 31-29 fue el resultado final.

Los de 2º jugaron así:

Carlos Gutiérrez, que como ya he dicho en alguna ocasión, es imprescindible en este equipo, lo demostró cuando vió, en el primer cuarto, desde el banquillo, cómo se despegaba el enemigo. Con él en cancha hubieran quedado, al final, seis arriba (¡no se admite la protesta, Sr. abogado, elucubrativo!) Estupendo en el rebote y muy luchador, tanto en ataque, como en defensa, debajo del aro fue una garantía contra las torres enemigas. Metió una canasta, en el último cuarto, cuando más apretaba la presión (igualaba el tanteo en ese momento).

Juan Carlos Bernardino fue el de costumbre. Pasó de chupar (¡mal hecho!) cuando coincidió con su «mellizo» en el campo, en la primera mitad (estuvo más pendiente de él que de dedicarse a lo suyo), pero se justificó con creces, como ya he dicho, dando un recital, y llevando en volandas a los suyos, en el tercer parcial (13 puntos, para un total de 19 en el partido). Le ayudó mucho la presencia de Carlos, pues le evitó el trabajo añadido de rebotear.

Billy Avellán colaboró, como siempre, tanto en defensa como en el rebote. Cuando coge bien la posición es imbatible capturando balones bajo los aros. Se echó en falta su canastita de costumbre. Estuvo muy seguro, también, en el pase.

Alejandro Mansilla defendió muy bien y colaboró de manera excelente en la subida y la circulación del balón. En ataque, tuvo el premio de la paciencia (¡la buena selección de tiro tiene que ver mucho con saber esperar!), y, cuando le llegó su oportunidad, la clavó. Fue un triple tipo»Ariel» (limpio – limpísimo), que tuvo mucho que ver con la remontada de su equipo.

Isaac Cruz luchó lo habitual, es decir, no poco, e hizo lo que pudo en los rebotes. Seguro y eficaz en el pase, su presencia intimidó lo suyo, tanto en defensa como bajo los aros. Su coincidencia en el campo con Guti y con Billy haría normalmente la zona propia territorio comanche para cualquier equipo… menos para el que tenían enfrente.

Alejandro Serrano, echándole un pundonor y una ganas encomiables, jugó lo que pudo. Se le nota lento todavía (con las precauciones del convaleciente) y sus muchachos echaron en falta sus tiros y sus penetraciones. Cuando esté en forma de nuevo, los rivales (incluídos los de hoy) pueden ir rezando. A pesar de ello, metió cinco puntos, y terminó jugando muy bien en los momentos decisivos.

Los de 1ºZ jugaron muy bien.

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