Instruyen a los alumnos en cómo afrontar retos, hablar en público y a trabajar en equipo para triunfar
El emprendimiento debe enseñarse desde las escuelas”. Este mensaje ha sido repetido con cierta frecuencia, por parte de instituciones políticas y empresariales, desde que la crisis pusiera a miles de trabajadores en la tesitura de iniciar un negocio por su cuenta. Una idea que, al menos en el sistema educativo español, no se termina de concretar de una manera homogénea entre los distintos tipos de enseñanza. La más aproximada, como es la introducción de la llamada educación financiera, ha sido además objeto de un intenso debate público sobre sus ventajas e inconvenientes.
Pero en otros países, el fomento de ese espíritu emprendedor, e incluso de habilidades más propias de la educación postescolar, como la capacidad de liderazgo, están integradas desde las edades más tempranas de sus sistemas educativos. “Trabajamos en un concepto general de formar al ciudadano del siglo XXI”, afirma Frank Müller, director del Colegio Alemán de Madrid, cuya formación sigue las bases educativas del país de origen. Las resume en dos:“dar a los alumnos una capacidad de autonomía, y a la vez, desarrollar su confianza. El conocimiento de las asignaturas, por supuesto, es fundamental, pero insistimos principalmente en dotarles de esa libertad”. Esta le permite al alumno, explica Müller, ganar en seguridad y en dotes de comunicación. ¿Y cómo se trabaja? “En Ciencias, por ejemplo, dividimos a los alumnos en los laboratorios en equipos pequeños. El profesor les señala un tema a trabajar y ellos lo desarrollan hasta su presentación. Con esta mecánica empiezan en primaria y la mantienen hasta el bachiller”.
También lo hacen con la enseñanza de idiomas:“no aprenden palabra por palabra las reglas de la gramática. Es una estrategia de inmersión, se les dan situaciones sobre las que tienen que actuar”. El trabajador alemán suele definirse como tremendamente eficaz. Para Müller, es una característica que responde a una tradición del sistema germano, iniciada en el siglo XIX y adaptada en los años que han seguido. “Los empleados trabajan en equipo en todas las empresas, y todos tienen que aportar algo para conseguir el éxito. Eso es cooperación, y también conocimiento e interacción, conceptos en los que nosotros creemos”.
Gillian Flaxman, directora del colegio del British Council, que adapta el sistema educativo británico, enumera la lealtad, la flexibilidad, la empatía, la resiliencia, “y la pasión por los retos, que los chicos sepan afrontarlos”, como los valores principales que trasladan a los alumnos. “Trabajamos aspectos como la solución de problemas, liderazgo, trabajo en equipo, hablar en público, emprendimiento…” Conceptos, algunos de ellos, que no parecen los más habituales para la edad escolar:“Para nosotros es muy importante que los niños entiendan las responsabilidades de los mayores”, apunta Flaxman.
Enseñan economía desde los 14 años y fundamentos financieros desde primaria:“Entre los 14 y los 16 hacen un concurso de ser emprendedor. Buscan un producto que pueda venderse en edades infantiles:hacen un plan de marketing, un plan de negocio, y tienen que explicar todo después en público”.
Aún con todo, el director del Colegio Alemán, Frank Müller, identifica puntos que todavía se pueden mejorar en la edad escolar. “Sobre todo, valorar más las competencias específicas”. El responsable habla de introducir, de manera progresiva, un concepto más integrador de enseñanza:“Pasar de una enseñanza de las materias, cada una de forma individual, a hacerlo combinando los factores que los alumnos van aprendiendo de todas ellas. Una orientación a competencias, y menos hacia los conocimientos puros de materias”. Y es que el sistema educativo perfecto aún está por descubrir.