Apenas habrá trabajo para quienes solo completen la educación obligatoria
Durante la próxima década las oportunidades laborales para los jóvenes españoles mejorarán debido al amplio relevo generacional que tendrá lugar y que puede reforzarse con creación de empleo neto si el crecimiento se consolida.
Las probabilidades de trabajo se concentrarán en los jóvenes más cualificados -por su nivel formal de estudios y de competencias efectivamente adquiridas-, mientras que los niveles formativos más bajos quedarán fuera del mercado de trabajo, acentuándose sobre esta base las desigualdades laborales observadas durante la crisis.
Sin iniciativas públicas y privadas mucho más potentes que las actuales para mejorar la empleabilidad de los jóvenes escasamente cualificados, sus riesgos de exclusión laboral son elevados, según recoge el informe de la Fundación BBVA y el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (Ivie), La formación y el empleo de los jóvenes españoles. Trayectoria reciente y escenarios futuros, elaborado por los investigadores del Ivie, Lorenzo Serrano y Ángel Soler, ambos profesores de la Universitat de València, el estudio analiza en profundidad los problemas laborales de los jóvenes de 16 a 34 años durante las tres últimas crisis, el papel de la formación en su resolución y las perspectivas de empleo para la próxima década.
Destrezas y conocimientos
Los jóvenes con estudios postobligatorios -desde bachillerato y formación profesional hasta universitarios- tienen una probabilidad mayor de estar ocupados. Su ventaja frente a aquellos con estudios primarios o secundarios obligatorios es de 10,7 puntos porcentuales para los que cuentan con un ciclo formativo profesional de grado superior y de 12,9 puntos porcentuales para los universitarios.
Ahora bien, además de los años de formación importan mucho las competencias entendidas como destrezas y conocimientos efectivamente adquiridos: un buen aprovechamiento educativo aumenta la probabilidad de inserción laboral en otros 13 puntos porcentuales adicionales, tanto como poseer estudios superiores.
La relevancia de la calidad de la formación para la empleabilidad se acentuará durante la próxima década, un periodo en el que las oportunidades de empleo se concentrarán mucho en los más cualificados: apenas habrá trabajo para quienes sólo completen la educación obligatoria -un 2,2%-; en cambio, algo más de la mitad de las ofertas -58,4%- serán para quienes tengan educación superior, universitaria o profesional.
Los autores analizan también las respuestas pasivas frente al desempleo y señalan que entre los jóvenes que ni estudian ni trabajan (ni-nis) son una minoría los que no buscan empleo. Representan sólo el 7% de las personas entre 18 y 24 años, pero si se excluyen los que perciben prestaciones por incapacidad, realizan voluntariado o labores del hogar, el porcentaje se reduce al 1,5%, unos 50.000 jóvenes.
Cuestión demográfica
En la próxima década los jóvenes españoles van a tener más oportunidades de trabajo por una cuestión demográfica, al combinarse un importante relevo generacional con una disminución importante del número de personas menores de 35 años. La elevada cifra de jubilaciones hará que los puestos de trabajo a cubrir -8,9 millones en el escenario base- superen con mucho el empleo neto creado (1,2 millones).
El aumento neto del empleo se va a concentrar en los puestos de trabajo que exigen mayor cualificación -directores y gerentes, técnicos y profesionales científicos e intelectuales, o técnicos y profesionales de apoyo- que, en gran medida, responden a las características de los titulados con estudios universitarios o formación profesional superior. La previsión es que el 73% del empleo neto creado sea de este tipo.