
¿Vamos realmente a poder dedicar tiempo a hablar con nuestros alumnos de sus experiencias durante el confinamiento? ¿Vamos a poder dedicar espacios específicos que nos permitan acompañarles en estos momentos de duda e inseguridad? ¿Vamos a poder incorporar en la acción tutorial el peso imprescindible al desarrollo de actividades de expresión emocional (e intelectual) y proyectarnos en el futuro como personas, con nuestra identidad y sueños por seguir creciendo a pesar de la dificultad? ¿Vamos a enseñar valores que fomenten una convivencia positiva y emocionalmente sana donde no impere el miedo o el riesgo al contagio?. Tenemos nuestras dudas. Y sería necesario pensar que este marco de acción es imprescindible. En cantidad y calidad. No prestar la debida atención a estos procesos puede acarrear consecuencias nada satisfactorias. Supone un reto, sí. No dejemos de afrontarlo.