La reducción del coste o su gratuidad será una ventaja indiscutible para el consumidor, pero también para la gestión financiera de millones de pymes
La aprobación del reglamento europeo que universaliza las transferencias instantáneas en la UE y obliga a que sean gratuitas, o al mismo precio que las ordinarias, constituye un gran paso adelante para colocar a Europa a la cabeza de este tipo de servicio y reducir el coste de estas operaciones. El texto, aprobado por abrumadora mayoría en el Parlamento Europeo, impedirá que los bancos puedan cobrar comisiones por estas transferencias respecto a las ordinarias, que en muchos casos son ya gratuitas. Los pagos instantáneos permiten transferir dinero en 10 segundos durante las 24 horas del día, los siete días de la semana y con un importe máximo de 100.000 euros. En contraste, las transferencias ordinarias se ejecutan en uno o dos días y suelen llevar aparejado un coste que en España oscila entre uno y 12 euros, pero que en países como Italia puede llegar hasta 30.
El reglamento de Estrasburgo tendrá un impacto significativo en la UE, donde uno de cada tres bancos no ofrece el servicio y hay 70 millones de cuentas que no disponen de esta opción. La excepción es España, donde las transferencias instantáneas se han popularizado a una velocidad asombrosa y suponen ya más de la mitad del total, frente al 15% en el resto de la UE. En ese proceso ha jugado un papel destacado Bizum, la plataforma gratuita de los bancos, cuyo rápido crecimiento demuestra el enorme potencial de desarrollo del reglamento y la revolución que puede suponer. El año pasado, Bizum canalizó 940 millones de transacciones, lo que supone dos millones y medio de pagos al día o, lo que es lo mismo, 30 por segundo.
La universalización de los pagos instantáneos y, sobre todo, la democratización que supone la reducción de su coste o su gratuidad constituye una ventaja indiscutible para el consumidor, pero también para millones de pymes y microempresas en su operativa de gestión de pagos, que se agilizará notablemente y cuya competitividad mejorará.
La normalización de los pagos instantáneos es una asignatura que todos los países con economías de mercado y sistemas financieros abiertos tendrán que aprobar antes o después. El año pasado, la Fed lanzó su propio sistema para empresas y particulares, aunque de momento con una baja acogida en el país, cuya operativa bancaria ordinaria está muy por detrás de las posibilidades de la tecnología. A la vista de lo sucedido en España, el paso dado por Bruselas debería tener un efecto sustancialmente mayor y constituir una oportunidad para la agilización y optimización de las transacciones bancarias en las economías del Viejo Continente.