EDUCACIÓN FINANCIERA

¿Qué es el euríbor, la TAE, la amortización y el tipo fijo o variable?

Seis de cada diez españoles tienen dificultades para comprender la documentación bancaria, según ING

En las finanzas personales, hay algunos conceptos básicos que se deben conocer, sobre todo para no tener dificultades a la hora de, por ejemplo, contratar una hipoteca. Según un reciente estudio de ING, el 62% de los españoles reconoce que le cuesta comprender la documentación relativa a la formalización de un préstamo hipotecario. Conceptos como TIN y TAE, euríbor, amortización, intereses fijos o variables… pueden suponer un quebradero de cabeza si no se entienden.

Únicamente un 17% de los españoles considera que la documentación para contratar productos y servicios financieros es sencilla. Además, un 23% admite no haberse enfrentado nunca a este tipo de documentación, de acuerdo con la encuesta realizada por el banco, que detalla que, entre aquellos españoles que tienen problemas para interpretar la documentación bancaria, un 25% reconoce que, aunque llega a entenderlo, tiene que invertir tiempo y esfuerzo; y un 19% siente que no siempre resuelve sus dudas, sobre todo cuando la información está relacionada con la contratación de hipotecas y seguros. Por su parte, un 15% de los españoles reconoce no entender la documentación bancaria en ningún caso por considerarla poco accesible.

Con el fin de poder discenir la letra pequeña, a continuación aclaramos algunos de los términos financieros más comunes.

TIN y TAE

Según la encuesta de ING, un 55% confiesa desconocer qué es el TIN, el 29% reconoce no saber qué es la TAE. Pues bien, el TIN (tipo de interés nominal) es el precio que la entidad financiera cobra por prestar o que paga por depositar (en el caso de los depósitos), mientras que el TAE (tasa anual equivalente) incluye, además del TIN, los gastos y comisiones asociados a los productos. Según explica el Banco de España, el TAE permite comparar distintas ofertas de préstamos o créditos, con independencia de sus condiciones particulares.

Euríbor

Es el tipo de interés al que las entidades de crédito están dispuestas a prestarse fondos en euros entre sí y uno de los tipos de referencia de los que depende lo que pagan muchos hogares por su hipoteca.

El 40% de los encuestados por la entidad no tiene claro qué es el euríbor. Además, según un análisis realizado por Rastreator, 6 de cada 10 jóvenes de 18 a 24 años no sabe qué es ni a qué afecta el euríbor.

Este índice se hizo famoso allá por 2008, cuando alcanzó su máximo histórico (5,5%) y los hipotecados se dieron cuenta de que sus cuotas hipotecarias se disparaban. Y es que la mayoría de las hipotecas variables en España están referenciadas a este indicador, cuyo valor se suma al diferencial que aplican las entidades en los préstamos a tipo variable. Es decir, si el diferencial es del 1% y el euríbor se sitúa por ejemplo en el 3%, entonces el interés a pagar es del 4%.

Además, cuando empezó a bajar y muchos veían que su letra mensual no variaba por tener la llamada cláusula suelo, que impedía beneficiarse de las caídas del euríbor, volvió a tomar relevancia. La banca tuvo que eliminar esas cláusulas por abusivas.

Las hipotecas sujetas al euríbor generalmente se revisan cada año (o semestralmente) y se actualizan al alza o a la baja, según la situación del índice en el momento de la revisión. El banco calculará la nueva cuota mensual con base en el último euríbor publicado en el Banco de España en el BOE. Ahora,el euríbor a 12 meses se sitúa en niveles mínimos históricos cercanos al -0,5% y beneficia a los hipotecados.

Tipo fijo y variable

Las hipotecas a tipo de interés variable fluctúan en función de la evolución del índice al que están referenciadas, mayoritariamente el euríbor. Así, el interés a pagar es el resultado de la suma del del índice y un porcentaje constante, conocido como diferencial. Según informa el Banco de España, «no podrán establecerse límites a la baja y el interés del préstamo no podrá ser negativo». Una de las ventajas es que el tipo de interés inicial suele ser inferior al de las hipotecas a tipo fijo y se suele ofrecer la opción de plazos de amortización más largos, normalmente entre 20 y 30 años o incluso más. Entre las desventajas, se paga una cuota mayor si los intereses suben, aunque es al contrario si bajan.

En las hipotecas a tipo fijo el interés es estable y la cuota mensual a pagar permanece fija durante toda la vida del préstamo. Su lado bueno es que se sabe de antemano cuánto se paga cada mes, sin preocupaciones por las subidas o bajadas de tipos, lo que otorga estabilidad y tranquilidad. Además, en los últimos años los tipos fijos se han abaratado hasta niveles nunca vistos (2,72% de media, según Estadística) y están ya muy cerca de los precios variables (2,19%), aunque todavía se sitúan por encima. Así, y con el euríbor actual en negativo y en mínimos, quien contrate una hipoteca fija pagará más que con la variable, al menos hasta que suba el euríbor, algo que no se espera a corto plazo.

Amortización

Amortizar es pagar la deuda del préstamo para devolver el dinero inicial, más los intereses, al prestamista. Se puede realizar en un pago único, es decir, de una sola vez finalizado el plazo de devolución pactado, o de forma periódica a plazos. En las hipotecas, las entidades aplican normalmente el sistema de amortización francés, que implica pagar más intereses al principio y menos capital y menos intereses al final. Su ventaja es que se sabe lo que se va a pagar en cada periodo (en caso de que el interés no varía) y su inconveniente es que el principal del préstamo no empieza a saldar hasta la parte final del préstamo.

Loan To Value

Cuando se pide una hipoteca, normalmente hay que tener dinero ahorrado (en torno al 20% del precio de la vivienda más otro 10% para gastos) dado que, por lo general, las entidades financieras solo financian el 80% del valor de compraventa o tasación. Ese es el importe de financiación o Loan To Value. Así por ejemplo, para la compra de una vivienda de 150.000 euros, si la entidad ofrece un LTV del 80%, significa que está dispuesta a prestar 120.000 euros para financiar su adquisición. El resto, hasta los 150.000 euros, debería ser aportado por el cliente.

“El problema que existe muchas veces con este déficit en educación financiera es que hace que el usuario acabe pagando más de lo que debía e incluso llegue a tomar decisiones erróneas que luego pueden repercutir negativamente en el futuro y en sus ahorros. Por eso, apostar por una mayor educación financiera desde edades tempranas ayudará a mejorar y solventar esta problemática ”, explica Sergio Carbajal, responsable de hipotecas de Rastreator.

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