Eleva en 25 puntos básicos el precio del dinero, al 4,5%, el nivel más alto desde 2001. Revisa al alza su previsión de inflación, al 3,2% en 2024, y recorta la previsión de crecimiento al 0,7% este año
El Consejo de Gobierno del BCE ha celebrado hoy la reunión más difícil desde que emprendió, en julio del año pasado, la senda imparable de las subidas de tipos. Y ha decidido un nuevo incremento en el precio del dinero de 25 puntos básicos, hasta el 4,5%, el nivel más alto desde 2001. Esta vez, según reconoció la presidenta Christine Lagarde, no fue por unanimidad sino por una “sólida mayoría” y con voces críticas contra un nuevo aumento del precio del dinero que va a estrangular aún más el crecimiento y a encarecer todavía más el pago de los créditos. Pero al BCE no le tembló el pulso y decidió el décimo incremento consecutivo de los tipos pese a la amenaza de provocar, esta vez sí, una recesión económica. El banco central echa el resto en su lucha contra la inflación aunque sugiere también que la subida de hoy puede ser la última.
En la decisión del BCE ha pesado hoy una vez más la voluntad de combatir a toda costa el avance de los precios. El dilema era profundo, puesto que el IPC ya se había relajado desde tasas superiores al 10% del pasado año al 5,3% del último dato de agosto. En paralelo, el crecimiento de la zona euro es anémico, de tan solo el 0,1% en el segundo trimestre, un dato que ha sido rebajado desde el 0,3% del indicador preliminar. Pero el nivel de precios en la zona euro continúa muy lejos del objetivo del 2% que persigue el BCE y que no se vislumbra hasta al menos 2025. Sin embargo, junto al alza de tipos, el BCE también sugiere hoy que habría llegado al final del camino y que la subida de hoy sería por fin la última.
“El Consejo de Gobierno considera que los tipos de interés oficiales del BCE han alcanzado niveles que, mantenidos durante un período suficientemente largo, contribuirán de forma sustancial al pronto retorno de la inflación al objetivo. Las decisiones futuras del Consejo de Gobierno asegurarán que los tipos de interés oficiales del BCE se fijen en niveles suficientemente restrictivos durante el tiempo que sea necesario”, señala el comunicado posterior a la reunión. Lagarde ha sugerido en rueda de prensa que la mención a tipos en niveles “suficientemente restrictivos” durante un tiempo “suficientemente largo” implicaría no seguir elevando el precio del dinero. Y ha aclarado que el tiempo que los tipos permanezcan en los niveles actuales dependerá exclusivamente de los datos. “El recorte de tipos ni siquiera lo hemos pronunciado”, ha asegurado. Lagarde se resistió en todo caso a admitir que el BCE haya alcanzado al fin el pico en los tipos.
En su decisión de hoy, el BCE argumenta que “la inflación continúa descendiendo, pero aún se espera que siga siendo demasiado alta durante demasiado tiempo” y recuerda que “el Consejo de Gobierno tiene la determinación de asegurar que la inflación vuelva a situarse pronto en su objetivo del 2 % a medio plazo”. La inflación sigue siendo demasiado alta y lo va a ser más de lo que había estimado el banco central en junio. Así, la decisión de elevar los tipos se asienta en la revisión al alza de las perspectivas de inflación que ahora maneja el BCE, que ha rebajado además su estimación para el crecimiento. De hecho, el BCE confía en que el evidente deterioro económico sirva para enfriar definitivamente la inflación, según apuntan sus nuevas previsiones. “Las anteriores subidas de los tipos de interés acordadas por el Consejo de Gobierno siguen transmitiéndose con fuerza. Las condiciones de financiación han vuelto a endurecerse y están frenando cada vez más la demanda, lo que es un factor importante para que la inflación vuelva al objetivo”, explica el BCE.
Así, el BCE espera ahora que los precios suban de media este año el 5,6%, frente al 5,4% estimado en junio; el 3,2% en 2024, dos décimas más de la anterior previsión, y el 2,1% en 2025, una décima menos que lo avanzado tres meses atrás. Y solo una décima por encima del objetivo que persigue el BCE. La revisión al alza “refleja principalmente una senda más elevada de los precios de la energía”, apunta el banco central. En cuanto a la inflación subyacente, el BCE contempla ahora un 5,1% este año, el mismo nivel que en junio; el 2,9% en 2024 y el 2,2% en 2025, con una ligera revisión a la baja en una décima en ambos casos. Además, la institución recorta su estimación de crecimiento este año desde el 0,9% de junio al 0,7% y deja en el 1% el alza del PIB para 2024, frente al 1,5% de junio, y en el 1,5% el crecimiento en 2025.
La de hoy ha sido la reunión más abierta del Consejo de Gobierno del BCE en más de un año. Por primera vez desde que la institución decidió en julio la primera subida de tipos en más de una década, la incertidumbre sobre cuál podría ser su decisión ha sido total. Era la primera ocasión en que el BCE no había ido avanzando su inclinación por un nuevo aumento de tipos. Christine Lagarde ya apuntó en la cita de julio que todo iba a depender de los datos económicos que se fueran conociendo y dejó por primera vez abierta la puerta a hacer una pausa en la siguiente reunión.
Después de un alza acumulada de tipos de 425 puntos básicos en un año, el dilema entre combatir la inflación o no dañar en exceso el crecimiento se había agravado y acentuado la división de opiniones en el BCE. El Consejo de Gobierno afrontaba la reunión de hoy con dos opciones: decidir una nueva subida de tipos, quizá la última, que diera un mensaje claro sobre su compromiso frente a la inflación, o hacer una pausa, como la que hizo la Fed en junio, con la que dejar reposar las alzas anteriores pero enviando a la vez un mensaje de firmeza apuntando a nuevas subidas más adelante. Ha optado por la primera opción, en una decisión que no ha contado con el voto de reconocidos halcones del BCE, partidarios de combatir ante todo el alza de los precios, y que no han podido hacer efectiva su postura por el sistema de rotación de votos de los miembros del Consejo de Gobierno. Así, hoy no han ejercido su voto el presidente del Bundesbank, Joaquim Nagel, el gobernador del Banco de Bélgica, Pierre Wunsch, ni el de Estonia, Madis Müller. Los tres se sitúan en el ala dura del BCE, aunque el primero de ellos es el halcón con mayor influencia en la institución.
El BCE subió los tipos, aun a riesgo de pasarse de frenada en su lucha frente a la inflación, pero no ha entrado aún a debatir el endurecimiento adicional del resto de sus herramientas de política monetaria, según reconoció Lagarde. La reinversión de los bonos que vayan venciendo del programa antipandemia (PEPP) se mantendrá tal cual hasta al menos finales de 2024, mientras que la cartera del programa APP, con 3,13 billones de euros, “está descendiendo a un ritmo mesurado y predecible”, defiende el BCE. La reducción de balance es el paso inevitable en todo caso antes de poder plantear cualquier bajada de tipos.
Los inversores habían dado un 65% de probabilidades a una subida de tipos en la reunión de hoy, una apuesta que ha estado precedida de semanas de incertidumbre y de cambios en las expectativas. De hecho, la apuesta mayoritaria hace tan solo unos días era por una pausa, pero esa previsión dio ayer un brusco giro al conocerse que el BCE revisaría hoy al alza su estimación de IPC para 2024 por encima del 3% apuntado en junio, según avanzó Reuters.
El final definitivo de las alzas de tipos cada vez está más cerca y la subida de hoy apunta a ser la última. Aunque la reunión de hoy evidencia la dificultad de gestionar cuál debe ser el punto de llegada sin causar un daño excesivo al crecimiento y asegurando, por encima de todo, que la inflación ha quedado bajo control. El nivel de precios sigue siendo elevado en todo caso, por lo que la perspectiva es de tipos de interés altos durante bastante tiempo.
“La inflación subyacente también es elevada, situándose en el 5,1% en el segundo trimestre, pero el crecimiento por debajo de la tendencia en toda la unión monetaria, incluidas algunas recesiones, debería reducir las presiones inflacionistas internas, Así pues, prevemos que la inflación se sitúe en una media del 5,4% en 2023, antes de caer al 2,1% en 2024, lo que deja margen para que el BCE recorte los tipos al 2,75% a finales del próximo año”, señala Azad Zangana, economista y estratega europeo senior de Schroders. Una previsión optimista la del mercado que sigue sin encajar con la dureza que aspira a transmitir el BCE.