La universidad tiene un mayor impacto en la empleabilidad de los estudiantes en España que en la media de la OCDE y la Unión Europea. Es lo que se desprende del informe La universidad española en cifras. Año 2017 y curso académico 2017/2018, elaborado por la Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas (CRUE) y presentado este miércoles en el auditorio de la Fundación Ramón Areces de Madrid.
En 2018, la tasa de empleo del mercado laboral español incluyendo todos los niveles educativos era del 69,5%, pero este porcentaje ascendía al 81,6% para la población con estudios superiores. En el caso de la media de la Unión Europea 23 y la OCDE, estos índices se situaban en 76,7% para la población activa general y en el 86,1% y el 85,4%, respectivamente, para quienes contaban con formación universitaria. Las cifras reflejan que la brecha existente entre la población que contaba con formación universitaria y la que no era mayor en España que en el resto de regiones analizadas.
Si bien para el conjunto de la población activa la tasa de empleo en España era 7,2 puntos porcentuales inferior a la de ambas zonas económicas, esta diferencia se reducía a 3,8 con la OCDE y 4,5 con la UE-23 en el caso de los trabajadores con estudios superiores. Es decir, que mientras que los trabajadores con formación universitaria mejoraban su empleabilidad un 11,3% en la OCDE y un 12,4% en la UE-23, este porcentaje llegaba al 17,4% en el supuesto de España. “Una radiografía que ilustra cómo la universidad no es una fábrica de parados como se empeñan en señalar algunas voces, sino el principal motor de empleabilidad”, recogió el vicepresidente adjunto de CRUE, Juan Julià, durante la presentación del informe. No son palabras vacías. Los datos le dan la razón. Durante la crisis y los años de recuperación económica, la universidad ha sido el principal vector de creación de empleo en España: se han generado un total de 1.135.000 puestos que requerían esta formación, lo que representa un 56% de las nuevas plazas totales.
Sin embargo, esta perspectiva de la universidad como puerta al empleo no se traduce necesariamente en una herramienta para corregir la desigualdad. Existe una universidad pública por cada 24.000 estudiantes y cualquier joven español tiene una universidad a no más de 50 kilómetros de su lugar de residencia. Pero esto no refleja una accesibilidad real, según manifestó el presidente de CRUE y rector de la Universidad de Córdoba, José Carlos Gómez Villamandos, durante su intervención. España sigue manteniendo unas tasas universitarias elevadas en comparación al resto del panorama europeo, una problemática que se acompaña de un sistema de becas que el responsable de la institución consideró insuficiente.
El estudio denuncia que unos 45.000 alumnos –que representaban el 13,3% de los estudiantes de nuevo ingreso del curso 2017/2018– fueron excluidos de las ayudas por no cumplir el requisito académico que les exigía contar, como mínimo, con un 6,5 como nota media de acceso. Una condición que se rebajó hasta el 5,5 actual en sucesivos cursos. No obstante, los rectores consideran que la Administración pública hace un esfuerzo económico insuficiente también con los alumnos becados. Estas contribuciones rondaban los 2.550 y 2.624 euros para los estudiantes de grado y máster, respectivamente, menos favorecidos (que una familia de cuatro miembros tenga una renta anual de 13.909 euros). “Por desgracia, es un sistema demasiado exigente y excluyente que está llevando al colapso al ascensor social que siempre ha sido el sistema universitario”, afirmó Gómez Villamandos.