Desconexión entre la oferta formativa y lo que buscan las empresas en los trabajadores
El mercado laboral español tiene en la actualidad dos grandes puntos negros que dificultan su competitividad: por un lado, la desconexión entre la oferta formativa y lo que buscan las empresas en los trabajadores; y, por otro, la presión salarial que empiezan a ejercer los trabajadores cualificados, sobre todo en las industrias, por la escasez de este colectivo. En menor medida, la economía también adolece de otras dos presiones al alza: una baja participación laboral, sobre todo del colectivo de jóvenes menores de 25 años, y aún cierta rigidez de la normativa laboral.
Estas son las principales tensiones detectadas en el mercado de trabajo español por parte del Global Skills Index que elabora la multinacional británica de selección de personal Hays. Este indicador–al que ha tenido acceso CincoDías– ha medido por cuarto año consecutivo la competitividad de los mercados laborales de 31 países de todo el mundo analizando la presión que ejercen siete variables. Estas son: el nivel de participación del mercado laboral (tasa de ocupación); la flexibilidad normativa; el grado de desajuste entre la formación de los trabajadores y la demanda de las empresas; la presión salarial en general y, en particular, la de los trabajadores cualificados y los directivos; y, finalmente, la flexibilidad educativa.
Así, los técnicos que han elaborado esta medición otorgan 10 puntos (la máxima negativa posible) al desajuste entre la formación de los trabajadores españoles y las habilidades que piden las empresas. E igualmente dotan de esta máxima puntuación negativa a la presión que están ejerciendo las retribuciones de los profesionales cualificados de la industria. Mientras que la baja participación laboral recibió 7,1 puntos y la rigidez normativa, 5,2 puntos.
En términos generales, en este indicador España ocupa el tercer lugar de los 31 países analizados, con mayores presiones o puntos negros que hacen menos competitivo su mercado laboral. En concreto, sacó una puntuación general de 6,4 puntos (siendo 0 los mercados con menos presiones y 10 los que más).
Esto significa que solo superan a España los escenarios laborales de Suecia y Estados Unidos, que tienen actualmente mayores tensiones que las que venían teniendo tradicionalmente, según el índice de Hays. Y coloca al mercado español un punto superior al índice global de los 31 países analizados, que se situaron en una media de 5,4 puntos.
Oportunidad desaprovechada
El director general de Hays en España, Christopher Dottie, considera que España “no ha aprovechado las oportunidades que podría haber tenido por la crisis para recualificar y adaptar a sus trabajadores”. Eso, provoca el desajuste entre la oferta de fuerza de trabajo disponible y la que demandan las empresas de los sectores económicos más competitivos.
A esto se suma, según el análisis de Hays, que pese a la “robusta recuperación” de la economía española, su mercado laboral sigue teniendo la tasa de paro más elevada de todos los 31 países analizados. Así, aunque la reforma laboral de 2012 flexibilizó la regulación y restó algo de protección a los trabajadores, aún persisten dos problemas estructurales en el mercado español: la elevada tasa de paro de larga duración y la baja participación de los jóvenes en el empleo.
“Todos estos condicionantes hacen que haya muchos sectores –como la informática y las ingenierías sobre todo– donde hay una clara falta de profesionales cualificados y esto está tirando ya de sus salarios al alza de forma intensa”, aseguró Dottie.
Pero aún subiendo los salarios de estos profesionales se produce la paradoja –explica el director general de Hays en España– de que la tasa de paro más alta de los países de nuestro entorno convive con la existencia de un buen número de vacantes que no pueden cubrir las empresas”.
De ahí que Dottie asegura que la economía española se verá obligada en los próximos cuatro o cinco años, si no antes, a atraer inmigrantes cualificados para cubrir las necesidades de su mercado laboral.