¡Ataque de risa colectivo!
42-7 fue el resultado final para 4ºB en su partido contra 4ºM. Era el último encuentro de una segunda fase algo agridulce para los ganadores, cuyo dominio ha sido grande en este grupo. Para las chicas, también fue la despedida de un Torneo donde han plantado cara, con muchos partidos ganados, a todos los equipos masculinos rivales.
Por lo que se refiere al desarrollo del juego, cabe decir que ganó quién mejor defendió. Dejar en solo siete puntos a 4ºM no es ninguna tontería, teniendo en cuenta que entre sus componentes hay muy buenas tiradoras y penetradoras. Pero además, que sus enemigos hagan 42 habla de la cantidad de canastas fáciles que permitieron las de negro.
El partido, por otro lado, fue de guante blanco, con los dos equipos, sobre todo el de ellas, primando el sentido lúdico del juego sobre otras consideraciones (¡que sí, que sí, que yo también me divertí!). Sintoma de lo que digo fue el inaudito tiempo muerto que tuvieron que pedir para calmar un ataque de risa colectivo. Fue muy fuerte (y, por supuesto, dentro de la estricta legalidad, porque los tiempos muertos también están para eso). Ahora, a mí como árbitro nunca me había pasado.
Por 4ºM jugaron cinco «leales a la causa», de las cuales tres estaban sumamente disminuidas y desmoralizadas por un reciente examen de Física (¡ese profesor déspota!, ¿quién será?). Fuera bromas, jugaron siempre con un gran sentido y organización. Su sistema de ataque, que practicaron sin desmayo, de continuos bloqueos de 4 a 5 (Tania y Lucía), y viceversa, dejó constancia de las muchas tablas y la gran disciplina en el campo que tienen estas muchachas.
Celia Martín, esta vez actuando solo de escolta, estuvo muy inteligente, y dando muestras de su gran clase, como siempre. Colaboró en la ordenación del juego, pasó siempre con criterio, entró a canasta cuando había que hacerlo y seleccionó los tiros correctamente. Metió dos puntitos, pero se le salieron varias que parecía que entraban.
Marta Vallejo, luchadora e hiperactiva, defendió con su ardor habitual, ayudó en el rebote, robó balones y dió muestras de su rapidez tanto en las penetraciones como en los contraataques. No tuvo suerte ante la cesta contraria, pero se mereció al menos un par de canastas. Para la historia dejó la jugada defensiva del año: ella sola contra tres atacantes, no solo evitó la canasta, sino que les cogió el rebote y se escapó como una exhalación con el balón
Irene López, base única y verdadera (porque esta vez no compartió el rol y porque era la única base en el campo), llevó con acierto el «tempo» del partido, subiendo siempre con criterio y tranquilidad el balón (Abel y Adrián no pudieron con ella). Repartió juego, movió a las suyas y metió una canasta que supo a poco.
Lucía Fernández tuvo que luchar contra cuatro elementos de gran envergadura, solo con la ayuda de Tania. En defensa pudo casi siempre con ellos, pero en ataque se encontró con un gran Raúl, que llegó a desesperar a la gran pívot de las chicas de negro. La mayoría de las veces tuvo que tirar por elevación, y algún tapón se llevó. A pesar de ello, luchó como las buenas y metió tres puntitos (máxima encestadora de las suyas.
Tania Hernández lucho mucho en defensa y ayudó bastante en el rebote. En ataque, buscó siempre doblar el balón a Lucía, y se movió con criterio, intentando bloqueos y cruzando la zona para romper la defensa rival. No tuvo suerte bajo el aro ajeno, pero cuando se rió, dio espectáculo (es la que más se divierte, con diferencia).
El más listo de la clase
Los de 4ºB, campeones, a la sazón, del grupo B, dieron la impresión de poder con empresas mayores, y el año que viene parten como favoritos (siempre que se «jubilen» de una vez por todas, los que se tienen que «jubilar», y ya sabéis de quién hablo), sobre todo si se mantiene la intención de la organización de reservar la inscripción a 3º, 4º y 1º de Bachillerato. Jugaron así:
Carlos Martín, veloz, descarado, valiente, luchador y omnipresente, jugó un gran partido, y termina el torneo en gran forma. Penetra, contraataca con velocidad, roba balones y colabora en el rebote. Sus nueve puntos son una muestra de su calidad.
Luis Sanchidrián ayudó sobremanera en el rebote, pero también recuperó balones, subió la pelota con velocidad y puso tapones (¡menudo compañero en estas lides tiene Raúl!). Estuvo certero en el tiro lejano (dos triples).
Adrián Sevilla acaba también la Liga en plan estrella, y tan «subidito» que se permitió «chupar» a gusto. A falta de base «puro», bota él, pero es que también penetra él, contraataca él y tira él. Trece puntos anotados con los que el «ex-tímido» se corona como la gran revelación del Campeonato.
Víctor Oñoro defendió bien, ayudó en el rebote y colaboró en la anotación, con dos canastas. Gran luchador, pareció olvidarse por momentos de sus pasadas invalideces. Vuelve a ser el que era.
Abel Alameda perdió esta vez protagonismo ante el «acaparador» Adrián., pero botó y se movió con su velocidad habitual, robó unos cuantos balones y a punto estuvo de meter un par de canastas.
Raúl López dio muestras, una vez más, de su gran clase. Pero es que, además de haber nacido para esto, une a sus condiciones una inteligencia cercana a lo paranormal. Su capacidad de desmarque en ataque, su sentido de la colocación en el rebote, su destreza para entrar a canasta o para llevar los contaataques, su habilidad para anticiparse a los pases del adversario o la facilidad con la que coloca unos «gorros» majestuosos le convierten en un espectáculo. Cinco canastas, incluida la «perla» de su entrada (¡asistencia tremenda de Víctor!) llegando como «trailer» (después de pasar inverosímilmente entre dos defensoras).