No sé si alguno os habéis puesto a pensar en las extraordinarias dificultades que tienen que solventar las muchachas de 5º, y fundamentalmente las que son novatas (en el baloncesto) y además son debutantes (en la competición). En el primer año de alevinas, y jugando contra chicos, muchos de ellos de segundo año. Con apenas cinco días de entrenamiento (a lo mejor alguno más). Y verlas cómo son capaces ya de botar y de pasar sin perder el balón, y de defender sin distraerse. Laura y Marta, sois valientes y tremendas. Y Mercedes es un caso aparte. ¿Qué le voy a decir cuando me pide jugar de dos o de tres? Pues que sí, que por supuesto, y que olé tus narices. Porque así se aprende, echándole coraje a la vida.
Bueno, 35-9, pero estoy contento. Obligando al equipo contrario a pedir tiempos muertos. Desconcertados en ocasiones sin poder pasar el balón (nuestra defensa en algunos saques de banda fue magistral). Intimidados y apabullados en el rebote cuando teníamos a las altas en el campo (¡Andrea, hija, cuando saltas eres un espectáculo reboteador!).
Cierto que hay algún problema, de tipo conceptual, en defensa. El peligro inminente (si lo estáis leyendo los padres, que os lo cuenten, que sabérselo, se lo saben), pero por lo demás, muy bien todas. Carla, muy atenta en nuestro campo y muy buen trabajo en el contrario. Candela, aguerrida, como siempre, y llevando muy bien el balón. Camila, cumpliendo y luchando, a pesar de lo poco que jugó (¡cuidado, tu padre la próxima vez no se fiará de ti cuando le digas la hora del partido!). Desirée, excelente en ataque (como es habitual) y sin distracciones en defensa, solo con un pequeño problema, que solo me hace caso una vez de cada diez (¡conseguirás que me destroce la garganta!). Y Carlota, muy bien en ataque, y bailando con la más fea (¡esa «mosca cojonera», en forma de niño rubito, a quien no había forma de regatear!).
En resumidas cuentas, que nos lo seguimos pasando en grande. Solo dos cosas más.
1ª) Si quedamos todos veinte minutos antes, no es por precaución (para tener la seguridad de que por lo menos haya cinco que puedan empezar), sino para plantear el partido, ordenar el ataque y que todas sean conscientes de lo que tienen que hacer. Si empezamos con instrucciones improvisadas o dichas atropelladamente, mala cosa. O sea, el «¡no, papá, no corras, si luego ya sabes que van con retraso!», mejor si no lo oigo.
2ª) Teresa, recupérate, chiqui. Y perdón a todo el equipo, porque si llegáis a tener mi teléfono y me avisáis, al final del partido no acaban todas con la lengua fuera. Alguien hubiera venido en tu lugar (porque además se juntó la confusión de Camila). Próximamente le daré mi número a la capitana y confeccionaremos una cadena para irnos avisando en estos casos.
Hasta la próxima.