Las pequeñas compañías siguen siendo 2.000 menos que antes de la pandemia, mientras que las medianas son 1.400 más
Las ventas y el empleo de las pymes cerraron 2023 con nuevos incrementos, pero en menor medida que en trimestres anteriores, por lo que continuaron su desaceleración. Esta es una de las claves que recoge el Indicador Cepyme sobre la situación de la pyme, que elabora la principal patronal de las compañías de menor tamaño incluida en CEOE, y que analiza cinco bloques que reflejan la marcha de la actividad, los costes, la solvencia, el crédito y la competitividad de las pymes españolas. En general, las pymes suspenden la nota media que dan a estos cinco factores al evaluarlos con un 4,9 en el último trimestre de 2023 —este indicador funciona como las valoraciones de un examen, siendo 1 la peor puntuación y 10 la mejor—. Así, la puntuación sobre la situación de las pymes en el cuarto trimestre fue la más baja de todo 2023, si bien registró una mejora de 1,2 puntos respecto al año anterior.
Las valoraciones de estos cinco bloques son muy diferentes entre sí y también en su evolución respecto a trimestres y años anteriores. Solo dos de estos elementos mejoraron su nota en comparación con hace un año: los indicadores que evalúan el crédito (con 5,9 puntos) y la competitividad (5,8 puntos). No obstante, en lo que se refiere a este último asunto y pese a la mejor valoración, la patronal Cepyme detecta que “en el área de la competitividad las pymes tienen un problema, común al conjunto de la economía española, y es que la productividad está descendiendo“. Por eso, esta organización empresarial lanza una advertencia: “La caída de la productividad que surge de un crecimiento del empleo más veloz que el de las ventas amenaza con hacer insostenibles esos nuevos empleos y también el pequeño aumento de tamaño de las empresas”.
Esto ocurre porque, según los datos extraídos para realizar este indicador —provenientes de fuentes oficiales como el Instituto Nacional de Estadística, Ministerio de Trabajo, Banco de España, CESCE, Informa D&B y Registradores — la productividad media de las pymes (considerada como el volumen medio de ventas por empleado) encadena tres trimestres seguidos con caídas interanuales. En el cuarto trimestre de 2023 fue un 0,7% inferior a la de un año antes y un 1% menor que la de 2019. Asimismo, resulta ligeramente menor a la de 2015 e, incluso, un 4,9% más baja que la del cuarto trimestre de 2011, en plena crisis financiera.
Si bien, la evolución de la productividad es muy distinta según el tamaño de la pyme. Así, desde el cuarto trimestre de 2019 hasta finales de 2023, el empleo asalariado en las empresas medianas (entre 50 y 250 trabajadores) creció un 7,6%, que es prácticamente lo mismo que aumentaron los volúmenes de sus ventas (7,5%). Sin embargo, en las firmas más pequeñas el aumento del número de empleados más que duplicó el de las ventas en términos reales (4,1%y 1,6%, respectivamente). Esto, insiste Cepyme, hace especialmente grave el problema de la pérdida de productividad en las compañías de menor tamaño.
En este escenario, el número de empresas con empleados registradas en la Seguridad Social continuó creciendo a un ritmo débil: a finales del año pasado avanzó un 0,5% interanual respecto a un año antes. Mientras que la variación acumulada en los últimos cuatro años ratifica la diferencia entre las pymes en función de su tamaño: el número de empresas pequeñas aún permanece por debajo del nivel prepandemia, con 2.000 sociedades menos que en 2019 (-0,2%), al tiempo que las firmas medianas creció un 5,4%, con 1.400 compañías más. Esto arroja, no obstante, un aumento neto de pymes con empleados de 600 firmas más, todas ellas medianas.
La caída de la productividad podría poner también en riesgo, además del nuevo empleo y la mejora en el tamaño de las pymes, los avances en su rentabilidad. Según estas cifras, la rentabilidad neta sobre activos continúa siendo inferior a la que había antes de la pandemia, apuntan los autores de este indicador. Y la rentabilidad sobre el patrimonio neto de las pymes españolas (5,7%) es, por ejemplo, menos de la mitad que la de las pymes belgas (14,5%), austríacas (12,6%), polacas (13,7%) y húngaras (15,7%), según los últimos datos disponibles. Por ello, desde Cepyme insisten en que sin un aumento de la productividad y rentabilidad adecuadas, el aumento progresivo del tamaño de las pymes “será insostenible”.
Los elementos que empeoran
Al margen de estas advertencias y, a diferencia de la competitividad y el crédito que mejoraron su puntuación en este indicador, los otros tres elementos evaluados, la actividad (puntuada con un 7,7); los costes (valorados con un 1); y la solvencia (4,1 puntos) reflejaron un nuevo debilitamiento interanual, particularmente el componente que mide la actividad de las pymes, que registró su primer deterioro tras dos años y medio de constantes incrementos, que fudamentalmente reflejaron la recuperación tras la pandemia que ahora parece haber tocado techo.
Por su parte, los costes y la solvencia de estas compañías volvieron a registrar otro descenso interanual y, en particular, la primera de estas variables, que mantuvo por cuarto trimestre consecutivo la menor nota media en el año debido a la persistencia de la inflación por encima de lo normal.
En definitiva, y como resumen de los resultados obtenidos con este indicador, los autores apuntan como elementos positivos que prosiga el desendeudamiento empresarial; la ligera reducción de costes operativos; el hecho de que la carrera ascendente del euríbor parece haber concluido y un repunte en los nuevos préstamos bancarios recibidos por las pymes. “Sin embargo, los costes operativos permanecen elevados con relación a dos años atrás y no se observa una moderación en la subida de los costes laborales ni en los de los servicios. Además, crece el esfuerzo financiero vinculado con la deuda comercial y el número de concursos aumenta sobre niveles ya altos”, concluyen desde Cepyme.