El médico en tu casa

Logotipo de la campaña

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Estamos acostumbrados a oir hablar mal de Méjico, ese pais hermano y amigo (lo que no es lo mismo), que solo sale en los medios cuando se habla de la corrupción, la violencia o el narcotráfico.

Pocos saben, sin embargo, que el país norteamericano (que sí, que Mejico no está en Centroamérica) es uno de los más avanzados del mundo en una gran cantidad de áreas (y uno de los más cultos).

La iniciativa que os comento es algo valiente e innovador, y no se trata esta vez de una intervención de ninguna ONG, sino de un proyecto gubernamental que está obteniendo resultados sorprendentes y espectaculares en el campo de la Sanidad.

Ahí os dejo con un enlace a un reportaje sobre «El médico en tu casa». Revelador e impactante.

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Liga Interna 2015 – 16 (20)

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La piel del oso

El oso tenía la piel vendida, pero no solo la piel, sino el muslamen, los cachetillos y hasta los higadillos. Cuando se tuvo constancia de las lesiones y/o ausencias que asolaban a la guarnición de 1ºZ, el fuerte parecía haberse tomado ya. De hecho, ya se comentaba antes del partido qué hacer el jueves próximo, día fijado para un previsiblemente inútil tercer asalto del Play-off. Pero nada más lejos de lo imaginado. El oso salió peleón, y con la piel más dura que el pedernal.

Fue un impresionante partido, donde las víctimas no lo fueron durante prácticamente todo el partido, y en el que los favoritos sudaron sangre para llegar a un desenlace agónico en el que, con las circunstancias que se dieron, hasta necesitaron tener la suerte de cara.

Segundo encuentro de la final 1ºZ-2ºX. Match-Ball para los de Carlos Gutiérrez. Y  la primera que pensó que el asunto estaba por decidir fue Cristina Blanco que, rebelde e indómita como ella sola, se convirtió en dueña y señora de la pista durante las tres cuartas partes del tiempo de juego. Se las tuvo que ventilar con un morlaco denominado Alejandro Serrano, rapidísimo de piernas en defensa y una auténtica lapa para cualquiera, pero que, en honor a la verdad, no sabía dónde meterse, ante la avalancha de regates, penetraciones, canastas y asistencias que tuvo que tragarse. (Sentado, tras el partido, relamiéndose las «heridas», reconocía «¡qué buena es!»)

Tras un comienzo equilibrado, con 4-5 para 2º, los de 1º dieron todo un recital de baloncesto en el segundo (13-13 al descanso) y, sobre todo, en el tercer cuarto (22-17). Los mayores resistían gracias a su superior potencia de fuego (hasta cinco jugadores anotaron). El momento era delicado y tremendo para los campeones del año pasado, cuyo miedo a la derrota era clamoroso.

A lomos de Bucéfalo

Y en esto apareció, casi por vez primera en la batalla (a duras penas un triple suyo había mantenido a su equipo momentos antes), cabalgando sobre su rabiosa montura, un Alejandro (Serrano) más Magno que nunca. Buscando revancha por todas las (numerosas) afrentas recibidas (de la base rival), metió nueve puntos seguidos (dos triples incluidos) que llevaron en volandas a los suyos hacia la victoria. Tan lanzado y concentrado estaba, que hizo caso omiso de la eliminación por faltas casi simultánea de Juan Carlos y de Raúl, que clamaban desde el banquillo por las injusticias de la vida. El resultado final, 26-30, corona a 2ºX por tercer año consecutivo.

Es un título merecido, qué duda cabe, pero uno sigue con la duda de lo que haría 1ºZ con el equipo al completo, y les emplaza para la semana que viene, en un partido revancha que puede ser de altos vuelos.

Jugaron, por los de 1ºZ:

Cristina Blanco, carácter y personalidad en la cancha, virtuosa del bote de balón y del regate (¡qué manera más tremenda de fintar con el cuerpo!), estuvo sembrada hasta que su cuerpo aguantó (el último parcial su agotamiento, según confesó después, era clamoroso) casi todo el partido. Trece puntos de todos los colores, incluidos un triple, varios tiros de dos, algunas penetraciones de fantasía (una «marca de la casa», por elevación, fue lo mejor del partido), y hasta dos tiros libres seguidos (algo inusitado en estas tierras). Enorme su actuación. Y por cierto, el tapón que te pusieron lo fue, pero el individuo te cayó encima, y fue una personal (posterior) de juzgado de guardia (¡me tragué el pito!). No obstante, no hay posibilidad de queja (¡dos eliminados de importancia en el equipo contrario!)

Sergio Román, con una misión encomendada, cumplió con notable, oscureciendo la figura de Carlos Gutiérrez hasta casi hacerle desaparecer en ataque. Cogió rebotes y defendió con ardor. En campo contrario, se movió con criterio, hizo circular el balón con acierto e incluso bloqueó con eficacia para facilitar las penetraciones de su base.

Raúl Mínguez jugó con su inteligencia y potencia habituales. Colaboró de manera sobresaliente con su pivot, y con Sergio, de modo que en algunos momentos el dominio de los tres (ellos dos más Carlos Bodega) bajo el aro propio fue insultante. Le falta aprender a jugar bajo la canasta contraria, como a Sergio, pues parece obsesionado (¡la moda Curry!) con el tiro de tres, cuando lo suyo es el juego de «pescador» (preguntar al «center», experto en estas lides).

Juan Manuel Barrado fue el de siempre, el escolta colaborador y jugador seguro, inteligente y fiable, tanto en el pase como en el movimiento de balón. Defendió bien, y penetró con decisión a canasta, aunque no tuvo suerte en la anotación.

Andrés Valera no brilló como suele, y estuvo algo lento an ataque, llevándose algún que otro tapón. Más seguro en el pase y mejor en defensa, donde  si fue el de siempre, peleando con la garra y valentía habituales.

Carlos Bodega, cada día más impresionante bajo los aros, notó sobremanera la ayuda de sus hombres altos, y, en defensa, abrumó a los rivales. Sus dos tapones a Raúl Orejana ya no son noticia (le lleva poniendo tapones desde hace tres años; interpelado al respecto, al final del match, el estupendo pívot de los campeones se defendió con un tímido «¡a ver, si es que yo no sé jugar al baloncesto!»; alguno de los que escuchábamos eso nos lo creímos, incluso), y, en los piques personales, llevó las de ganar: un «coast to coast» de Raúl (fallado) fue contestado con rebote y otro «coast to coast» por Carlos, que terminó encestando. Pero también dió espectáculo en el tiro, con una  canasta preciosa desde el lateral y un triple majestuoso. Trece puntos en total, que podían haber sido muchos más, pues se le salieron de dentro algunas (¡ese último cuarto!). En los tiros libres sigue lanzando ladrillos enormes.

Los de 2ºX jugaron así:

Alejandro Mansilla fue el excelente defensor de siempre, y el jugador rápido, seguro e inteligente en ataque. No encontró buenas posiciones de tiro, y la llegada del «Sargento de Hierro» Orejana ha impuesto la «ley marcial» en ataque (las normas «Bernardino», imperantes hasta hace poco, eran más flexibles, solo unas tímidas quejas «a posteriori»), con lo cual las maniobras de la «intendencia» se han reducido al mínimo. Pero que eso sea razonable (nunca se sabrá si son posibles en este equipo las victorias con un poco más de mano izquierda) no quiere decir que no sea un disparate que le sentaran segundos después de fallar el único triple que intentó. El buen tirador que es Alejandro no se lo merece.

Billy Avellán, influido por la moda ya citada, seguía en esa línea practicando antes del inicio. Ante la fuerte crítica del profesor (que aún no era árbitro), momentos después metía una canasta desde debajo del aro. Tentado estuve de parar el partido y pegarle un grito alborozado (pero el silbato en la boca me lo impidió). Fuerte en defensa (y haciendo pocas personales), cogió rebotes y se movió bien en ataque, jugando con una gran seguridad.

Carlos Gutiérrez, después de su último «recital», estuvo muy vigilado, y solo brilló en el rebote, donde su potencia de salto no tiene respuesta. No metió tiros ni lanzamientos de personal, y esa sigue siendo su asignatura pendiente, y no tuvo ocasiones de encestar bajo canasta (había superpoblación ahí), aunque debió luchar por ello, pues ése debe ser su hábitat preferente.

Juan Carlos Bernardino, muy vigilado, no tuvo un gran día. Decidido como estaba el enemigo a no permitir canastas fáciles, sufrió como nunca en sus entradas. Y poblada como estaba la zona rival de hombres altos y potentes, la cosa no estaba nada fácil. Intentó tirar, pero tampoco tuvo suerte. Y de los contraataques ni hablamos, porque el balance defensivo de los de Cristina fue de libro (por momentos pareció que su estrategia estaba diseñada para anularle). Se quedó en tres míseros puntos, y acabó desquiciado (después de su eliminación) con la mesa, el árbitro y el mundo mundial. A pesar de lo dicho, jugador inteligente e improvisador como es, se hinchó a repartir asistencias, tanto a Raúl como a Alejandro, y brilló en esa decisiva faceta del juego.

Raúl Orejana estuvo muy bien. Su importancia en el juego fue primordial, y más por los intangibles que por las estadísticas. Su «mando en plaza» y su labor de liderazgo, ordenando la defensa  mixta o en zona y pegando voces, tanto en campo propio como ajeno (menos mal que no «sabe», porque sería un estupendo entrenador; estilo «Simeone», sin duda) valieron ayer más que sus nueve puntos, sus innumerables rebotes defensivos o esos espectaculares contraataques con su peculiar estilo (¡el mejor jugador del mundo del «one hand basket»!)

Alejandro Serrano fue el de las grandes ocasiones. Ya he hablado de su labor, acudiendo al rescate de los suyos cuando la presión apretaba. MVP indiscutible del partido, sigue siendo un enigma para este humide cronista por qué juega bien cuando Juan Carlos falla (y viceversa). Impresionante.

Isaac Cruz (alineación indebida, causa de anulación del partido), cometió el terrible pecado de meter  un triple. Cansado estoy de ver cómo estos chicos están más felices con una canasta de tres que con tres de dos (¡este «baloncesto moderno» de los Warriors, repito, me llevará a la tumba!). Defendió con su rotundidad habitual (y sin faltas) y colaboró muy bien en el rebote. En ataque jugo siempre con criterio el balón y se movió bien, intentando los bloqueos en el poste alto.

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Liga Interna 2015 – 16 (19)

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 Gigantes del Basket

El título de la popular revista nos sirve hoy para titular un partidazo en toda regla, el que enfrentó a los dos grandes de la Liga, es decir, 1ºZ y 2ºX. Primer encuentro del Play-off Final al mejor de tres partidos, que determinará quién se lleva el título de Campeón este año.

El marcador final, casi 90 puntos entre los dos (41-46, muy por encima de la media de anotación de la competición) podría traducirse en que no hubo defensas casi, pero lo que ocurrió fue precisamente lo contrario, con cinco «perros de presa» (permítaseme la expresión) contra otros cinco (de hecho, iba a poner «Dobermans contra pitbulls», pero me pareció un poco fuerte). No hubo prisioneros, ni en el bando de Stallone ni en el de Schwarzenegger (y no voy a decir quién era cada uno, porque solo se trata de una metáfora (¡que os conozco, que luego ponéis motes!).

Y las muchas faltas cometidas dan fe de ello (y también de la torpeza arbitral para dejar jugar, cosa que suele ocurrir no solo por el estilo habitual del «referee», sino también por la alta tensión que se produce cuando los contendientes se juegan las lentejas). Aparte de lo cual cabe decir que un arbitraje permisivo va en detrimento del baloncesto de ataque (y como dejemos «manga ancha» en defensa, Sr. Bernardino, usted secaría a alguien, pero sin duda usted también sudaría el doble para arañar puntitos.

Un ejemplo de lo extraordinarios que estuvieron los ataques (que las defensas fueron estupendas ya lo he dicho) fue el tanteo del último cuarto (¡18-18!), lo que hace pensar en un marcador de ACB si las normas de cronometraje fueran las mismas para los tres primeros parciales.

Y el caso es que la ausencia de bases en el campo no hacía presagiar nada bueno. Mayoría abrumadora de pivots y algún que otro escolta, lo que suele significar ausencia total de movimiento de balón, pocas asistencias y todo lucha bajo los aros. Pero nada de lo dicho. Allí hacía de base hasta el «Tato». Carlos Bodega o Andrés Valera llevando el mando (sobre todo el primero), y enfrente, Alejandro Mansilla y Raúl Orejana (fundamentalmente, éste último) agotando las posesiones o haciendo contraataques. Y no penséis que esto fue un caos, porque la calidad imperante transformó la presumible anarquía en un espectáculo grandioso.

Fue en los dos primeros cuartos cuando los de Carlos Gutiérrez lograron la ventaja que mantendrían hasta el final. El 19-12 en el descanso les permitía pensar en la victoria. Pero quedaba mucho. El tercer período lo ganaron los de blanco (que así vestían los de 1ºZ) por una canasta (23-28 al final).

Al toque de asalto del cuarto definitivo respondió todo el equipo de Daniel Virué, que, a cinco minutos para el final se puso a un punto. Apretaron los dientes sus rivales, y con tres canastas consecutivas parecieron sentenciar el choque, pero su desgaste en defensa (dos eliminados por personales) hizo que terminaran con tres jugadores en pista. Raúl Orejana tiró entonces de «oficio» (y de «correcaminos»), y con Billy Avellán y Alejandro Mansilla (que no pierden un balón ni queriendo), el triunfo se consumó. Los últimos dos minutos deseperados de 1ºZ, recurriendo a las faltas, solo sirvieron para aplazar el veredicto, aunque mostraron, una vez más, el indomable carácter del equipo que (hoy) perdió.

¡Ah, y otra cosa! El porcentaje en tiros libres convertidos suele ser de una escasez alarmante en los equipos derrotados por pocos puntos (es muy manido alegarlo como causa de la derrota)

Por 1ºZ jugaron así:

Carlos Bodega, 29 puntos, récord de anotación personal en la Liga (si no me equivoco), fue el timonel y el alma de los suyos. Hizo de base, de pivot, de alero, de todo… Cortó pases, dio asistencias, puso tapones, penetró con eficacia, pescó y cosechó bajo canasta ajena, se hartó de rebotes en la propia… En fin, todo un recital al que solo le faltó la victoria.

Pedro Tomás Carrasco ofició de asistente personal de su amigo. Generoso siempre, su extraordinaria visión de juego le permitió surtirle de valiosos balones, que Carlos casi siempre convirtía en canasta. En el último cuarto tomó mayores responsabilidades y sus 5 puntos (para 7 totales) fueron los que dieron emoción y esperanzas a los suyos. Su «canastón» del segundo cuartó fue tremendo, lo mejor del partido (una fulgurante entrada que acabó en un tiro por elevación).

Juan Manuel Barrado, siempre seguro y fiable, defendió muy bien (¡sin casi personales!) y ayudó incansable con sus movimientos y sus pases en ataque. No tuvo muchas oportunidades de tiro, y se echaron en falta sus canastas a tres o cuatro metros.

Daniel Virué, excelente en defensa y toda una garantía en la circulación de balón, estuvo muy suelto y acertado en ataque (uno aun recuerda la algarabía con que fue saludada su primera canasta, el año pasado). Ya no es una sorpresa que anote un triple. Pero es que se atrevió a hacer una entrada a canasta. El «garrotazo» que obtuvo se saldó con un tiro libre convertido (por encima de la media de su equipo en este aspecto).

Mención aparte merece el «cambiacapas», como diría el admirado George RR. Martin (¿quién será ése?). Andrés Valera acudió de urgencias a la llamada, esta vez, de sus ex-compañeros. Como vale (ra) tanto para un roto como para un descosido (ha jugado ya formando parte de 2ºX), pues ahí estuvo. Sus hoy enemigos, que tenían fichaje de postín, no tuvieron otra que aceptar su presencia. Su actuación fue más que notable. Defendió con intensidad y cogió un montón de rebotes, pero en ataque penetró y tiró con poca fortuna (a pesar de los ánimos de una conocida «fan» desde la grada). Provocó una falta en una entrada, y de ahí salió su tiro libre convertido.

Los de 2ºX jugaron de aquesta manera:

Billy Avellán, complemento excesivo de sus gigantes colegas, tuvo que adaptarse a labores de ala-pivot y de alero, lo que hizo a la perfección. Su inteligencia en el campo y la precisión con la que ejecuta las órdenes de los «capos» le hacen un elemento valiosísimo. Corta pases, intimida que es un gusto y es un gran reboteador. Metió un tiro libre tras provocar una personal bajo el aro.

De Carlos Gutiérrez, el compañero más deseado (cuando el recientemente fichado Raúl se enteró de que compartía turno con él, se puso a aplaudir con las oreja (nas), hay que decir que estuvo sobrado. En el rebote, en los tapones y hasta en ataque (¡ya mete las de debajo!), la «joya» de 2ºX colaboró de manera extraordinaria con su «center». Sus tres canastas totales, pero sobre todo dos de ellas, en los momentos de la verdad, son la prueba de su creciente cotización (se van los de 2º, y le van a llover las ofertas). Le falta todavía aprender a coger la posición en la zona rival (cuando lo consiga va a ser la bomba)

Juan Carlos Bernardino, más feliz que unas castañuelas por volver a ver al amigo con el que compartió anillo el año pasado, fue el arma letal de siempre, y esta vez, más descargado de trabajo, se pudo dedicar a aplicarse en defensa y a contraatacar y penetrar (y hasta a fallar entradas a solas, cosa que le encanta, y que hace muy bien). 21 puntos de nada, para deseperación de sus enemigos, que casi nunca pudieron con esa quinta velocidad con la que se maneja cuando «chupa».

Alejandro Mansilla estuvo soberbio en defensa. Voluntario destacado de la ONG «Me pido a las estrellas del otro equipo», persiguió y agotó la paciencia más de una y más de tres veces tanto de Pedro Tomás (que optó, muy inteligentemente, por las asistencias, antes que vérselas con «éste pavo») como de Carlos Bodega. Su triple esta vez se salió de dentro, pero obtuvo su puntito en el acta gracias a un tiro libre.

Raúl Orejana, el hombre que puede hacer saltar la banca (aunque hay que recordar que los de 1ºZ ya han sido derrotados en su ausencia), se presentó con sus «nuevos» compañeros como si no hubiera pasado el tiempo. Sus 17 puntos demuestran que sigue entendiéndose  a la perfección con Juan Carlos (y con cualquiera) y su carácter en el campo (que brilló con especial intensidad en los momentos finales, cuando solo quedaban tres) fue decisivo. Se encontró bien descargado de funciones reboteadoras (por Carlos Guti, pero también por Billy), pero no desdeñó poner tapones ni tampoco mostrarse saltarín y potente bajo las zonas.

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Liga Interna 2015 – 16 (18)

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Lucía el sol cada mañana…

Es lo que suele hacer el sol cuando sale. Bueno, siempre que no haya nubes.

La verdad es que no eran exactamente nubes las que impidieron a Lucía Fernández brillar, porque cuando está en cancha destaca con luz propia. Pero claro, esta vez no me refiero a su presencia, sino a sus ausencias en el juego. Muy raro es que sus periodos en el banco coincidieran con las rachas de sus rivales. Tan raro como un pan de trigo, a ver si se me entiende.

Tuvieron que ser tres rebotes seguidos en ataque de los chicos de 3º (culminados con canasta) los que encendieran las alarmas. Una voz clamó: «¡Lucía, te necesitamos!». Era el último cuarto, y a alguien se le había ocurrido que, con el partido igualadísimo, la Srta. Fernández debía descansar (yo la verdad no la vi extenuada). Volvió a la cancha a falta de 5 minutos, con las chicas 4 abajo, y su equipo no pudo ya remontar. Lo decisivo pareció ser un tiro libre fallado por Celia a falta de 9 segundos (pudo empatar), pero lo verdaderamente determinante fue lo ya comentado.

El partido entre 4ºM y 3º fue de alta tensión, y es que había pique entre compañeros, y más que nunca, porque las chicas de 4º no hicieron acto de presencia.

Todos los cuartos estuvieron equilibrados (2-2, 6-6, 15-16, y 23-24 fueron los parciales), y la impresión de este modesto cronista es que pudo ganar cualquiera. El tanteo final, corto de anotación, no es reflejo de la poca efectividad general, sino del predominio de las defensas y la tendencia general a «no hacer prisioneros», fundamentalmente bajo los aros, pero también evitando la buena selección de tiro de los rivales. Y un detalle especial. Los chicos parecían haber estudiado milimétricamente el juego de sus rivales, porque cercenaron sumariamente dos de sus principales armas: los contraataques y los tiros de tres (¡ni una canasta en ninguno de ambos conceptos! ¡Aplausos!)

Las «negras» jugaron así:

Celia Martín estuvo muy activa, multiplicándose, tanto en ataque como en defensa. Llevó el balón, ordenó el juego y penetró con criterio, provocando muchas faltas, algunas de ellas de tiro. Sus tres puntos pueden parecer escasos, pero fueron acompañados de asistencias, robos de balón e innumerables ayudas.

Natalia Hernández ayudó, como siempre, a subir el balón y a moverlo en el campo rival. Corrió bien los pocos contraataques permitidos por el enemigo (¡ese balance defensivo bueno de los de 3º!), pero su canastita fue un precioso tiro de dos. Su velocidad de piernas se dejó notar en defensa, donde es de las pocas (con Marta quizás) capaces de anular la rapidez y potencia de los chicos.

Lucía Fernández, que sigue dejando claro que no deja que nadie le tosa bajo los aros, sumó, a sus habituales canastas de «pescadora», unos dificilísimos tiros laterales (alguno de ellos a uno mano, que a este «veterano» le recordaron al inolvidable Fernando Martín), aparte de alguna que otra entrada «marca de la casa». Juega con una clase, una seguridad y unas «tablas» que asustan a cualquiera. Se hinchó a rebotes, y su tapón a Carlos Nuevo fue también tremendo.

Irene López dió una vez más muestras de su ardor y su espíritu de lucha. No sé si es la que más corre, pero lo parece, y es la que más garra le echa a los partidos (y su equipo lo agradece, porque arrastra lo suyo). Defendió bien, robó balones, ayudó a mover el balón y metió una canasta, aunque pudieron ser más.

Tania Hernández colaboró mucho y bien en el rebote y estuvo como siempre, disfrutona (es como los futbolistas brasileños, pero en el basket, y en chica, claro) Defendió correctamente y ayudó a llevar el balón y a moverlo en ataque. Penetró cuanto pudo en la pegajosa zona contraria e hizo una buena selección de tiro, aunque no tuvo fortuna con la canasta.

Marta Vallejo se movió con su velocidad y potencia habituales, pero no tuvo ocasiones de brillar en lo suyo (de «palomera»). En su labor de escolta estuvo más que correcta, y defendió bien, además de capturar unos cuantos rebotes y subir el balón con acierto.

Los ganadores me merecieron esta opinión:

Francisco Tielas, más centrado que de costumbre, estuvo muy luchador en defensa y llevó el balón con su velocidad y potencia habituales. Comedido en el tiro, se echaron en falta (¡para bien!) sus locuras habituales (mayormente, los lanzamientos lejanísimos), y el que suscribe le aconsejaría que hiciese más entradas (es buen y rápido penetrador).

Iván Morillas juega cada vez mejor. A su habitual buena y pegajosa defensa, añade una impagable colaboración en el rebote, pero es que además roba balones que es un gusto. Si esto va acompañado de dos canastas, una de ellas una espectacular suspensión (que fue todo un «demasié», pues estaba solo (a cinco metros), y a esos cohetes no les hace falta despegar (you understand me?)

Ángel Riesgo, más «pirata» que nunca (malhablado y pendenciero con las rivales, regañón y broncas con los suyos) llevó el ritmo y la voz cantante en el partido. «The Boss» fue el principal culpable de la victoria de su equipo, pues a sus ocho puntos añadió una sabia conducción del juego y unos siempre inteligentes consejos como entrenador. Le sobraron esos gritos a sus compañeros y algún que otro «rifi-rafe» con las que no lo son (debe mejorar en deportividad), pero hay que reconocer que fue fundamental (el MVP, en mi opinión).

Alberto Sebastián defendió correctamente y ayudó en el movimiento de balón en ataque, pasando siempre con inteligencia. El aplomo y la serenidad que muestra en el campo le permiten siempre hacer lo más correcto. Ayuda siempre a Iván a poner la nota de equilibrio en la conducción del partido (lo que compensa de alguna manera la excesiva «sangre caliente» de Ángel).

Javier Nogueira dió muestras, cuando estuvo en el campo, de su potencia y su seguridad. Colaboró en el rebote y lucho bien en defensa, y, aunque los «jefes» no le dieron mucha cancha esta vez, se nota que sabe de esto.

Carlos Nuevo fue decisivo, con sus ocho puntos, cuatro de ellos en el último cuarto. Reboteó, remontó la línea de fondo, dobló el balón con acierto e hizo alarde de su fino y estiloso tiro. Tiene clase para exportar, y, a pesar de que sus rivales ya le van conociendo, las pasaron canutas para pararle (y no lo consiguieron).

Hugo Flores también dejó muestras de su calidad, colaborando en las labores de base y en la subida del balón. No tuvo muchas ocasiones de lucir su tirito de tres metros, pero es que eran muchos a repartir el tiempo de juego. Su seguridad e inteligencia con el balón en las manos son una garantía.

Adrián Fernández, tan eléctrico y veloz como de costumbre, fue el reboteador de los suyos, el alma de los contraataques y el «pescador» infatigable bajo el aro contrario (dictó su ley, sobre todo en el rato que Lucía pasó en el «exilio»). Cuatro puntos que se antojan pocos, pero su omnipresencia en el juego y su lucha bajo los aros le convirtieron en protagonista.

De Adrián Reina cabe decir lo mismo que de Hugo. Inteligente y seguro con el balón, su labor como escolta, colaborando en la conducción del juego y eligiendo siempre el mejor pase, fue más que notable. No tuvo buenas oportunidades para tirar, pero pudo meter un par de canastas.

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Campeonato de Ajedrez 3º- 4º ESO (15)

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Jornada 20

Con Yolanda García contrariada, (a ella le gusta mucho jugar, y más contra su amiga), por la victoria por incomparecencia sobre Marta Vallejo (¡qué no falta nunca, ese padre!), comenzaron las sorpresas, que fueron muy significativas, en esta jornada.

La partida entre Santiago Prieto y Alberto Sebastián fue, al principio, un ejercicio de caza mayor, pues, ante la prematura salida de la dama enemiga, Santi se dedicó con saña a perseguirla (suele ser víctima fácil una reina que sale «a por uvas»).  En el intento, y en un descuido, perdió un caballo.

Consiguió remontar, no obstante, y el encuentro se volvió igualadísimo, como se aprecia en el siguiente diagrama:

Negras: Alberto Sebastián

Blancas: Santiago Prieto

Mueven negras, que están al borde del mate si De7. La opción TxA no parece mala, pues si el peón se come la torre, fallece inmediatamente a manos de la reina negra, y, además la amenaza posterior sobre el peón de c3 es más que cierta.

Sin embargo, Alberto opta por De5?, con la vista puesta en el peón, y un posible doble jaque rey-torre con su dama. Santi juega DxC, y Alberto, que parece haber contado mal las piezas, obcecado en su plan, come el peón con su dama y da jaque.

La ventaja obtenida, lógicamente, le parece suficiente al líder, que intercambia las damas sin ningún problema.

Unos minutos después, finalizaba la partida por tiempo, con la victoria por puntos del Sr. Prieto.

Acoso y derribo

No, no me refiero al dudoso «arte» y/o «espectáculo» consistente en acosar y alancear un toro bravo, pero bien pudiera denominarse así a lo no menos típica faena instaurada desde hace unas jornadas en el Campeonato de Ajedrez y que, a falta de saber las coincidencias del simpático (y no hay que olvidar, a veces genial) jugador con el astado animal, basada en derrotar a Álvaro Granizo. Esta vez le tocó a Silvia Rodríguez, como antes fueron los simpares Pedro y Alberto.

Y es que el segundo clasificado está viendo cómo se reduce la diferencia, que era muy apreciable, con unos perseguidores que ya «huelen» la sangre. A falta de otras emociones, el puesto de subcampeón está en un sinvivir. Pero no adelantemos acontecimientos, que lo del presunto «principal perseguidor», viene después.

La partida empezó con la chica de 2º plantando un sólido armazón de peones centrales. Además, con un aventurero caballo conseguía capturar una torre enemiga. En el momento del primer diagrama, la ventaja de las negras ya es apreciable:

Negras: Silvia Rodríguez

Blancas: Álvaro Granizo

Mueve Silvia. Con 6 puntos de ventaja, mandan los cánones que se intercambien piezas «a cascoporro», reina por reina, por ejemplo (lo cual haría al rey salir de su guarida). Tener que poner el rey en e2 significaría, además, para las blancas, prescindir de la ayuda que podría prestarle el caballo y, lo que es peor en su situación, impediría el enroque largo, única maniobra defensiva posible. Es decir, iniciativa garantizada para las negras.

Pero las negras mueven Ad7, que no es mala cosa, pero retrasa las operaciones (cosa importante habitualmente en el inmarcesible juego de Silvia; ¡y no protestes, Álvaro, que ya la conoces y en otras te las has visto mejor con ella!).

No muchas jugadas después (aunque transcurrió bastante tiempo), nos encontramos con esta otra posición, en la que las cosas se han igualado considerablemente, principalmente porque se ve que Dios castigó a Silvia con la pérdida de la dama que no quiso intercambiar antes.

Las blancas, a pesar de contar con su reina, tienen un alfil muy torpe y una torre encerrada. Las negras, a pesar de su «minusválido caballo, tienen bien defendida la línea 8 y solo pueden atacar.

Y lo hacen. Silvia mueve Td7¡ y asesta un golpe decisivo, pues la dama de Álvaro no tiene más remedio que morir en la batalla.

Quedaban 5 minutos escasos para el final, y las negras se limitaron a conservar la ventaja.

El cuento de la lechera

Fue solo un cuento de tres páginas, de esos con letra grande para niños pequeños, porque se acabó en un suspiro. Así se fueron las ilusiones de nuestro protagonista por colocarse a medio punto del segundo puesto del Torneo.

Y es que la partida entre Pedro Sánchez y Pepe Rodríguez, que comenzó un pelín antes de terminar la que acabo de comentar, empezó, y continuó, y terminó, de manera catastrófica para el jugador de 3º. Su rival, que ya le ganó hace unos meses, volvió a conseguirlo, con un ajedrez sólido, sin fallos apreciables, al menos hasta el final.

Negras: Pedro Sánchez

Blancas: Pepe Rodríguez

En este primer diagrama se muestra que la superioridad de Pepe es asombrosa. La reina negra a duras penas consigue defender la posición. Escaso bagaje el de le Torre de a1, que, ante las urgencias defensivas, parece inalcanzable. Y una pena lo del peón central, que en otras circunstancias, con la columna e despejada (más parece una autopista que una columna), merecería más de un esfuerzo.

Mueven blancas. Pepe opta por defender la torre con el alfil, en vez de atacar el caballo con la torre. Es un caballo, de todas formas, sin mucho futuro. Pedro no tiene más remedio que jugar CxT, y perder al noble equino a continuación. Eso da un respiro a las negras, que juegan bien: Rf7. Las negras han perdido la ocasión de asestar un golpe definitivo, el que hubiera supuesto la jugada Ce7, que hubiese arrastrado a Pedro, irremisiblemente, a intercambiar las reinas.

Momentos después, con ambos jugadores jugando de manera precisa, se produce esta situación:

Le toca mover a Pedro: Dh2+. Pepe defiende con acierto: Tg2.

Hay que hacer notar que si la posición de la reina negra y su torre de h estuviesen invertidas, otro gallo hubiese cantado (mate en pocas jugadas), pero la película no fue así.

Llegan los errores: Pedro juega Pe4?, pero Pepe mueve aún peor, con Ac6??. La reina negra suspira con honduras (capital Tegucigalpa) y hace «mutis por el foro»: Dg4.

Lo demás fue un querer y no poder de Pepe, en una baldía persecución con jaques sin cuento al rey enemigo, en una estrategia que, sin orden ni concierto, más parecía  buscar el final por puntos que el K.O.

Y así sucedió, con el Sr. Sánchez maldiciendo a los cielos por el (inoportuno) mal día, y un Sr. Rodríguez que logra mantenerse, un día más, por delante de su hermana en la clasificación (que es, al fin y al cabo, lo que él quiere).

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Campeonato de Ajedrez 3º – 4º ESO (14)

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Jornada 19

El suicidio asistido

La táctica de Marta Vallejo, que, perdiendo claramente, se dedicó, durante un buen rato, a intercambiar piezas alegremente con Santiago Prieto, bien puede calificarse así. Es una precaución estratégica básica que cuando se está en inferioridad hay que ser conservador, y esperar el momento propicio para intentar igualar las cosas. Marta fue acercándose, poco a poco, a un final que ella misma aceleró (involuntariamente, creo). Y Santiago se aproxima, inexorable, a un triunfo casi seguro, pues no se vislumbra nadie capaz de poner en duda su solidez.

La partida entre Yolanda García y Pedro Sánchez acabó con la victoria del segundo, no sin sudar lo suyo, pues, por un lado, la voluntad siempre férrea de resistir de su rival no puso las cosas fáciles, y, por otro, el «empanamiento» del tercer clasificado le hizo cometer despropósito tras despropósito. Yolanda bien pudo aprovechar los momentos de debilidad de su compañero, pero no lo hizo, quizás porque se esperaba una pelea más desigual.

El tercer duelo fratricida del Campeonato, es decir, el que enfrentó a Silvia y Pepe Rodríguez, se esperaba más equilibrado. La captura de la dama del segundo fue decisiva, aunque Pepe organizó bien su defensa y Silvia tuvo que ser más hormiguita que nunca. Veamos la siguiente situación, que expresa cómo estaban las cosas:

Negras: Silvia Rodríguez

Blancas: Pepe Rodríguez

Mueven blancas. La inferioridad de Pepe no da indicios de constituir un peligro urgente, a no ser que el alfil de a6 logre llegar a c4. La defensa de ese peón si es importantísima, pero  el alfil blanco de a7 está amenazado, y Pepe lo mueve a c5. Las posibilidades de ataque blanco están enormemente limitadas, por el peón pasado de b4 y por el peón de d5. Inmovilizados los caballos, poco le queda al rey pálido, salvo luchar por eliminar, al menos, el peón central. La contienda se prolongó largo rato (jugando Silvia, es lo que hay), pero las negras acabaron, lógicamente, ganando por puntos.

Peces al sol

Una larga y lenta agonía. Es lo que tiene ser pez. Y algo así es lo que sucedió en el gran duelo de la jornada, en el que se enfrentaron Álvaro Granizo y Alberto Sebastián. El de 3º volvió a ser el gran jugador que es y, jugando un ajedrez espléndido consiguió., después de una inicial etapa de tanteo, una notable ventaja. Así se aprecia en el siguiente diagrama:

Negras: Álvaro Granizo

Blancas: Alberto Sebastián 

Mueven blancas. Encerradas aún las torres y enormemente dificultados los movimientos de los caballos, las posibilidades de ataque a corto plazo de Alberto parecen limitadas a llevar su alfil a g5, pero tal intento estaría condenado al fracaso, pues la respuesta con Pf6 abocaría al alfil a una humillante retirada. Tampoco parece buena Pf4, pues la presencia del caballo negro en g4 sería más que amenazante, liberando además a su reina.

Por el otro lado, las negras tampoco están para juegos florales. Cualquier salida intempestiva de la reina puede provocar una catástrofe. La defensa parece sólida, aliviada por la falta de artillería enemiga, pero el caballo de d4 es un grano muy gordo.

Alberto mueve Af4!. No es fácil responder a eso, pero si De7, CxP, CxC+!, y eso hubiera salvado el caballo negro.

Álvaro arriesga moviendo CxP+? (¡deja expuesta la reina!). Las blancas responden Re2, y las negras, en vez de capturar el alfil con el caballo (dando jaque desde una posición defendida por la dama) o mover DxA (peor jugada, pues se pierde el caballo), desplazan la reina a f6? (con intención claramente defensiva). Momentos después se produce la siguiente situación:

Alberto mueve Tae1+, y la situación se pone fea para el rey negro. En d7 está el mate (Db7++), así que solo le queda f8. Es evidente que las blancas deben avanzar el caballo a c6 (CxP), y así lo hacen. Álvaro realiza ahora la única jugada que le permite resistir: Rg7!

Sin embargo, la desventajosa posición solo indicaba una larga agonía, que se hubiera solucionado, posiblemente, con el peón de la columna b (mejor eso, en mi opinión, que sacar la otra torre). La partida acabó en una situación similar a la mostrada a continuación, con la dama negra asestando alguna puñalada postrera (sin posibilidad de futuro, como muestra cualquier análisis). Ganó por puntos el Sr. Sebastián.

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Liga Interna 2015 -16 (17)

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Algo huele a podrido en Dinamarca

El título de la crónica del partido entre 4ºA y 4ºB no podría ser otro que la famosa frase que Shakespeare puso en boca del príncipe de Dinamarca (Hamlet, a la sazón). También cuadraba «Ser o no ser…», si vamos a eso.

Y el caso es que «mis» chicos de 4ºA huelen un poco mal, algo así como a materia en descomposición. Y no puede ser de otra manera en un equipo en el que el líder se lo pasa mejor jugando al escondite con la organización del torneo que dedicándose a las molestas e ingratas tareas que conlleva ser capitán. Con su ausencia y la de tres apreciables jugadores más, solo la brega y el pundonor del reciente fichaje Guillermo Rubio (nuevo comandante en jefe) y la honestidad y el señorío de Antonio Blanco, Iván Herranz y Paula Ramos lograron que la nave se mantuviese a flote (hay que recordar que este equipo ya estaba amenazado de expulsión).

Hay que hacer notar que la proverbial caballerosidad de los rivales permitió, además, que ciertos invitados actuaran en una función que se anunciaba como drama y que, gracias a ellos, tuvo un honroso final. Gracias emocionadas, por tanto, a Alejandro Mansilla y a Marta Vallejo, sin los cuales esta Liga tendría muy difícil seguir adelante.

Decir que el partido fue un monólogo de 4ºB es lo de menos, porque lo cierto es que la lucha y valentía que pusieron los de 4ºA en la batalla fue, por momentos, admirable. El resultado final, 47-8, no expresa, por ejemplo, el dato de que entre los tres jugones (y chupones, dicho sea sin ánimo de ofender) del grupo ganador sumaron 35 puntos. En su ausencia, es posible que estuviéramos hablando no de un tanteo más ajustado, sino incluso de una derrota de los favoritos para «The little ring».

Por los de 4ºA jugaron:

Antonio Blanco, eléctrico y ubicuo «correcaminos», cogió rebotes, cortó pases, corrió con y sin balón y dejó muestras de su incansable e irreductible corazón. Su gusto por llevar la bola controlada y a toda velocidad hacen de él un base (o al menos, un escolta) notable, en potencia. ¿Qué haría este chico, con fundamentos, en la cancha? (Un consejo: pelea por el rebote en ataque y mete esas que caen debajo del aro, serías un buen «pescador»).

Guillermo Rubio fue el cerebro de los suyos. Intentó subir, mover y pasar el balón y ordenó jugadas y movimientos a sus compañeros. Con gran visión de juego, es además un hábil penetrador, aunque adolece de buen tiro de cerca (¡no tienes que aprender a tirar de lejos; si ya penetras bien, mételas debajo!).

Paula Ramos, incansable también, y luchadora, como siempre, se supo buscar las lentejas, a pesar de recibir poco juego. Eso quiere decir que la pelirroja jugadora aprovechó muy bien sus oportunidades en ataque: con sus tres puntitos, fue la máxima anotadora de los «autóctonos». Excelente, y cada vez más «suelta» (sobre todo de pelo) en el campo.

Iván Herranz, correoso defensor, colaboró bien en la salida y la circulación de balón. Jugador muy seguro y potente, sabe lo que hacer y siempre elige lo mejor. Interceptó unos cuanto pases y capturó también algunos valiosos rebotes. No se prodigó mucho en ataque, pero estuvo a punto de meter alguna que otra.

Alejandro Mansilla, atracado sin piedad, cumplió sobradamente con sus compañeros «de ocasión». Ayudó sobremanera a mover y subir la pelota, defendió con ardor, cogió muchos rebotes y realizó una gran selección de tiro, aunque no tuvo fortuna (hasta tres bolas se le salieron de dentro después de pensárselo). Metió un tiro libre.

Marta Vallejo fue la segunda «atracada». Y se «atracó», porque se hartó de coger rebotes, robar balones, salir al contraataque, hacer entradas y remontar la línea de fondo (como mandan los cánones de todo «power-forward» que se precie). Metió dos bonitas canastas.

Los de 4ºB estuvieron así:

Carlos Martín defendió, reboteó, penetró, asistió y encestó. Nueve puntos para un buen partido de la «intendencia» (sirve lo mismo para un roto que para un descosido). Y todo un señor en el trato con los contrarios.

Abel Alameda, todo potencia, velocidad, pelea defensiva y robos de balón. Salió muy bien con el balón controlado. De cara al aro, esta vez se quedó en un puntito, pero pudieron ser más.

Raúl López jugó en plan estrella. Se gustó y abusó un poco de los adversarios (18 puntos de todos los colores, especialmente de penetraciones, pero también con algún «coast to coast» excesivo). Lo mejor suyo, para este que escribe, fue un tapón «marca de la casa».

Alonso Romero ha encontrado su equipo ideal. Este «trotamundos» de nuestro basket (al menos ha pasado por cinco equipos, entre esta temporada y las dos pasadas), ha asentado su juego y se hace notar cada vez más. No solo la subida de balón o la circulación en ataque, sino su finísimo tiro y sus entradas (tres canastas).

Adrián Sevilla, ya convertido en escolta de postín, disfrutó con sus alardes de manejo y bote de pelota, haciendo espectaculares salidas desde su canasta. Su regate y su magnífica protección del balón mientras bota hacen de él un potencial base y/o escolta. Como además anota regularmente (dos canastas), pues «miel sobre hojuelas».

Javier Martín colaboró como siempre con su férrea defensa, su inteligencia y su seguridad en la salida del balón y en el pase. No se asomó mucho en ataque (había muchos para tirar, y pocos balones).

Pepe Rodríguez ayudó en el rebote y se movió bien en ataque. A pesar de que le siguen gustando las penetraciones con balón (que sigue haciendo de manera algo atropellada), y de que consiguió sacar rédito de una de ellas (un tiro libre anotado), sería mejor que intentase «rebañar» puntos bajo la canasta rival y practicar el tiro cercano (sería letal desde ahí, con su estatura).

Álvaro Rodríguez hizo una nueva demostración de fundamentos y velocidad. Su segundo cuarto fue excelente, con tres canastas seguidas, una de ellas espectacular (ocho puntos en total). Magnífico en su labor de base pasador también.

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Un genio del fútbol

Johan Cruiff, 1947- 2016

Para los que somos del Madrid y vivimos el histórico triunfo del Barça de la temporada 74-75 (uno que les habla, dinosaurio de muchas cosas, estaba en el campo aquel día), es difícil olvidar la magnética forma de jugar que tenía don Johan. Su manera de llevar el balón pegado al pie, sus fulminantes cambios de ritmo, su agilidad felina para saltar las piernas de los defensas, su inteligencia y su visión de juego, y su personalidad en el campo (mandaba más que el árbitro) le hicieron inolvidable como jugador. Sus títulos con el Ajax lo dicen todo (tres veces Campeón de Europa, tres Botas de Oro).

Como entrenador, fue el más aventajado discípulo del «fútbol total» que patentó Rinus Mitchels con la selección holandesa (una «naranja mecánica» que bordaba el fútbol), en una generación de «jugones» que se retiró sin ningún título importante. Cruiff, como entrenador del Barcelona, si consiguió el entorchado continental (el que rompió la «maldición azulgrana» y dio comienzo al esplendor actual).

Su importancia en la historia del fútbol, y no solo en la historia de mi equipo rival, es capital. Rebelde y dicharachero, siempre dijo e hizo (dentro y fuera del campo), lo que quiso, y dejo huella por su fino y socarrón sentido del humor y por lo fácil que veía el juego.

Hoy descansa en el Olimpo de los Dioses, compartiendo la reducida mesa en la que solo se sientan los más grandes: Di Stéfano y Pelé.

Ahí os dejo con el recital del Barça en el Bernabéu, aquella infausta noche en la que 95.000 almas aguantamos hasta el final (apenas se fueron 5.000, y apuesto a que solo por evitar el atasco) para sacar los pañuelos en honor a los vencedores. Evidentemente, eran otros tiempos.

https://www.youtube.com/watch?v=qwBRGZBAXRM

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Liga Interna 2015 -16 (16)

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«I love this game»

Así empezaba, dándole un jocoso tono musical a la frase, el inefable Andrés Montes muchas de sus retransmisiones de partidos de la NBA (no os perdáis el emotivo «post» que le dediqué el año pasado, con motivo de su muerte). Y es que aficionados al basket hay muchos, pero gente como la que yo me encuentro en este colegio, más bien pocos.

Porque el encuentro entre 4ºM y 4ºB, interrumpido por la lluvia al final del primer cuarto hace un mes, debía haberse continuado jugando como mandan los cánones, en el momento exacto en el que se dejó, y con los equipos que en ese momento estaban en la cancha. Esta organización había decidido ser flexible con lo de las personas, pero alguien sugirió jugar desde el principio, y la idea fue aceptada con unánime alborozo y general algazara. Amantes del baloncesto y deportistas de rompe y rasga, eso es lo que sois, chicos. Y os quiero un montón.

Lo de menos fue el tanteo. 36-14 ganaron los de 4ºB, pero las muchachas de 4ºM hicieron un papel más que decoroso, llegando incluso a plantear, en la segunda mitad, una valiente defensa individual cuando iban ¡20 puntos abajo! Los chicos la sufrieron especialmente en el último cuarto, el único que ellas estuvieron a punto de ganar (4-3).

Los ganadores jugaron así:

Carlos Martín, capitán y jugador polivalente donde los haya, sube el balón como un buen escolta, rebotea como un buen pívot y entra a canasta como un base. Estuvo luchador y defendió con garra, como suele. Metió tres puntos (poco para lo que mereció).

Adrián Sevilla, en su mejor partido hasta ahora, parecía un veterano de la Gran Guerra. Convertido en alero anotador, tiró bien, penetró con eficacia y robó balones en primera línea que provocaron contraataque mortales. Abusó un poco del tiro de tres (metió el primero y se vino un poco arriba), pero sus siete puntos finales no son «moco de pavo».

Álvaro Rodríguez se dedicó esta vez a jugar, más que a hacer florituras, y rayó, como siempre, a gran altura. Tres canastas fueron suyas, pero además dió un recital de asistencias, pases y velocidad en la circulación de balón.

Pepe Rodríguez defendió y reboteó con contundencia. En ataque se movió bien como «center» e hizo buenos bloqueos. Sigue prefiriendo las entradas a los tiros a corta distancia, faceta, ésta última, que debería explotar más. Metió un tiro libre, aunque mereció anotar más.

Alonso Romero hizo gala, una vez más, de su velocidad y su habilidad para robar balones y contraatacar. Defendió con ardor (es muy complicado regatearle cuando se pone en plan «mosca cojonera») y metió una canasta y un tiro libre. Siempre da espectáculo cuando sale con el balón controlado.

Abel Alameda, pegajoso y duro, como siempre, estuvo veloz y eficaz en el pase, movió el balón con gran seguridad y robó balones con su inigualable técnica ya patentada («agazapado en la madriguera.com»). No tuvo suerte con la canasta contraria, y es que lo intentó poco.

Javier Martín, férreo en defensa, seguro en el movimiento de balón, inteligente siempre en el pase, tuvo esta vez el premio de dos canastitas, que hacen justicia a su fino y estiloso tiro. Toda una garantía, por su aplomo y su sangre fría.

Luis Sanchidrián parecía también llevar toda la vida jugando a esto (uno que les habla puso su granito de arena). Sus dos canastas se me antojan escasas, para su recital de entradas, tiros y rebotes. Destacó en defensa (cuatro tapones que dejaron boquiabierto al «Rey» Raúl)

Raúl López fue el máximo anotador (ocho puntos), a pesar de que no destacó tanto como otras veces. (Son los mismos puntos que había metido, por ejemplo, solo en el primer cuarto ese del partido que tuvo que aplazarse). Dos tapones, rebotes sin cuento, y sus espectaculares penetraciones, que acababan en canasta, asistencia o falta.

La actuación de las «Women in Black» fue como sigue:

María Figueroa, siempre eficaz y segura, defendió bien, colaboró en el rebote y ayudó en el movimiento del balón en ataque. Impagable su colaboración en los bloqueos directos para subir la bola. Tiró poco, y esta vez no obtuvo réditos de su siempre excelente puntería.

Lucía Fernández, impecable en el rebote y fiera en defensa, se las tuvo que ver casi solita con las torres adversarias, a las que su presencia provocó más de una incomodidad (me gustaría ver una estadística de los tiros fallados por Raúl, Álvaro o Carlos con Lucía delante). Una canastita fue su exigua renta, pero  se mereció muchas canastas más.

Irene López dió muestras de su clase y sus fundamentos. Sacó la bola con acierto y velocidad, robó balones y repartió juego con su seguridad habitual. Un solo punto que pudieron ser (y debieron ser, su equipo los echó en falta) muchos más.

Celia Martín dió la talla una vez más. Su aplomo e inteligencia en el campo se hacen notar. Ayudó a Irene en el movimiento del balón y estuvo eficaz en ataque: un impresionante triple y una canasta fueron su impronta.

Marta Vallejo, incansable y veloz, colaboró en el rebote, defendió con su espíritu habitual y robó balones, uno de los cuales le sirvió para culminar un precioso contraataque.

Natalia Hernández hizo alarde de sus fundamentos, su rapidez, su técnica impecable para salir con la pelota y sus académicos pases (son de «foto»). No tuvo suerte en ataque, pero es que tampoco se prodigó mucho.

Raquel Chaves luchó lo indecible, defendiendo con valentía, colaboró en el rebote y, esta vez si, dejo muestras de su excelente tiro, con dos bonitas canastas, que pudieron ser más.

Tania Hernández fue la que más se divirtió (es la «disfrutona» del grupo). Luchó mucho y su ayuda en el rebote y en la defensa de los pivots rivales fue excelente. No tiró demasiado y se echaron en falta algunos puntitos de su cosecha.

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Campeonato de Ajedrez 3º- 4º ESO (13)

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Jornada 19

Solo en tres tableros hubo partida, pues la incomparecencia de Álvaro Granizo dejó a Marta Vallejo con una victoria que no se esperaba y que le sabe a gloria, pues le facilita el intento de caza y captura de su inmediata predecesora en la clasificación, Silvia Rodríguez. El de 3ºD, por su parte, ve aproximarse a su reciente verdugo, Pedro Sánchez, y deberá andarse con pies de plomo para no perder su puesto en la segunda plaza del podio.

El enfrentamiento cumbre del día era, sin duda, el que tuvo lugar entre Santiago Prieto y Pedro Sánchez, primero y tercer clasificados. La igualdad inicial fue engañosa, pues el despliegue «ortodoxo» del líder le hizo dominar rápidamente en centro del tablero, ante un rival que sacó a pelear a su reina de inmediato. Pedro, que siempre juega contra Santi con demasiado respeto, no hizo gala de su acostumbrado (y temerario) ataque, y su amigo, que ya le conoce, no descuidó ni un ápice su defensa. El jaque-mate final expresa más bien el dominio del Sr. Prieto en cuanto a fundamentos defensivos , pues, a pesar de la resistencia del Sr. Sánchez, maniató sumariamente las posibilidades ofensivas de su siempre peligroso enemigo.

La partida entre Pepe Rodríguez y Yolanda García tuvo menos historia de la prevista. La jugadora de 3º, que desde que llega corriendo de Inglés ha perdido gran parte de su habitual prudencia (por no hablar de lo que influye la falta de nutrientes, que a las tres y media ya es grave), perdió su reina a las primeras de cambio. Pepe, con nueve puntos de ventaja, se dedicó a conservar su ventaja y fue minando la resistencia de su adversaria. El jaque-mate, a pesar de que Yolanda intentó alargar los acontecimientos todo lo que pudo, fue el final lógico.

El submarino aparece de nuevo

Es lo que tienen. A veces aparecen, y a veces desaparecen. Ahora los ves, ahora no los ves. Del gran juego desplegado contra Santi, a las desastrosas tablas por rey ahogado de la siguiente partida. ¿Qué Silvia nos íbamos a encontrar?

Era el tercer tablero. Allí formaron Alberto Sebastián y Silvia Rodríguez. El futuro físico llegaba bajo de moral (la derrota de Álvaro frente a Pedro, sumada a la suya propia frente a éste, le ha alejado del tercer puesto). La irregular (pero siempre peligrosa) jugadora de 2º se presentaba con las malignas intenciones de proseguir la implacable persecución de quien le precede en la clasificación (su hermanísimo).

A las primeras de cambio, Silvia le come a Alberto la reina. A continuación, su caballo da un jaque doble rey-torre, que acaba con esta última en la ducha. La abrumadora ventaja de la gentil damisela ya no encontró eficaz respuesta. El momento culminante es el siguiente:

Negras: Silvia Rodríguez

Blancas: Alberto Sebastián

Las posibilidades de las blancas, vista su exigua artillería (imposible llegar con la torre a d7, y más imposible todavía defender esa posición con el alfil), pasan por intentar hacer progresar el peón de h4, después de eliminar el de h7. Pero el alfil de f5 dificulta sobremanera la cuestión. Y eso no es lo peor. Porque si hubiera tiempo, se podría intentar, pero la reina negra no parece que vaya a dar cuartel, ni mucho, ni poco.

Alberto mueve Tf7 (buen intento de ganar tiempo sería el de TxP+). Pero Silvia hace caso omiso y mueve Dd3+. El rey huye a e1, pero las blancas han olido sangre: Cc2++.

Así fue el bonito mate de reina y caballo:


Queda claro que al más mínimo descuido de Silvia (permitiendo al rey enemigo huir por f1), la torre blanca hubiese hecho maravillas, pues con el jaque en f6 se zampaba el alfil, multiplicando las posibilidades de coronar el peón de ha4).

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