Madrid 31 AGO 2019
Cada vez hay más centros que diseñan asignaturas para formar a niños emprendedores y una unanimidad internacional que promueve que la formación en finanzas comience cuanto antes
Niños empresarios que gestionan sus finanzas. Suena a antítesis, a pequeños que elaboran las facturas de IVA de sus Lego, que hacen la declaración de la renta de sus pagas y sus gastos en chuches y buscan la mejor hipoteca para su casa de muñecas. Unir la infancia con los negocios y las finanzas puede sonar raro pero cada vez hay más centros educativos que diseñan asignaturas para formar a niños emprendedores y una gran unanimidad internacional que promueve que la formación en finanzas comience cuanto antes. Pero vayamos paso a paso. Para empezar, hay diferencias importantes entre enseñar a los niños a gestionar sus finanzas y formarlos en materias empresariales.
Gestión de finanzas
España se sitúa por debajo de la media entre los países de la OCDE en formación financiera para niños y adolescentes: el 22% de los jóvenes españoles de 16 años no llega al nivel básico de educación financiera, según los últimos resultados publicados por el informe PISA. Es decir, una vez terminada la educación obligatoria y teniendo ya edad para trabajar, los jóvenes no saben gestionar sus ingresos, realizar la declaración de la renta o no diferencian entre un préstamo y un crédito. En general, hay consenso en que esta situación puede perjudicar el desarrollo económico de los ciudadanos.
Hace solo unas semanas, Patricia Casado, directora comercial de la plataforma de inversión colectiva de Socios Inversores, aseguraba en una entrevista que hay que inculcar estos conocimientos desde pequeños. «Para poder tomar decisiones necesitas tener conocimientos básicos. Una cultura financiera más fuerte habría ayudado a afrontar la crisis [de 2008] y habría afectado de forma diferente a muchas personas. Cualquiera debe ser capaz de interpretar sus finanzas y saber cómo llevar sus cuentas».
Este argumento está reforzado por distintos estudios y organizaciones internacionales como Unicef, que, en su informe Educación social y financiera para la infancia, desgrana la importancia de que los niños adquieran esta formación y propone distintas medidas para estimularla. El trabajo, realizado de forma conjunta por Aflatoun y la Sección de Educación de Unicef, concluye que «promover la educación financiera en los niños y los jóvenes es esencial para asegurar una población que sea capaz de tomar decisiones con conocimiento de causa». Y continúa: «Proporcionar este tipo de conocimientos es un componente importante en la transición de la niñez a la edad adulta y la formación de ciudadanos financieramente responsables».
En esta misma línea, la OCDE, en su informe Improving Financial Literacy, sostiene que la falta de educación financiera hace a los individuos y las familias «más proclives al endeudamiento y la quiebra». También defiende la postura de que «la educación financiera debe comenzar en la escuela: los ciudadanos deben ser educados acerca de los asuntos financieros lo antes posible». Pero, ¿cómo se hace? ¿cuándo es el momento idóneo?
Uno de los motivos detrás de la falta de formación actual en finanzas es que, en general, en los colegios o institutos públicos apenas hay cabida para esta materia. La inclusión de este tipo de formación se da sobre todo en los centros privados o a través de iniciativas externas. Es lo que sucede con Junior Achievement, que imparte programas en centros educativos de todas las comunidades autónomas a través de voluntarios profesionales y docentes, con el objetivo de formar a los niños y jóvenes en tres pilares: educación financiera, emprendimiento y orientación laboral.
«Parece atrevido ir al colegio con estos temas, habitualmente considerados de adultos», reconoce Francesco Vanni d’Archirafi, presidente de Junior Achievement. «Pero los niños tienen muchísimo potencial y, con la metodología adecuada y adaptada a la edad, podemos conseguir que desarrollen su sentido de la responsabilidad, de la gestión de finanzas, sentido crítico y capacidad de toma de decisiones». Vanni d’Archirafi defiende que a una edad temprana la plasticidad del cerebro (su capacidad de adaptarse y asimilar información) permite un aprendizaje más rápido y profundo.
Parece que la clave está en cómo se enseñan estos conceptos. «Las habilidades que enseñamos a los niños son las mismas que a los más mayores. Impartimos programas desde la infancia hasta la universidad, la diferencia está en cómo se dan esos contenidos». De cara a los niños, se estimulan habilidades no cognitivas, es decir, aquellas que no están relacionadas con la adquisición de conocimiento teórico. Las dinámicas de juego y aprender haciendo se convierten en aliados para conseguir que los niños crezcan familiarizándose con esos conceptos y tengan más conocimiento cuando tengan que gestionar sus finanzas.
- Materias empresariales
El debate está servido cuando hablamos de enseñar a los niños materias relacionadas con el emprendimiento y los conceptos empresariales. ¿No son demasiado pequeños? El enfoque de Junior Achievement se centra en enseñar a los niños habilidades como la postergación de la recompensa, la perseverancia y la autonomía. «Hemos realizado un estudio para analizar el impacto de nuestros programas en los alumnos y vemos que mejoran en un 37% los niveles de perseverancia y un 24% su mentalidad de desarrollo, es decir, su creencia de que es el esfuerzo la variable que les permitirá conseguir sus objetivos», explica Vanni d’Archirafi, que relaciona estas habilidades con la capacidad de ser autónomo y emprender.
En otros centros, la formación empresarial es más evidente pero está diseñada específicamente para estudiantes de educación secundaria. Es lo que sucede con el Colegio Internacional San Francisco de Paula, en Sevilla. Se trata de un centro privado y extranjero —como sucede, por ejemplo, con el Liceo—, lo que les da total libertad para diseñar sus programas lectivos. Como parte de ellos, incluyen optativas de orientación profesional; un startup day, en el que desarrollan pequeños proyectos de empresa y hacen un pitch para presentarlos; e incluso un programa de prácticas en empresas para quienes han terminado la ESO, lo que acerca a los alumnos aprender cómo hacer un currículum o una primera entrevista de trabajo.
«Pasan por un proceso de selección como cualquier otro trabajador. Lo que queremos es que adquieran habilidades y experimenten cómo se sienten cuando pasan o no una entrevista y el resto del proceso», explica Luis Rey, director del centro. Durante las prácticas, que duran dos semanas, el tutor les evalúa según criterios específicos: adaptabilidad, puntualidad, colaboración o iniciativa. La idea es que al terminar la formación, los jóvenes tengan «capacidad de autonomía, un conocimiento básico del funcionamiento del mundo y de gestionar los recursos de los que disponen», explica Rey. «Que sean conscientes de que el dinero no crece en los árboles y que las cosas no están ahí para que ellos las cojan cómodamente cuando quieran». El bachillerato no se concibe solo como preparación para la Universidad, sino también como preparación para el mundo profesional.
Un informe de la Comisión Europea respalda esta concepción, incluso en niños de entre tres y 12 años. El documento está pensado como una guía que desgrana las necesidades básicas para formar al profesorado en emprendimiento con el fin de que los profesores puedan diseñar programas que aplicar a sus alumnos. «Con el Plan de acción sobre emprendimiento 2020 y la Comunicación «Replantear la educación», la Comisión Europea ha insistido en la necesidad de incorporar el aprendizaje emprendedor en todos los sectores de la educación», se lee en el informe. «Ambos documentos instan a los Estados miembros a proporcionar a todos los jóvenes una experiencia práctica de emprendimiento antes de finalizar la educación obligatoria». Pero matiza: «no es necesario que el emprendimiento constituya una asignatura específica: se trataría más bien de una manera de enseñar en la que el aprendizaje basado en la experiencia y la realización de proyectos tienen un papel importante».