- Los consumidores españoles son los que más priorizan el precio en el continente
- Los consejeros delegados de la alimentación alertan de que 2022 será peor que 2021
España es el país de Europa donde más cayó el consumo el año pasado. Según un estudio elaborado por la consultora McKinsey y la patronal Eucommerce, las ventas disminuyeron un 7,4% frente al 0,6% de promedio en Europa. Frente a lo que ha ocurrido aquí, Polonia registró un crecimiento del 3,2%; Italia del 2,3%; Países Bajos del 0,9% y Suecia, por ejemplo, del 0,4%. En Francia, Reino Unido o Portugal sí que hubo caídas, pero mucho menores a las del mercado español, del 2,2%; el 1% y el 0,1%.
La razón principal de esta merma radica a la recuperación de la hostelería y el consumo fuera del hogar y a que en 2020 se produjo un acaparamiento durante las primeras semanas de la pandemia, que se ha vuelto a repetir con la invasión rusa de Ucrania y el paro de los transportistas.
En conjunto, en 2021 las ventas en volumen se desplomaron un 8,3% en España, frente al 0,1% de caída solo de media Europa, aunque siguen aún por encima de los niveles precios al Covid-19. Ignacio Marco, socio senior de McKinsey alerta, además, que «de cara a 2022, según las encuestas con los consejeros delegados de 60 empresas de alimentación que hemos llevado a cabo, se espera que las condiciones de mercado empeoren«.
Crecimiento del descuento
Y en ese entorno destaca especialmente el crecimiento de las tiendas de descuento. «El año pasado los retailers y los discounters online continuaron superando al mercado, con un aumento de los ingresos online del 8,8% en toda Europa en comparación con 2020″.
María Miralles, socia senior también McKinsey, resalta de hecho pese a la caída de las ventas en el último año en las tiendas el crecimiento que se está produciendo del canal online. «Con respecto al canal online sin embargo, observamos un aumento de 3,3% de los ingresos el año pasado, siendo el único canal que experimenta crecimiento debido al cambio en los hábitos compra de los consumidores, muy beneficiado por la pandemia», asegura. La escalada de la inflación comienza además hacer estragos entre los consumidores españoles.
El 48% realiza sus compras atendiendo al precio de los productos y las ofertas y promociones de los mismos. Son cuatro puntos porcentuales más que en 2021 y seis por encima de Europa. Según McKinsey, este año se presenta con dos tendencias claras. Por un lado, la fuerte presión sobre los márgenes a raíz del aumento de los costes y la reducción del poder adquisitivo de los consumidores, con hogares buscando alternativas y promociones más baratas y una mayor sensibilidad al precio. Y, por el otro, una demanda polarizada, con consumidores con ingresos altos que mantienen el crecimiento en productos saludables, sostenibles y premium, mientras que los hogares con menor renta disponible se reduce el gasto.
Beatriz Rastrollo, socia junior de McKinsey y coautora del estudio asegura que «los retailers de alimentación se enfrentan al triple reto de incorporar perfiles con habilidades muy demandadas por muchas empresas como son las tecnológicas, digitales y analíticas; invertir en el modelo de aprendizaje del personal actual para que puedan desarrollar con éxito unos roles que van evolucionando día a día; y mejorar la retención del talento interno en un sector con alta rotación».