Hasta Darwin entraría en shock cuando se lo presentaran. Quizás incluso él aceptase, tanto tiempo después de muerto, la existencia de los milagros, porque el ratopín rasurado es más que un misterio en la historia de la evolución. Con un metabolismo similar al de las plantas, este pequeño roedor (hay que recordar que se trata de un mamífero) es capaz de hibernar a lo bestia, incluso en ausencia casi total de oxígeno, y luego volver a zascandilear como si nada.
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