Liga Interna 2015-16 (14)

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Poltergeist (Fenómenos extraños)

Hay en el baloncesto fenómenos inexplicables, que rozan lo paranormal. Es inexplicable que Juan Carlos Bernardino juegue el mejor partido de la temporada en ausencia de su base y asistente favorito. Es más inexplicabe aún que meta unos cuantos tiros libres (su asignatura pendiente), dos de ellos ¡seguidos! y ¡a falta de cinco segundos para el final! Es muy extraño que Pedro Tomás Carrasco juegue disminuido, con la mano derecha dolorida e inflamada y que en el último cuarto se olvide de los dolores y meta cuatro canastas «de raza». Y es más extraño aún que los de 1ºZ (alias «Los Piolines») se porten bien (¡hombre, una técnica para ellos no es nada, que tampoco les vas a pedir la luna!)

Pero el fenómeno inusitado principal fue el «atraco» que sufrió, por parte de los de 2ºX, un «extraño»: Andrés Valera, ex-compañero de sus rivales, que fue fichado de inmediato, nada más entrar y, recordando viejos tiempos, metió la canasta decisiva. Con esto os quiero decir, ni más ni menos, que nuestra Liga Interna ya está al nivel de la NBA, donde se llega, por urgente estado de necesidad, a contratar jugadores para solo un partido.

El partido entre 1ºZ y 2ºX empezó precisamente con el extraordinario gesto de deportividad de los de Daniel Virué, que, ante la imposibilidad de jugar contra tres, aceptaron la inscripción de su antiguo colega como cuarto jugador enemigo. Y no solo aceptaron eso, sino algo más, con el enorme riesgo de derrota que ello traía consigo: que el partido fuera oficial. Ello les redime, ante éste que les habla, de sus malos detalles pasados, presentes y futuros.

El primer cuarto ya mostró lo que vendría a continuación. Igualdad absoluta. 9-8 para los de 2ºX, es decir, defensas «a cara de perro», pivots muy grandes (ya había llegado Guti, haciendo los honores al refrán «no hay quinto malo»), ante los que entrar a canasta era jugarte los higadillos. Los de 1º hicieron gala de una gran circulación de balón, con Cristina y Pedro Tomás «mareando» la zona adversaria, y Carlos Bodega pegándose con los rivales en la zona. Los del Sr. Gutiérrez, más irregulares, y, sabedores de sus carencias en la anotación, haciendo llegar balones a Juan Carlos, que, aunque tardó en entrar en juego, ya no paró.

El segundo período fue un recital de 2ºX. Andrés empezó a carburar, Alejandro Mansilla acertó en lo suyo, y entre los dos (siete puntos) y Juan Carlos (¡solo cinco!) pusieron a su equipo 11 arriba (21-10 al descanso). El poco acierto en el tiro y cierta pasividad en ataque (a JuanMa Barrado no le sellaban sus «capos» las instancias para intentarlo, y Pedro Tomás no ayudaba en el rebote) fueron las causas del naufragio de los de 1º.

El descanso cambió las cosas. Pedro tomó la decisión de morir luchando. Se pegó como una lapa a Juan Carlos, y los del Sr. Bernardino comenzaron a sufrir. Cristina Blanco, decidida a brillar por fin, volvía locos a sus adversarios con sus meteóricas penetraciones. Enfrente, el coloso Carlos Gutiérrez y el infatigable Billy Avellán eran los amos de los rebotes, pero eso solo bastó para que la ventaja no se fuera definitivamente al «garete». Con 6 arriba (26-20 para 1º), y la sensación de que allí iba a haber, no solo partido, sino más que palabras, se llegó al final del tercer cuarto.

El último parcial fue extraordinario. Pedro se echó definitivamente el equipo a la espalda, y dejó de sentir su maltrecha mano. Chupó lo que había que chupar e intentó parar a Juan Carlos. Carlos Bodega también colaboró, y el marcador se puso en el filo de la navaja. Un punto arriba, uno abajo. Canasta de Juan Carlos, canasta de Pedro Tomás… El «toma y daca» parecía conducir inexorablemente a una prórroga que los dos equipos se hubieran merecido, pero, a menos de un minuto del final, con las dos estrellas dando muestras de cansancio, Andrés metió dos puntos que valieron oro. La urgencia de la situación hizo a su rivales perder el balón en el siguiente ataque, y la última posesión de 1º fue cortada rápidamente en falta por sus adversarios. Los ya comentados dos tiros libres, sorprendentemente encestados por Juan Carlos, obligaban a un heroico tiro de tres (a falta de cinco segundos), pero no hubo caso. Ganó 2ºX (35-32), pero pudo ganar cualquiera.

Por 1ºZ jugaron así:

Cristina Blanco, en el mejor partido de siempre que uno le recuerda, estuvo soberbia en la dirección del juego, y alternó esa función con la de escolta (dejando a Pedro en ocasiones el papel de «base»). Sus penetraciones dando asistencias (o encestando ella) y sus meteóricas transiciones (solo en alguna ocasión, los atléticos jugadores enemigos, entre los que había tipos rapidísimos, le pillaron, y fue porque se le escapó ligeramente el balón), hicieron estragos en la defensa enemiga. La reina de la pista tuvo la desgracia de ver perder a los suyos, pero este cronista tuvo que reconocer, orgulloso como un pavo (se me humedecen los ojos, lo siento, yo fui uno de los profesores que le enseñaron a jugar) la bonita y espectacular canasta que metió (no recuerdo una mejor en este Campeonato): remontada por la línea de fondo y gancho contra el tablero, por encima de los dos pivots rivales (¡uno le saca 30 cm, el otro solo 25!), que no se enteraron ni por dónde entró el balón. Me pareció, en esos momentos, escuchar una voz de ultratumba: Andrés Montes gritaba: ¡Jugona!

Carlos Bodega estuvo muy bien en la anotación (14 puntos) y estupendo en el rebote defensivo. Luchó mucho bajo el aro contrario, pero ahí tuvo muchas más dificultades, sobre todo sin la ayuda de su amigo (ése que sabe más «latín» que su padre), pues Carlos Guti y Billy fueron mucha «tela». En su favor cabe decir que le llegaron pocos balones de espaldas a la canasta, donde es más que peligroso (acierto de la defensa contraria). Solo un apunte: cuando falta un minuto para el final y hay que evitar que metan los adversarios, hacer la quinta falta no es una desgracia (supongo que ya lo sabes; pues eso).

Juan Manuel Barrado ayudó a mover rápido y eficazmente el balón. Defendió bien (¡sin faltas!), pero en ataque estuvo maniatado («¡no, no tires!», se oía gritar). Es evidente que no era fácil conseguir de cerca buenas posiciones de tiro, pero alguien tan buen tirador, y tan buen jugador como él debe tener sus oportunidades (¡al loro!)

Daniel Virué pudo demostrar al fin que es un gran jugador de equipo (¡pudo jugar todo el partido, por una vez!). Es rápido defendiendo e incansable bajando en las transiciones enemigas. Seguro y tranquilo, es valiosísimo su aplomo en los momentos calientes del juego. Pasa bien y no pierde balones. Tranquiliza a sus compañeros con su saber estar y su sangre fría. Si supiera de táctica y estrategia sería el entrenador ideal.

Pedro Tomás Carrasco, reservón en la primera mitad del partido (ya he comentado por qué), se fajó como el jugadorazo de carácter que es, en la segunda. A veces me recordó, si se me permite el símil futbolístico, a Belaúste (¡no, no le conocí, no soy tan viejo!). No dijo el : «¡A mi, que los arrollo!», pero daba igual, porque cuando le da la gana, deja al equipo contrario «tirao». Solo con tres torres enemigas enfrente las falla (y no siempre). Con uno y con dos se basta y sobra. Espero que ningún rival cometa el desliz de defenderle al hombre (los «aclarados» pueden ser sangrantes). Los suyos le echaron de menos, y de qué manera, en el rebote ofensivo, hasta que decidió «morir con las botas puestas». Fue el artífice de la remontada final, que a punto estuvo de culminarse con éxito. Diez puntos (ocho en el último cuarto).

Los de 2ºX, que dieron muestras de una gran organización defensiva (¡gran labor ahí, Juan Carlos!), cerrando muy bien los rechaces y permitiendo muy pocos buenos tiros de lejos, jugaron así:

Billy Avellán, estupendo en el rebote (¡hay que ver cómo ha aprendido a coger la posición!) y pegajoso y peleón contra los pivots rivales. Ha aprendido a «cuerpear» y contra su poderío solo se puede triunfar con una gran habilidad y rapidez. Lógicas las faltas (las canastas hay que evitarlas a veces así, aunque eso no se lo digo a los pequeños, en la Escuela). Si supiera defender con las piernas, más que sacando las manos, sería tremendo. No tuvo suerte frente al aro rival, aunque a punto estuvo de meter «pardellas».

Alejandro Mansilla estuvo rápido, eficaz, tranquilo y colaborador, ofreciéndose siempre para ayudar a subir el balón, interceptando pases enemigos y cerrando su zona correctamente por arriba. En ataque, a pesar de las dificultades para tirar que tenía el tema, metió un triple de los suyos y a punto estuvo de meter un segundo. Un tercer intento si que tengo que decir que no fue razonable. No perdió bolas y siempre pasó bien (a Juan Carlos, que es el «catcher» de los suyos).

Andrés Valera, invitado especial a una fiesta que no se esperaba, fue el sortilegio con el que los de 2ºX consiguieron romper la maldición que les impedía vencer a sus rivales.  Colaboró en el rebote, tanto defensivo como ofensivo, y metió tres estupendas canastas, una de las cuales, como ya se ha dicho, fue fundamental en el triunfo,

Juan Carlos Bernardino estuvo tremendo, como siempre. Explosivo y eficaz frente a la canasta, imparable cuando pone en marcha la moto, mostró esta vez un acierto cercano al sesenta por ciento (¿y qué pasa si las conté?), muy por encima de lo que acostumbra. Llevó en volandas a los suyos, esta vez en ausencia de su «gemelo», con 26 puntos de todos los colores, incluidos 4 tiros libres (que muestran su progresión en esa faceta del juego). Soberbio como líder, estupendo como anotador. Y en una forma física excepcional.

Carlos Gutiérrez fue, en mi opinión, la clave del partido. Si, como dicen en la NBA, los partidos se ganan bajo las canastas, este jugador fue el verdadero artífice del éxito. Su dominio en el rebote defensivo fue insultante. Debió coger cerca de diez (en una proyección lógica, serían como veinte en un partido ACB). Vi incluso, en algunos momentos, que Carlos Bodega renunciaba a pelearlo. El de 1º tiene más envergadura de brazos, pero la potencia de salto y el poderío físico (¿sigues creciendo, o me lo parece?) del de 3º le hacen imbatible. Aún tiene dificultades para coger la posición para el rebote (¡unos vídeos de Felipe Reyes, por favor!), o sea, le falta picardía, pero va a ser un crack. Eso sí, frente al aro rival tiene problemas. Y la cosa clama al cielo. ¡Debes aprender a meterlas desde debajo!  Nada de tiros lejanos, de momento. ¡Que alguien se lo diga; Alex, por favor!

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