La mitad de la población no tiene conocimientos financieros básicos
La educación financiera sigue siendo una de las asignaturas pendientes de España. Como ponen de manifiesto los datos, uno de cada cuatro adolescentes no sabe nada de finanzas, según el último informe PISA, y más de la mitad de los ciudadanos reconoce no tener conocimientos básicos, ni saber distinguir entre el IPC o el PIB.
Asimismo, según la Encuesta de Competencias Financieras, elaborada por el Banco de España y la Comisión Nacional del Mercado de Valores, (CNMV), España se sitúa por debajo de la media entre los países de la OCDE en cuanto a conocimientos financieros.
Como pone de manifiesto el Código de Buenas Prácticas para las Iniciativas en Educación Financiera, de la Red Española de educación financiera, «se trata de un proceso por el que los inversores y consumidores financieros mejoran su comprensión de los productos financieros, conceptos y riesgos; desarrollan las habilidades y confianza precisas para adquirir mayor conciencia de los riesgos y oportunidades financieras a través de la información, la enseñanza y/o el asesoramiento objetivo; aprenden a tomar decisiones financieras informadas; y desarrollan hábitos relacionados con el ahorro y la planificación del gasto».
En un momento como el actual, tener estos conocimientos es de vital importancia. De hecho, en España, el ciudadano es más conocedor de los productos de endeudamiento que de los de ahorro. De acuerdo con los datos del Banco de España, las familias españolas guardan el 4,9% de su renta bruta para los ahorros, el tercer dato más bajo de la zona euro. Una cifra que contrasta con la de otros países europeos.
España se sitúa por debajo de la media entre los países de la OCDE en cuanto a conocimientos financieros
Así, Alemania casi cuadruplica el nivel de ahorro de España. Otros como Países Bajos, Eslovaquia, Francia o Austria, ofrecen una tasa de ahorro por encima del 12%. En este sentido, casi el 80% del patrimonio de los españoles está en manos del inmobiliario. Una estructura muy diferente a, por ejemplo, Reino Unido, donde la inversión en vivienda no supera el 50% del total. De este modo, si los activos financieros de las familias españolas suponen casi el 180% del PIB, en países como Reino Unido, Dinamarca, Países Bajos o Suecia, alcanzan más del 300%.
España necesita mejorar
Estas desigualdades entre los diferentes territorios están asociadas con la falta de educación financiera. Según indica el informe ¿Por qué educar en economía familiar y empresarial?, de PwC y la Fundación Contea, aquellos países con más del 60% de su población formada financieramente, como Reino Unido, Países Bajos o Suecia, tuvieron caídas acumuladas del PIB inferiores al 4% en la anterior crisis, mientras que países como España o Italia, con puntuaciones de conocimiento financiero por debajo del 50%, sufrieron importantes desaceleraciones de la economía del entorno del 10%.
En España la educación financiera en las aulas se introdujo en el año 2014. Los alumnos de primaria reciben una formación, pero de carácter básica y dentro de la asignatura de ciencias sociales. En secundaria hay una asignatura específica de economía en cuarto de la ESO con conocimientos más avanzados, sin embargo, no es obligatoria con lo que deja fuera a los alumnos que no la escojan. Por otro lado, desde 2011, el Banco de España y la CNMV ofrecen también un programa de formación financiera en centros educativos.
«Es evidente que cuanto antes se comiencen a impartir estos conocimientos, mayor será su efectividad y su utilidad. Instruir en la escuela sobre educación financiera tiende a facilitar la reducción de diferencias entre los alumnos, con independencia de su extracción social y económica, y sirve para reducir en el futuro la desigualdad de ingresos y de riqueza», señalan desde el Proyecto Edufinet, impulsado por Unicaja Banco y la Fundación Unicaja.
Por su parte, Gonzalo Rengifo, director general de Pictet AM en Iberia y Latam y miembro del Observatorio Inverco, indica que «es momento de situar la educación financiera en las enseñanzas básicas, siendo en cualquier caso una obligación natural y prioritaria de los padres (el mejor ejemplo es el que se da en casa)». En este sentido, Rengifo recomienda Mi primer libro de Economía, Ahorro e Inversión, de María Jesús Soto.
«A un niño, a partir de siete u ocho años, se le puede hacer partícipe de tareas que impliquen cierta responsabilidad financiera, como la compra semanal, estudiar el coste de unas vacaciones o administrar la paga. Ahora bien, si además somos capaces de implantar cursos de educación financiera en los colegios, el ahorro y la buena gestión del dinero serán unas fortalezas de la actual generación, la cual se enfrenta a importantes desafíos en el futuro», añade.
Un buen termómetro para medir cuáles son los países mejor situados es el informe de PISA, que se centra en los conocimientos de los más jóvenes. «Si atendemos a este estudio, los países con mejores perspectivas son Estonia, Finlandia y Canadá. Lo que cabría plantearse es qué medidas se toman activamente por estos países para la obtención de estas mejores puntuaciones por sus alumnos, lo que, a medio y largo plazo, incidirá directamente en el bienestar de unos ciudadanos que estarán en posesión de unas mejores competencias financieras», sostienen desde el Proyecto Edufinet.
«Queda mucho camino que recorrer y si empezamos desde la escuela sería mucho más fácil. Por ello tratamos de promocionar la formación en colegios. En cualquier caso, la educación financiera es una labor diaria, en la que tanto los medios de comunicación, como profesionales y entidades tenemos que seguir avanzando y aportando», recuerda Gonzalo Rengifo.
Países Bajos es puntero en la EEF
Como recoge el informe ¿Por qué educar en economía familiar y empresarial?, de PwC y la Fundación Contea, la jornada escolar española presenta la mayor duración (en comparación con Reino Unido y Países Bajos) y, por tanto, cuenta con el tiempo suficiente para ofrecer una formación de calidad. Pese a ello, dedica muchas menos horas que Países Bajos a las asignaturas vinculadas a la educación económico-financiera (EEF).
Mientras que España da 2,8 horas semanales de media de asignaturas con contenidos financieros (9,9% de la jornada escolar), suponiendo que un alumno curse todas las asignaturas de EEF, Países Bajos da 6 horas a la semana (22,4% de la jornada escolar). Las puntuaciones obtenidas, calculadas como el porcentaje de horas dedicadas a la semana a contenidos de EEF sobre la jornada escolar, reflejan que Países Bajos es puntero en la dedicación doblando a Reino Unido y España. Existe una clara correlación entre las horas de dedicación y los buenos resultados.