Salvado por el ajedrez

El joven ajedrecista, con 12 años

Fahim Mohammad, un niño de 15 años, lleva unos cuantos años causando sensación en el mundo del ajedrez. Campeón de Francia (en la categoría de menores de 12) cuando tenía 11 años, su increíble historia tiene conmovida a la sociedad francesa. Víctima de la legislación del país vecino sobre inmigración, su familia recibió la orden de expulsión en 2012, justo cuando el joven de Bangla Desh estaba disputando la competición. Su triunfo no solo les permitió quedarse, sino que hizo salir a la luz pública una infancia de privaciones, primero en su país, luego en el que ahora residen. La especial habilidad del chico en el deporte de las 64 casillas ha sido fundamental para la supervivencia de los suyos.

Junto con el entrenador de la Escuela de Ajedrez que le acogió, Xabier Parmentier, ha escrito un libro que ha despertado una gran expectación y acaba de ser publicado en España (ya es un éxito de ventas en Francia). El libro se titula «el Rey de Bengala», y está editado por Grijalbo.

En el enlace siguiente puedes acceder a una entrevista con él, y a un vídeo de 2 minutos con este héroe cuya vida recuerda a esa otra retratada en la película «Slumdog Millonaire».

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Liga Interna 2015-16 (14)

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Poltergeist (Fenómenos extraños)

Hay en el baloncesto fenómenos inexplicables, que rozan lo paranormal. Es inexplicable que Juan Carlos Bernardino juegue el mejor partido de la temporada en ausencia de su base y asistente favorito. Es más inexplicabe aún que meta unos cuantos tiros libres (su asignatura pendiente), dos de ellos ¡seguidos! y ¡a falta de cinco segundos para el final! Es muy extraño que Pedro Tomás Carrasco juegue disminuido, con la mano derecha dolorida e inflamada y que en el último cuarto se olvide de los dolores y meta cuatro canastas «de raza». Y es más extraño aún que los de 1ºZ (alias «Los Piolines») se porten bien (¡hombre, una técnica para ellos no es nada, que tampoco les vas a pedir la luna!)

Pero el fenómeno inusitado principal fue el «atraco» que sufrió, por parte de los de 2ºX, un «extraño»: Andrés Valera, ex-compañero de sus rivales, que fue fichado de inmediato, nada más entrar y, recordando viejos tiempos, metió la canasta decisiva. Con esto os quiero decir, ni más ni menos, que nuestra Liga Interna ya está al nivel de la NBA, donde se llega, por urgente estado de necesidad, a contratar jugadores para solo un partido.

El partido entre 1ºZ y 2ºX empezó precisamente con el extraordinario gesto de deportividad de los de Daniel Virué, que, ante la imposibilidad de jugar contra tres, aceptaron la inscripción de su antiguo colega como cuarto jugador enemigo. Y no solo aceptaron eso, sino algo más, con el enorme riesgo de derrota que ello traía consigo: que el partido fuera oficial. Ello les redime, ante éste que les habla, de sus malos detalles pasados, presentes y futuros.

El primer cuarto ya mostró lo que vendría a continuación. Igualdad absoluta. 9-8 para los de 2ºX, es decir, defensas «a cara de perro», pivots muy grandes (ya había llegado Guti, haciendo los honores al refrán «no hay quinto malo»), ante los que entrar a canasta era jugarte los higadillos. Los de 1º hicieron gala de una gran circulación de balón, con Cristina y Pedro Tomás «mareando» la zona adversaria, y Carlos Bodega pegándose con los rivales en la zona. Los del Sr. Gutiérrez, más irregulares, y, sabedores de sus carencias en la anotación, haciendo llegar balones a Juan Carlos, que, aunque tardó en entrar en juego, ya no paró.

El segundo período fue un recital de 2ºX. Andrés empezó a carburar, Alejandro Mansilla acertó en lo suyo, y entre los dos (siete puntos) y Juan Carlos (¡solo cinco!) pusieron a su equipo 11 arriba (21-10 al descanso). El poco acierto en el tiro y cierta pasividad en ataque (a JuanMa Barrado no le sellaban sus «capos» las instancias para intentarlo, y Pedro Tomás no ayudaba en el rebote) fueron las causas del naufragio de los de 1º.

El descanso cambió las cosas. Pedro tomó la decisión de morir luchando. Se pegó como una lapa a Juan Carlos, y los del Sr. Bernardino comenzaron a sufrir. Cristina Blanco, decidida a brillar por fin, volvía locos a sus adversarios con sus meteóricas penetraciones. Enfrente, el coloso Carlos Gutiérrez y el infatigable Billy Avellán eran los amos de los rebotes, pero eso solo bastó para que la ventaja no se fuera definitivamente al «garete». Con 6 arriba (26-20 para 1º), y la sensación de que allí iba a haber, no solo partido, sino más que palabras, se llegó al final del tercer cuarto.

El último parcial fue extraordinario. Pedro se echó definitivamente el equipo a la espalda, y dejó de sentir su maltrecha mano. Chupó lo que había que chupar e intentó parar a Juan Carlos. Carlos Bodega también colaboró, y el marcador se puso en el filo de la navaja. Un punto arriba, uno abajo. Canasta de Juan Carlos, canasta de Pedro Tomás… El «toma y daca» parecía conducir inexorablemente a una prórroga que los dos equipos se hubieran merecido, pero, a menos de un minuto del final, con las dos estrellas dando muestras de cansancio, Andrés metió dos puntos que valieron oro. La urgencia de la situación hizo a su rivales perder el balón en el siguiente ataque, y la última posesión de 1º fue cortada rápidamente en falta por sus adversarios. Los ya comentados dos tiros libres, sorprendentemente encestados por Juan Carlos, obligaban a un heroico tiro de tres (a falta de cinco segundos), pero no hubo caso. Ganó 2ºX (35-32), pero pudo ganar cualquiera.

Por 1ºZ jugaron así:

Cristina Blanco, en el mejor partido de siempre que uno le recuerda, estuvo soberbia en la dirección del juego, y alternó esa función con la de escolta (dejando a Pedro en ocasiones el papel de «base»). Sus penetraciones dando asistencias (o encestando ella) y sus meteóricas transiciones (solo en alguna ocasión, los atléticos jugadores enemigos, entre los que había tipos rapidísimos, le pillaron, y fue porque se le escapó ligeramente el balón), hicieron estragos en la defensa enemiga. La reina de la pista tuvo la desgracia de ver perder a los suyos, pero este cronista tuvo que reconocer, orgulloso como un pavo (se me humedecen los ojos, lo siento, yo fui uno de los profesores que le enseñaron a jugar) la bonita y espectacular canasta que metió (no recuerdo una mejor en este Campeonato): remontada por la línea de fondo y gancho contra el tablero, por encima de los dos pivots rivales (¡uno le saca 30 cm, el otro solo 25!), que no se enteraron ni por dónde entró el balón. Me pareció, en esos momentos, escuchar una voz de ultratumba: Andrés Montes gritaba: ¡Jugona!

Carlos Bodega estuvo muy bien en la anotación (14 puntos) y estupendo en el rebote defensivo. Luchó mucho bajo el aro contrario, pero ahí tuvo muchas más dificultades, sobre todo sin la ayuda de su amigo (ése que sabe más «latín» que su padre), pues Carlos Guti y Billy fueron mucha «tela». En su favor cabe decir que le llegaron pocos balones de espaldas a la canasta, donde es más que peligroso (acierto de la defensa contraria). Solo un apunte: cuando falta un minuto para el final y hay que evitar que metan los adversarios, hacer la quinta falta no es una desgracia (supongo que ya lo sabes; pues eso).

Juan Manuel Barrado ayudó a mover rápido y eficazmente el balón. Defendió bien (¡sin faltas!), pero en ataque estuvo maniatado («¡no, no tires!», se oía gritar). Es evidente que no era fácil conseguir de cerca buenas posiciones de tiro, pero alguien tan buen tirador, y tan buen jugador como él debe tener sus oportunidades (¡al loro!)

Daniel Virué pudo demostrar al fin que es un gran jugador de equipo (¡pudo jugar todo el partido, por una vez!). Es rápido defendiendo e incansable bajando en las transiciones enemigas. Seguro y tranquilo, es valiosísimo su aplomo en los momentos calientes del juego. Pasa bien y no pierde balones. Tranquiliza a sus compañeros con su saber estar y su sangre fría. Si supiera de táctica y estrategia sería el entrenador ideal.

Pedro Tomás Carrasco, reservón en la primera mitad del partido (ya he comentado por qué), se fajó como el jugadorazo de carácter que es, en la segunda. A veces me recordó, si se me permite el símil futbolístico, a Belaúste (¡no, no le conocí, no soy tan viejo!). No dijo el : «¡A mi, que los arrollo!», pero daba igual, porque cuando le da la gana, deja al equipo contrario «tirao». Solo con tres torres enemigas enfrente las falla (y no siempre). Con uno y con dos se basta y sobra. Espero que ningún rival cometa el desliz de defenderle al hombre (los «aclarados» pueden ser sangrantes). Los suyos le echaron de menos, y de qué manera, en el rebote ofensivo, hasta que decidió «morir con las botas puestas». Fue el artífice de la remontada final, que a punto estuvo de culminarse con éxito. Diez puntos (ocho en el último cuarto).

Los de 2ºX, que dieron muestras de una gran organización defensiva (¡gran labor ahí, Juan Carlos!), cerrando muy bien los rechaces y permitiendo muy pocos buenos tiros de lejos, jugaron así:

Billy Avellán, estupendo en el rebote (¡hay que ver cómo ha aprendido a coger la posición!) y pegajoso y peleón contra los pivots rivales. Ha aprendido a «cuerpear» y contra su poderío solo se puede triunfar con una gran habilidad y rapidez. Lógicas las faltas (las canastas hay que evitarlas a veces así, aunque eso no se lo digo a los pequeños, en la Escuela). Si supiera defender con las piernas, más que sacando las manos, sería tremendo. No tuvo suerte frente al aro rival, aunque a punto estuvo de meter «pardellas».

Alejandro Mansilla estuvo rápido, eficaz, tranquilo y colaborador, ofreciéndose siempre para ayudar a subir el balón, interceptando pases enemigos y cerrando su zona correctamente por arriba. En ataque, a pesar de las dificultades para tirar que tenía el tema, metió un triple de los suyos y a punto estuvo de meter un segundo. Un tercer intento si que tengo que decir que no fue razonable. No perdió bolas y siempre pasó bien (a Juan Carlos, que es el «catcher» de los suyos).

Andrés Valera, invitado especial a una fiesta que no se esperaba, fue el sortilegio con el que los de 2ºX consiguieron romper la maldición que les impedía vencer a sus rivales.  Colaboró en el rebote, tanto defensivo como ofensivo, y metió tres estupendas canastas, una de las cuales, como ya se ha dicho, fue fundamental en el triunfo,

Juan Carlos Bernardino estuvo tremendo, como siempre. Explosivo y eficaz frente a la canasta, imparable cuando pone en marcha la moto, mostró esta vez un acierto cercano al sesenta por ciento (¿y qué pasa si las conté?), muy por encima de lo que acostumbra. Llevó en volandas a los suyos, esta vez en ausencia de su «gemelo», con 26 puntos de todos los colores, incluidos 4 tiros libres (que muestran su progresión en esa faceta del juego). Soberbio como líder, estupendo como anotador. Y en una forma física excepcional.

Carlos Gutiérrez fue, en mi opinión, la clave del partido. Si, como dicen en la NBA, los partidos se ganan bajo las canastas, este jugador fue el verdadero artífice del éxito. Su dominio en el rebote defensivo fue insultante. Debió coger cerca de diez (en una proyección lógica, serían como veinte en un partido ACB). Vi incluso, en algunos momentos, que Carlos Bodega renunciaba a pelearlo. El de 1º tiene más envergadura de brazos, pero la potencia de salto y el poderío físico (¿sigues creciendo, o me lo parece?) del de 3º le hacen imbatible. Aún tiene dificultades para coger la posición para el rebote (¡unos vídeos de Felipe Reyes, por favor!), o sea, le falta picardía, pero va a ser un crack. Eso sí, frente al aro rival tiene problemas. Y la cosa clama al cielo. ¡Debes aprender a meterlas desde debajo!  Nada de tiros lejanos, de momento. ¡Que alguien se lo diga; Alex, por favor!

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Campeonato de Ajedrez 3º- 4º ESO (12)

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Jornada 17

Silvia Rodríguez y Yolanda García firmaron unas tablas por rey ahogado gracias al tremendo descuido de la habitualmente meticulosa (ver comentario de la jornada anterior) jugadora de Bachillerato. La farolillo rojo, con su infatigable resistencia, obtuvo un premio merecido, pues es honrado seguir los consejos de este profesor de ajedrez, que siempre propone a sus muchachos que aguanten hasta el final, pues con algo de habilidad y suerte, a veces se obtiene un empate sorprendente. La falta de formación teórica en los finales de partida de Silvia propició la situación reflejada en el siguiente diagrama:

Negras: Yolanda García

Blancas: Silvia Rodríguez

(En la posición previa, el rey negro estaba en h8, y las blancas jugaron Pg7+??, con las consiguientes tablas).

Pepe Rodríguez y Santiago Prieto jugaron, en el segundo tablero, una bonita partida. El principio mostró al líder sacando precipitadamente la reina, mientras que su rival montaba una defensa aparentemente bien organizada. Pero Santi encontró el resquicio para atacar y no tuvo piedad.

Marta Vallejo y Alberto Sebastián, en partida aplazada, tuvieron sus más y sus menos. Por mor de la velocidad sugerida por el chico (necesidades fisiológicas), la gentil damisela (como le pasó a Yolanda la jornada anterior), movió con prisas (ella dice que no), y no fueron estas buenas consejeras. El jaque-mate fue similar al del pastor, pero diferido, es decir, unas cuantas jugadas después del típico. Hay que resaltar que la Srta Vallejo conoce perfectamente cómo defenderse de ese ataque, y que si Alberto pudo encontrar la ocasión, la cosa se debió a uno de los «lapsus» defensivos que caracterizan el juego de su enemiga.

Minusvalía decisiva

Jugar sin gafas es incómodo, aunque no imposible, para un miope. Tener que soportar la disciplina de un asiento fijo para alguien inquieto, muy difícil. Pero si además, el árbitro para de un plumazo tu incesante cháchara (¿táctica?), la incapacidad ya te pone las cosas casi imposibles. Álvaro Granizo, maestro de la «ambientación psicológica» de las partidas, sufrió una severa derrota, que puede alejarle, casi definitivamente, de la lucha por la primera plaza. Pedro Sánchez, su oponente, jugando a un enorme nivel, demostró que puede ganar a cualquiera.

Las cosas sucedieron en el cuarto tablero. El principio de la partida fue revelador de dos cosas: del buen talante con el que el Sr. Sánchez afrontó la partida, y de la desmoralización que acosó al Sr. Granizo desde el momento en que perdió un peón por decisión técnica. Jugar callado le costó al genial jugador de 3ºD, y ya le «crecían los enanos», por lo ya comentado de las gafas (lo de menos fue que se sentó a jugar después de perder una amistosa con el profe). La gran ventaja inicial de Pedro culminó con un hábil jaque de uno de sus alfiles, que le hizo capturar la reina enemiga. Álvaro aguantó lo que pudo (no se rinde fácilmente tampoco), y su rival pasó ciertos apuros ante la proximidad del mate (con los nervios no le fue fácil). Al final, el de 3ºC (concentrado en todo momento y con sus anteojos en el debido sitio) consiguió una merecida victoria, que le hace concebir fundadas esperanzas de plaza en el podio.

Jornada 18

Marta Vallejo jugó con Silvia Rodríguez una partida que la de Bachillerato tuvo que remontar poco a poco, pues Marta comenzó ganando, e incluso su ventaja llegó a ser apreciable (1 alfil y dos peones). El final, por tiempo (ellas hubieran seguido allí una hora), mostró un empate total a puntos. Para la de 3º, una pequeña decepción, pues pudo haber ganado. Para Silvia, una pequeña alegría, pues pudo perder, pero también el aviso de una crisis de juego, pues en terreno llano y accesible (los enfrentamientos con las chicas) solo ha conseguido dos empates.

Alberto Sebastián y Pedro Sánchez disputaban algo más que un punto, pues el tercer puesto es pieza codiciada por ambos. Con un juego algo errático, Alberto dejó caer una torre en manos de la reina enemiga. Momentos después, encerró en una esquina a la asesina, pero Pedro maniobró con habilidad para el intercambio de damas. El mate de Pedro, que estuvo en su línea (lleva ya un mes rayando a un excelente nivel) de formidable juego de ataque, muestra el descuido defensivo de las negras, con el rey encerrado tras los peones.

Negras: Alberto Sebastián

Blancas: Pedro Sánchez

Las esperanzas de Alberto estaban radicadas en un peón pasado más muerto que vivo, pero Pedro soslayó, con buen criterio, el escaso peligro (su caballo de c2 garantiza la inutilidad de TxP+), ante la inminencia del mate.

El Dr. Jeckyll y Mr. Hyde

Santiago Prieto jugó en el tercer tablero contra Yolanda García con una inesperada saña, y es que acababa de sufrir una derrota sin paliativos con Silvia (a la espera de su partida oficial). La buena jugadora y compañera de estudios del líder, hizo lo que pudo, pero acabó perdiendo. Y es que el mediocre y relajado Santi de las partidas intrascendentes se trasnsforma en una «bestia» sin escrúpulos cuando se está «jugando las lentejas».

Yo sobreviví al Dragon Khan

La montaña rusa de Port Aventura da menos vértigo que el carrusel en el que se movieron durante un largo rato los dos contendientes llamados Álvaro Granizo y Pepe Rodríguez.  Y el caso es que la partida comenzó tranquilita, con ventaja inicial del de 4ºA, por un caballo. Jugaba con aplomo y seguridad, y conservaba la renta, hasta que le tocó mover en la situación del diagrama que muestro a continuación:

Negras: Pepe Rodríguez

Blancas: Álvaro Granizo

Pepe está en apuros, evidentemente, a pesar de su ligera ventaja en piezas. Álvaro, que despliega siempre magníficamente las suyas, tiene en el centro del tablero dos tremendo peones pasados. Acaba de mover, como algún avispado lector habrá intuido, Pd6! y se dispone a machacar las torres rivales (¡ambas, pues DxT es jaque!). Pepe no ve la jugada rival, y decide defender el alfil amenazado: Dg7?

Un análisis concienzudo de las posibilidades de las negras ha mostrado que Dh7 era una gran jugada. La continuación evidente de DxT y RD7 de ser DxP (pues si blancas comen el alfil con la torre, pierden la reina), con lo que el fulminante contraataque de Pepe, con De4+ tiene visos de ser definitivo, con la reina y dos alfiles contra un rey desvalido y con sus torres descolocadas.

Eso no sucedió. Álvaro comió la torre y Pepe escapó del jaque con Rd7. Y comienzan los despropósitos. El rey blanco decide salir a darse una vuelta por d1?? y las negras, alborozadas, se comen la reina enemiga (TxD). Un Álvaro demudado parece que intenta alguna torpe maniobra para sacar la torre de a1 de su encierro, y prosigue con Rc2. Quizás intente una defensa de los peones pasados, pues poco más parece que le quede por hacer.

Pero Pepe, ya subido en el carrusel, y disfrutando del vértigo, decide ¡amenazar la torre de g1 con Ae3?? Álvaro, mareado aún, recibe el oxígeno entre suspiros de alivio y se come la reina enemiga: TxD+. La siguiente jugada de las negras es la puntilla, y muestra al genial jugador de 4º (capaz de lo mejor y de lo peor), en estado de shock por lo que acaba de suceder: Rd8??. Álvaro no rechaza este nuevo regalo y con Tg8+ asesta el golpe definitivo, la restante torre negra.

Momentos después, las blancas, con un jaque de torre en a7 consiguen desatascar a su peón más valioso, para coronar a continuación (ver siguiente diagrama). La suerte estaba echada, aunque a Pepe aún le quedaba un último cartucho en la recámara, si llega a intentar promover el peón de h5. Las posibilidades de resistencia no eran malas si su rey escapaba hacia b5, y quizás la coronación solo hubiera alargado la partida, pero era algo.

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Campeonato de Ajedrez 3º-4º ESO (11)

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Jornada 17

Pedro Sánchez y Marta Vallejo se enfrentaron en el primer tablero. El primero desencadenó, desde el principio, como es habitual en él, un furioso, aunque bien estructurado, ataque. A pesar de que es un hecho bien conocido, por todos los participantes, que los ataques de Pedro tienen mucho de temerario, pues con frecuencia suele abandonar el rey a su suerte (por no decir que le suele dejar «en bolas»), Marta se dedicó solo a defender, sin intentar plantear un contaataque. La ventaja de Pedro desde el principio fue notoria, y tuvo el acierto de no dar cuartel. Marta pudo haberlo intentado, pero su moral, al verse con pocas piezas, no estuvo para muchas florituras.

Pepe Rodríguez y Alberto Sebastián mantuvieron un duelo desigual en el segundo tablero. Su ajedrez no está tan lejos, o, por decirlo de otra forma, si el de 4º hubiera estado en forma le habría dado muchísima guerra al tercer clasificado. El caso es que el pequeño de los Rodríguez está atravesando una «mini-crisis» desde que fue derrotado por su hermana, hace un par de jornadas. El dominio del Sr. Sebastián fue abrumador desde el inicio, y ni él mismo se esperaba un triunfo así.

Álvaro Granizo y Yolanda García jugaron una rápida partida. En siete escasos minutos, una señorita que suele jugar con lentitud (y que suele hacer partidas muy decentes cuando así lo hace), no pudo resistir un ataque de dama, alfil y caballo por el flanco débil del rey. No vimos a la Yolanda que resiste impertérrita hasta el final en busca de las tablas, o de un golpe de suerte al contraataque. Y es que Álvaro se tenía que ir…

La insoportable levedad del Ser

Sí que vimos ajedrez de muchos quilates en el tablero cuatro. Y fueron los protagonistas Santiago Prieto y Silvia Rodríguez. La genial jugadora de Bachillerato, mal aconsejada (entre otros por éste que les habla) hizo un extremado uso de su ya difícil de asimilar lentitud y exasperó hasta límites insospechados a un Santiago que se levantó a pasear por el escenario del choque en numerosas ocasiones.

Silvia tuvo poquísimos fallos. Alguno, es cierto, se quejaba ella (con su «fair-play» inglés acostumbrado), provocado por los apuros de tiempo ¡del árbitro!, que tuvo que apremiar a la gentil muchacha (a los dos, en realidad) para ir «agilizando trámites». Hay que recordar, en este sentido, a ambos contendientes (A Santi también, por supuesto, para que no se crea que se me ha olvidado) dos cosillas:

1ª) Que en el ajedrez de verdad la pieza que se toca hay que moverla y que la regla esta de «pieza dejada pieza movida», que la organización se ha inventado es producto de una flexibilidad mal entendida (sobre todo cuando se abusa de ella)

2ª) Que en los Torneos serios existe un límite de tiempo fijado (para una partida entera o para cada jugada) por los relojes que presiden cada mesa. Y no es que este no lo sea, pero la cosa excedió bastante los límites de lo razonable.

Y entono un «mea culpa», porque calculé mal. Es evidente que no es precisamente a Silvia a quien había que aconsejar extremada lentitud (se basta y se sobra), porque la verdad es que el tema se salió un poco de madre.

Dicho lo cual, la partida fue un espectáculo. ¡Setenta minutos! (por acuerdo entre los contendientes, se alargó el máximo tiempo permitido). La ilustraré con tres instantáneas.

Negras: Silvia Rodríguez

Blancas: Santiago Prieto

Mueven negras. Su situación parece delicada, aunque no desesperada. El caballo de f5 es un arma letal, y el alfil de f1 no es un peligro desdeñable (si se coloca en b5) pero es peor tener que tomar una decisión inmediata para salvar la dama, cosa complicada ( o perderla haciendo el mayor destrozo posible).

El sacrificio del alfil a h6 no parecía mala opción, e incluso quizás Ae6 hubiese tenido las mismas consecuencias, aunque mejor, sin duda, hubiera sido optar por el intercambio de reinas en Dg8 (es posible incluso que Santi hubiera rehusado). Sin embargo Silvia se decide por Tb5¡ Las blancas, sorprendentemente, responden AxT?, dejando desprotegida la casilla h3, cuando, con DxT hubieran conseguido una ventaja definitiva (y la reina negra seguiría penando).

Vemos lo sucedido momentos después. Silvia, por supuesto, aprovecha para mover DxT, pero Santiago reacciona rápidamente, pues el alejamiento de la reina rival le permite aumentar la presión sobre el rey enemigo. Con CxPd6+  busca, evidentemente, comer el alfil para intentar Dd7++.

Pero no es una buena jugada. La posición de la torre negra impide un ataque de dama alternativo en g8 (si negras se deciden por comer el caballo con el alfil), y no hay que olvidar que la reina negra protege a su alfil. Santi está además, preocupado por la presumible pérdida de su torre, porque si da cuartel a la enemiga, Dh1+ sería lo lógico. Silvia mueve PxC, que no es mala, aunque era mejor, en mi opinión TxC (porque si DxP+, De6 y se acabó la ofensiva blanca, o al menos, las posibilidades de un desenlace inmediato).

A continuación, las jugadas fueron: Pc8+, Rd8; DxPe5, De6. Tras el intercambio de damas y alguna que otra carnicería importante, con algún fallo gordo de Silvia, que perdió una torre (momento del apremio ya citado), se decretó el final de la partida, y la victoria por puntos (merecida, por supuesto) de Santi. Es posible que el mate hubiera llegado, pero quizá después de media hora más (¡y eso no, hijos, no!). Esta fue la posición final.


No faltó, claro, la felicitación emocionada del profe a la chica, por la gran partida jugada, y a Santi por los nervios de acero que, una vez más (aunque a duras penas), demostró para lidiar con una situación crítica.

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Liga Interna 2015-16 (13)

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Abbott y Costello contra los Fantasmas

El título de aquella comedia de 1948 bien podría servir para titular la crónica del partido que enfrentó a 4ºB con 3º, pero solo ilustra un suceso jocoso que aconteció en el tercer período, y de ningún modo quiere calificar a los impolutos y excelentes acompañantes del encausado. Tampoco hay similitud entre los cómicos protagonistas de la peli y los esforzados muchachos de 3º, que se dejaron la piel en el campo.

Y el caso es que lo que pasó bien pudo acabar en tragedia. Os cuento. 15 puntos de ventaja, en esos momentos, para los mayores. Álvaro Rodríguez, escolta de postín y el más reputado base de su equipo (por no decir el único que puede hacer ese papel, con el permiso de Alonso), coge la bola y atraviesa como una exhalación el centro del campo. Va completamente solo (el primer defensor está siete metros por delante), pero se gusta y se quiere, y para demostrarlo, se pasa el balón entre las piernas, con la aviesa intención de cambiarse el balón de mano (creo), pero con tan mala pata (literal), que le da el balón en la pierna izquierda. Álvaro trastabilla, intenta cogerlo, pero se hace un lío, se le escapa, le rebota de nuevo, esta vez en el pié,  y termina saliendo despedido por el fondo de la cancha. Ante la hilaridad general, el avergonzado protagonista vuelve a defender (es un arte la manera que tiene este chico de sonrojarse), quizás pensando lo bien que se lo hubiera pasado su inseparable compañero de fatigas Samuel Jara si llega a ver su intento de «virguería».

Y si acabó bien la «fantasmada» es porque el campo ya estaba bastante seco. Llega a pasar en el primer cuarto, y de alguna pierna o brazo roto estaríamos hablando ahora. Acabó en anécdota, por suerte.

39-6 fue el resultado final para los de 4ºB. Debutantes en el grupo, y firmes candidatos para el «Little Ring» (el pequeño anillo, para los profanos), venían con la moral baja, por sus muchas (aunque dignísimas) derrotas. Los de 3º, con un equipo con muchas bajas, lucharon lo que pudieron, pero se resintieron, fundamentalmente, de la falta de anotación y de la falta de poderío bajo los aros.

El comienzo fue sorprendente, e hizo concebir esperanzas de un encuentro equilibrado. Adrián Reina clavó un finísimo triple, pero fue un espejismo. Los rivales empezaron a carburar y esa iba a ser la única canasta de 3º hasta el último cuarto. Al terminar el tercer cuarto, un 19-6 dejaba las cosas prácticamente sentenciadas. A pesar de ello, un recital ofensivo de 4ºB (20-3) puso el punto y final.

Los de Alberto Sebastián pusieron ganas y ardor en la batalla, pero los pocos tiros que intentaron no daban para más. Dos canastas de 16 tiros explican la derrota. Hubieran perdido aunque hubieran tenido un 100% de aciertos. Y el caso es que penetraron bien la zona enemiga, pero no se atrevieron a hacer entradas ni a tirar de media distancia, quizá intimidados por la estatura de los rivales (bueno, eso es mentira, este equipo está lleno de valientes). Uno a uno, jugaron así:

Ángel Riesgo manejó al equipo e intentó en todo momento ordenar el juego. Es un poco un «quiero y no puedo», pues le faltan conocimientos para ser un buen entrenador. Sin embargo, hace bien de capitán (a Alberto se le nota que no le gusta), y, como jugador, sus buenos fundamentos y su aplomo en el campo hacen que el balón circule con fluidez. Debió acercarse más a la canasta rival y tirar de cerca. Cuando lo hizo, consiguió la falta que le dio el único punto que anotó.

Iván Morillas fue el luchador y defensor infatigable de siempre. Sacó las castañas del fuego a los suyos bajo los aros, brillando en el rebote, sobre todo en zona propia. Bloqueó bien, robó balones y provocó errores en sus enemigos. Le faltaron los puntos, pero es que le pasó lo que a todos, apenas tiró.

Adrián Reina prometió puntos nada más empezar, con su triple ya comentado, pero después, avisados los enemigos de su peligro, no tuvo muchas ocasiones de volver a disparar. Sus restantes tiros se salieron por poco. Jugó con su serenidad y seguridad habituales.

Carlos Nuevo jugó algo nervioso, consciente, quizás, de que era el hombre a vigilar por el equipo contrario. Estuvo bien defendido, y cuando se escapó, gracias a sus buenos recursos para penetrar y para remontar la línea de fondo, no tuvo suerte. No obstante, no dejó de intentarlo, y, en el último cuarto tuvo su premio en forma de canasta. Pero debió entrar más en juego, y su equipo debió buscarle con mayor asiduidad.

Alberto Sebastián se movió con inteligencia, tanto en el campo rival como en el propio. Defendió bien y pasó la bola con acierto. Pudo anotar algún tiro, pero el balón no quiso entrar.

Pedro Sánchez estuvo serio y combativo. Pegajoso defensor, como siempre, e inteligente en ataque, ayudó en el movimiento de balón e buscó continuamente bloquear en ataque, facilitando mucho la labor del base. No tiró apenas, pero debió hacerlo.

Por 4ºB, equipo, como ya he dicho, con buenas perspectivas en esta Segunda Fase (sobre todo si siguen presentándose al completo), jugaron:

Adrián Sevilla, cada vez mejor y más asentado, sabe a lo que juega. Su triple fue un premio a su labor oscura, pero siempre eficaz. Ayuda en la circulación de la pelota, cierra bien en defensa, colabora en las transiciones e incluso rebotea con acierto. Excelente jugador.

Abel Alameda, sin brillar como en otras ocasiones, fue un fuerte y aguerrido defensor, pasando el balón siempre con acierto y ayudando hasta en la anotación. No faltó su canastita de siempre.

Pepe Rodríguez fue el amo de los rebotes cuando estuvo en cancha. A pesar de su lentitud, su poder de intimidación hace que sus contrarios rectifiquen el tiro cada vez que se acercan (los pocos que se atreven). En ataque estuvo acertado, a pesar de lo poco que lo intentó: una preciosa canastita en una entrada.

Luis Sanchidrián, el debutante, demostró enseguida sus cualidades de buen jugador (casi parecía haber «nacido» en este equipo). Ayudó en la circulación de balón, defendió bien y colaboró en ataque con una buena canasta.

Álvaro Rodríguez jugó de «playmaker» y le encantó su papel, porque se sintió protagonista. Botó y llevó muy bien el balón (con la espectacular excepción ya comentada), aunque le sobraron florituras innecesarias (el campo no estaba lleno de espectadores, y las «cheer-leaders» no aparecieron). Soberbio frente al aro contrario, sus once puntos le hicieron justicia al fin (se lo merecía, es un gran atacante).

Javier Martín jugó poco, pero lo poco que hizo, lo hizo bien. Buen y esforzado defensor y seguro y eficaz en el pase, colaboró inteligentemente en todas las facetas del juego.

Alonso Romero no estuvo en plan «correcaminos», como de costumbre (ya estaba Álvaro ahí, acaparando «focos»), pero constituyó una inestimable ayuda en las transiciones defensa-ataque y sus penetraciones en la zona rival siempre causaron pánico. Fue de menos a más, y terminó metiendo una buena canasta.

Raúl López va para pivot dominador. Aunque le falta cuerpo, parece que no lo necesita. Tres tapones, alguno incluso defendiendo el tiro de tres enemigo, hablan de su eficacia defensivo, pero es que, además, se hinchó a rebotes y a canastas, con diez puntos anotados. Es lo más parecido a Pau Gasol que hay en el Campeonato.

Víctor Oñoro fue el que esperabámos todos después de su lesión. Defendió con acierto y jugó sin miedo (y eso que el pavimento no estaba para florituras). Se empleó a fondo en el rebote y en ataque estuvo muy bien, metiendo tres canastas.

Carlos Martín, el capitán, estuvo en su línea. Ordenó bien la defensa (mejor defendidos los tiros que las penetraciones, pero notable, en conjunto) y gestionó bien los cambios (a veces, a la americana, por la abundancia de personal). En la faceta individual, como siempre, luchador, rápido e infatigable. Buen penetrador y reboteador, se quedó escaso de puntos (uno), aunque no estuvieron los suyos faltos de anotadores esta vez, y quizás por eso no tiró más.

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La ciencia de las sospechas

Ondas

Las ondas gravitacionales: una revolución, pero menos…

Cuando Peter Higgs, en el año 1964, predijo la existencia de una partícula subatómica y la llamó bosón, nadie le creyó, porque era indemostrable en la práctica. Hace un par de años, el CERN de Ginebra le hizo cumplida justicia.

Más tiempo aún hace que Albert Einstein (fue en 1916) describió las llamadas ondas gravitacionales, supuesta repercusión de grandes cataclismos en el universo en forma de energía que se transmite a la velocidad de la luz. Ni su teoría de la relatividad, ni los agujeros negros, ni tampoco las tales ondas podían demostrarse en aquel entonces.

Los tiempos cambian, y ni siquiera el genial físico alemán pudo predecir (seguir leyendo) que un día llegaríamos a probar todas sus sospechas. Gracias a los trabajos de más de mil investigadores de todo el mundo (si alguien me pregunta para qué sirve la Física, ya sé qué responderle: ¡de momento, para dar trabajo a mucha gente!), y al espectacular y diabólico montaje denominado Observatorio de Interferometría Láser de Ondas Gravitacionales (LIGO), se han podido detectar pequeñísimos movimientos ondulatorios provenientes de la unión de dos agujeros negros que sucedió hace 1.300 millones de años.

Pero la cosa no es como para santificar a Einstein (además, ya es santo), porque estuvo un tanto peleado con «sus» ondas gravitacionales.  Aparte de decir que serían indetectables para nosotros (en 1916), años después (en 1936) negó su existencia. Sobre esa interesante historia os aconsejo leeros el siguiente reportaje:

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Este otro enlace os permitirá contemplar un vídeo en el que, en escasos tres minutos, se explica muy bien el tema:

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Bueno, y para terminar, un consejo: cuando un físico os diga que sospecha algo, no le toméis por loco, porque es posible que le terminen dando el Nobel.

En este último enlace, entrevista muy interesante con uno de los firmes candidatos, Kip Thorne, pricipal impulsor del LIGO (y asesor científico de «Interstellar»).

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Liga Interna 2015-16 (12)

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Primer partido de la Segunda Fase en el grupo 1. 2ºX contra 2ºA. Dos equipos potentes, en principio, aunque, a la hora de la verdad, fue algo diferente la cosa. Los del A estaban escasos y maltrechos (tres elementos y medio: el medio era Raúl Orejana, que jugó lesionado, y de los demás, uno se dió a la fuga en el descanso), mientras que sus enemigos contaban, a pesar del magro banquillo, con su «artillería pesada» (Alejandro Serrano y Juan Carlos Bernardino) en buenas condiciones.

El enfrentamiento estuvo presidido por estos gruesos condicionantes. A pesar de ello, el primer cuarto anunció pelea, porque los de Rubén defendieron muy bien (es sabido lo que dependen los «eléctricos» de los contraataques, y no les permitieron ni uno), a pesar de que en ataque no acertaron, con Raúl ausente y Juan Fran poco efectivo. 6-1 para los de Carlos Guti.

En el segundo cuarto entraron en juego los «jugones» de 2ºA, que siguieron defendiendo «a muerte», y consiguieron apretar el marcador (9-6)

Después del descanso, la desmoralización, al verse tres en pista, y el cansancio, hicieron mella en 2ºA, que observaron, impotentes, como Juan Carlos Bernardino abría el tarro de las esencias. y les metía 13 puntos seguidos él solito. Tuvieron mucho que ver los dolientes aductores de Raúl, que prácticamente no saltaba bajo su aro (pero que alguna mano más pudo meter, pues no estaba cargado de faltas). 23-13, diez arriba para 2ºX, lo que dejaba las cosas prácticamente sentenciadas).

Cobardes y torpedos

El cuarto período comenzó tras una breve negociación. Por primera vez en el Torneo, la organización permitió, por común acuerdo de ambos capitanes, que jugaran cuatro en un equipo contra los tres del otro. La severa advertencia del árbitro de que no habría vuelta atrás no hizo mella en los deportivos chicos que, en ese momento, se veían cerca de la victoria.

Pues dicho y hecho. Y como si de magia se tratase, los cariacontecidos y minusválidos resucitaron de entre los muertos. Sus enemigos habían tenido el valor, no solo de jugar con cuatro (buen regalo, a la sazón), sino de dejar fuera a Juan Carlos (en febrero, más rebajas). Raúl corría como una moto, y se puso a «trabajarse» el aro contrario como en sus mejores tiempos, ayudado por Juan Francisco y con Rubén de fiel colaborador. El momento clave, a dos minutos del final, sucedió cuando 2ºA se puso a tres canastas, sin cansancio, ni escasez de efectivos, ni madre que les parió. Allí corrían hasta los mancos. Fue en ese momento cuando a éste que les comenta le llegó un cierto tufillo a «caquita» procedente del banquillo asediado. El «cagómetro», como le llaman en «Tiempo de Juego» Paco González y Manolo Lama, marcaba unos límites inaceptables. Salió a la pista Juan Carlos, y «mandó a parar». No pudo hacerlo del todo, porque sus rivales estaban lanzados, pero al menos logró, con la colaboración de todo el equipo (hay que resaltar que todos los que estuvieron en pista en este último cuarto anotaron), igualar el tanteo parcial  (12-12, para un resultado definitivo de 35-25).

Sostuvieron el pabellón de 2ºA estos heroicos individuos:

Raúl Orejana, líder, una vez más, sobre todo en los momentos decisivos de la última fase, estuvo un poco ausente casi medio partido, hasta que encontró la confianza física suficiente para correr y saltar algo. No fue el mejor Raúl que uno ha visto, pero le echó garra donde no le llegaban las fuerzas. Uno hubiera esperado de él algo más en defensa, como ya he dicho (acabó con dos faltas), pero terminó con 17 puntos (menos mal que estaba lesionado), y lo cierto es que, al final, saltó y lanzó los contraataques como siempre.

Rubén Santamaría fue el veloz «correcaminos» de siempre. Cortó balones y llevó las riendas de su equipo siempre con acierto y seguridad. En defensa se multiplicó, y entre él y sus compañeros, convirtieron la zona (sobre todo en la primera parte, cuando estaban cuatro, en inexpugnable). Metió un bonito tiro, aunque se le salieron de dentro varias canastas.

Juan Francisco Sánchez llegaba con aureola de estrella («El negro de Brookyn»), tras los paseos militares con que los suyos habían desfilado por el otro grupo. Avisados estaban sus rivales, y casi no le dejaron moverse. A pesar de ello, y de no poder prácticamente contraatacar (su punto fuerte), dejó muestras de su extraordinaria calidad, con seis puntos anotados, dando la cara también (fue de menos a más) cuando la presión apretaba.

Guillermo Marín dejó muestras de su espíritu de lucha y de su seguridad con el balón. No comete errores en el pase, ni botando, y colabora eficazmente en el rebote. Metió un buen tiro, y los suyos notaron su ausencia (no fue lo mismo el partido cuando se fue), pues una zona solo con tres jugadores no es defendible.

Los de 2ºX jugaron así:

Isaac Cruz, cada vez mejor en ataque (dos canastas tras una buena selección de tiro), sabe lo que hacer en el campo, y eso lo nota su equipo. Defendió bien (ya sabe controlar las manos), cogió rebotes, cortó balones, y estuvo sobrio y seguro. Jugador inteligente y eficaz, ve el baloncesto (y «comenta» las jugadas) como nadie.

No menos inteligente en la cancha es su compañero Alejandro Mansilla. Firme y rápido en defensa (llegó a parar él solo un par de rápidas transiciones de Raúl, y alguna que otra también de Juan Francisco), buscó en el aro contrario su triple acostumbrado, pero no tuvo suerte (a pesar de una buena selección de tiro). El premio lo obtuvo de manera inesperada, con una preciosa bandeja que culminaba un contraataque de su equipo.

Billy Avellán estuvo muy bien bajo los aros, y cogió unos cuantos rebotes (Isaac y él se aprovecharon como nadie de los problemas del Sr. Orejana). A punto estuvo de meter su canastita, que esta vez no logró. Jugó con seguridad y con su potencia habitual.

Carlos Gutiérrez dejó constancia de su clase, su velocidad y sus cualidades atléticas. Es explosiva su salida botando el balón y lanzando el contraataque. Fuerte y rápido en defensa, fue una china en el zapato tanto para Raúl como para Juan Fran, que no le quitaron ni un rebote cuando estaba en pista. No hizo puntos, aunque tampoco lo intentó demasiado. Él sabe que su fuerte no es el tiro, pero debería hacer más entradas.

Juan Carlos Bernardino fue el de siempre. Veloz penetrador, estiloso tirador, recuperador de balones, dechado de fundamentos, gran defensor, fue el artífice del despegue de los suyos, con ese asombroso tercer cuarto que se marcó, y también el que se dió cuenta de que la sangría del último período podía acabar en tragedia. Y es que una cosa es jugar con cuatro y quedar bien con los adversarios (da buena imagen) y otra andarse «con el bolo colgando» (permítaseme la expresión). Porque tonterías, las justas…

Alejandro Serrano fue «El Renacido», aunque no se vaya a llevar el Óscar (sí tiene a tiro el «anillo» de la Liga). Se le vió muy activo y de nuevo con su «electricidad» característica. Se hartó de asistencias y de robos de balón. Anotó con regularidad, y, a pesar de no tener las rachas irresistibles de su colega Juan Car, tiró del carro en los momentos difíciles (se disponía a resistir solito el duro envite de las estrellas rivales, pero este modesto cronista opina que en esa lucha posiblemente hubiera muerto con las botas puestas). Se gustó en el campo en compañía de su amigo, y se le notó más incómodo en su ausencia. Bienvenido de nuevo.

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Campeonato de Ajedrez 3º- 4ºESO (10)

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Jornada 15

Comienzo de la tercera ronda, y estos chicos no se aburren de jugar siempre contra los mismos. Y es que, quien más, quien menos, tiene cuentas pendientes, y con más de uno…

Rodríguez Brothers, en el primer tablero, fueron protagonistas de una igualadísima partida en la que, tras una inicial escabechina de la reina de Pepe, Silvia fue remontando con su paciencia de hormiguita. Obtuvo el premio a su trabajo, a pesar de que fue una victoria pírrica (por dos puntos de ventaja).

Pedro Sánchez se enfrentó a Yolanda García en la mesa de al lado. La gentil «farolillo rojo» no pudo oponer resistencia ante un rival que venía de medirse a los primeros y necesitaba sangre. El mate vino gracias a una dama que en una vida anterior había sido peón.

Marta Vallejo comenzó a jugar con Santiago Prieto de manera desastrosa, pues perdió la reina a las primeras de cambio. Sin embargo, se sobrepuso al disgusto, y tuvo oportunidades de remontar. Santi sumó una nueva victoria, con la acostumbrada sensación de que sus rivales no aprovechan los, eso sí, escasos, momentos de debilidad que muestra en todas las partidas.

Despertares

El cuarto tablero sirvió para que expusieran sus habilidades Álvaro Granizo y Alberto Sebastián. La partida comenzó con un grave error de Alberto, que le supuso la pérdida de su reina. Los disparates y despropósitos no pararon ahí, pues momentos después, ante este observador, se producía esto que viene a continuación. Solo mis nervios de acero me libraron de una crisis cardíaca.

Negras: Álvaro Granizo

Blancas: Alberto Sebastián

Alberto acaba de mover Ag5+¡¡, con lo que la reina negra esta «caput». Álvaro se zafa del alfil con Rf5. Pero, sorprendentemente, las blancas desplazan la torre a g2. Ya en plenas «rebajas», su rival decide ¡no salvar la reina! moviendo Te8? (es decir, ambos llevaban puestas las orejeras en los ojos, con gran deterioro de su agudeza visual).

Al fin, Alberto despierta de su letargo. Recuerda mucho lo sucedido al personaje interpretado por Robert de Niro en «Despertares». «Ante altas dosis de L-DOPA, los pacientes mostraban períodos variables de vuelta a la normalidad, que yo he denominado «despertares». Esta frase de la novela, pronunciada por Robin Williams (en el papel del neurólogo Oliver Sacks en la película) viene al pelo, pues la reina negra es defenestrada al fín.

El final fue una trabajosa victoria de Álvaro, apoyando a su peón pasado. Hubiera sido más fácil de haber contado con la reina. Las opciones de las blancas pasaban por el enroque de ataque, pues una ofensiva de las dos torres y el caballo, por la derecha, podía haber tenido su aquel. No sucedió, y Alberto se dedicó hasta el final a intentar evitar que el peón coronase, cosa que no consiguió.

Jornada 16

Silvia Rodríguez se enfrentó con Álvaro Granizo, en un encuentro en el que éste último empleó mejor que nunca la psicología para consumir a su adversaria (es un maestro en esto, que se le da mejor, si cabe, que el ajedrez). Sabedor de lo fácilmente que Silvia entra al trapo, le fue envolviendo en una cháchara incesante, mientras la partida iba transcurriendo con una plácida ventaja, que desde el principio ya fue apreciable.

En el segundo tablero se las vieron Yolanda García y Marta Vallejo. Si no lo hubiera visto un montón de veces me asombraría lo que pasó. La ventaja de la última clasificada llegó a ser apreciable, y los fallos que estaba teniendo Marta (quizás porque no está acostumbrada a jugar después de comer), notorios. La posición del diagrama muestra el momento culminante:

Negras: Yolanda García

Blancas: Marta Vallejo

Las negras no disponen de una buena situación, a pesar de dominar en puntos. Y las blancas, por su parte, carecen de potencia suficiente como para lanzar un ataque sólido. Mueve Marta, que no ve claro lo de comerse el caballo y decide salvar su alfil: Ab2. Negras responden Ta2, y el alfil blanco decide irse a d4. En ese momento, si Yolanda hubiese movido CxA¡, la obligada captura del caballo por el peón hubiera podido desencadenar un furibundo ataque con la dama que, con la inestimable ayuda de la torre, hubiese puesto contra las cuerdas a su rival. Sin embargo, las negras prefirieron promocionar su peón de la columna b.

Yolanda consiguió coronar, pero una serie de errores (y la alegría con que se fue al ataque), permitieron a Marta, primero, evitar lo peor, y, segundo, ante un desguarnecido rey negro, dar un bonito mate con reina y alfil. La posición final, que se muestra a continuación, revela que las negras no tuvieron un momento de respiro, el que necesitaban para mover AxC y DxP+.

 

Pepe Rodríguez jugó contra un Pedro Sánchez que venía eufórico de su clase de English. A las primeras de cambio, con un jaque doble rey-torre, se cepillaba la susodicha (diez minutos después de que el profe, en una amistosa, le hubiera hecho lo mismo al Sr. Rodríguez). Con lo cual, atentos, rivales de Pepe: ¡esta persona de 4ºA ve mal los movimientos equinos! Pedro, no contento con ello, le comía la reina al cabo de un rato. La severa ventaja no impidió que se produjera una interesante situación, que paso a comentar:

Negras: Pepe Rodríguez

 Blancas: Pedro Sánchez

El rey negro está en jaque. Solo puede mover a h6. La jugada de las blancas no podía ser otra que PxP+¡, con lo cual Pepe pierde acto seguido su última torre, lo que significa la puntilla. Rg5; TxT, RxP; Af3+… Y lenta agonía de un monarca perseguido.

La Bella Durmiente

En el cuarto tablero, Alberto Sebastián se las veía con Santiago Prieto, dispuesto a evitar que el líder continuase el paseo militar en el que ha convertido el campeonato. La ventaja inicial fue de Santi, y se produjo un curioso desafío de defensas, típico de adversarios que, cuando menos, se tienen respeto:

Negras: Santiago Prieto

Blancas: Alberto Sebastián

Clara ventaja de Santi, que parece haber dado unos cuantos zarpazos sangrientos, pero que aún no ha hecho un ataque decisivo. Alberto, por su parte, parece todavía bien pertrechado, aunque un detalle importante no se nos debe pasar por alto: el flanco desguarnezido de peones es, precisamente, donde está el rey, que, además, estaría más tranquilo en la primera línea, y no en la segunda. La reina debería estar por delante del rey, y participar en la defensa, pero parece dispuesta, dadas las circunstancias, a echarse una larga siestecita.

Parece claro que las negras se disponen a dar jaque en h4, para, a continuación, amenazar a la reina con el alfil. Las opciones ofensivas blancas son escasas, salvo error inesperado del rival.

Santi, sin embargo, opta por un ataque en dos frentes. Lanza su dama a c5+, y luego saca el alfil para intentar propiciar un intercambio de las torres de la columna d. Poco pueden hacer las blancas ante lo que se les viene encima. El mate fue como se refleja a continuación:

Obsérvese la actuación coordinada de alfil, reina, torre, ¡y peón! para conseguir la victoria. La dama blanca bosteza en su lecho, mientras su castillo, lamentablemente, ha sido tomado por las armas.

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Museo del Robot

Safety robot

Abierto desde octubre de 2013, el Museo del Robot de Madrid ofrece una colección única en Europa (según sus creadores) de juguetes, piezas y artefactos, que representan a esos pequeños (algunos, no tan pequeños) seres inanimados diseñados gracias al genio creativo de ingenieros y especialistas en tecnología aplicada a la informática.

En la página web de Espacio Madrid se puede acceder a una información completa sobre el museo. Haz clic aquí

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Liga Interna 2015-16 (11)

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Solo el valiente

El título del gran western que protagonizó el insigne Gregory Peck nos sirve para encabezar la crónica de un partido (3º contra 4ºA), que los dioses no querían que se jugara. (dos aplazamientos por la lluvia y gotitas de negros nubarrones que amenazaban con un tercero).

Los pequeños se presentaron casi al completo, nueve, mientras que sus rivales a duras penas consiguieron completar los cuatro exigidos por el reglamento de la competición. Dicen los estudiosos de la madre naturaleza que para que la fruta caiga del árbol solo hay que esperar que madure. Y estuvo claro que solo un equipo llegó al último cuarto a toda máquina. Y fue el único que había sobre el campo, porque, a fuer de ser sincero, debo decir que los de 4º fueron una «banda» (que no se me ofenda nadie, traduzco: grupo poco serio de amiguetes). Y la culpa no la tuvieron ellos (a pesar de su sano deseo de pasárselo bien), sino ese montón de traidores que tienen por compañeros y que decidieron no presentarse al partido. Sin exámenes a la vista, lo que pasó fue incomprensible.

Hablemos de baloncesto pues. Porque también se podría hablar de los esfuerzos improbos que el Sr. anotador, Carlos Masía, tuvo que hacer para que el encuentro comenzara en las debidas condiciones. Hasta tres veces tuvio que cambiarse de camiseta para prestarla a algún jugador despistado, con el subsiguiente peligro para su salud. Es de agradecer su generosidad.

Los tres primeros períodos fueron un verdadero partido, es decir, igualado en el marcador. 11-10 al descanso para los mayores, 21-18 para sus enemigos tras el tercero. Muchos anotando en los de Alberto Sebastián y Daniel Delgado resistiendo enfrente. Pero según avanzaba el partido la inercia favorecía a los pequeños, que, con un carrusel de cambios enloquecedor, hacían desfilar a sus innumerables legiones en la paciente tarea de desgastar al enemigo. Ya hubo detalles, en el tiempo narrado, que hacían presagiar que la fruta no tardaría en caer. No solo que el gran capitán comenzó a flaquear físicamente (bajaba a defender uno de cada tres ataques), sino la «fuga» de Iván Herranz (su esforzado compañero) y la furia depredadora con que Adrián Fernández se jugaba cada balón. Buen augurio para 3º fue el extraordinario triple de Gonzalo Casado (contestado de inmediato por el Sr. Delgado, en una muestra de orgullo torero que no fue sino un postrer canto de sirena).

El último período comenzaba, ya con Paula Ramos en pista (un loable gesto del capitán rival permitió su alineación en el equipo de los mayores), con los de 3º a tope de revoluciones, atacando sin piedad el fortín rival. En esta labor sobresalió sobremanera el ya citado Adrián, aunque no le anduvieron muy a la zaga los señores Riesgo y Flores, muy acertados también cara al aro (como antes lo había estado el Sr. Morillas). Sin embargo, lo más impresionante, en esos momentos, mientras la lógica se imponía y las canastas caían una tras otra, fue la sangre, el sudor y las lágrimas con que resistió, con las magras fuerzas que le quedaban, Alejandro Fernández. Su lucha solitaria (la táctica deseperada de un Daniel agotado consistía en quedarse de «palomero» esperando el pase de su pivot), a veces contra cuatro enemigos, fue un monumento al coraje y a la nobleza en el deporte. Lo más fácil en esos momentos hubiera sido abandonar el barco y salir huyendo (es decir, pasar de todo y no cansarse más). Pero siguió dando la cara y luchando hasta que sonó el pitido final. Solo el valiente.

El resultado final, 24-37 para los de 3º muestra quizás una diferencia excesiva para lo que ocurrió en el campo.

Los ganadores jugaron así:

Alberto Sebastián, con su potencia habitual, muy seguro al llevar el balón y con pases siempre buenos, se atrevió incluso a driblar en ocasiones. No tuvo fortuna en los pocos tiros que intentó. En defensa estuvo como siempre, batallador.

Adrián Reina cumplió como los mejores. Muy correcto en la conducción del balón, jugó con su inteligencia habitual y se nota que va adquiriendo la confianza y la rapidez que le faltaban. Seleccionó bien el tiro y, aunque no tuvo mucha fortuna, metió su canastita.

Francisco Tielas estuvo algo más contenido que en otras ocasiones, pero le cuesta mucho controlarse cuando tiene el balón en sus manos (solo tiene ojos para la canasta). Metió una bonita cesta, pero destacó más por su aguerrida defensa, a veces teniendo que lidiar incluso contra el crack rival.

Ángel Riesgo, general en jefe-coordinador de los cambios, acertó en la labor de conseguir que los suyos llegasen frescos y lozanos a los momentos culminantes. En el campo, defendió más que correctamente a Daniel (tiene grandes fundamentos en esa faceta del juego) y en ataque estuvo estupendo, con ocho valiosos puntos.

Iván Morillas, fue el duro y eficaz jugador de siempre. Colaboró mucho en el rebote, estuvo listo en el pase de balón (suyas fueron unas cuantas asistencias) y acertó con el aro enemigo (un par de bonitas canastas).

Hugo Flores, inteligente siempre, sabe poner la nota de tranquilidad cuando los suyos lo necesitan. Subió su rendimiento en los momentos finales, con seis puntos gracias a su fino y estiloso tiro (dos canastas en el último cuarto).

Pedro Sánchez aportó velocidad y firmeza defensiva. Muy seguro en el pase, colaboró en la subida y el movimiento de balón. Aunque en ataque no tuvo premio en forma de canastas, fue pieza importante en la sorda labor de agotar a los rivales.

Gonzalo Marcos defendió lo suyo y utilizó bien sus excelentes fundamentos para subir y hacer circular la pelota. Cinco puntos en ataque fueron su aportación anotadora, valiosísima, sobre todo si tenemos en cuenta el triple que, en el tercer cuarto, marcó el punto de inflexión en el partido.

Adrián Fernández fue la estrella que necesitaba su equipo. Sus trece puntos (diez en la segunda mitad, seis de ellos en el último período), sus asistencias, su infatigable labor reboteadora (Alejandro y Daniel se las vieron y se las desearon para hacerle frente) y la fiereza con la que afrontó los momentos finales le convirtieron en el MVP del partido, en mi opinión. Grande Adrián.

Los de 4ºA jugaron así:

Jean Carlos Bobadilla no tuvo mucha fortuna. Fue uno de los más damnificados por las ausencias, pues no era fácil, siendo cuatro, encontrar hueco en ataque. Estuvo bien en el pase, y también en defensa y reboteando. No acertó con el tiro, que intentó siempre a larga distancia y con regular selección. Aún con todo ello, lo peor que tuvo fueron sus compañeros, que no pararon de regañarle, haciéndole culpable de los «melones» que le lanzaban y hasta de los balones que le tiraban al pié.

Iván Herranz fue un gran defensor y excelente colaborador, tanto en el rebote como en la circulación de balón, mientras estuvo. Su ausencia coincidió con el cansancio de sus compañeros, que comenzaron a hundirse desde que se fue.

Paula Ramos jugó lo que pudo, que fue bastante. Luchó y corrió lo indecible, y a punto estuvo de meter alguna canastita. Sabe jugar y puede ser un buen elemento en este equipo, tan necesitado de ánimo y espíritu competitivo, que a ella le sobran.

Daniel Delgado jugó a lo suyo, que ya se sabía lo que era. Tirar del carro en ataque y colaborar en el rebote. Hizo lo primero de manera excelente, mientras pudo, con sus habituales canastas de fantasía, sus entradas y sus contraataques tras robos de balón. Pero las fuerzas le abandonaron, y su labor de palomero, en los momentos finales, fue escasa oposición al vigor ofensivo de los enemigos.

De Alejandro Fernández ya he hablado. Su potencia reboteadora no encontró rival (solo Adrián le discutió ahí), y sería siempre un factor desequilibrante (descargando de esa labor a Daniel). Es decir: yo no salto, coges tú los rebotes, pero te prometo que voy a aguantar hasta el final y que bajo a defender (o sea, lo que no pasó). Resistió y resistió. Y aguantó impertérrito (solo leves reproches) y deportivamente el tiqui-taca al que fue sometido por las hordas rivales. Bravo y heroico Alejandro.

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