El gran músico y poeta cubano, creador, en los 70, de la llamada Nova Trova Cubana (junto a Silvio Rodríguez, entre otros), ha fallecido en Madrid a los 79 años. Compositor irrepetible y excelso interprete de melodías inolvidables, su preciosa y portentosa voz, capaz de inverosímiles agudos, deja un vacío imposible de llenar.
Ingresado, en los años sesenta, en un campo de trabajos forzados, acusado de «revisionista», Milanés siempre se preció de ser revolucionario, aunque no ocultó jamás sus críticas al gobierno, al que siempre echó en cara su incapacidad para aplicar coherentemente la doctrina marxista. Este compromiso político, que le hizo ser un icono, junto a su compañero Silvio, de la lucha contra las dictaduras latinoamericanas, no le apartó de su extraordinaria labor compositiva, en la que destacan, además de canciones folk al más puro estilo «contestatario», baladas de amor de un lirismo y una belleza sublimes. Inventor del «filin», su adaptación personalísima de los viejos sones clásicos cubanos y amante del jazz (colaboró, entre otros, con Bebo Valdés), sus registros son apabullantes. Deja casi medio centenar de discos.
Ídolo de masas en su país, el hecho de haber sido, además, amigo personal de Fidel Castro, y de García Márquez, le convirtió en «intocable» para el régimen. Su éxito en España, también apoteósico, estuvo apadrinado por Víctor Manuel y por prácticamente todos los cantautores y músicos de su generación, desde Serrat, Aute y Mercedes Sosa, hasta Ana Belén, Joaquín Sabina y Miguel Ríos.
En su ingente producción debo destacar varias canciones. Son obligadas «Yolanda», «Yo no te pido» y «Para vivir», sus baladas eternas. Y ahí os dejo, además, el ritmo desenfrenado de «Amo esta isla» y la contestataria (y tremenda) oda a la libertad, en el Chile de la dictadura, «Yo pisaré las calles nuevamente» (a dúo con su compadre Silvio). Al final tenéis un enlace para acceder a un reportaje completo.