Liga Interna 2016-17 (15)

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Alta tensión y gran emoción competitiva ante la final del grupo B de la Liga, entre las muchachas de 4ºM (with special guess star) y los individuos de 1ºH, sobre todo ante la noticia de que Carlos Gutiérrez salía a disputar (!!!).

El partido, eso sí, fue competido, con alternativas en el marcador y defensas «a cara de perro». La ausencia del pívot de las chicas en el primer cuarto no fue aprovechada suficientemente por sus rivales, y su entrada en la cancha, si bien no se tradujo en una gran anotación, si que produjo lo suficiente, en cuanto a intimidación y rebote, y gracias a ello, 4ºM se iba al descanso solo con una canasta abajo (6-4).

Mientras los participantes se refrescaban, un decepcionado Francis se quejaba al árbitro: «¡Es que no me pasan!». Y el caso es que algo de eso había, porque los pobres 4 puntos del  simpático dominicano en los dos primeros períodos se debían sin duda a lo chupones que estaban sus compañeros. ¡Que no, que es broma! Había razones poderosas, eso sí, como las pérdidas de balón de 1ºH (destacado en esta faceta Antonio Blanco) o su mala selección de tiro (espectaculares los triples fallados por Daniel Pascual, uno normalito, pero dos impresionantes, dignos de los muy-muy antepasados de Pedro Picapiedra).

La segunda parte mostró a un Francis más dominador, sin encontrar colaboradores válidos entre los suyos (los dos últimos cuartos fue el único que anotó), mientras los de 4ºM se mantenían con una actuación más que notable de todo el equipo, pues aportaron puntos Celia Martín, Raquel Chaves, María Figueroa y Carlos Guti. El final se antojaba angustioso para 1ºH, pero llegaron los imponderables (es decir, lo no valorable por la ciencia), mayormente las pérdidas de balón de las veteranas de la Gran Guerra, o visto desde el otro lado de la trinchera, los dos estupendos robos de balón de Francis y las dos extraordinarias intercepciones de Daniel Uría. Cuatro ataques perdidos, ¡en los dos últimos minutos!, que sorprendieron al Sr. Gutiérrez esperando bajo la canasta contraria y que supusieron puntos fáciles para los mayores. El resultado definitivo, 17-13, expresa la importancia de esas inexplicables circunstancias, justificables quizás (pero poco, pues eran ocho a repartir el tiempo de juego) por el cansancio de Celia e Irene en esos momentos finales.

Gran papel de los ganadores, con un excelente Campeonato, y merecidísimo primer puesto. Bueno también el concurso de 4ºM, y uno sigue pensando que pueden ganar, a poco que la suerte acompañe, a sus rivales de hoy, y a cualquiera que se cruce en su camino.

Por los de negro, jugaron:

Celia Martín, la capitana, estuvo protagonista. Llevando el balón, moviendo al equipo, entrando a canasta cuando veía hueco o tirando cuando la situación era favorable. 7 puntos para un partido notable, algo oscurecido por el cansancio de los momentos finales, culpable sin duda de alguna que otra pérdida de balón.

Irene López, muy luchadora, como siempre, defendió con potencia y ayudó en la subida y el movimiento de la pelota, pasando siempre con inteligencia. Declinó el papel de base en favor de su amiga (mal hecho, es como cuando Sergio Llul hace de escolta, que descansa y anota más). Debió probar fortuna con el tiro, pero no lo intentó apenas.

Lucía Fernández cumplió, tanto en la defensa como en el rebote. Se le vió más suelta y eficaz con Guti en pista, situación que no se prodigó en este partido (eran muchos a «repartir»). Se echó también en falta su poder anotador, con esas canastas de «pescadora» tan típicas de la «Felipe Reyes» de 4ºM. También repartió algo de estopa, cuando no hubo más remedio (había que imponer algo de respeto a ese descarado penetrador enemigo).

Raquel Chaves colaboró de forma excelente, tanto en campo propio como en ajeno. Aguerrida en el marcaje, ayudando bajo los aros y entrando a canasta cuando la situación era propicia (como buen «power-forward»). Producto de ello, su puntito de tiro libre.

María Figueroa, pasando con acierto y colaborando en la subida del balón, hizo un partido más que decente. Aprovechó su buen tiro para conseguir una bonita canasta, que hubiera sido de oro (fue en los momentos de la presión) de haber ganado su equipo.

Tania Hernández estuvo bien, con una colaboración en el rebote notable y una defensa potente. No tiró, pero intentó bloquear a sus compañeras y pasó siempre de manera eficaz.

Natalia Hernández añadió su inteligencia a su velocidad para sacar el balón bien jugado. Ayudó también en defensa, colaborando en el marcaje al «bicho», pero no tuvo suerte en ataque (apenas tiró).

Carlos Gutiérrez, en el que había de ser su «gran día», tuvo más protagonismo en el juego que en el resultado final. Su irrupción en el segundo cuarto provocó una remontada de los suyos, que, tras un parcial de 6-0, se colocaron a una canasta al llegar al descanso. Impresionante en la intimidación, estuvo más acertado en el rebote que en la anotación, y sobre todo, dejó clara la sospecha de lo incierto que hubiera sido el desenlace sin las 4 decisivas pérdidas de balón de sus compañeras.

Iván Herranz esta vez, estuvo más acertado que su hermano (también jugó más). Hizo circular bien el balón, lo subió con velocidad y lo pasó con criterio e inteligencia. Metió una bonita canasta en el primer cuarto, lo que quiere decir que ya empieza a «afinar».

Rubén Marquina, correoso en defensa y veloz con el balón, ofreció energía en todas sus acciones y colaboró bien en todas las facetas del juego. A pesar de que su labor parece oscura, puntúa como el que más, con pases, rebotes, e incluso intentando bloquear. Excelente.

Antonio Blanco sigue estando irregular con la pelota jugada (¡cómo le gusta botar!), tiene dificultades soltar la bola (¡es dificilísimo pasar en carrera!) y últimamente está traicionando sus «fundamentos» (¡sorprendente, hace más dobles que pasos!), pero en el rebote es una cosa de otro mundo. Le cogió tres rebotes antológicos a Guti, dos en propia y otro en canasta rival (si éste saltó mucho o poco, o no saltó, es una cosa que me reservo), que levantaron al público de sus asientos. Fue autor, asimismo, de alguna que otra poderosa intercepción de balón.

Víctor Herranz no pudo destacar esta vez, pues jugó poco. Luchó como siempre y colaboró en la subida y en la circulación de la pelota. También le dio tiempo a coger un par  de rebotes y a cometer dos faltas (casi siempre por el ansia de robar balones). No tiró apenas.

Gonzalo Marín jugó con su potencia y dureza habituales. La falta de hombres altos en el equipo hace que tanto Antonio como él tengan que multiplicarse bajo los aros, y en defensa sufren lo indecible (acabaron ambos con 4 faltas). Colaboró mucho, tanto en defensa como en el rebote, y pasó siempre con seguridad e inteligencia.

Daniel Uría fue decisivo, tanto por su eficaz ayuda en el rebote como por sus ágiles movimientos en el campo propio, que le conviertieron en un peligro cada vez que le sobrevolaba un pase. Sus dos magistrales cortes en el minuto final son una muestra de sus portentosas facultades. Es un «clon» de Alejandro Fernández, lo cual no es un insulto, ni muchísimo menos.

Fidel García-Gesto, el profe, manejó la bola con su proverbial «savoir faire», su sangre fría y sus excelentes fundamentos. El que fuera base del legendario equipo de los profesores, aunque no tuvo suerte cara al aro, penetró con habilidad e hizo una buena selección de tiro, dejando claro que lo suyo, en buena lógica, deberían haber sido 10 puntitos.

Daniel Pascual no estuvo tan acertado como en otros partidos, pero en su favor cabe decir que seleccionó mejor los tiros y los triples no cayeron desde la estratosfera esta vez. Uno de ellos casi entra, incluso. Ayudó a mover y a subir el balón el balón, y en el pase mostró su seguridad e inteligencia habituales. Con sus fundamentos, debe penetrar más, y aprovechar su velocidad para «matar» en los contraataques (si practicasen la suerte él y Francis, las canastas caerían como fruta madura).

Francis Nuñez, 15 puntos de los 17 de su equipo, estuvo tan acertado como en los últimos partidos, con sus habilísimas penetraciones, sus poderosos rebotes y sus fulminantes contraataques. Determinantes fueron sus ya comentados robos de balón de los momentos finales, pero, puestos a elegir, me quedo con la inteligencia que demostró cuando tuvo que atacar la zona dominada por la imponente presencia de Carlos Gutiérrez. Lo que en el primer cuarto habían sido penetraciones hasta la cocina, se convirtieron en «medias entradas», con tiros a corta distancia sin llegar hasta abajo. Metió dos seguidas así, y puso a cavilar a toda la defensa enemiga. Muestra de que, detrás de un jugador excepcional, hay un cerebro privilegiado (al menos para el baloncesto).

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Liga Interna 2016-17 (16)

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No envié mis barcos a luchar contra los elementos

La frase, atribuida a Felipe II al enterarse de la derrota de la Armada Invencible, es muy manida para ocasiones como la que se tercia. Y es que se acumularon imponderables en contra de 1ºX, y el agónico desenlace de su partido contra 1ºB no le hizo suficiente justicia.

Ambos contendientes lucharon denodadamente por empatar, y cuatro prórrogas solo dejaron claro que los 5 integrantes del equipo de Raúl López (los elementos) fueron superiores, ¡por una canasta! a los 3 irreductibles jugadores de 1ºX (los barcos españoles) que aguantaron en el campo hasta el final.

Circunstancia previa, que a la postre se mostró decisiva, fue el «cambio de capa» de Alonso Romero, que, apenado por la presencia de solo 4 jugadores en el equipo contrario, decidió alinearse, con la anuencia de todos (incluido el corrupto árbitro), con ellos. Es muy de agradecer la deportividad de los de 1ºX, al dejar ir a «su capitán» (según él).

El tiempo normal registró igualdad a 25 puntos, después de mucha y equilibrada lucha entre amigos. Un extraordinario, pero bien secundado, Carlos Martín, opuso su calidad y acierto a un 1ºB en el que destacaron Raúl López (a pesar de estar bien defendido) y Adrián Sevilla. Se repartieron (además de estopa en regulares dosis), los tanteos parciales: para 1ºX el primero y el cuarto, y para sus rivales el segundo y el tercero.

En los momentos finales, dato relevante para la historia, se cantaron 5 segundos desde la mesa de cronometradores, e instantes después Raúl encestaba, ante la indignación de las víctimas, que reclamaron inmediatamente que había transcurrido sobradamente el tiempo anunciado. El árbitro, como no podía ser de otra forma, recurrió «ipso facto» al «instant replay» (hay que recordar que, además de árbitro (profesional), es profesor de Tecnología (aficionado), que demostró que la última canasta entró claramente fuera de tiempo.

La primera prórroga se consumió con un 5-5. La segunda, con un 6-6. Así las cosas, los de 1ºX, que ya habían sufrido minutos antes la ausencia de Abel Alameda por un inoportuno sangrado nasal, vieron cómo su valioso intendente era eliminado por faltas. Zeus, sin tener en cuenta que estaban en cuadro (en «cuatro», quiero decir), mandó otro rayo justiciero, en forma de espectacular lesión (dolorosa contractura) a Iván Ortiz. Los tres heroicos actores restantes de la tragedia aguantaron el empate a cero de la tercera prórroga, pero no pudieron evitar la puntilla de Raúl en la cuarta, con una canasta, esta vez legal, que decidió el partido (36-38).

Por 1ºX jugaron:

Adrián López, que, aparte de su regular acierto cara al aro (solo 4 puntos), intentó pertinazmente (como debe ser) entrar a canasta y contraatacar con velocidad (sus fuertes). Controló con gran serenidad el ritmo de juego (es el mejor «metrónomo» de la Liga), y fue, aparte de luchar infatigablemente en defensa, autor de una de las jugadas del partido: un prodigioso rebote en ataque entre las torres enemigas, saltando por encima de Raúl y Pepe. Aún me estoy preguntando cómo lo hizo, boquiabierto sigo.

Carlos Martín recordaba aún el partido en el que los suyos ganaron a 1ºA, en el que metió tres triples, pero no sabía lo que le esperaba. Su partido fue perfecto, o casi, porque lo único que se le negó fue la victoria. ¡Cuatro triples como cuatro soles! Pero no es lo único que hizo, no. Su defensa del «Pau Gasol» rival fue enorme, con unas rapidísimas piernas que cerraban espacios a una velocidad endiablada. Además, estuvo estupendo en el rebote. Los 21 puntos que metió hubieran machacado a cualquiera, con algo más de colaboración de los suyos (¡ay, ese Alonso!). Extraordinario.

Iván Ortíz fue el eficaz intendente de siempre.  Ayudó en el rebote, defendió con garra, colaboró en la subida y la circulación de balón, bloqueó con contundencia, y, en resumen, jugó de 2, de 3, de 4, y hasta se le vió bajo el aro rival recibir el balón de espaldas y doblarlo tras un paso de baile, en un movimiento que hubiera firmado el menor de los Gasol. Aunque no anotó, tuvo el máximo de protagonismo, pues su inoportuna lesión, en la tercera prórroga, dejó a su equipo herido de muerte.

Abel Alameda estuvo soberbio. Su defensa pegajosa dificultó sobremanera el movimiento de balón adversario, pero es que donde destapó el tarro de las esencias fue en ataque, y es que algo se debe de aprender jugando al lado de Adrián López o de Carlos Martín. Sus dos puntos remontando la línea de fondo del segundo cuarto ya fueron tremendos, pero el cacho canastón que metió (también de entrada) en el tercero fue una pasada (tiritando estoy aún), todo velocidad y potencia (yo creo que algo ha visto a Sergio Llul también). 6 puntos en total.  Se notó enormemente su doble ausencia (primero la de la epistaxis, y luego la de las 5 faltas).

Adrián Saugar también tuvo una notable actuación. Infatigable defensor, excelente escolta de buenos fundamentos (solo  un bote de balón demasiado alto, según este modesto crítico) destacó, como siempre, por su inteligencia y gran visión de juego (pasando cuando hay que pasar, botando si es menester, bloqueando si  se precisa). 5 puntos (una canasta y un triple) fueron su importante aportación en ataque.

Los «elementos2 de 1ºB me merecen estos comentarios:

Adrián Sevilla, el «clon» en la cancha de Adrián López (quizás el «Sevilla» es más escolta, y su «enemigo», más base) fue el alma de los suyos, la clave del triunfo. Juega con «su» Raúl con los ojos cerrados: le pasa, le asiste, le bloquea o le saca las castañas del fuego si está en aprietos. Sus entradas fueron fulgurantes y letales (hizo dos tremendas, con tiro adicional, que dejaron a la defensa rival hecha unos zorros). 14 puntos para un partidazo  tanto en ataque (con mención especial para la segunda prórroga, en la que tras un memorable «pique» con Carlos, se acabó con empate a 6), como en defensa, pues fue «el potro de tortura» para su homónimo, la razón principal de su baja anotación.

Alejandro Mansilla estuvo inteligente y tranquilo, como siempre. Su sangre fría y su seguridad, su búsqueda continua de la mejor opción (el bloqueo, el desmarque o el pase), le convierten en una pieza imprescindible. Si le añadimos a todo ello su interesante faceta como correoso defensor, sus hábiles intercepciones de balón y su buena selección de tiro (no falló en el primer triple que intentó), debemos concluir en que cuajó una más que notable actuación. Uno, que es la mar de exigente, le pediría alguna penetración más (sabe hacerlo). Pues eso.

Pepe Rodríguez estuvo omnipresente, tanto en ataque como en defensa. Rebotes e intimidación no le faltaron, y, aunque no tuvo suerte cara al aro, su presencia en la zona supone una tranquilidad añadida para los suyos. Le falta defender algo más duro (en un partido como este, es «mu regulero» acabar solo con una falta), e intentar los tapones con algo de ferocidad (¡Raúl, cuéntale!).

Raúl López metió solo 18 puntos (de los 38 de su equipo), dato en el que me baso para afirmar que estuvo excelentemente defendido. De todas formas, ser el jugador franquicia tiene esto, que uno se la debe jugar en los momentos «álgidos». Y así fue, pues fue el autor de las dos canastas del triunfo (la anulada del tiempo normal, y la definitiva del final). Por ello la crítica especializada le ha nombrado MVP del partido. Yo tengo que ponerle un pero: no recuerdo esta vez ninguno de sus escalofriantes «pinchos de merluza», y esto le hace bajar su media en su faceta más intimidante (llevaba tres por partido). Eso sí, no faltaron sus entradas de fantasía ni sus tiritos a media distancia. Estupendo.

El elemento decisivo

Una gran tormenta con rayos y truenos venció a los españoles. Eso fue Alonso Romero, el (ex) capitán de 1ºX, que estuvo algo gris e irregular mucho rato, quizás en parte confundido y desubicado, aunque no cometió esta vez ninguno de sus pasos (ni de salida, ni de llegada). Llegó el último cuarto, y solo había encestado una vez ( a lo que había que añadir un robo un balón), y ahí, en el territorio de los héroes, metió una canasta con la que logró el empate que llevó a su equipo (perdón, quiero decir a 1ºB) a la prórroga. En el segundo de los tiempos añadidos robó un importantísimo balón, con lo cual dejó claro cómo se maneja este genial individuo ante la presión. Si además añadimos una potente y aguerrida defensa y una estimable ayuda en la subida y los movimientos de balón, solo hay una cosa más que decir, sobre todo teniendo en cuenta que las desgracias se cebaron en el equipo contrario: si llega a jugar con los suyos…

Y ahí lo dejo. Ahora vais y lo twiteais.

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Campeonato de Ajedrez 5º-6º Primaria 2017 (I)

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El Campeonato de Ajedrez de 5º y 6º de Primaria ha pasado ya su ecuador (vamos por la 10ª Jornada), y no me queda otra que hacer un breve comentario de la actuación de los contendientes.

De manera general, se puede decir que se nota una notoria diferencia entre los que «repasan» en casa, y los que no. Mayormente, que hay unos cuantos chicos que llevaban, antes del Campeonato, sin tocar el ajedrez desde hace un año. Con esto no quiero echar la bronca a sus padres (ni muchísimo menos), pero está claro que hay que practicar. Lo cual es el evangelio de cualquier deporte, es un suponer…

Paula Rodríguez ha tenido, hasta el momento, una discreta actuación. En su descargo hay que decir que, tras un par de ausencias, tuvo dos jornadas «cargaditas», y se tuvo que «atiborrar» en poco tiempo de partidas aplazadas, lo que no es bueno para una mente despierta, como es el caso.

Steven Game, tras un comienzo titubeante (recordaba vagamente las normas básicas), ha ido a más, y los últimos encuentros ha dejado muestras de que es capaz de hacer frente a cualquier rival.

Otro tanto se puede decir de Lucía Díez, que tras varias partidas, se ha puesto al día y está haciendo ahora un ajedrez más que decente.

Amanda Pineda muestra irregularidades en su juego, pero cuando está concentrada es muy dura de pelar. Así lo demuestran sus 3 puntos, que han podido ser unos cuantos más de no haber tenido algunas que otras lagunas cuando iba ganando.

Isabel Díaz parece dar muestras de ciertos nervios en las partidas oficiales, pues su juego es muy sólido cuando no hay presión. Si no, que se lo digan a Hugo García (uno de los «gallitos» del Torneo), que fue derrotado, con un espectacular mate, en una partida amistosa. Gran futuro, el de la jugadora de 5º.

Adrián Montes ha hecho partidas magistrales al lado de otras francamente olvidables. Sin esos fallos de concentración, su puesto en la clasificación sería otro (va 9º).

Helena Mínguez apunta buenas maneras, sobre todo en el medio juego (domina la mayoría de las partidas), pero se deja vencer más por los nervios que por los adversarios. Con algo más de sangre fría, podría aspirar a todo.

Fernando Isla, como los dos últimos citados, ha hecho de la irregularidad su norma, pues también es capaz de lo mejor y de lo peor. Cuando se concentra, juega un gran ajedrez.

Marcos Pedrero ha hecho frente a todos los favoritos, aunque no ha tenido una gran fortuna en los resultados. Aún puede aspirar al podio, que no está lejos. En su favor además, que parte con dos partidas pendientes.

Héctor Paniagua luce un juego sobrio y eficaz. Tranquilo y metódico, tiene la sangre fría de la que adolecen la mayoría de sus rivales, aunque no ha tenido la suerte de cara en los momentos culminantes. Está 5º, y con aspiraciones.

Miriam Solera, tras un comienzo titubeante, está a un gran nivel. De hecho, sería la gran favorita si el Campeonato empezase ahora, pues en las últimas partidas está intratable. Su puesto en el podio no depende de ella solo, pero aún puede ganarlo todo. Es la única que ha ganado a Jesús.

Hugo García es un gran jugador, aunque quizás abuse algo de la defensa, en detrimento del ataque. Debe soltarse un poco e intentar llevar la iniciativa, pues tiene sobrados fundamentos. 3º, a dos puntos de los dos primeros, pero con una partida menos, puede darles más de un disgusto todavía.

Alberto Gallego es el «coco» del Torneo. Solo jugó mal una partida, la que perdió con Jesús, pero no ha vuelto a tener fallos (de hecho, el líder le rehuye en las amistosas), mostrando un ajedrez de altísimo nivel, con un ataque demoledor y una rocosa defensa. Gran favorito, para el que suscribe.

Jesús Díaz, el 1º en la clasificación, está teniendo la suerte de los campeones. Con un medio juego más que discreto y viéndose en clara inferioridad al menos en la mitad de las partidas, ha conseguido siempre sobreponerse y controlar los nervios en los finales (es temible en esa fase). Solo ha perdido con Miriam.

La suerte de los campeones (él no quería)

A continuación, os pongo una de las partidas más emocionantes del campeonato, al menos en lo que se refiere al final.

                                                              Blancas: Jesús Díaz

 Negras: Helena Mínguez

En la posición del diagrama, se muestra cierta ventaja de las blancas, pero es una ventaja fundamentalmente posicional. Y no tanto por la posición de las torres de Jesús, sino por lo incómodo que se le hace a Helena tener las suyas en la misma fila. Sin embargo, no se advierte un peligro inminente.

Mueven negras. Con pocas posibilidades de recuperar la iniciativa, se podía haber intentado Pa5, para esperar el movimiento del rival. No parece buena la opción de Te2, que sería respondido en buena lógica con Tf1+ y empeoramiento de la posición del rey negro, pero se podía haber intentado, a la espera del fallo enemigo (poco probable, eso sí). Helena mueve Tc1??.

Lo que aparentemente parece una jugada decente para intentar salir de la encerrona, se convierte en un «réquiem», pues inmoviliza al rey entre sus dos torres. Jesús asegura que no vio el mate, y que solo movió la torre, para intentar salvarla, a d8++.

Difícil ver el error en el movimiento final de las negras, y suerte de las blancas en el inesperado final.

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¿ADN sin fósiles? ¿Es una broma?

 

Entrada de la cueva de Vindija (Croacia)

La sensación en la Genómica (y en la Paleontología), procede, por supuesto, del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva de Leipzig. Parecía complicado detectar la presencia de seres humanos en sitios donde no había constancia física (restos esqueléticos) de ello, pero, ante la suposición de que cualquier cueva sirvió de refugio a alguno de nuestros prehistóricos antepasados, un equipo de científicos ha estudiado sedimentos del suelo.

Permitidme que obvie la explicación de qué clase de residuos humanos portadores de ADN (abro una puerta a vuestra imaginación) han investigado los autores del estudio que, a la sazón, ha publicado recientemente la revista Science. Me remito al subsiguiente enlace.

Haz clic aquí para acceder al reportaje y a un interesante vídeo

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Un botánico español

Retrato del insigne botánico y naturalista español

De entre los grandes ignorados de la ciencia española destaca con luz propia el gaditano José Celestino Mutis, sacerdote, médico, biólogo, botánico, matemático y astrónomo, que durante el reinado de Carlos III fue el organizador de uno de los grandes viajes de la historia, la «Real Expedición Científica del Virreinato de Nueva Granada», en 1783.

Amigo de los naturalistas Linneo y Von Humboldt (ver entrada dedicada: «Un genio olvidado», 13/09/2016), el recuerdo del sabio se mantiene vivo, al cumplirse 200 años de la llegada a su ciudad natal, años después de su muerte, de la extraordinaria colección de plantas y reproducciones artísticas que se encargó de recoger durante su vida, y que hoy forma parte de los fondos del Real Jardín Botánico de Madrid.

Haz clic aquí para acceder al reportaje completo.

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La gran noticia que la Tierra esperaba

 

 

Bosque seco de Tucumé (Perú)

Con terribles problemas ambientales, como el cambio climático, la lluvia ácida, la desertización o la pérdida de los bosques tropicales, este «antropozeno» se nos estaba mostrando ya de una dureza extrema. Los individuos con conciencia ecológica nos merecíamos de una vez por todas algo que detuviese esa cascada inexorable que parece conducirnos a la extinción (la nuestra y la del resto de los seres vivos de nuestro planeta).

Una investigación de la FAO ha desvelado que una masa forestal que hasta el momento estaba «escondida» (solo se ha podido determinar su extensión con imágenes de alta resolución) es más grande que lo que se suponía. Los llamados «bosque secos», ocupan una superficie similar a la selva amazónica. ¿Será eso suficiente para que nuestra atmósfera se salve? Quizás nuestros descendientes puedan librarse todavía de vivir bajo una cúpula con clima artificial, como auguran las películas de ciencia ficción.

Haz clic aquí para acceder al reportaje completo, que aporta un interesantísimo vídeo.

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El otro eslabón perdido

 

Este «topillo» es un ejemplo de la capacidad de adaptación de los seres vivos

Hasta Darwin entraría en shock cuando se lo presentaran. Quizás incluso él aceptase, tanto tiempo después de muerto, la existencia de los milagros, porque el ratopín rasurado es más que un misterio en la historia de la evolución. Con un metabolismo similar al de las plantas, este pequeño roedor (hay que recordar que se trata de un mamífero) es capaz de hibernar a lo bestia, incluso en ausencia casi total de oxígeno, y luego volver a zascandilear como si nada.

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Liga Interna 2016-17 (14)

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La Venganza de los Sijs

No, no me he confundido, y quien me conozca sabrá que me equivoco poco, y menos, con el cine. Por supuesto que sé que eran Sith los del Episodio III de La Guerra de las Galaxias, pero es que me venía al pelo lo del asunto del partido entre 1ºA y 1ºX (una cuenta pendiente) para buscar un titular basado en una similitud fonética y ortográfica. Y quién diablos son los sijs, os estaréis preguntando. Pues son los practicantes de una religión muy extendida en la India. Y no es que los de Daniel Delgado se tomen el baloncesto de una forma muy espiritual, sino que más bien se les da de perlas hacer el indio. Y si tenemos en cuenta que a la ceremonia acudió como invitado especial Sergio Muñoz (recientemente fichado por los favoritos al título), la cosa bien podía haber terminado de forma caótica.

Pero no lo hizo. Porque había alguien que no estaba para bromas. Y menos después de la derrota que sufrieron los suyos ante los de Adrián López hace quince días escasos. Era Pedro Tomás Carrasco. Quizás por la importancia del choque (el anterior fue en la Primera Fase) o posiblemente «picado» por los comentarios en los que se le acusaba «veladamente», en estas mismas páginas, de no aguantar los partidos hasta el final (recordemos que ante 1ºX, ver entrada 12 dedicada a Liga Interna 2016-17, acabaron él y dos más el partido, unos más extenuados que otros), el caso es que se dedicó durante todo el partido a masacrar la canasta rival. La importancia de sus 24 puntos en el resultado final (33-27) habla por sí misma. Y la regularidad asombrosa con la que anotó (6 puntos en cada cuarto) tapa muchas bocas (by exemple, la de este blasfemo cronista, a quien el dios de los sijs confunda).

Ciñéndonos de una vez al juego, la igualdad presidió todas las acciones. Adrián López y ciertos colaboradores llevaron el peso de la respuesta al «ansia viva» del hijo de JuanPe durante la primera mitad.  Con 12-14 se llegó al descanso. En la reanudación, una atenta defensa, cerrada y nada contemplativa ante las penetraciones del capitán enemigo, pudo con los denodados (y encomiables) esfuerzos de Alonso Romero y compañía, que solo pudieron resistir un cuarto más (22-21 para 1ºA al final del tercero). En el último, «el rayo que no cesa» (Pedro Tomás) recibió la inestimable ayuda (¡por fin!) de sus colegas Rubén Ajenjo y Sergio. Los tiros llegaban por tantos lados que la capitulación de 1ºX fue inevitable. Pero fueron solo 6 puntos de diferencia, lo que, ante la igualdad que se prevee en este grupo, puede tener su importancia al final.

Por 1ºX, los actuantes estuvieron así:

Adrián López, dechado de fundamentos en el bote, en el regate y en el pase, fue una vez más el rápido y hábil penetrador de la zona enemiga. Falló algunas por no controlar demasiado la frenada al llegar a canasta (lo mismo le pasa a Francis Nuñez, by exemple), pero, sobre todo en la primera mitad, fue el que mantuvo a su equipo (9 puntos, con un triple de los buenos: canasta con tiro adicional encestado). En la segunda parte se echó en falta su anotación, pero cabe achacar el asunto al acierto defensivo de los enemigos, que prestaron especial atención a sus entradas (labor en la que destacó el Sr. Carrasco). Un partido notable, en todo caso.

Iván Ortíz fue, nuevamente, el eficaz lugarteniente que todos los bases desean a su lado. Impagable su labor ayudando a subir el balón o bloqueando en ataque. No destacó esta vez en el rebote (había mucha tela bajo el aro rival), pero defendió con ardor y pasó sin errores. En ataque no tuvo ocasiones, pero buscó siempre a los compañeros bien situados.

Abel Alameda se multiplicó en defensa, parando contraataques, e hizo gala de su velocidad eléctrica llevando el balón. Estuvo especialmente inspirado en ataque, aunque empezó sufriendo un tapón de Daniel Delgado, del que se sobrepuso de inmediato («canchero» como es) provocando una falta de tiro en su siguiente entrada (metió uno, buen dato acerca de la «finura» de un tirador). Si añadimos a eso sus dos canastas en la segunda parte, la conclusión solo puede ser que hizo, otra vez (y van…) un excelente partido.

Alonso Romero estuvo incansable y tremendo. No solo por su arrojo en defensa (entra al choque hasta con los monstruos sagrados y hasta le colocó un tapón a Alejandro), de lo que da cumplida prueba la sangre que dejó en el parquet, sino especialmente por su acierto en ataque, con una gran selección de tiro, para un total de 9 puntos (destacando un triple por 2+1 y una canasta espectacular tras coger un rebote en ataque). Sobresaliente.

Carlos Martín no fue el jugador decisivo del anterior partido, pero mantuvo el tipo en el rebote e hizo lo que pudo defendiendo a los grandes enemigos (quizás debió acabar con alguna falta en el casillero, que de vez en cuando hay que evitar las canastas fáciles de los pívots rivales). Puso un bonito tapón a Rubén el el 2º Cuarto. Ante el aro rival, su constancia y buena técnica tuvieron el premio de dos canastas, aunque pudieron ser más.

Los de 1ºA me merecen estas subjetivas apreciaciones:

Daniel Delgado, Gran Jefe de los Indios sijs (perdón, quise decir, el capitán que los manda), dejó constancia, una vez más, de su vocación de organizador y animador (de fiestas). A un grito de «¡Pero dónde vas!» le sucedía otro de «¿Qué haces?». Con ello es evidente que sube la moral del equipo (contrario). Su actuación baloncestística fue, no obstante, notable, con una ágil y certera circulación de la pelota, unos cuantos rebotes, valiosos bloqueos y más de una asistencia, aparte del pincho de merluza que le colocó a Abel, ya comentado. Metió, además, una canasta.

Alejandro Fernández volvió por sus fueros, que no son otros que los del pívot explosivo que solía. Frente al aro contrario no estuvo acertado, pero no hizo falta para que su actuación fuera decisiva, pues, bajo canasta propia, sus cualidades atléticas (rapidez impresionante de piernas unida a un gran «timing» de salto) intimidan tanto a los adversarios que prácticamente eliminan sus posibilidades de canasta desde cerca o tras entrada. Lo sintió en propias carnes Adrián, al que colocó un «sombrero de copa», pero es que no hubo rival que no se fuese con un gorrito suyo (Alonso tampoco llevó frío, pues Mr. Fernández se vengó un rato después del que le había colocado su enemigo antes). Si a esto le sumamos innumerables rebotes, varias intercepciones de balón (especialidad de la casa) y una increíble asistencia sacando el balón con una mano hasta el «palomero» (que no era otro sino Pedro Tomás), en la suerte más difícil para un pívot (el pase de «béisbol»), comprenderemos el salto de calidad que da el equipo cuando juega.

Pedro Tomás Carrasco estuvo, como ya he comentado, magistral. Por sus puntos, por su dominio del juego («hago lo que quiero, como quiero y cuando me da la gana», decía el recordado Andrés Montes de Shaquille O`Neal), por su inteligencia en la cancha y por la discreción y compañerismo con que trata a los indios (perdón, quiero decir a sus compañeros). Disfrutó como nunca de la presencia de Alejandro Fernández (ya he dicho en alguna ocasión que le debe unos leuros por no tenerse que currar los rebotes) y dio espectáculo, con sus canastas de fantasía (y últimamente le entran todas), especialmente con una remontando la línea de fondo a velocidad «Maglev» (no seáis ignorantes, el tren que corre a 600 km/h).

Rubén Ajenjo estuvo implacable en defensa, repartiendo la estopa que otros no daban (cuando de pequeños jugábamos al «rescate», decíamos «¡por mí, por todos mis compañeros y por mí el primero!»), pero sobre todo estuvo protagonista en ataque, subiendo la bola con suficiencia, dirigiendo la circulación de balón con acertados pases y bloqueando oportunamente y con eficacia. No quiso repetir la nefasta (y celebrada) estadística reciente y estuvo más comedido en el tiro, con lo cual el dios de los Sijs (¡hay que ver qué cansino me pongo!) le premió con ese precioso triple (único del partido) que colocó en el último cuarto.

Sergio Muñoz tuvo una actuación estelar en el encuentro. Llegó tarde, pero recuperó con creces el tiempo perdido, porque estuvo en todas partes (¡parecían gemelos, oiga!). Aguerrido en defensa, cortó un contraataque con una llave de artes marciales mixtas que le costó una antideportiva (en fútbol  hubiera sido roja directa). Rápido y potente, desmintiendo los rumores que le acusaban de estar en baja forma, destacó en ataque, aprovechando como nadie el correcalles en que por momentos se convirtió el partido. Anotadas tengo unas cuantas entradas suyas que merecieron premio, una de ellas, preciosa, tras un enorme robo de balón.  Si a eso se suman 2 canastas, una de ellas tras rebote, el veredicto está claro: destacado y genial.

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Liga Interna 2016-17 (13)

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El cielo puede esperar

Comienzo de la Segunda Fase con el partido 1ºH-4ºM, y victoria fácil para los chicos de Iván Herranz. No lo debió ser, o, al menos no así de fácil. El 28-17 final reflejó, entre otras cosas, que Francis Nuñez campó por sus respetos, en su partido más acertado hasta la fecha, y que Carlos Gutiérrez fue, una vez más, el «convidado de piedra» (título alternativo de la crónica de hoy, desechado por un poco duro).

El caso es que, en declaraciones a la prensa, en el post-partido, el ínclito y peculiar jugador inscrito en el equipo de las chicas (si hubiera un trofeo al más ínclito y peculiar, debería ser para él, con permiso de Rubén Ajenjo) declaró que fue idea suya el no jugar el último cuarto., y, no contento con eso, se destapó con una frase para la historia: «¡Es que disfruto viendo lo bien que se lo pasan, y me da pena entrar!». Cuentan que el periodista tuvo que ser atendido por los servicios médicos del Colegio, por el grave cuadro convulsivo que le sobrevino.

También parece ser que el Sr. Guti hizo promesas (sin confirmar, parece ser que solo se trata de rumores) de tomarse en serio el próximo partido. Cosa que sería lo suyo, pues ya es hora de que sude la camiseta y se gane el sueldo (las chicas pagaron una pasta por su fichaje), que el baloncesto no son solo los ingresos por publicidad.

En cuanto al encuentro en sí, solo hubo igualdad en el tercer período (curiosamente, el susodicho individuo estuvo casi todo el tiempo en el banquillo), pues, a pesar de que Francis Jr. seguía enchufadísimo, una excelente Celia Martín le hizo frente, penetrando una y otra vez con gran acierto. El 8-8 de ese cuarto (y el hecho de que ese empate sucedió casi sin Guti) me lleva a sospechar que las de «La Barbacoa» (sus rivales tuvieron un feo recuerdo de aquellos momentos de gloriosa jocosidad, cosa de la que el «referee» hizo oídos sordos: no solo no se mueve, sino que no se entera de nada) hubieran corrido otra suerte con un manejo más razonable de los cambios.

Por los/las de 4ºM jugaron:

Irene López, eficaz y segurísima subiendo el balón, no arriesga ni un ápice, a no ser que vea la cosa clara. Ordenó a las suyas con criterio e inteligencia. Gran pasadora, fue la que mejor captó la racha de su colega Celia y la surtió de bonitos balones (y de jugosos bloqueos). Anotó una canasta de las buenas (en el último cuarto), y ayudó sobremanera en la defensa del «demonio dominicano» que jugaba enfrente.

Celia Martín estuvo imperial, en plan «escolta anotador». Sus 8 puntos (que pudieron ser el doble) hablan a las claras de sus fundamentos (sus entradas a canasta son de Escuela), de su acierto en el tiro y de lo fantásticamente bien que lee las defensas. En campo propio, pasó un sinvivir defendiendo a Francis, pero tampoco se puede decir que éste jugara a placer (a reseñar, un tapón con el que se vengó del que le había puesto en campo contrario su «amigo», en el último período).

Tania Hernández no jugó demasiado (el hecho de no haber quedado reflejada en el Acta ninguna personal suya quiere decir que no le dio tiempo a repartir sus «hachazos» de costumbre). Se le vio, no obstante, ayudando a subir el balón, capturando algún que otro rebote y bloqueando con poderío.

Lucía Fernández no compartió esta vez tiempo de juego con su «torre gemela» (Mr. Gutiérrez), a pesar de los consejos del que suscribe. Dominó los aros, el propio y el ajeno, lo que queda certificado con sus cinco puntos (dos canastas tras sendos rebotes y un tiro libre). Su presencia en pista es una garantía, tanto en defensa como en ataque.

María Figueroa dejo constancia de su inteligencia y de sus fundamentos, tanto en el pase como en el bote de balón. Su visión de juego le hacen imprescindible en labores de intendencia (subida de bola y circulación en ataque). Busca siempre la mejor opción, y es un seguro de vida con la pelota en las manos. No tuvo demasiadas ocasiones de anotar, aunque debió intentarlo.

Raquel Chaves ayudó en el rebote, buscó bloquear en ataque y sudó lo suyo en defensa, donde las entradas de Francis le hicieron cometer algunas inevitables faltas (a falta de pan, los «hachazos» de Tania, ausentes este viaje, buenas son «tortas»). En ataque, consiguió una de las canastas del partido, con un fantástico movimiento de piernas de espaldas a canasta que hubiera firmado el mismísimo pívot de los Grizzlies (lástima de vídeo, porque fue digna de un «clinic»).

Carlos Gutiérrez jugó algo más de un cuarto, con una actuación algo irregular, pues, aunque no tuvo suerte cara al aro, dominó el rebote en ambas canastas (solo Antonio le hizo frente en este aspecto) y, sobre todo, intimidó lo suyo, obligando a rectificar muchos tiros a los rivales y colocando una espectacular «chapa» a un Francis que en esos momentos (principios del tercer cuarto) estaba un poco envanecido.

En 1ºH jugaron las siguientes personas y/o individuos.

Antonio Blanco tiene cada vez más influencia en el juego de su equipo. Espectaculares rebotes (algunos, incluso en ataque, en las mismísimas fauces del «dragón», como ya he dicho) que hacen concebir grandes esperanzas sobre su futuro como «center». Cada vez más coordinado y colocándose mejor, solo le faltan dos cosas a mejorar: el «timing» de salto para intentar taponar los tiros enemigos y sus salidas incontroladas con el balón, que provocan problemas cardíacos en sus compañeros y las más de las veces acaban con el balón en el tercer anfiteatro. El tiro puede esperar, aunque lo va afinando a ojos vista. Apunta maneras como «depredador» (¡ese balón que le arrancó a Celia!).

Gonzalo Marín añadió, a sus virtudes acostumbradas, una defensa feroz, una gran seguridad en el pase y una inestimable colaboración en el rebote, el acierto en ataque, pues metió una valiosa canasta de las que valen más de dos puntos (al final). Buen partido del esforzado gladiador.

Otro tanto cabe decir de Rubén Marquina, correoso defensor de nuevo y gran colaborador en todas las facetas del juego: subida de balón, movimiento del mismo en ataque y rebotes en ambos aros. Eficaz labor a la que solo le faltó la guinda de los puntos, pero poco le faltó, en un par de buenos tiros bajo canasta, y, especialmente, en una fulgurante entrada a pase de Víctor.

Iván Herranz, el capitán, estuvo muy luchador, aunque las ansias de anotar a veces le pierden. Hizo gala de su habitual garra en defensa y se defendió bien como base, faceta en la que, junto a su hermano, resulta más que aceptable su labor. En ataque movió el balón con criterio, intentando también buscar bloquear a sus compañeros. Sus penetraciones siempre son peligrosas, y fruto de una de ellas fue su tiro libre encestado. A punto estuvo de ver coronadas por el éxito un par e entradas más. Paciencia, ya llegará.

Víctor Herranz, muy participativo en el juego, fue el responsable de un buen tapón en el primer cuarto y de la jugada que hizo levantar al numeroso público (yo y el anotador) de sus asientos (no, no os escandalicéis, aún no pito sentado, pero todo llegará), y que no acabó en canasta de Rubén de milagro. Su fino tiro, recientemente estrenado, obtuvo sus réditos (dos canastitas). Muy correoso cuando atacan los rivales.

Daniel Pascual no tuvo suerte, pues, tras un inicio prometedor (suya fue la primera cesta del partido), se lesionó. Un esguince de tobillo que le tuvo postrado en una esquina y que dejó a los suyos sin su principal referencia anotadora (si excluimos a su estrella «Lebron»). Esperamos su pronta recuperación, pues si no, echaremos en falta a una de las revelaciones de la Liga.

Francis Nuñez jugó el partido ideal. Ya adaptado perfectamente al juego de 1ºH (o más bien, ya adaptados todos los demás a su juego), asumió con intensa responsabilidad la baja de su compañero y chupó lo suyo y lo del otro, aunque en su descargo hay que decir que estuvo mejor que nunca. Rebotes, robos de balón, tapones (el ya citado al tiro triple de Celia fue espectacular), entradas vertiginosas y menos segundas opciones (porque esta vez las metía). Tremendas sus remontadas por la línea de fondo, sus tiros a canasta pasada (con endiablados efectos contra la tabla) y sus amagos bajo el aro (¡ cómo vuelan todos!). 19 puntos, pero jugando muy bien, que es lo importante.

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Liga Interna 2016-17 (12)

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El «tapado»

La Primera Fase terminó, por fin, con el partido entre 1ºA y 1ºX, que había sufrido ya dos aplazamientos. Y lo hizo con la sorprendente, pero menos, victoria de 1ºX. Y digo «pero menos», por varias razones, que explican por qué los ganadores pasan, con todos los honores, a formar parte de los serios candidatos al título. A saber:

1º) Los de Carlos Martín (capitán, esta vez) habían dado ya varios toques de atención, entre los que hay que destacar el partidazo que disputaron contra sus «amigos» de 1ºB, que, a su vez, se las habían puesto «tiesas» a sus rivales de hoy.

2º) El jugador «franquicia» de 1ºA, que, sin desmerecer a los demás, no es otro que el Sr. Carrasco (don Pedro Tomás), atraviesa un período delicado en cuanto a su estado físico. Aunque también hay que decir que cuando ganaron a sus principales rivales (hasta hoy), le pasaba lo mismo y no pió nada (y jugó un partidazo).

3º) Un factor «menor», pero también de cierta influencia, puede ser la presencia de solo cuatro jugadores en los derrotados. Y digo menor porque los ganadores solo presentaron cinco, así que tampoco pudieron descansar demasiado. A pesar de eso, da que pensar que se llegase con igualdad absoluta al último cuarto y que en 1ºX anotasen tres jugadores, y en 1ºA, solo uno (la única canasta en ese período)

4º) Coincidió un partido perfecto de 1ºX (a pesar de sus significativas ausencias), con uno bastante mediocre de 1ºA, el cual paso a comentar, a mayor abundamiento:

«Like a gun show»

Ya sabéis que no me gusta hacer sangre de los fallos, y que suelo ser más que positivo en mis apreciaciones, pero esta vez, abusando de la confianza que creo que me tienen, y, sin que sirva de precedente, voy a a hacer una acerva crítica.

La traducción es la que estáis pensando: como una escopeta de feria. Y aunque la expresión en inglés es dudoso que exista, es muy espectacular. Porque fue todo un show el chorreo de lamentables tiros de tres que se marcó el conjunto de Rubén Ajenjo. Un 0 de 13, en el que hay que destacar a Pedro Tomás (por su buena selección de tiro, ya que fue el único que consiguió que tocasen el aro sus intentos) y al mismo Rubén, que con 0 de 5 merece el dudoso título de «Pedro Picapiedra» del partido. Pero no se salvó ni «el Tato», porque también fallaron Daniel Delgado y Guillermo Rubio. Fue especialmente estrepitoso el 0 de 7 del primer cuarto. Eso sí, se lo tomaron con su habitual humor (¡y que no falte!).

Respecto al juego, estuvo muy igualado. 4-3 para el A en el primer parcial. 9-11 para el X al descanso. 15-16 seguían arriba tras el tercero. Y al final, 17-21 para ellos. Por 1ºA, el único que parecía verdaderamente concentrado (y eficaz) fue Pedro Tomás, que con sus 11 puntos aguantó lo que pudo. Mención aparte merece el dato de que solo hicieron 7 faltas (5 de Rubén), preocupados porque solo eran cuatro en pista. En 1ºX, actuación coral sobresaliente, con tres jugadores por encima de los tres puntos (y tres triples anotados, faceta en la que destacó Carlos Martín, con dos).

Los de 1ºA estuvieron así:

Rubén Ajenjo, aparte lo ya comentado, culpa no de la mala puntería, sino de la «mejorable» selección de tiro, ayudó lo que pudo en la dirección de juego (entre él y Guillermo logran una más que correcta función de base, sin serlo ninguno de los dos) y fue el único que se tomó la defensa en serio. Fue eliminado, pero queda claro que si sus compañeros hubieran defendido como él (con que solo hubieran hecho 3 faltas cada uno), el resultado podría haber sido otro. Respecto a la anotación, solo una canasta, que debían haber sido unas cuantas (¡amagas el triple, pero en vez de tirarlo, penetras y tiras de cerca, chaval!).

Daniel Delgado sigue desaprovechando el enorme potencial y la clase baloncestística que atesora. Alega también problemas físicos, pero con su envergadura debería ser el rey de los rebotes. Lamentable que en este equipo todos se peguen por no entrar en la zona, salvo cuando está vacía (en los contraataques). Puso alguna nota de cordura, ordenando de vez en cuando el juego, y metió dos canastas (una, de cuchara, fue espectacular; la última, en el cuarto definitivo, fue la única de los suyos en ese período). Aprobadillo.

Pedro Tomás Carrasco fue el de siempre, durante los tres primeros cuartos, es decir, en el tiempo en el que solo le dolió el hombro. 11 puntos, con sus penetraciones de fantasía, sus contraataques y alguna canasta tras rebote de ataque. Pero su actuación en el decisivo estuvo lastrada, además, por el cansancio. Solo así se explican su poca colaboración y su cierta pasividad ante los acontecimientos. Cogió, no obstante, muchos rebotes, y pasó siempre bien el balón. Defendió correctamente, aunque algo tímido (solo una falta).

Guillermo Rubio, el escolta que hace de base, manejó el balón con criterio, subiéndolo con velocidad y desborde (con la colaboración de Rubén), cortó algún que otro pase (uno muy bueno al final) y, jugador inteligente, buscó siempre bloquear en ataque, movimiento no ensayado y que sus compañeros no siempre entendieron (y hubiese sido fundamental para mejorar la selección de tiro). Capturó también unos cuantos rebotes, aliviando del tema a sus dolientes pivots. Cero personales, con cero riesgo en defensa, pero una correcta labor en esta faceta. Tímido ante la canasta contraria, debió tirar más (y de dos, pues sabe penetrar con velocidad).

En 1ºX jugaron así:

Carlos Martín fue el culpable del salto en el marcador («il sorpasso») de su equipo. Sus dos espectaculares triples pusieron a los suyos por primera vez por delante (en el segundo cuarto), puesto que ya no abandonaron. Pero es que, además, esos tiros llevaban un mensaje claro: ¡vosotros no los metéis, nosotros sí! El equipo que lleva 0 de 7 en el primer cuarto y que ve cómo le caen tres seguidos (estos dos de Carlos más otro de Luis en el tercero), observa de cerca los negros nubarrones de la derrota. 9 puntos en total, una lucha incansable y una defensa ejemplar (haciendo faltas siempre necesarias), para una gran actuación, que le convirtió en uno de los artífices de la victoria.

El coloso

Iba a poner «de Rodas», pero como sois «mu» graciosillos, ya sé lo que me ibais a contestar. Iván Ortiz. No tengo palabras. Ayudó a subir el balón, regateando incluso con fundamento y estilo (por derecho,  como los toreros), defendió con garra y ardor, bloqueó en ataque y metió una merecida canasta (pudieron ser unas cuantas), pero donde destacó sobremanera fue en el rebote. No sé si fue el máximo reboteador del partido, pero le debió de andar cerca. Por momentos recordó a Felipe Reyes, cogiendo la posición y cuerpeando con los pivots rivales. Se creció  tanto en esta faceta que se atrevió a intentarlo incluso con Pedro Tomás delante. Soberbio.

Abel Alameda juega ya como un experto, con una confianza y un desparpajo tremendos. Además de defender como una lapa y ayudar a subir y a mover el balón, lo que hace siempre con seguridad no exenta de rapidez, busca bloquear y penetra en la zona contraria con habilidad, lo que le valió para provocar una falta de tiro (encestó un punto, detalle de buen tirador) y para conseguir la canasta del partido, en una preciosa entrada remontando la línea de fondo. Excelente.

La vertiginosa lentitud

La forma de jugar, o más bien, la forma de llevar el balón controlado de Luis Sanchidrián solo tiene un símil, y está en el fútbol, no en el baloncesto. Johan Cruiff se ponía a andar, despacito, con el balón pegado al pié, y el defensa que le cubría ya se tiraba el primer pedete (de terror). Inmediatamente pegaba un acelerón y, no sabías por dónde, se había ido como un avión. Le perseguías y entonces frenaba en seco, y tú te ibas al suelo (donde ya te podías hacer la caquita con toda tranquilidad).

Luis lleva el balón y tiene varias velocidades. Domina el acelerador y el freno, y sus estupendos fundamentos (con dos formas peculiares de botar el balón, la alta y la baja), hacen muy difícil el trabajo del defensa rival. En este partido dio, al fin, el salto de calidad que todos esperaban (esperábamos). Fue el dominador del «tempo» y la mente pensante de su equipo en el campo. Tiró de genio cuando hizo falta y ejerció de líder, pidiendo siempre la bola y asumiendo la responsabilidad de subirlo y moverlo. Cogió unos cuantos rebotes, y en ataque estuvo genial también, con un triple (en el tercero), que hirió de gravedad a los contrarios, y una canasta, en el cuarto definitivo, que fue la puntilla. Extraordinario, y, con permiso de Carlos, MVP.

Adrián Saugar, esforzado y duro defensor (haciendo siempre lo necesario, incluso la falta), colaborador en el movimiento de balón, escolta imprescindible, inteligente siempre en sus movimientos en ataque (si no cruza, busca siempre bloquear), seguro en el pase, fue el comandante en jefe de la intendencia. Además, se dio el leñazo del encuentro, al intentar cortar un contraataque de Pedro Tomás, cuando éste se iba en «superdirecta» hasta la cocina. El suelo no le pudo ni saludar, a pesar de que la costalada fue monumental, porque se levantó como un resorte y mandó seguir el juego como si nada. Su valentía no cayó en saco roto, pues sus compañeros tomaron buena nota y redoblaron sus esfuerzos, que al final vieron recompensados.

 

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