Nace el descubridor del mejor detective de todos los tiempos.
Arthur Ignatius Conan Doyle nace en Edimburgo el 22 de mayo de 1859. Fue un escritor y médico británico, creador del célebre detective de ficción Sherlock Holmes. En 1876, comenzó la carrera de Medicina en la Universidad de Edimburgo, donde conoció al médico forense Bell, profesor que le inspiraría la figura de su famoso personaje. Años más tarde, en 1891, se mudó a Londres para ejercer de oftalmólogo. En su biografía escribió que no entraría ningún paciente en su clínica, lo que le dio más tiempo para escribir, muy en especial aventuras del personaje que lo haría inmortal, pero al que Conan Doyle jamás le tuvo estima.
Tanto es así que en noviembre de ese año le escribió a su madre que quería «matar a Sherlock Holmes, ya que estaba gastando su mente», a lo que su madre respondió: «La gente no lo va a tomar de buena manera». Finalmente, cumpliría su deseo en la historia titulada El problema final. El público británico, efectivamente, se tomó muy mal la muerte del detective, tanto que inundó a Doyle con cartas que iban de las súplicas a las amenazas pasando por los insultos y en las que se pedía que resucitara a Holmes. Tras diez años de resistirse, Doyle cedió y en la historia titulada La casa deshabitada hacía reaparecer a Holmes (antes ya había publicado con enorme éxito su famosa novela El sabueso de los Baskerville, también protagonizada por Holmes, pero se había cuidado mucho de fecharla antes de la supuesta «muerte» del detective).