El cielo puede esperar
Comienzo de la Segunda Fase con el partido 1ºH-4ºM, y victoria fácil para los chicos de Iván Herranz. No lo debió ser, o, al menos no así de fácil. El 28-17 final reflejó, entre otras cosas, que Francis Nuñez campó por sus respetos, en su partido más acertado hasta la fecha, y que Carlos Gutiérrez fue, una vez más, el «convidado de piedra» (título alternativo de la crónica de hoy, desechado por un poco duro).
El caso es que, en declaraciones a la prensa, en el post-partido, el ínclito y peculiar jugador inscrito en el equipo de las chicas (si hubiera un trofeo al más ínclito y peculiar, debería ser para él, con permiso de Rubén Ajenjo) declaró que fue idea suya el no jugar el último cuarto., y, no contento con eso, se destapó con una frase para la historia: «¡Es que disfruto viendo lo bien que se lo pasan, y me da pena entrar!». Cuentan que el periodista tuvo que ser atendido por los servicios médicos del Colegio, por el grave cuadro convulsivo que le sobrevino.
También parece ser que el Sr. Guti hizo promesas (sin confirmar, parece ser que solo se trata de rumores) de tomarse en serio el próximo partido. Cosa que sería lo suyo, pues ya es hora de que sude la camiseta y se gane el sueldo (las chicas pagaron una pasta por su fichaje), que el baloncesto no son solo los ingresos por publicidad.
En cuanto al encuentro en sí, solo hubo igualdad en el tercer período (curiosamente, el susodicho individuo estuvo casi todo el tiempo en el banquillo), pues, a pesar de que Francis Jr. seguía enchufadísimo, una excelente Celia Martín le hizo frente, penetrando una y otra vez con gran acierto. El 8-8 de ese cuarto (y el hecho de que ese empate sucedió casi sin Guti) me lleva a sospechar que las de «La Barbacoa» (sus rivales tuvieron un feo recuerdo de aquellos momentos de gloriosa jocosidad, cosa de la que el «referee» hizo oídos sordos: no solo no se mueve, sino que no se entera de nada) hubieran corrido otra suerte con un manejo más razonable de los cambios.
Por los/las de 4ºM jugaron:
Irene López, eficaz y segurísima subiendo el balón, no arriesga ni un ápice, a no ser que vea la cosa clara. Ordenó a las suyas con criterio e inteligencia. Gran pasadora, fue la que mejor captó la racha de su colega Celia y la surtió de bonitos balones (y de jugosos bloqueos). Anotó una canasta de las buenas (en el último cuarto), y ayudó sobremanera en la defensa del «demonio dominicano» que jugaba enfrente.
Celia Martín estuvo imperial, en plan «escolta anotador». Sus 8 puntos (que pudieron ser el doble) hablan a las claras de sus fundamentos (sus entradas a canasta son de Escuela), de su acierto en el tiro y de lo fantásticamente bien que lee las defensas. En campo propio, pasó un sinvivir defendiendo a Francis, pero tampoco se puede decir que éste jugara a placer (a reseñar, un tapón con el que se vengó del que le había puesto en campo contrario su «amigo», en el último período).
Tania Hernández no jugó demasiado (el hecho de no haber quedado reflejada en el Acta ninguna personal suya quiere decir que no le dio tiempo a repartir sus «hachazos» de costumbre). Se le vio, no obstante, ayudando a subir el balón, capturando algún que otro rebote y bloqueando con poderío.
Lucía Fernández no compartió esta vez tiempo de juego con su «torre gemela» (Mr. Gutiérrez), a pesar de los consejos del que suscribe. Dominó los aros, el propio y el ajeno, lo que queda certificado con sus cinco puntos (dos canastas tras sendos rebotes y un tiro libre). Su presencia en pista es una garantía, tanto en defensa como en ataque.
María Figueroa dejo constancia de su inteligencia y de sus fundamentos, tanto en el pase como en el bote de balón. Su visión de juego le hacen imprescindible en labores de intendencia (subida de bola y circulación en ataque). Busca siempre la mejor opción, y es un seguro de vida con la pelota en las manos. No tuvo demasiadas ocasiones de anotar, aunque debió intentarlo.
Raquel Chaves ayudó en el rebote, buscó bloquear en ataque y sudó lo suyo en defensa, donde las entradas de Francis le hicieron cometer algunas inevitables faltas (a falta de pan, los «hachazos» de Tania, ausentes este viaje, buenas son «tortas»). En ataque, consiguió una de las canastas del partido, con un fantástico movimiento de piernas de espaldas a canasta que hubiera firmado el mismísimo pívot de los Grizzlies (lástima de vídeo, porque fue digna de un «clinic»).
Carlos Gutiérrez jugó algo más de un cuarto, con una actuación algo irregular, pues, aunque no tuvo suerte cara al aro, dominó el rebote en ambas canastas (solo Antonio le hizo frente en este aspecto) y, sobre todo, intimidó lo suyo, obligando a rectificar muchos tiros a los rivales y colocando una espectacular «chapa» a un Francis que en esos momentos (principios del tercer cuarto) estaba un poco envanecido.
En 1ºH jugaron las siguientes personas y/o individuos.
Antonio Blanco tiene cada vez más influencia en el juego de su equipo. Espectaculares rebotes (algunos, incluso en ataque, en las mismísimas fauces del «dragón», como ya he dicho) que hacen concebir grandes esperanzas sobre su futuro como «center». Cada vez más coordinado y colocándose mejor, solo le faltan dos cosas a mejorar: el «timing» de salto para intentar taponar los tiros enemigos y sus salidas incontroladas con el balón, que provocan problemas cardíacos en sus compañeros y las más de las veces acaban con el balón en el tercer anfiteatro. El tiro puede esperar, aunque lo va afinando a ojos vista. Apunta maneras como «depredador» (¡ese balón que le arrancó a Celia!).
Gonzalo Marín añadió, a sus virtudes acostumbradas, una defensa feroz, una gran seguridad en el pase y una inestimable colaboración en el rebote, el acierto en ataque, pues metió una valiosa canasta de las que valen más de dos puntos (al final). Buen partido del esforzado gladiador.
Otro tanto cabe decir de Rubén Marquina, correoso defensor de nuevo y gran colaborador en todas las facetas del juego: subida de balón, movimiento del mismo en ataque y rebotes en ambos aros. Eficaz labor a la que solo le faltó la guinda de los puntos, pero poco le faltó, en un par de buenos tiros bajo canasta, y, especialmente, en una fulgurante entrada a pase de Víctor.
Iván Herranz, el capitán, estuvo muy luchador, aunque las ansias de anotar a veces le pierden. Hizo gala de su habitual garra en defensa y se defendió bien como base, faceta en la que, junto a su hermano, resulta más que aceptable su labor. En ataque movió el balón con criterio, intentando también buscar bloquear a sus compañeros. Sus penetraciones siempre son peligrosas, y fruto de una de ellas fue su tiro libre encestado. A punto estuvo de ver coronadas por el éxito un par e entradas más. Paciencia, ya llegará.
Víctor Herranz, muy participativo en el juego, fue el responsable de un buen tapón en el primer cuarto y de la jugada que hizo levantar al numeroso público (yo y el anotador) de sus asientos (no, no os escandalicéis, aún no pito sentado, pero todo llegará), y que no acabó en canasta de Rubén de milagro. Su fino tiro, recientemente estrenado, obtuvo sus réditos (dos canastitas). Muy correoso cuando atacan los rivales.
Daniel Pascual no tuvo suerte, pues, tras un inicio prometedor (suya fue la primera cesta del partido), se lesionó. Un esguince de tobillo que le tuvo postrado en una esquina y que dejó a los suyos sin su principal referencia anotadora (si excluimos a su estrella «Lebron»). Esperamos su pronta recuperación, pues si no, echaremos en falta a una de las revelaciones de la Liga.
Francis Nuñez jugó el partido ideal. Ya adaptado perfectamente al juego de 1ºH (o más bien, ya adaptados todos los demás a su juego), asumió con intensa responsabilidad la baja de su compañero y chupó lo suyo y lo del otro, aunque en su descargo hay que decir que estuvo mejor que nunca. Rebotes, robos de balón, tapones (el ya citado al tiro triple de Celia fue espectacular), entradas vertiginosas y menos segundas opciones (porque esta vez las metía). Tremendas sus remontadas por la línea de fondo, sus tiros a canasta pasada (con endiablados efectos contra la tabla) y sus amagos bajo el aro (¡ cómo vuelan todos!). 19 puntos, pero jugando muy bien, que es lo importante.