Benjamina y la vida de los otros

Lo de menos es que la recreación que ha hecho el genial artista sea más o menos fiel. Hoy día lo políticamente correcto es pintar guapos a los neandertales, no con el aspecto de bestia parda con que nos los imaginábamos antes de leer «El Clan del Oso Cavernario».

Y es que, como ya sabemos gracias a Arsuaga, Bermúdez de Castro y sus secuaces, los neandertales eran una civilización avanzada, como nosotros o incluso mejores (hay quien sostiene, y es una hipótesis creíble, a la par que atractiva), que se extinguieron porque ganaron los fuertes, que eran muchos más, a los inteligentes y pacíficos).

Los hallazgos encontrados en Atapuerca dan informaciones impresionantes sobre la vida, las costumbres e incluso, las enfermedades de los humanos que nos precedieron. Los restos craneales de Benjamina, una niña de 12 años, demuestran que al nacer padeció una hidrocefalia que la hizo malvivir toda su infancia, posiblemente entre horribles dolores y gracias, quizás, a algunas intervenciones quirúrgicas (¿trepanaciones? ¿entre los neandertales?).

Pero lo importante, y lo innegable, es que sus familiares decidieron mantenerla con vida y la cuidaron durante todo el tiempo que logró sobrevivir. Un ejemplo de integración que brilla por su ausencia en varias (muchas) de las civilizaciones sapiens con las que convivimos en nuestro mundo. Nada que ver con una vida salvaje y despiadada.

Haz clic aquí si quieres acceder a un vídeo donde el paleontólogo Ignacio Martínez Mendizábal explica el asunto.

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40 días en la selva

Pasando, de puntillas, eso sí, sobre los aspectos sórdidos del asunto, como la actitud poco ética de algunos de los rescatadores o la historia familiar de malos tratos, y centrándonos en lo esencial, es decir, la extraordinaria historia de lucha y supervivencia de los 4 niños indígenas en la selva colombiana, hay que decir:

Glauco y Gleison Ferreira, dos de los niños supervivientes

1º) Que ningún niño occidental, bien educado y alimentado, hubiera conseguido algo así. Solo la vida en plena naturaleza consigue milagros como éste. Aislados, a merced de los acontecimientos climatológicos o de los depredadores de la selva amazónica, solo una cultura de supervivencia puede conseguir algo así. Esconderse de los jaguares o evitar las serpientes ya resulta difícil de entender, pero alimentarse durante tanto tiempo sin ingerir tóxicos o venenos, resulta impresionante.

Instantes previos a la evacuación definitiva

2º) Que debemos reflexionar sobre los efectos beneficiosos que tiene el medio ambiente sobre la especie humana. A los desalmados individuos que solo piensan en una fuente inagotable (??) de materias primas, a las empresas madereras que deforestan sin freno bosques milenarios, a las industrias metalúrgicas que esquilman el subsuelo, a los políticos que se enriquecen o consienten, hay que decirles: La vida sale adelante, y os sobrevivirá, y este ejemplo de resiliencia es solo una muestra de la esperanza que tenemos en el género humano y su coexistencia con una naturaleza rica y generosa.

Accede haciendo clic aquí a un reportaje completo sobre el tema

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De Reina a Princesa

Mary Louise Streep, en una imagen (casi) reciente

Si del ejército se tratara, una degradación así sería muy humillante. Pero se trata de bambalinas y de galardones. La Reina de Hollywood, antiguamente llamada la Reina de las Lágrimas (por lo magistralmente que llora, y provoca el llanto, en la pantalla), ha sido premiada con la máxima distinción hispana en las Artes, el Princesa de Asturias.

El jurado ha destacado, además de su brillante trayectoria cinematográfica, su incansable lucha por los derechos de la mujer y sus irrenunciables valores morales.

La actriz, nacida en Nueva Jersey hace 73 años, ha desarrollado una carrera esplendorosa en el cine, el teatro y la televisión, interpretando desde dramas hasta comedias y hasta cantando muy decentemente. Difícilmente nadie podrá superar sus 17 nominaciones al Oscar (3 premios). Solo Katharine Hepburn, con 4 estatuillas, la supera (con solo con 12 nominaciones).

Como homenaje de este cinéfilo, rendido admirador, a la sazón, no puedo por menos que aportar una pequeña muestra de sus mejores trabajos, o, al menos, de los que más me han impresionado.

Fue a finales de los 70 cuando una jovencísima Streep saltaba al estrellato. En la miniserie «Holocausto» (1978) ya dio muestras de su naturalidad y su vena dramática. Inmediatamente consiguió destacar entre el tremendo reparto de «El Cazador» (1978, primera nominación). Un año después, haciendo de «malota» en «Kramer contra Kramer» consiguió su primer oscar (actriz secundaria). Os pongo un par de trailers.

En la década de los 80, ya consagrada, consigue su segundo Oscar, el primero como protagonista, por «La Decisión de Sophie» (1982). Tres grandes films vienen a continuación: «Silkwood» (1983), «Enamorarse» (1984) y «Memorias de África» (1985). De la segunda os pongo 2 vídeos (es una de mis debilidades cinematográficas).

No he conseguido ningún trailer en español, pero basta ese último fragmento de la banda sonora para comprobar la química entre esos dos «piezas». Y hablando de «química», qué decir de la que tenía con Clint en «Los Puentes de Madison» (1995).

En los 2000 hace grandes interpretaciones en dos estupendos films: «Adaptation (El Ladrón de Orquídeas, 2002)» y «La Duda» (2008). También es de este año «Mamma Mía», donde ocupa el centro de la trama y entona muy bien las agradables canciones de Abba.

El 2011, en plena moda de los «biopic», protagoniza «La Dama de Hierro», consiguiendo bordar el papel de la Thatcher y su tercer Oscar.

Lo más reciente y notable, ya para acabar, ha sido, en su vis más cómica, su papel de presidenta americana de «No Mires Arriba» (2021), sátira del negacionismo climático y la política de su país en general.

Haz clic aquí para acceder a un interesante y completo reportaje

P.D. Prometo actualización, con un vídeo – extracto del discurso de aceptación del premio.

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¡¡ Una granja de mosquitos !!

El Aedes Aegypti, mosquito transmisor del dengue

Todo en este tema parece (o es, más bien) de ciencia ficción. Y no voy a hablar de las graves amenazas que en todo el mundo se han detectado sobre la población de insectos, que eso será otro día. Se trata de enfrentar una enfermedad vírica sin tratamiento, que afecta a millones de personas cada año y es endémica en más de 100 países: el dengue.

El caso es que, a pesar de las investigaciones en marcha, la vacuna ideal no aparece y la terapia no es lo suficientemente eficaz como para evitar la aparición, en algunos enfermos, de complicaciones.

El dengue produce fiebre, erupción cutánea, dolor de cabeza y bajada de las plaquetas en sangre. En principio leve, como una enfermedad catarral, eventualmente puede evolucionar a un cuadro clínico grave, con hemorragias, que puede ser letal.

Síntomas del dengue clásico

Y ahora llega la bomba. Tras años de luchar por la erradicación del mosquito, reputados científicos han optado por otra estrategia. Infectar mosquitos con una bacteria parásita (la wolbachia), que «compite» con el virus y les vuelve incapaces de contagiar el dengue. Liberados sobre zonas urbanas, se prevé que, al cabo de unos años, se conviertan en la población dominante de «Aedes Aegypti» (y produzcan únicamente molestas picaduras, como todos los mosquitos «buenos»).

La granja que se proyecta construir en Brasil fabricará 5.000 millones de mosquitos al año y aunque no cuenta aún con el beneplácito de la OMS, sus promotores aseguran que, al tratarse de una técnica «limpia» (no hay manipulación genética), no habrá mayores problemas para su inauguración.

Amplio reportaje haciendo clic aquí.

Espléndido artículo de opinión, de Javier Sampedro, haciendo clic aquí.

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El robot «Da Vinci» ataca de nuevo

El título podría ser el de una película de ciencia ficción de serie B, pero no engaña a nadie, en realidad, porque ya es famoso el aparato en cuestión. No solamente por su precio (bastante), sino por las operaciones de alta precisión que es capaz de realizar, incluso a distancia. Antes del COVID ya llevaba unos cuantos años trabajando telemáticamente y se hablaba de maravillosas operaciones dirigidas desde España y realizadas en el hospital Johns Hopkins de Nueva York.

El quirófano completo, con el robot de protagonista

La cirugía robótica ha alcanzado la madurez (los primeros actos quirúrgicos datan del año 2000). De fáciles intervenciones, de apéndice o próstata, se ha pasado a la cirugía cardiovascular, la neurocirugía o los trasplantes.

Precisamente es en esta especialidad, en la que nuestro país es referente mundial, en la que se ha producido la noticia que nos ocupa. Un equipo del hospital Vall d’Hebron, de Barcelona, ha logrado un hito histórico, al conseguir realizar un trasplante de pulmón utilizando la cirugía robótica.

La operación ha sido un éxito, y el postoperatorio, estupendísimo, dado que la incisión ha sido mínima: 8 centímetros, cuando la apertura hasta ahora era de 30, y mucho más traumática (se abrían y separaban las costillas). La vía de abordaje ha sido, con esta técnica, la zona bajo el esternón.

Haz clic aquí si quieres acceder a un reportaje completo.

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Premios de cine 2023

Ke Huy Quan
Michelle Yeoh

Brendan Fraser
Jamie Lee Curtis

Introducción

Después de años de acuerdos en lo fundamental, este viaje no acepto. Primero, me rechina la costumbre, ya institucionalizada, de nominar diez películas para el premio mayor. Eso no hace que haya más «mejores» películas que otros años. Es un «engañabobos», dicho de manera elegante. Segundo, en un curso francamente gris (por no llamarle negro oscuro), colmar de premios a un film no lo convierte en obra maestra. Y tercero, escatimar estatuillas a películas muy decentes y apañadas solo consigue que la taquilla les niegue el pan y la sal.

Las triunfadoras

Las tres que se lo llevaron casi todo fueron «Todo a la vez en todas partes» (7, de 11 nominaciones), «Sin novedad en el frente» (4 de 9) y «La ballena» (2 de 3).

La primera es una historia sobre esto tan de moda de los universos paralelos. Dirigida por Dan Kwan y Daniel Scheinert, es caótica, confusa, desaforada e ininteligible, con un montaje excesivo y unos efectos especiales desorbitantes (que quiere decir que se te salen los ojos de las órbitas, literalmente), y con un argumento que, sin tantas alharacas, habría dado para una excelente comedia: familia en problemas con Hacienda y en la que a la hija, lesbiana, le apetece dar la lata. No obstante, no se le puede negar cierto encanto «naif», aunque está muy por debajo de obras como «Origen» (niveles de conciencia, en vez de multiverso) o «Desafío total» (realidad virtual).

«Sin novedad en el frente» (Edward Berger) es la tremenda adaptación alemana de la famosa novela de Erich Maria Remarque, que muestra el absurdo de la guerra, en un tono descarnado e hiperrealista. Sin llegar a las cimas de «Senderos de gloria» (Stanley Kubrick, 1957) o «Attack» (Robert Aldrich, 1956), es una gran película.

«La ballena» (Darren Aronofsky), es la escalofriante tragedia de un hombre atrapado por su peso y su pasado. Con una puesta en escena mínima e intimista, emociona, estremece y no carece de destellos de humor. A pesar del tono teatral, cuenta una gran historia de una manera entretenida y eficaz. Os pongo el trailer subtitulado (es imprescindible oír a Brendan Fraser)

La pedrea

Los universos Marvel y Top Gun me dan un poco de pereza. Si veo «Black Panther: Wakanda forever» (Ryan Coogler, 1 oscar de 5 posibles) y «Top Gun: Maverick» (Joseph Kosinski, 1 de 6), cosa que no os aseguro, prometo actualizar esta entrada de inmediato.

El que no me da pereza, ni mucho menos (ni rubor confesarlo), es el universo Avatar (ni cualquiera que se imagine James Cameron). En esta segunda entrega «Avatar: el sentido del agua», el director canadiense vuelve a su mar tan querido («Abyss», «Titanic»), contando la subyugante historia de un mundo en decadencia, por la ambición de la especie humana y el inexorable «progreso». Animales contra máquinas, aborígenes contra invasores, naturaleza contra tecnología y una raza que lucha por sobrevivir. No hace falta seguir. Ya habéis notado que, para este «niño grande», se trata de la mejor película del año. (1, el de mejores efectos visuales, de 4).

Las (bien) derrotadas

«Almas en pena de Inisherin» (Martin McDonagh, 0 de 9) se merece el desastre. Una historia de amistad extraña, con un absurdo y disparatado desenlace. Collin Farrell y Brendan Gleeson salvan los muebles, pero si queréis ver un buen drama rural, os recomiendo «As Bestas» (Rodrigo Sorogoyen), y si queréis ver paisajes británicos, «El hombre tranquilo» (John Ford).

«Elvis» (0 de 8), empalagosa y barroca biografía del rey del rock (digna del cansinismo de Baz Luhrmann), cuenta, no obstante, con estupendas interpretaciones.

«Tár» (Todd Field, 0 de 6), es el tedioso (y pretencioso) retrato de una directora de orquesta, lesbiana y empoderada (tanto, que es insoportable). Personaje tóxico, tanto para su familia como para sus músicos, quiere mostrar la rigidez y la soberbia de unos reyes de la música clásica que ya no existen (hoy, los que están de moda son los amables y dicharacheros, estilo Dudamel o Baremboim). Cate Blanchet está odiosa, o sea, lo hace muy bien.

En esta categoría pongo también, a pesar de que me ha gustado, «El triángulo de la tristeza» (Ruben Östlund, 0 de 3), que es una original sátira sueca, entretenida y agradable de ver, sobre la lucha de clases y las vueltas que da la vida. Woody Harrelson, en el papel de borracho capitán de yate, bien hubiese merecido premio (no estaba nominado).

Y se me permitirá, por último, reseñar aquí «Ellas hablan» (Sarah Polley, 1 de 2), tedioso e infumable montaje sobre un grupo de mujeres de una colonia religiosa, víctimas de continuados ataques sexuales. La discusión sobre si se van o se quedan a defenderse daría para un buen debate televisivo, pero no para un largometraje. En su línea «políticamente correcta», la Academia le ha concedido el oscar al mejor guión adaptado.

Agravios y desagravios

La sensible y tierna historia de la infancia de Steven Spielberg, magistralmente narrada en «Los Fabelman», muestra también sus primeros pinitos en el cine. Injustamente derrotada (0 de 7), no hubiera estado de más que hubieran premiado el guión, la dirección o la interpretación de Michelle Williams (aunque aquí tengo una «tapada»: ver más adelante).

Y no pueden faltar, entre los agravios, los cometidos con «Babylon» (Damien Chazelle, un grandioso «fresco» sobre el Hollywood de los años 20 y 30 y el terremoto que supuso la aparición del cine hablado. Una tremenda banda sonora, una fastuosa puesta en escena, una magistral dirección de actores, un espléndido guión, una fotografía deslumbrante y, sobre todo, la, para mi gusto, mejor interpretación del año (junto a la de Brendan Fraser): la de Margot Robbie en el papel de Nellie LaRoy, trepa y aspirante a actriz. No estaba nominada (!!!!!)

Termino con la lista de desagravios, que no todo han sido olvidos y «atracos» en la lista de este año. Michelle Yeoh, que estaba estupenda en «Tigre y dragón» (Ang Lee), se lo ha llevado por fin (lo cual no está mal, hechas las salvedades anteriormente expuestas). Emocionantes han sido también los oscar al niño amigo de Indiana Jones (Ke Huy Quan) y a Jamie Lee Curtis (extraordinaria en «Mentiras ariesgadas» y «Un pez llamado Wanda») que, según la Academia, es mejor actriz que sus padres, Tony Curtis y Janeth Leight (y no seré yo quién le quite la razón). Y de justicia ha sido, para finalizar, el premio a Brendan Fraser, el hasta ahora encasillado actor de comedias juveniles («George de la Jungla»), convertido en eminente intérprete dramático.

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Franco Battiato

A los 76 años de edad, murió, el 18 de mayo de 2021, en su casa de Milo (Italia) un genio. Músico, escritor, cantautor, dramaturgo, cineasta, productor y sobre todo, intelectual comprometido e inconformista. Pertinaz autodidacta, experimentó en casi todos los estilos musicales, el pop, el rock progresivo y electrónico, la música clásica y la ópera.

Era uno de mis mitos intocables. Le admiraba, le quería y no me atrevía, además, a acercarme a un individuo con una personalidad tan compleja y asombrosa. He tardado 2 años y sigo emocionándome al recordarle. Espero que me perdonéis el retraso.

El siciliano de Ionia debutó en 1965 en el Festival de San Remo, y el 1968 firma su primer contrato, cantando versiones. Su amigo Juri Comisasca le ofrece cantar en una banda de rock psicodélico llamada «Osage Tribe», en la que permanecerá unos años, firmando algún LP notable.

En 1971 comienza su afición a la música electrónica. Pocos tiempo después conoce al virtuoso violinista y compositor Giusto Pío y junto a él comienzan sus mejores años.

Época dorada

Durante una década, se suceden los discos, a cual más impresionante, abarrotados de canciones con unas letras de una originalidad apabullante y una música llena de lirismo y creatividad, con arreglos, a veces minimalistas, a veces sinfónicos, y en ocasiones, coqueteando con el tecno o la música disco.

No puedo pronunciarme por uno de estos LP’s, aunque sí debo decir que prefiero cualquiera de ellos a los de épocas anteriores o posteriores (Los últimos años, su música se vuelve más densa, experimental y metafísica (ver biografía):

  • L’Era del Cinghale Bianco (1979)
  • Patriots (1980)
  • La Voce del Padrone (1981)
  • L’Arca di Noé (19829
  • Orizzonti Perduti (1983)
  • Mondi Lontanissimi (1985)
  • Eches of Sufi Dances (1985)
  • Nómadas (1987)
  • Fisognómica (1988)

Y la elección de temas que viene a continuación no puede ser más subjetiva. Es evidente que en autor tan conocido cada cual tendrá sus favoritas. Pues me perdonáis y ya está. Y por cierto, he de deciros que he preferido la calidad del sonido y la imagen a otras consideraciones accesorias.

Bandera Blanca

Ejemplo de sus letras iconoclastas y corrosivas, que no dejan a nadie indiferente, que remueven conciencias y ponen la carne de gallina, es «Bandera Blanca», extraído de «La Voz del
Padrone» (El LP al que pertenecen también «Centro de Gravedad Permanente» y la «Stagione dell’amore», que me gustan menos, je, je, matadme)

Los Trenes de Tozeur

Canción tremenda con la que se presentó Italia a Eurovisión en 1984 (quedó en 6º lugar, 3 puestos por debajo de la canción española: «Lady, Lady» , de unos olvidados imitadores de Abba (Bravo). Sin comentarios.

Sí decir que el vídeo de nuestro prota y su compañera Alice en su actuación en el festival tiene poca calidad (aunque os lo recomiendo encarecidamente, las pintas son una pasada).

Vía Láctea

En el álbum «Mondi Lontanissimi», Battiato cambia de registro y se adentra de lleno en los berenjenales cósmicos de la ciencia ficción. Ni que decir tiene que él y su inseparable Giusto Pío, convertido ya en un mago de la caja de ritmos, lo bordan. Ahí están «No Time, no Space» y el que os pongo, el mejor tema, en mi opinión.

El Animal

Es toda una declaración de amor, aunque, como no podía ser menos, suelta algunas frescas marca de la casa. La pongo porque, como diría J.J. Millás, un hombre que se parecía a mí la eligió como fondo musical el día de su boda con una mujer que se parecía a mi esposa. Pero, para Battiato, todo en orden: primero, se declara, y, luego, se va a por ella (ver más adelante). Del LP «Ecos de Danzas Sufí»

Nómadas

Extraída del disco «Nómadas, aparecía también en «Fisognómica». Un Battiato madurito ya, tapando entradas y cegato (¡anda que la tontería de seguir actuando sin gafas!), en una interpretación magistral.

Y te vengo a buscar

Desde luego, con esa pinta no creo que venga a buscarte ella, pero, al menos si que estás interesante (y sin complejos ya) con esas gafas de intelectual (que lo eres). Del disco «Fisognómica».

L’Ombra della Luce

Como curiosidad final, y también como expresión de su impresionante inquietud intelectual, nada mejor que este «L’ombra della luce» (del LP «Orizzonti perduti»), con letra basada en el Libro Tibetano de los Muertos, en el concierto que dio en Bagdag en 1992. Orquesta mixta ítalo-iraquí, barba cerrada y cantando en árabe (¡estudió el idioma en Turquía unos cuantos años antes, para leer textos sufíes, vaya tela!)

Nada más, que como siga me tiro tres días. Hasta siempre, Franco. Y muchas gracias porque has sido muy importante en nuestras vidas. En la sentimental, y en la otra. Esto último no lo habéis pillado, ja , ja («Un’Altra Vita», del disco «Orizzonti Perduti»)

Si quieres conocer algo más de la biografía del genio italiano, haz clic aquí (también podrás acceder a algunas otras canciones).

Y si tienes interés erudito, aquí tienes la entrevista, o más bien el diálogo, que mantiene con su amigo el filósofo y teólogo catalán Raimon Panikkar.

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Dominique Lapierre: un hombre bueno

El escritor francés, en mayo de 2008

A los 91 años de edad ha fallecido un hombre bueno: Dominique Lapierre, periodista y escritor polifacético, filántropo, enamorado de la India, amigo de España y ciudadano del mundo.

Esta vez confieso que no soy experto en la persona de la que hablo, aunque ya habréis notado que hablo de bastantes cosas sin ser experto. Pero ahora sí diré que solo he leído dos libros suyos: «Más grandes que el amor» y «Era medianoche en Bophal». Sin embargo, la admiración que siento por él y el fuerte impacto que me dejó su novela sobre el SIDA (la primera de las citadas), son sobradas razones para este (mi) modesto homenaje.

Nacido en 1931 en La Rochelle, fue periodista antes que escritor de «Best sellers». En 1964 publicó «¿Arde París?», primera de sus colaboraciones con el inglés Larry Collins (al que conoció haciendo el servicio militar). La novela, que habla de la ocupación de la capital francesa, se centra en el plan de Hitler para destruir la ciudad y tuvo un éxito impresionante, siendo llevada al cine tan solo dos años después. Ahí tenéis imágenes de la película, con un tremendo reparto y esa inolvidable banda sonora de Maurice Jarre.

Tono documental y base histórica tuvo también su siguientes obra, la primera escrita en solitario: «O llevarás luto por mí» (1967), que se centra en la vida de Manuel Benítez «El Cordobés», y en la mísera realidad de la España de la postguerra (el libro fue censurado en nuestro país).

Sus tres siguientes éxitos volvieron a contar con la compañía de su amigo inglés. Los dos primeros son textos históricos también: Oh, Jerusalén (1972) cuenta todo lo acaecido sobre el nacimiento del Estado de Israel. «Esta noche, la libertad» (1975) reconstruye fielmente lo ocurrido en la India los años anteriores a la muerte de Ghandi, pasando por la independencia de la India. El tercero, «El quinto jinete» (1980), pertenece a un género muy de moda hoy, el de la política ficción. En él, terroristas árabes enviados por el presidente libio Muhamar el Gaddafi «secuestran» Nueva York, bajo la amenaza de hacer explotar una bomba atómica en la ciudad.

En 1985 publicó «La ciudad de la alegría», novela radicada en los barrios pobres de Calcuta, protagonizada por un sacerdote francés, un médico norteamericano y un conductor de rickshaw que intenta ganarse la vida en la ciudad. Se vendieron millones de ejemplares, lo que provocó una posterior adaptación cinematográfica, que plasmó, de manera magistral, el ambiente mísero y la lucha por la supervivencia de la gente condenada a vivir en circunstancias extremas. Ahí tenéis el trailer de la película, dirigida por Roland Joffé en 1992 (en 1986 ya había realizado su obra maestra, «La Misión»), con Patrick Swayze (en su mejor papel tras «Ghost») y Pauline Collins (como monja- enfermera, sustituyendo al sacerdote de la novela).

En 1990 ve la luz su extraordinaria novela sobre el SIDA, «Más grandes que el amor», en la que el genial escritor ofrece una visión panorámica de la enfermedad, gracias a la conmovedora historia de un sinnúmero de personajes, desde víctimas de la enfermedad a sanitarios y médicos, pasando por investigadores (Luc Montagnier y Robert Gallo, entre ellos), epidemiólogos (el CDC y el mismísimo Anthony Fauci), políticos y organizaciones humanitarias (la madre Teresa de Calcuta, con un papel fundamental). A continuación, la portada y una breve sinopsis en un archivo descargable.

Dedicado en cuerpo y alma a sus organizaciones humanitarias, y a otras con las que colaboró, financiadas gracias a la cesión de la mitad de sus derechos de autor, Lapierre no dejó nunca de escribir. Una nueva obra sobre la India, «Era medianoche en Bophal» (2001), en la que se asoció a su sobrino, Javier Moro (un notable especialista en novela histórica) se convirtió también en «best seller», desvelando, en una escalofriante narración, lo sucedido en la Central Química de la «Union Carbide», una de las grandes catástrofes provocadas por el hombre.

En 2005 volvió a reencontrarse con Larry Collins y ambos fueron autores de una especie de secuela (solo en el título) de su primera colaboración. «¿Arde Nueva York? es un thriller en la línea de «El quinto jinete». Su amigo apenas pudo disfrutar del éxito, pues murió un año después.

En los últimos tiempos, además de escribir sus memorias, se ha dedicado a «coleccionar» premios internacionales y reconocimientos a todos los niveles. El que más ilusión le hizo, sin ninguna duda, fue el que le concedió en 2008 la India, el máximo galardón para extranjeros del país, el Padma Bhushan.

No te olvidaremos, ciudadano del mundo y buena persona.

Si deseas acceder a una excelente crónica sobre su vida profesional, haz clic aquí

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Un indio escocés

El historiador William Dalrymple, en una imagen de hace pocos años

A Lawrence de Arabia le querían los ajenos más que los suyos. También es verdad que él lo quiso así, y su enfrentamiento con el Imperio Británico fue épico. No tanto, pero algo parecido ocurre con este señor, llamado William Dalrymple, sabio historiador donde los haya, experto en esa antigua colonia, la India, tan de moda en estas épocas contemporáneas, gracias a la madre Teresa o a Dominique Lapierre, sin ir más lejos (por cierto, aprovecho para anunciar inminente publicación sobre el extraordinario escritor francés).

Nacido en Edimburgo en 1965, este escocés, que se siente más indio que británico (actualmente vive en Nueva Delhi), miembro de las prestigiosas Royal Historical Society y Royal Asiatic Society, doctor «honoris causa» en varias universidades anglófonas e indias, es especialista en la historia de la colonización británica en Asia. Sus libros «El retorno del rey» (sobre la desastrosa retirada inglesa de Afganistán en el siglo XIX, de rabiosa actualidad, por lo sucedido el pasado año allí) y «El último mogol» (sobre la represión, en 1857, de la revuelta india de los cipayos, que acabó con el derrocamiento, a manos de soldados de la Compañía de Indias, del último emperador) han sido grandes éxitos.

Su obra más reciente, «La anarquía»(2021) trata de la influencia y el poder gracias al cual la Compañía de Indias gobernó el país del Ganges hasta 1857, año en el que el Imperio Británico tomó cartas en el asunto. Se trataría del primer «lobby» empresarial de la historia, que compró voluntades y manejó despóticamente la política británica en la India. Algo muy parecido a lo que cuenta el nobel Vargas Llosa en «Tiempos recios» sobre un «lobby» estadounidense, la United Fruits Company, y la facilidad con que hacía y deshacía gobiernos en Guatemala (otros autores han estudiado su tremenda actuación en todo el centro y el sur del continente americano).

Referencia reciente tenemos en TV. En la espléndida (y tenebrosa) serie «Taboo», Tom Hardy combate por sus derechos, de manera desigual, sobre una tierra en África, con la Compañia de Indias, presidida, magníficamente, por Jonathan Pryce. L0s sucesos ocurren en la segunda década del XIX, años en que la empresa estaba en su apogeo.

Haz clic aquí si quieres acceder a un reportaje completo sobre este insigne historiador y su último ensayo

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Energía de fusión: sí, pero… hoy no… ¡mañana!

Imagen de la Instalación Nacional de Ignición (California, EEUU)

Ya se sabe que los medios de comunicación son caprichosos y manipulables. Qué por qué ahora sí va en serio y cuando lo dicen los ingleses o los chinos no lo parece, es algo que deberán explicar otros «científicos» (los asesores de imagen).

Pues bien, con toda la parafernalia y rimbombancia que el suceso merece, se han presentado en los Estados Unidos los resultados de la primera reacción de fusión nuclear en la que se ha obtenido más energía de la empleada.

Primero, a los profanos nos interesa diferenciar entre las dos energías nucleares. La de las centrales actuales es la de fisión, que consiste en bombardear con neutrones (a cientos de grados de temperatura), núcleos de elementos radiactivos (uranio o plutonio), para descomponerlos. Ese proceso desprende energía, que se conduce a las centrales eléctricas. La «pretending», la de fusión, se basa en copiar la reacción química que ocurre en el Sol y las estrellas, es decir, juntar dos átomos sencillos para obtener uno más grande o complejo (lo que solo ocurre a millones de grados). Esto desprende muchísima luz y calor, lo cual explica que las estrellas o el Sol emitan sin cesar esas formas de energía.

(A la izquierda, en la fusión, el bombardeo con neutrones consigue obtener un elemento inestable, que se descompone. A la derecha, en la fusión, el H2 (deuterio), se une al H3 (tritio), formando H4 (helio)

Segundo, está «clarinete» que la diferencia básica entre ambas está en la falta de problemas de suministro y de residuos radiactivos que tendría la de fusión (el hidrógeno con el que trabaja es una fuente limpia y prácticamente inagotable).

Tercero, el «quid» de la cuestión, o como diría la difunta faraona «¿cómo me la maravillaría yo?», es (o será, si eso) lograr construir una central de fusión y conectarla a la red eléctrica, de modo que se pudiesen sustituir unas centrales nucleares por otras. Para lo cual quedan, según los expertos, unos 40 años de nada (vosotros, calvos, yo, fiambre).

Esquema comparativo

De momento es interesante saber que los tres millones de grados se han logrado concentrando 192 haces de láser en un punto del tamaño de un grano de pimienta. Energía empleada: 2 megajulios. Energía obtenida: 3 megajulios.

De este exitoso intento americano os podéis informar haciendo clic aquí.

Y si queréis saber la opinión de un experto físico, que cuenta, además, elocuentemente, cómo funcionan los experimentos europeos (basados en potentes campos electromagnéticos), en marcha en Francia y Alemania (con importante participación española), pinchad aquí.

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