El excedente de las compañías crece un 15% en 2022 frente al 6% de las remuneraciones
Al cierre del año 2022, tanto las remuneraciones de los asalariados como los márgenes empresariales recuperaron su peso tradicional en la renta nacional bruta de España, un indicador que a grandes rasgos se asemeja al producto interior bruto (PIB). El comportamiento de estos dos epígrafes, sin embargo, fue asimétrico: mientras que los beneficios de las compañías ganaron terreno, los sueldos perdieron protagonismo.
Los datos provisionales que ofrece la contabilidad nacional del Instituto Nacional de Estadística (INE) sitúan los salarios en los 622.805 millones de euros en el conjunto del ejercicio, el 46,8% de una renta nacional bruta que llegó a los 1,3 billones de euros. Por su parte, el excedente de explotación bruto ascendió a los 574.035 millones, un 43,2%. Las cifras, explican varios expertos consultados, muestran que los dos grandes indicadores han recuperado su magnitud habitual dentro del PIB, pero también anticipan un avance más consistente y rápido de las ganancias empresariales.
El excedente bruto de explotación, detalla Estadística, es el remanente generado por las actividades de explotación una vez recompensado el factor trabajo. Es un epígrafe que incluye las rentas del capital, pero también contempla el beneficio de las empresas privadas y públicas, el pago de intereses, la amortización de los factores de producción, la renta imputada a los propietarios de inmuebles y los beneficios de los autónomos.
Los datos no están todavía cerrados, pero “sí muestran una clara y rápida recuperación del excedente de explotación”, detalla María Jesús Fernández, economista sénior de la Fundación de las Cajas de Ahorro (Funcas). En el año 2021, que en la primera mitad todavía arrastraba los efectos de la pandemia de Covid-19, el peso del excedente de explotación sobre el PIB cayó al 40,9%, el porcentaje más bajo de la serie histórica. Enfrente se situaron los salarios, que llegaron al 48,5%. Tan solo un ejercicio después la tendencia se invirtió: el primer indicador creció en 2,3 puntos porcentuales y el segundo se moderó en 1,6 puntos.
En términos absolutos, y teniendo en cuenta que la riqueza nacional bruta creció considerablemente al son de la recuperación económica, los salarios avanzaron un 6% anual, lejos de la subida del 15% que registraron los márgenes empresariales.
La tendencia registrada, ilustra Fernández, no quiere decir que los márgenes vayan a ponerse por encima de los salarios, sino que la radiografía previa a la crisis sanitaria se ha recuperado de forma veloz. En cambio, añade, lo que sí muestra la evolución es que el excedente de explotación avanza con ritmo, algo que podría llevar a que en 2023 se estrechase la diferencia entre las remuneraciones y los márgenes, pudiendo situarse en proporciones más cercanas. Hasta ahora, la menor brecha se registró en 2017, cuando el espacio entre los dos epígrafes sobrepasó por poco los 0,5 puntos.
Todos estos números, apunta Manuel Hidalgo, profesor de Economía de la Universidad Pablo de Olavide y senior fellow de EsadeEcPol, también tienen que leerse en términos de inflación. Es “obvio”, explica, que una parte muy concreta de la escalada de los precios ha sido impulsada por los márgenes empresariales “de ciertos sectores”. Sin embargo, también hay que recordar que “no todas las empresas han presentado resultados extraordinarios”, por lo que el análisis podrá afinarse una vez que el INE publique los datos oficiales.
Por ahora, las cifras preliminares de Estadística coinciden con el último análisis del Banco de España, en el que se constataba que los beneficios empresariales han crecido siete veces más que los salarios en 2022. Según el supervisor, las ganancias de las compañías no financieras aumentaron un 21% anual de media hasta el tercer trimestre del año pasado, tanto por la recuperación de la actividad tras la pandemia como por las subidas de precios. El Ministerio de Economía, por su parte, defiende que los márgenes empresariales de las empresas se sitúan ya en niveles similares a los meses previos al coronavirus.
Dos modelos
Los números que deja la contabilidad nacional también sirven para evidenciar dos modelos de salida a una crisis, según explica María Jesús Valdemoro, lecturer del IESE. En 2022, tras dos años marcados por las secuelas de la pandemia, el peso de las remuneraciones de los trabajadores sobre el PIB ha vuelto a los niveles previos a la emergencia sanitaria. Es algo que, sin embargo, nunca llegó a suceder tras el estallido de la burbuja inmobiliaria posterior a la crisis financiera de 2008. En esos años, los salarios representaban el 50% de la renta nacional bruta, porcentaje que fue cayendo hasta un mínimo del 45,2% en 2017, pese al crecimiento del PIB.
Esto se explica principalmente “por los mecanismos como los ERTE y resto de políticas públicas pensadas para salvar el empleo”, detalla la experta. En 2020 el peso de los salarios sobre el PIB llegó al 49,8% porque la economía cayó y las remuneraciones se mantuvieron. Ese músculo es el que ha permitido que el indicador haya aguantado y esté hoy en niveles de hace dos años.