22/06/2024
- El retroceso en esta variable de nuestro país es superior a los siete puntos entre 2000 y 2022
- Bruselas llama la atención del Gobierno sobre el menor rendimiento en agricultura y construcción
«La productividad laboral es una debilidad endémica de la economía española». Así de tajante se muestra la Comisión Europea al valorar el rendimiento de la productividad en España, un factor que la sitúa a la cola entre el resto de los países europeos. En un informe publicado como parte de su paquete de primavera, el Ejecutivo comunitario va un paso más allá y alerta de que sectores como la agricultura y la construcción están experimentando un retroceso en esta área.
«La baja productividad en sectores como agricultura, silvicultura, pesca y construcción puede contribuir al limitado rendimiento de la productividad agregada», analiza la Comisión Europea en un documento en el que analiza la economía española. Sin embargo, destaca el buen comportamiento de sectores como el comercio mayorista y minorista, así como de los servicios científicos en términos de productividad.
No es ningún secreto que la productividad laboral es un problema histórico de la economía española. Hay una brecha «significativa», dice Bruselas, entre España y otros países del euro. Desde 2005, España no ha sido capaz de igualar los niveles de productividad por hora trabajada, tampoco de la media de la UE. Según un informe publicado por el IVIE y la Fundación BBVA a principios de año, España acumula un retroceso de su nivel de productividad total de los factores (conocido como PTF) del -7,3% entre 2000 y 2022.
Por debajo de la media UE
Si bien la Comisión Europea reconoce que la distancia se ha ampliado significativamente después de 2014, también concede un repunte en los últimos dos años, contrarrestando la tendencia negativa subyacente y alcanzando el 95,4%, frente al 97% de la media de la UE. En lo referente a la productividad laboral por hora trabajada en España, la Comisión Europea observa que continúa por debajo de los niveles prepandemia y la brecha respecto a la media de la UE se ha ampliado en la última década.
La productividad total de los factores lleva estancada durante décadas, igual que ha ocurrido en otras economías europeas avanzadas. Los principales motivos que subyacen en el caso español se refieren a las debilidades estructurales del mercado laboral, la falta de unidad en el mercado español, un bajo nivel comercial en la UE, obstáculos de la normativa, el pequeño tamaño de las empresas o la escasa innovación e inversión en I+D.
Hay, sin embargo, ciertos factores que pueden ayudar a revertir la tendencia. Las reformas del Plan de Recuperación, con medidas como la Ley de Creación de Empresas y Crecimiento Empresarial, la ley de Startups, la Ley de Insolvencia y el Kit Digital repercutirán de forma positiva en la productividad.
La competitividad industrial se erige como uno de los pilares que guiarán las políticas comunitarias de la próxima legislatura. La UE no quiere perder la carrera con Estados Unidos y China y es por ello que desplegará una estrategia para aupar a la industria comunitaria. En este escenario, Bruselas advierte a España que la baja productividad supone un desafío para la competitividad.
Concretamente, los principales obstáculos que la Comisión Europea ha identificado en este sentido son una caída de la inversión empresarial que podría dañar el crecimiento de la productividad. Se refiere también a un ecosistema empresarial que podría mejorar si se impulsa el crecimiento de las compañías y las inversiones. También apunta como limitaciones el escaso gasto en investigación e innovación y la necesidad de avanzar en la recualificación de trabajadores para la transición verde y digital.
La Comisión Europea ha hecho hincapié en la necesidad de reforzar el uso de instrumentos del mercado único para la integración en el mercado comunitario. En 2023, los resultados de importaciones y exportaciones de España y su integración en las cadenas de valor de la UE fue modesta y se mantiene por detrás de otros socios comunitarios, con una integración del 20,8% frente al 42,9% de la media comunitaria. Además, las empresas encuentran en las barreras burocráticas sus principales obstáculos.
Otro factor limitante para la competitividad de la economía española es el pequeño tamaño de las empresas. El número de pymes comparado con el total de empresas es muy elevado. Y las firmas más grandes tienen una capacidad para innovar y avanzar en la implementación de nuevas tecnologías de la que carecen las pequeñas y medianas empresas. Por ello, abordar la capacidad de las pymes para crecer y escalar el negocio será crucial, según Bruselas.