informe ‘El futuro de los trabajos 2018’ (‘The Future of Jobs 2018’), publicado este lunes y en el que el Foro Económico Mundial (FEM) 17/09/2018
De un tiempo a esta parte, el gran esfuerzo de los análisis sobre el futuro del empleo realizados por las grandes instituciones parece encaminado a suavizar el conocido discurso apocalíptico de automatización y paro masivo. Lo hace una vez más el informe ‘El futuro de los trabajos 2018’ (‘The Future of Jobs 2018’), publicado este lunes y en el que el Foro Económico Mundial (FEM) se centra en “el potencial de las nuevas tecnologías”. Automatización, algoritmos y otros avances remarán en la misma dirección, no solo para destruir puestos de empleo sino también para generar “nuevos trabajos de alta calidad”.
Un análisis positivo, concluye en el prefacio del trabajo Klaus Schwab, fundador y presidente ejecutivo del FEM. Aunque estemos acostumbrados a esta clase de informes, conviene reparar en este por su capacidad de marcar agenda, ya que la anterior edición del informe biaunal, publicada en enero de 2016 y reconvertida en libro superventas (‘La cuarta revolución industrial’), se ha convertido en uno de los argumentos de autoridad más citados en todos los vaticinios sobre el futuro laboral. Especialmente en lo que concierne a las medidas tomadas de aquí a 2022 para evitar un “indeseable escenario en el que todos pierdan”, en palabras del alemán, que se traduciría en desempleo masivo, escasez de talento y una creciente desigualdad.
Los empleos redundantes son repetitivos, de cuello blanco y necesitan una cualificación media. Por ejemplo, cajeros de banca, contables o secretarios
El Foro Económico Mundial señala directamente a las empresas como aquellas que deben evitar que esto ocurra y las acusa de, hasta el momento, no estar haciendo lo suficiente. Tan solo un puñado de trabajadores, ya bien formados y bien valorados dentro de la compañía, están recibiendo el entrenamiento necesario para enfrentarse a la cuarta revolución industrial; el resto corre el riesgo de quedarse atrás. Y un 84% de las compañías piensa enfrentarse a las nuevas necesidades contratando nuevos trabajadores con las habilidades que buscan, mientras que solo un 72% planea reentrenar a la plantilla de la que ya dispone. Fichar antes que reaprovechar, una pesadilla para millones de profesionales.
La solución, sugiere el informe, no puede encontrarse únicamente en cruzar los dedos y confiar en encontrar en el mercado a los trabajadores con la formación necesaria. Hay una carrera contrarreloj: de aquí a 2022, al menos el 54% de los trabajadores tendrán que mejorar sus habilidades. Seis meses serán suficientes para un 35% de ellos, de seis meses a un año para el 9% y hasta un 10% deberá formarse durante más de un año en materias en auge, como el pensamiento analítico, la innovación, el aprendizaje activo, el diseño tecnológico o la programación, algunas de las habilidades más demandadas en el próximo lustro. Y precisamente ellas serán las que moldeen los empleos que serán más y menos demandados.
El largo adiós de los empleos de cuello blanco
‘Redundante’ es el adjetivo utilizado en el informe para referirse a todos aquellos empleos que resultarán cada vez más prescindibles. Suelen ser empleos rutinarios, de cuello blanco y que requieren habilidades de nivel medio. Están localizados sobre todo en los sectores de la banca comercial y el comercio, que ya han notado los efectos negativos durante estos años y que verán cómo se agrava aún más su situación. Esta es una pequeña relación de todos aquellos puestos que el informe considera redundantes:
Todos ellos tendrán que enfrentarse a un problema común, que es que las habilidades que requerirán los nuevos roles son muy diferentes a las que ya tienen. Es la frontera que separa a los trabajadores del sector bancario de los del comercial: aunque ambos verán sensibles cambios, los primeros lo tendrán mucho más fácil a la hora de conseguir un nuevo empleo de calidad, dado que su nivel de formación inicial es más alto. Peor lo tendrán trabajadores como los cajeros o los vendedores, que componen alrededor del 45% de dicha industria, apenas gozan de educación avanzada y probablemente tendrán que cambiar de sector.
La mayoría de empleos que se mantendrán estables de aquí a 2022 requiere un mayor nivel de especialización o forma parte de los escalafones superiores de la jerarquía empresarial. Se trata de jefes ejecutivos, directores de operaciones, especialistas en recursos humanos o gestión de riesgos, analistas o ingenieros especializados en energía, robótica o petróleo. También otros profesionales como los analistas de datos, profesores universitarios o especialistas en logística, que formarán parte de ese 48% de trabajadores que se quedarán más o menos como están.
Y ahora, las buenas noticias
¿Cuáles son los empleos y las habilidades en auge? Leyendo en los posos de los caros cafés tomados en la montaña de Davos, se llega a la conclusión de que se trata de aquellos basados en la tecnología, pero también los que emplean habilidades humanas claras. O el hombre o la máquina: los primeros están relacionados con el desarrollo de ‘software’ o el análisis de datos, y los segundos con el contacto directo con los usuarios (como los profesionales del ‘marketing’). Esta es una breve relación de los trabajos que, según el informe, crecerán con fuerza durante el próximo lustro.
El informe hace hincapié en el ‘boom’ que van a vivir nuevos roles especializados en el manejo de las tecnologías emergentes, como la inteligencia artificial, ‘big data’, analistas de seguridad de información o, irónicamente, los expertos en procesos de automatización. Esa es, precisamente, una de las grandes amenazas que se ciernen sobre los trabajadores. Alrededor de un 50% de las empresas espera reducir sus plantillas a tiempo completo debido a la automatización de aquí a 2022. Sin embargo, alrededor de una cuarta parte espera aumentar la creación de puestos.
Repartiéndose el pastel
El informe se centra, por primera vez, en cómo humanos y robots se van a repartir las horas trabajadas, que pasarán de un equilibrio de un 71% para humanos y un 29% para máquinas actual a un sorprendente 58% y 42%. Actualmente, no hay ninguna labor en la que el robot realice más trabajo que los humanos, pero así será en el año 2022. Concretamente, en el procesamiento de datos e información, donde la mayor parte de las labores serán realizadas de forma automática.