El gasto medio por hogar alcanzó los 32.617 euros en 2023, un 3,8% más
La vivienda absorbe la mayoría del presupuesto pero este apenas varió
El 11,1% de las familias tuvo unos ingresos netos de menos de 1.000 euros mensuales
La senda de moderación que inició la inflación en 2023 tras un año récord de los precios estuvo en sintonía con la evolución del gasto medio por hogar, que el año pasado fue de 32.617 euros. El aumento del 3,8% respecto al año anterior (1.207 euros más) es notablemente inferior al anotado en 2022 (7,9%), cuando la estadística recuperó el nivel previo a la pandemia coincidiendo con los meses más complicados para la inflación.
La última Encuesta de Presupuestos Familiares (EPF) 2023 publicada este jueves por el Instituto Nacional de Estadística (INE) incorpora las cifras del censo 2021, por lo que impide la comparación con años anteriores. Es el contexto económico ayuda a traducir los datos. 2023 fue el primer ejercicio libre de pandemia (sin restricciones, con recuperación en el empleo…) y estuvo marcado por la desaceleración de la inflación, que si bien siguió alta, se moderó hasta dejar el IPC medio en el 3,5% con la salvedad del precio de los alimentos, que se encarecieron en tasas por encima del 10% la mayoría de los meses. También fue el año de la vivienda, con precios aumentando hacia cotas próximas a las de la burbuja inmobiliaria.
La mitad del presupuesto fue a vivienda y comida
De cada 100 euros que se gastaron los hogares en 2023, más de 60 se destinaron a tres grandes grupos: 31,8 euros fueron a la vivienda (alquiler, recibos de suministros…), que en total absorbió 10.367 euros en el año, 16,4 se gastaron en alimentación y bebidas no alcohólicas (con 5.333 euros en total), 11,6, en transporte (3.778 euros) y 10,2 acabaron en restaurantes y hoteles, lo que ascendió a 3.311 euros en los 12 meses. En conjunto, algo más de 48 de cada 100 euros fueron a la casa y a la comida y casi 22 a transporte y comer o dormir fuera de casa.
La tasa de variación anual abre un segundo análisis sobre el consumo de los hogares el año pasado. Pese a que una tercera parte del gasto fue para la vivienda (la mayor partida), el que más creció con respecto a 2022 fue el de restaurantes y hoteles, en concreto un 13,2% mas frente al 1,5% que avanzó el primero, que se mantuvo estable junto con la enseñanza (repuntó otro 1,5%, hasta 486 euros). Ocio y cultura, con 1.651 euros en total, fue el segundo apartado con mayor aumento del gasto en el año, un 9,1%, seguido del correspondiente a vestido y calzado (8,1% hasta los 1.319 euros). Sólo cayó el gasto en bebidas alcohólicas (que sigue renqueante) y comunicaciones.
Los alimentos, cumpliendo el guion de la inflación, exigieron un esfuerzo un 5,6% mayor que el año anterior: 5.333 euros al año, o 444 euros al mes, de media, en la cesta de la compra.
La vivienda se come más del 60% del presupuesto de los hogares con menos nivel de gasto
El nivel de ingresos termina de contextualizar el tablero. La encuesta indica que el 1,8% de los hogares tuvo unos ingresos netos mensuales de hasta 499 euros y un 9,3% de entre 500 y 999 euros. Es decir, el 11,1% de las familias no llegó a percibir 1.000 euros mensuales, nivel muy alejado del 6,18% que protagoniza el otro extremo con ingresos de más de 5.000 euros al mes.
Más allá de la media nacional, diferenciando por tipología de hogar, la estadística arroja otras realidades. Algunas obvias, como que los hogares formados por una pareja con hijos fueron los que tuvieron mayor gasto promedio en 2023, con 41.339 euros (1.742 más que en el año anterior) mientras que los unipersonales, tanto con miembros mayores de 65 años como menores de esa edad, fueron los del gasto más contenido, en torno a 21.000 euros en el año. Otras entrañan más complejidad, como la que indica que los mayores incrementos del gasto los anotaron los hogares de una sola persona menor de 65 años (+5,1%) frente al aumento registrado por las parejas sin hijos (4,8%).
El nivel de consumo que puede asumir un hogar es clave. La encuesta, que divide los tipos de familias por quintiles de menor a mayor gasto, muestra que el 20% los hogares del primer quintil (los que tuvieron un desembolso medio de 15.880 euros) destinaron más de la mitad del presupuesto (el 63,5%) a la vivienda y a los alimentos. La realidad fue distinta para el 20% de los hogares con mayor gasto (quintil 5), que destinaron menos de la mitad de sus ingresos (39,4%) a este tipo de gastos y, sin embargo, se dejaron más de un tercio (34,7%) en transporte, restaurantes y hoteles y ocio y cultura, frente al 14% de los hogares del quintil 1.
El retroceso en esta variable de nuestro país es superior a los siete puntos entre 2000 y 2022
Bruselas llama la atención del Gobierno sobre el menor rendimiento en agricultura y construcción
«La productividad laboral es una debilidad endémica de la economía española». Así de tajante se muestra la Comisión Europea al valorar el rendimiento de la productividad en España, un factor que la sitúa a la cola entre el resto de los países europeos. En un informe publicado como parte de su paquete de primavera, el Ejecutivo comunitario va un paso más allá y alerta de que sectores como la agricultura y la construcción están experimentando un retroceso en esta área.
«La baja productividad en sectores como agricultura, silvicultura, pesca y construcción puede contribuir al limitado rendimiento de la productividad agregada», analiza la Comisión Europea en un documento en el que analiza la economía española. Sin embargo, destaca el buen comportamiento de sectores como el comercio mayorista y minorista, así como de los servicios científicos en términos de productividad.
No es ningún secreto que la productividad laboral es un problema histórico de la economía española. Hay una brecha «significativa», dice Bruselas, entre España y otros países del euro. Desde 2005, España no ha sido capaz de igualar los niveles de productividad por hora trabajada, tampoco de la media de la UE. Según un informe publicado por el IVIE y la Fundación BBVA a principios de año, España acumula un retroceso de su nivel de productividad total de los factores (conocido como PTF) del -7,3% entre 2000 y 2022.
Por debajo de la media UE
Si bien la Comisión Europea reconoce que la distancia se ha ampliado significativamente después de 2014, también concede un repunte en los últimos dos años, contrarrestando la tendencia negativa subyacente y alcanzando el 95,4%, frente al 97% de la media de la UE. En lo referente a la productividad laboral por hora trabajada en España, la Comisión Europea observa que continúa por debajo de los niveles prepandemia y la brecha respecto a la media de la UE se ha ampliado en la última década.
La productividad total de los factores lleva estancada durante décadas, igual que ha ocurrido en otras economías europeas avanzadas. Los principales motivos que subyacen en el caso español se refieren a las debilidades estructurales del mercado laboral, la falta de unidad en el mercado español, un bajo nivel comercial en la UE, obstáculos de la normativa, el pequeño tamaño de las empresas o la escasa innovación e inversión en I+D.
Hay, sin embargo, ciertos factores que pueden ayudar a revertir la tendencia. Las reformas del Plan de Recuperación, con medidas como la Ley de Creación de Empresas y Crecimiento Empresarial, la ley de Startups, la Ley de Insolvencia y el Kit Digital repercutirán de forma positiva en la productividad.
La competitividad industrial se erige como uno de los pilares que guiarán las políticas comunitarias de la próxima legislatura. La UE no quiere perder la carrera con Estados Unidos y China y es por ello que desplegará una estrategia para aupar a la industria comunitaria. En este escenario, Bruselas advierte a España que la baja productividad supone un desafío para la competitividad.
Concretamente, los principales obstáculos que la Comisión Europea ha identificado en este sentido son una caída de la inversión empresarial que podría dañar el crecimiento de la productividad. Se refiere también a un ecosistema empresarial que podría mejorar si se impulsa el crecimiento de las compañías y las inversiones. También apunta como limitaciones el escaso gasto en investigación e innovación y la necesidad de avanzar en la recualificación de trabajadores para la transición verde y digital.
La Comisión Europea ha hecho hincapié en la necesidad de reforzar el uso de instrumentos del mercado único para la integración en el mercado comunitario. En 2023, los resultados de importaciones y exportaciones de España y su integración en las cadenas de valor de la UE fue modesta y se mantiene por detrás de otros socios comunitarios, con una integración del 20,8% frente al 42,9% de la media comunitaria. Además, las empresas encuentran en las barreras burocráticas sus principales obstáculos.
Otro factor limitante para la competitividad de la economía española es el pequeño tamaño de las empresas. El número de pymes comparado con el total de empresas es muy elevado. Y las firmas más grandes tienen una capacidad para innovar y avanzar en la implementación de nuevas tecnologías de la que carecen las pequeñas y medianas empresas. Por ello, abordar la capacidad de las pymes para crecer y escalar el negocio será crucial, según Bruselas.
La renta per cápita podría caer hasta un 20% en las tres próximas décadas
Ya es demasiado tarde para buscar soluciones en la natalidad o inmigración
La generación del baby boom no tiene reemplazo en los próximos años
La prosperidad económica de un país depende de muchos factores. Pero uno de ellos es sin duda su capacidad de crecimiento y de producción. Para crecer es necesario contar con los denominados factores de producción (trabajo, capital, tierra y quizá se pueden incluir otros como tecnología o capacidad empresarial), que son los motores que mueven el PIB. España y otros países desarrollados se van a enfrentar a la repentina pérdida de fuerza de uno de esos motores: si no se encuentra reemplazo para la generación del baby boom, el PIB per cápita de España podría caer hasta un 20% en las tres próximas décadas, sufriendo el mayor descenso de todos los países desarrollados, según ha publicado la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).
La caída de la población en edad de trabajar dejará a la economía de España en una situación peliaguda para mantener los niveles de vida del conjunto de la sociedad. Salvo milagro de la productividad, las cuentas no salen. La jubilación de millones de trabajadores que aún tienen por delante una larga esperanza de vida deja una economía en la que unos ‘pocos’ (trabajadores) tendrán que producir todo lo que necesite consumir el conjunto de la población (jubilados, niños y los propios trabajadores). El déficit se puede compensar con importaciones, pero la experiencia nos dice que mantener un déficit por cuenta corriente mucho tiempo puede ser peligroso. ¿Cuál es la otra opción? Una caída del nivel de vida del conjunto de la sociedad o lo que es lo mismo, una renta per cápita más baja. Acostumbrarse a vivir con menos.
España se adentra en un momento histórico: las primeras hornadas de los baby boomers empezaron a jubilarse ya en 2023 y seguirán accediendo a la jubilación a lo largo de los próximos 17 años. Hay que tener en cuenta que en las próximas décadas la población de más de 66 años ganará peso y disminuirá la población en edad de trabajar. Según las proyecciones demográficas del Instituto Nacional de Estadística, entre 2023 y 2050 la población en edad de trabajar se reducirá en España en más de 800.000 personas, mientras que la población de más de 65 años aumentará en más de 6 millones. Se ha estudiado mucho el impacto que tendrá esta tendencia en la sostenibilidad de las pensiones, pero muy poco el que tendrá en el conjunto de la economía.
«El aumento de la longevidad y sustitución de la generación del baby boom por cohortes más pequeñas de población (las generaciones que han venido después han sido mucho más pequeñas en número) ejercerán un lastre del 8% sobre el PIB per cápita, ceteris paribus, en promedio en la OCDE durante las próximas tres décadas, y algunos países enfrentarán hasta un 20% de caída», aseguran desde la OCDE. Indagando en los datos del informe, ese «hasta un 20% de caída del PIB per cápita» se corresponde con la previsión de España, que es el país que sufrirá un mayor deterioro de su economía debido a este invierno demográfico. España se enfrenta al sorpasso en PIB per cápita de varios países de la OCDE en los próximos años.
La OCDE contempla dos escenarios diferentes en los que la economía de España sale mal parada. En el primero se estima que la edad de jubilación se mantiene sin cambios pese a la creciente esperanza de vida. En este escenario, el PIB per cápita de España (el mejor indicador para analizar la prosperidad económica de un país) sufre una caída del 20% en las próximas tres décadas. El segundo escenario introduce la variable conocida como ‘flexibilidad en la edad de jubilación’. Esta variable asume un retraso en la edad de jubilación que permite alcanzar una tasa de empleo superior a la del anterior escenario, lo que amortigua levemente la caída del PIB per cápita hasta el 15%.
Inmigración y fertilidad
Muchos se preguntarán o argumentarán que si el problema es la falta de población en edad de trabajar, por qué no apostarlo todo a la inmigración o a políticas que impulsen una mayor natalidad. Lo cierto es que ya es demasiado tarde para que esas políticas puedan revertir la situación sin generar el caos en la sociedad: «Una mayor fertilidad e inmigración podrían impulsar el crecimiento demográfico, pero no pueden prevenir el envejecimiento, dado el impacto duradero de las tendencias demográficas pasadas y la magnitud del envejecimiento proyectado en los países de la OCDE», advierten los economistas de esta organización. Además, habría que tener en cuenta que el reemplazo de la generación del baby boom requiere de unos perfiles específicos de trabajadores. No vale cualquier tipo de trabajador.
Otra opción pasa por alargar las carreras laborales y la tasa de empleo de los mayores, lo que podría mitigar la pérdida de PIB per cápita en España y el resto de los países de la OCDE, pero no es ni mucho menos la panacea, al menos en el caso de España y el resto de los países del sur de Europa. En otras economías con mercados laborales mucho más dinámicos y que presentan tasas de empleo estructuralmente altas, sí que supone un cambio importante (de perder renta per cápita a ganarla). Este es el caso de Suecia, Finlandia, Colombia o Dinamarca. Pero en España, la caída del PIB per cápita seguirá siendo de alrededor del 15%.
Unos mayores aumentos en las tasas de empleo de personas mayores en consonancia con las ganancias proyectadas en esperanza de vida pueden mitigar parcialmente el impacto negativo del envejecimiento en el PIB, reduciéndolo la caída del 8% al 3% en las próximas tres décadas en el conjunto de la OCDE. Pero en algunos países, ni la combinación de esta suerte de ‘milagro laboral’ y el retraso de la edad de jubilación serían suficiente: «Incluso si se cumplieran estos objetivos de empleo (que pueden ser ambiciosos dado el alcance de las reformas necesarias), el envejecimiento de la población seguiría reduciendo el ingreso per cápita en un 3% durante las próximas tres décadas, con grandes diferencias entre países: los países del sur y del este de Europa y algunos asiáticos dentro de la OCDE todavía muestran pérdidas proyectadas de hasta, por ejemplo, el 15% (España), el 13% (Corea) y el 11% (Eslovenia)», sentencia el informe de la OCDE.
Incrementar la productividad
Entonces, ¿cuál es la solución al drama de la demografía? El de siempre: la productividad (un indicador en el que España no destaca precisamente). Para incrementar el PIB per cápita hay dos opciones: un aumento la cantidad de factor trabajo (personas produciendo) o una revolución en la productividad (gracias a la tecnología-IA, educación, factor capital o una combinación de todas ellas) que permita a cada trabajador producir mucho más. «Por lo tanto, un crecimiento más sólido de la productividad laboral también debe desempeñar un papel clave para contrarrestar y potencialmente revertir este lastre», apuntan desde la OCDE.
El crecimiento de la productividad depende de multitud de factores, en particular de los cambios en la composición de las habilidades de la fuerza laboral, la inversión en tecnología que mejore la productividad y la innovación y el emprendimiento. Por lo tanto, comprender el impacto del envejecimiento de la población en cada uno de estos factores es clave, tanto a nivel micro como macro, aseguran desde la OCDE.
Por ello, «los cambios de comportamiento y las políticas pueden tener un impacto mitigador sustancial al aumentar la participación laboral en todos los grupos de edad, así como la productividad. La automatización, incluida la inteligencia artificial (IA), puede aliviar la escasez de mano de obra, aunque de forma un tanto incierta. Por el contrario, una fuerza laboral y una población de mayor edad pueden debilitar la innovación y el dinamismo económico, aunque la evidencia existente es contradictoria.
Como se señalaba al principio del artículo, los expertos de la OCDE creen que las políticas pueden influir en el envejecimiento de la población, a través de políticas de fertilidad e inmigración, pero no impedirán un envejecimiento sustancial en las próximas décadas. «Esto exige una mejor movilización de los recursos existentes, en particular apoyando el «envejecimiento saludable» y fomentando un mayor empleo y una mayor calidad del empleo. Se necesitarán importantes adaptaciones en las prácticas laborales, incluida la creación de equipos con edades diversas e invertir más en el aprendizaje permanente, junto con una productividad más tradicional. -mejorar políticas como abordar los obstáculos a la competencia, la inversión y la asignación de recursos».
La tasa de inflación de la zona euro se situó en mayo en el 2,6% interanual, dos décimas por encima de la subida de los precios observada en abril, según la segunda estimación del dato publicada por la oficina comunitaria de estadística, Eurostat.
De este modo, la tasa de inflación interanual de la eurozona registró su primer repunte desde diciembre de 2023 y escala a su mayor nivel desde el pasado mes de febrero.
En el conjunto de la Unión Europea (UE), la tasa de inflación interanual alcanzó en el quinto mes del año el 2,7%, una décima por encima de la subida de los precios en abril.
La aceleración de la subida de los precios en la región del euro reflejó el alza del 0,3% del coste de la energía, tras abaratarse un 0,6% interanual en abril, mientras que los alimentos frescos subieron un 1,8%, seis décimas más.
Asimismo, los bienes energéticos no industriales se encarecieron un 0,7% en mayo, dos décimas menos que el mes anterior, pero los servicios subieron un 4,1%, frente al 3,7% de abril, alcanzando así su mayor nivel desde octubre de 2023.
Al descontar el impacto de la energía sobre los precios, la tasa de inflación repuntó al 2,8%, una décima más que en abril, mientras que al excluir también el coste de los alimentos, así como del tabaco y del alcohol, la tasa subyacente se elevó al 2,9% desde el 2,7%.
Entre los Veintisiete, las tasas anuales de inflación más bajas se registraron en Letonia (0%), Finlandia (0,4%) e Italia (0,8%), mientras que las más altas se observaron en Rumanía (5,8%), Bélgica (4,9%) y Croacia (4,3%).
En comparación con abril, la inflación anual disminuyó en once Estados miembros, se mantuvo estable en dos y aumentó en catorce.
En el caso de España, la tasa de inflación armonizada alcanzó el pasado mes de mayo el 3,8%, cuatro décimas por encima de la lectura de abril, ampliando a 1,2 puntos porcentuales el diferencial de precios en contra del país respecto del promedio de la eurozona.
La 9ª edición del informe ‘Approaching the Future 2024′ identifica y analiza los nueve intangibles que más impactan en la agenda empresarial así como los retos de su gestión
El panorama actual está lleno de desafíos para los profesionales y las organizaciones, que se enfrentan a muchos problemas de forma simultánea, en economías con altos niveles de deuda, una inflación que no termina de estar contenida y en un entorno geopolítico cada vez más complejo por el recrudecimiento de los conflictos bélicos. Obligados a navegar en la incertidumbre, en una permanente necesidad de gestionar la crisis, se impone la búsqueda de nuevos modelos de organizaciones más responsables con un liderazgo consciente y de largo plazo. De ahí que la reputación corporativa y el riesgo reputacional lideren el ranking de tendencias de la 9ª edición del informe Approaching the Future 2024. Tendencias en reputación y gestión de intangibles, elaborado por Corporate Excellence-Centre for Reputation Leadership en colaboración con Canvas Estrategias Sostenibles y Global Alliance for Public Relations and Communication Management como worldwide partner.
Seis de cada diez profesionales consideran la gestión de la reputación y el riesgo reputacional como el intangible más importante, aupándose a lo más alto del ranking desde el tercer puesto del año pasado. Son siete de cada diez los que aseguran que en los últimos tres años su importancia ha aumentado significativamente. De hecho, es el asunto que más ha crecido en inversión y recursos respecto a la edición anterior (+7,8 puntos), y más de la mitad de las empresas (54%) ya trabaja activamente en la gestión de su reputación. Y aunque el 57% reconoce no estar midiendo la reputación, sí utilizan encuestas directas y rankings reputacionales. Se observa, además, cómo la reputación se reporta y consolida en los comités de dirección y consejos de administración (68%), introduciéndose en la toma de decisiones estratégicas y de negocio.
Para Ángel Alloza, director general de Corporate Excellence-Centre for Reputation Leadership, “la gestión de intangibles y el impulso del liderazgo reputacional se traduce en crecimiento y excelencia corporativa”. “Las compañías que apuesten por el fortalecimiento de su reputación y la mitigación de los riesgos reputacionales encontrarán una fuente sólida de confianza y de apoyo por parte de todos sus grupos de interés”, subraya.
Esta novena edición del estudio, que está elaborado a partir de encuestas a cerca de 2.200 profesionales (4 de cada 10 pertenecen a la alta dirección) y el análisis cualitativo de 11 expertos, señala las nueve grandes tendencias que impactan en la agenda estratégica de las organizaciones desde una visión transversal e interconectada de la gestión de los intangibles.
Inteligencia artificial
Este año se incorpora por primera vez, completando el ranking, la inteligencia artificial generativa y su impacto en la disrupción de los negocios. El 28,5% de las organizaciones ya está avanzando en este ámbito, principalmente para conseguir su integración en los procesos de negocio (43%) y formar en su uso a sus empleados (35%). Garantizar un uso ético de la IA es uno de sus principales retos, aunque solo un 24,9% dedica actualmente recursos a este fin.
El liderazgo responsable, como un modelo de gestión consciente guiado por el propósito corporativo y una cultura fuerte anclada en valores y principios, es la segunda tendencia más relevante para las empresas: el 53,3% asegura estar dedicando recursos para desarrollarlo. En estos nuevos modelos de liderazgo, practicar la escucha activa de los grupos de interés y ser capaces de alinear sus inquietudes con el propósito de la compañía son los principales retos.
Isabel López Triana, cofundadora y directora general de Canvas Estrategias Sostenibles, sostiene que “el contexto incierto hace que adquiera aún más valor un liderazgo responsable, que marque el rumbo y actúe como faro. Un liderazgo consciente guiado por el propósito corporativo y una cultura fuerte anclada en valores y principios que permita liderar la transformación social”.
En tercera posición se sitúa la sostenibilidad, que es también el tercer ámbito más trabajado por los profesionales consultados (51,8%). El foco principal de las organizaciones que avanzan en sostenibilidad es su integración en la estrategia de negocio (que es, a su vez, el principal reto), junto a la necesidad de adaptarse al nuevo marco regulatorio y de mantener una visión de oportunidades potenciales para el desarrollo corporativo sostenible.
Constanza Nieto, directora de proyectos de Canvas Estrategias Sostenibles, destaca que “el nuevo marco normativo europeo en sostenibilidad plantea grandes retos de adaptación para las empresas, pero también abre importantes oportunidades para avanzar hacia una gestión cada vez más estratégica y transversal de la sostenibilidad”.
El ranking se completa, por este orden, con el propósito corporativo; la comunicación corporativa; la digitalización y la ciberseguridad; la marca corporativa; la gestión de los nuevos modelos de trabajo, y la inteligencia artificial. El estudio es un referente para comprender las prioridades de las organizaciones, los asuntos a los que dedican mayores recursos y los retos y dificultades a los que se enfrentan.
La visión de las grandes empresas
Sostenibilidad. El informe Approaching the Future 2024 ha contado con una participación significativa de grandes empresas, aquellas que cuentan con plantillas de más de 5.000 empleados (un 21,9% del total de la muestra). Para este segmento de empresas, la sostenibilidad es la tendencia más importante, seguida de la reputación corporativa y el liderazgo responsable. Destaca que la digitalización y ciberseguridad se valora como el cuarto asunto más importante, dos puestos por encima del ranking global. En el caso de España, este asunto ocupa la tercera posición en términos de prioridades y recursos. El top 5 lo completa el propósito corporativo. La sostenibilidad no solo es el tema más importante, sino que es también al que más recursos y esfuerzos dedican. Siete de cada diez empresas grandes ponen su foco en la sostenibilidad, casi 20 puntos por encima que la media global (51,8%). Estas empresas también avanzan en recursos dedicados a la digitalización y ciberseguridad (62,2%), a la reputación corporativa (55,3%); el propósito (48,2%), y la comunicación corporativa (47,6%).
Alta dirección. Para los altos directivos (39,3% de la muestra), los cinco ámbitos más importantes son el liderazgo responsable, la reputación corporativa, la sostenibilidad, el propósito corporativo y la comunicación corporativa. El liderazgo responsable es la tendencia más importante tanto a nivel global como en España y Latinoamérica.
La muy vigilada inflación subyacente vuelve a aproximarse al nivel del 3%
Los servicios avivan la preocupación con la lectura más alta en 7 meses
Se complica el rumbo del BCE tras la pactada bajada de tipos de junio
La inflación vuelve a deparar titulares difíciles de digerir. El índice de precios al consumo (IPC) de la eurozona ha escalado en mayo dos décimas hasta el 2,6% interanual, según los datos publicados este viernes por Eurostat, repuntando el índice una décima más de lo esperado. En la misma línea, el índice subyacente (excluye energía, alimentos, alcohol y tabaco), más observado en los últimos tiempos por haberse mostrado más pegajoso, escala también dos décimas hasta el 2,9%, cuando la previsión de los analistas era que se quedase en el 2,7%. Estos datos, sobre todo el de una inflación subyacente muy difícil de batir que se vuelve a aproximar al 3%, mandan la peor señal posible a un Banco Central Europeo (BCE) que la semana que viene tiene previsto comenzar a recortar unos tipos de interés aupados al 4% (tasa de depósito) tras el huracán inflacionario que llevó el IPC de la eurozona a un máximo histórico del 10,6%. El rumbo tras la descontada bajada del próximo jueves6 de junio se sigue complicando.
El punto fatídico un mes vuelve a situarse en los servicios. La demanda de los mismos tras caer las restricciones de la pandemia ha sido fuerte, así como la recuperación de los salarios tras la ola inflacionaria, provocando que las subidas de precios en el sector no se evaporan. En mayo, el IPC de servicios subió un 4,1% interanual, su nivel más alto desde octubre, tras un 3,7% en abril que se explicó por la celebración este año de la Semana Santa en marzo y no en abril, como suele ocurrir (la base de comparación que fue abril del año pasado era más alta, facilitando un dato más suave en este abril). Exceptuando el caso de abril, el indicador de servicios ha permanecido por encima del 4% desde septiembre de 2022. Dado que las empresas están más expuestas al aumento de los costes laborales y la demanda de los consumidores está aumentando, esta parte de la economía es clave para que se considere sólida la senda de desinflación.
Entre el resto de categorías que componen el índice de Eurostat, la energía contribuye a la subida al pasar de un -0,6% interanual en abril a un 0,3% en mayo. La comida procesada, el acohol y el tabaco se han moderado de un 3,2% a un 2,9% interanual. Por contra, los alimentos frescos pasan de un 1,2% a un 1,8%. Por su parte, los bienes duraderos siguen contribuyendo a la desinflación al caer del 0,9% al 0,8%.
Los aumentos de la inflación general y subyacente de mayo -y el salto de la inflación de los servicios a un máximo de siete meses- no impedirán que el BCE recorte los tipos de interés la próxima semana; pero parece poco probable que se produzca otra reducción en julio, valora Jack Allen-Reynolds, analista de Capital Economics.
«De cara al futuro, las últimas encuestas apuntan a nuevos descensos de la inflación subyacente en los próximos meses. Sin embargo, la media del segundo trimestre ha sido del 2,8%, frente al 2,5% previsto por el BCE. Y con la economía creciendo a un ritmo decente, varios responsables políticos han insistido en que incluso si el banco central recorta los tipos la próxima semana -lo que sigue siendo probable- no tendrá prisa por volver a hacerlo en julio», escribe en un comentario para clientes tras la lectura de IPC. «El BCE se mostrará prudente y es poco probable que baje los tipos de interés en la reunión de julio, dada la momentánea interrupción de la desinflación, especialmente en los servicios, y los sólidos datos salariales», coincide Riccardo Marcelli Fabiani, de Oxford Economics.
Los mercados siguen confiando en el primer recorte de 25 puntos básicos la semana próxima, pero han continuado limando las expectativas sobre lo que viene después. Hasta ayer, los operadores descontaban dos recortes este año y un 50% de posibilidades de un tercero. Tras los datos de inflación, los swaps dan un 25% de opciones a ese tercer recorte que muchas casa de análisis todavía defienden.
El economista jefe del BCE, Philip Lane, dijo esta semana que será apropiado hacer que la política monetaria sea menos restrictiva incluso si se prevé que la inflación «rebote» este año. Otros también han reiterado su voluntad de actuar en los últimos días. Otros funcionarios, incluido el presidente del Bundesbank, Joachim Nagel, no ven la necesidad de seguir la medida inicial de junio con otra en julio, aunque el francés Francois Villeroy de Galhau sostiene que tal escenario no debería descartarse.
Los datos de inflación nacionales conocidos durante la semana ya arrojaban pistas. Especialmente los de Alemania, principal economía de la región. En el país teutón, la inflación (nacional, no la armonizada para el cálculo de la eurozona) ha escalado en mayo dos décimas hasta el 2,4% interanual y su indicador subyacente (ni energía ni alimentos) se ha quedado estancado en un 3% lejano al objetivo del 2%. Aunque el dato alemán -y, por ende, el europeo- ha venido muy influenciado por el ticket Alemania de transporte público y el efecto base (al ser implantado en mayo del año pasado desaparece su efecto a la baja en la comparativa interanual), el estancamiento de la inflación de servicios por encima del 3% sigue generando preocupación por su vinculación con el avance salarial y las presiones inflacionarias de esa dinámica. De hecho, en Alemania los salarios han subido más de un 6% en el primer trimestre, según ha informado esta semana la agencia estadística federal alemana Destatis.
En el caso de España, el IPC ha subido tres décimas en mayo, hasta el 3,6%, debido principalmente al encarecimiento de la electricidad y a la menor bajada de los precios de los carburantes. Según el dato adelantado publicado este jueves por el Instituto Nacional de Estadística (INE), han tirado al alza de la inflación la electricidad, que ha subido este mes frente a la bajada de hace un año, y los carburantes, cuyos precios han disminuido menos. La tasa de variación anual estimada de la inflación subyacente -el índice sin alimentos no elaborados ni productos energéticos- ha aumentado una décima en mayo, hasta el 3%.
En Francia, la inflación se ha mantenido en el 2,2% en mayo por segundo mes consecutivo, ha indicado el Instituto Nacional de Estadístico (Insee), que este viernes ha publicado los datos mensuales provisionales. Esa estabilidad de explica porque este mes de mayo ha habido una ligera ralentización en la subida de precios en términos interanuales en los servicios, compensada por el encarecimiento de la energía. En concreto, el incremento en los servicios en doce meses ha pasado al 2,7%, frente al 3% en abril, al tiempo que en el caso de la energía se ha acelerado al 5,8%, dos puntos más en un mes.
Los sólidos datos de empleo de la eurozona ayudan a explicar, en parte, esta dinámica. La tasa de paro cayó en la región en su nivel histórico más bajo histórico en abril y se situó en el 6,4% en abril, reduciéndose el número de desempleados en 100.000, hasta situarse por debajo de los 11 millones por primera vez en la historia de la zona euro. En particular, la mitad de esta disminución provino de Italia, donde la tasa de desempleo ahora se sitúa en el 6,9%. Alemania mantuvo el número de desempleados sin cambios por cuarto mes consecutivo.
«La solidez del mercado laboral, combinada con el aumento de los ingresos y un nivel aceptable de ahorro, apuntan a un repunte del consumo privado este año. Sin embargo, estos factores también ejercen una presión al alza sobre la inflación doméstica. Por lo tanto, es natural, teniendo en cuenta también cómo ha vuelto el crecimiento a la economía de la zona euro, que el BCE tenga menos prisa en decidir cuándo recortar los tipos de interés después del 6 de junio», rubrican los analistas de Danske Bank.
La porción de personas de 15 a 29 años en esta situación cae más de 10 puntos desde 2013, hasta el 12,3%. Los expertos relacionan la mejora con la fortaleza del mercado laboral y la caída del abandono escolar temprano
La mejora del mercado laboral español no solo se refleja en el récord de empleados y el mínimo en 16 años de parados. Poco a poco ganan fuerza los sectores de mayor valor añadido, la temporalidad se ha desplomado desde la aprobación de la reforma laboral y las mujeres nunca habían supuesto una porción tan alta de la ocupación. En la misma línea, otro registro que mejora año a año es la proporción de jóvenes que ni estudian ni trabajan. En 2023 fueron el 12,3% de las personas de 15 a 29 años, según los datos difundidos por Eurostat. Es un mínimo histórico, cuatro décimas inferior al que ya se alcanzó el año anterior y que también mejora las cifras de la burbuja inmobiliaria. En la última década, este registro ha caído más de 10 puntos porcentuales.
El dato español (12,3%) es algo superior a la media de la Unión Europea (11,2%), que ha retrocedido cinco décimas respecto a 2022. Ambas variables tocaron techo en el peor momento de la Gran Recesión, cuando España notificaba un 22,5% y la media de los Veintisiete un 16,1%. Han ido cayendo de forma paralela desde entonces, la cifra española con más contundencia por su mayor margen de mejora. La única excepción fue el año de la pandemia, 2020.
La serie histórica de datos laborales españoles esconde algunas de sus mejores cifras en la burbuja del ladrillo. Es el caso de la tasa del paro, que registró un mínimo del 7,93% en el segundo trimestre de 2007, frente al 11,67% del mismo periodo de 2023. Esto no sucede con la proporción de jóvenes que ni estudian ni trabajan: en 2007 eran el 12,8%, cinco décimas más que ahora. Entonces la media europea era algo superior a la española, al contrario de lo que sucede ahora.
Pese a la mejora del desempleo en los últimos años, España es el país de la UE con mayor tasa de paro global (el doble que la media comunitaria, 6%) y juvenil (26,5% entre los menores de 25 años, frente al promedio del 14,4%). Pero no marca el peor registro en la proporción de jóvenes que ni estudian ni trabajan: lideran Rumania (19,3%), Italia (16,1%), Grecia (16%), Bulgaria (13,8%), Chipre (13,8%) y Lituania (13,5%). El registro español (12,3%) empata con el de Francia, algo que no sucedía desde 2007. Desde entonces el vecino del norte siempre había notificado mejores números que España. Los mejores datos de la UE son los de Malta (7,5%), Suecia (5,7%) y Países Bajos (4,8%).
El secretario confederal de Juventud de CC OO, Adrià Junyent, cree que estas cifras son una prueba más de que “cuando hay trabajo, los jóvenes trabajan”. “La gente no elige no hacerlo si puede. Hay una visión distorsionada de la juventud en ese sentido”, opina Junyent. “Estos datos”, continúa Eduardo Magaldi, portavoz de la organización juvenil de UGT (RUGE), “son resultado inequívoco de una reforma laboral bien hecha, que ha favorecido a las empresas y a los trabajadores. Y a los jóvenes, entre ellos”.
En esa línea, el sindicalista de UGT destaca que la caída de la temporalidad ha favorecido especialmente a los empleados menores de 30 años: “Eran los que padecían la mayor rotación. Sigue siendo así, pero ha mejorado mucho”. Así lo certifican los datos del INE: entre los asalariados de 16 a 29 años hoy tiene un contrato temporal el 33,7%, frente al 55,6% previo a la aprobación de la reforma laboral. En el global de la población trabajadora, esta variable ha pasado del 25,6% al 15,7%.
El Ministerio de Trabajo cree que otra razón clave para lograr este mínimo histórico de ninis es la regulación de contratos formativos. “Es una evolución muy positiva que subraya la fortaleza del mercado laboral, que es más atractivo gracias a la reforma laboral. Ofrece posibilidades de estabilidad a las personas jóvenes, que pueden disfrutar de un contrato indefinido sin pasar por una sucesión de contratos precarios”, dice el departamento de Díaz a este periódico. También considera importante la inversión en políticas activas de empleo: “A este colectivo se destinaron más de 600 millones de euros en cada una de las dos conferencias sectoriales de 2021 y 2022. A estas cantidades se suman 3.500 millones de euros del Fondo Social Europeo, en el que superamos con creces las exigencias dictadas por la Unión Europea para el empleo juvenil (casi el doble de lo requerido)”.
Culpabilizar al nini
Junyent aborda uno de los temas recurrentes en este debate: la culpabilización sistemática que han sufrido estos jóvenes por la situación en la que se encuentran, con la carga peyorativa que siempre acompaña al “nini” desde el pinchazo de la burbuja inmobiliaria. “Había ninis en esa época porque no había trabajo y por los recortes en educación. No hubo planes para rescatar a los que dejaron de estudiar para ir a la obra. Y en ese contexto, la derecha focalizó la responsabilidad, que es del sistema, individualmente en los jóvenes. Se buscó acusarles de un mal endémico. Es de traca que no encuentres trabajo y te echen la culpa”, agrega el sindicalista de CC OO.
La serie de Eurostat muestra a la perfección el fenómeno de los albañiles jóvenes que se fueron al paro: la proporción de hombres de 15 a 29 años que ni estudiaban ni trabajaban pasó del 9,9% en 2007 al 20,4% en 2009. “En los momentos de crisis, los primeros empleos que se destruyen son los de los jóvenes, los más baratos de despedir para las empresas. Esto se volvió a ver durante la crisis del coronavirus”, recuerda Magaldi.
En 2023 hubo tantos ninis hombres como mujeres en España, el 12,3%. Cabe destacar que respecto a 2022, la variable que mejora es la de mujeres, entonces en el 13,3%. La de hombres empeora ligeramente, con el aumento de una décima respecto al ejercicio anterior. Junyent cree que esta evolución puede estar relacionada con el mejor desempeño académico de las mujeres, como apuntan las estadísticas del Ministerio de Educación año tras año.
Asimismo, los expertos vienen señalando que la mejora global de la tasa de ninis también conecta con la caída del abandono escolar temprano en España, el porcentaje de jóvenes de 18 a 24 años que cuentan, como mucho, con el título de la ESO y no están estudiando. En 2008 alcanzaba un 31,7%, cuando en el conjunto de la UE era del 14%. En 2023 fue del 13,6% en España, en torno a cuatro puntos más que el promedio comunitario.
Situaciones variadas
“La característica esencial que define a la categoría nini es su marcada heterogeneidad”, explicaba en un reportaje reciente de este periódico María José Gómez Torres, coautora de un estudio sobre ninisy profesora del departamento de Didáctica y Organización Educativa de la Universidad de Sevilla. “Bajo esta etiqueta se encuentran diferentes grupos de jóvenes con la circunstancia común de encontrarse sin estudiar ni trabajar en el momento de realizarse un sondeo demográfico: aquellos que no desean seguir estudiando, ni quieren trabajar; los que buscan empleo activamente una vez finalizados sus estudios; los que deben dedicarse a cuidar de sus familiares dependientes…”.
“Las personas que pertenecen a la categoría nini se enfrentan a la pérdida de oportunidades sociolaborales, a limitaciones de acceso a servicios y ventajas sociales, y a problemas de salud física y mental que pueden desembocar en episodios de baja autoestima, inseguridad, desafección, dependencias y delincuencia juvenil”, añadía Gómez Torres, idea en la que también abundaba Ana Cristina Ruiz, profesora en el departamento de Psicología Social, Trabajo Social y Servicios Sociales de la Universidad de Málaga y autora de la tesis doctoral Ninis: juventud y exclusión social (2019): “Se encuentran en situación de vulnerabilidad por la carencia de dos de los principales atributos que forman parte del proceso de socialización de los individuos: la formación a través del sistema educativo o el desempeño de un trabajo dentro del mercado laboral”.
La estrella del pop Taylor Swift acumula récords de reproducciones con sus canciones, premios internacionales y millones de dólares de facturación con su gira The Eras Tour, pero su magnetismo sobrepasa lo musical
La expectación es máxima. Las nubes de color pastel impregnan las pantallas. Grandes telas en movimiento se agitan al compás del viento en el enorme escenario. Los susurros iniciales de las coristas se elevan cada vez con más fuerza. De repente, se hace el silencio. Es ella. “Me llamo Taylor y nací en 1989”, saluda enfundada en su body de diamantes. Para cuando la cantante entona “it’s been a long time coming” –de su tema Miss Americana & the Heartbreak Prince, en referencia a los cinco años que han pasado desde su último show en directo–, el estadio ya se ha sumido en el éxtasis.
The Eras Tour es un periplo musical de tres horas y cuarto de duración en el que interpreta las 45 canciones más populares de su discografía a través de un espectacular recorrido visual por todas sus eras (cada una correspondiente a cada uno de sus álbumes). Pese a que la diva de 34 años y sus promotores no informan públicamente de las cifras de taquilla, la publicación especializada en conciertos Pollstar ha calculado que cada noche suma alrededor de 17 millones de dólares por la venta de entradas. Así que, es posible que cuando llegue el fin de la gira mundial –tras realizar 146 espectáculos– sus ventas totales superen los 1.400 millones de dólares. Números con los que afianzará su estatus de show más taquillero de la historia, dejando muy atrás los 939 millones de dólares que el mítico Elton John sumó con su gira de despedida Farewell Yellow Brick Road tras subirse al escenario 330 veces.
Sin duda, Taylor Swift tiene el mundo a sus pies. Además de haber sido nombrada Persona del Año por la revista Time (la primera artista en conseguirlo desde su creación en 1927), ha ocupado todos los puestos en el top 10 de la lista de sencillos de EE UU. Fue la más escuchada en Spotify en 2023 con 26.100 millones de reproducciones (como si cada habitante del planeta hubieran puesto al menos tres de sus temas). La única artista con cuatro estatuillas en la categoría más reconocida de los premios Grammy –la de mejor álbum–, superando a míticos como Frank Sinatra, Paul Simon o Stevie Wonder. “Para mí el premio es el trabajo. Todo lo que quiero hacer es seguir siendo capaz de hacer esto”, aseguró la superestrella al recibir el galardón. Solo el tiempo dirá hasta dónde alcanza la Era Taylor, pero lo que es seguro es que, gracias a su don para congregar a las masas (lo ha vuelto a demostrar con su undécimo álbum de estudio The Tortured Poets Department) trabajo no le faltará por un tiempo. Un talento y una dedicación que la han llevado a entrar por primera vez en la exclusiva lista de milmillonarios de Forbes al acumular –ojo, sólo por sus canciones y actuaciones– una fortuna superior a los 1.100 millones de dólares.
La religión Swift
En su infancia la familia de la estrella vivió rodeada de caballos, gatos y cultivos de árboles dedicados a la temporada navideña. Su padre era corredor de bolsa en Merrill Lynch y su madre trabajaba en una agencia de marketing. A los 13 años, la familia decidió trasladarse a Nashville, la cuna de la música country, para potenciar la prometedora carrera de la niña. Tan solo un año después, se convirtió en la artista más joven en firmar un contrato editorial con Sony/ATV. Sin duda, supieron apostar por el valor de su pequeña a largo plazo. Su primer álbum Taylor Swift (bajo el sello Big Machine del productor Scott Borchetta) salió a la venta cuando tenía 16 años, y a partir de ahí, el brillo de esta precoz estrella comenzó a deslumbrar a millones de jóvenes en todo el mundo.
Taylor Swift hace única su manera de conectar con sus fans. “Desde los inicios de su carrera en el 2006, utiliza las letras de sus canciones como un portal al diario de su vida. Abre su corazón completamente y no tiene miedo a mostrar su lado vulnerable y sus errores”, confiesa a Forbes Michelle Barroeta, directora creativa en Cambur Studio y swiftie desde hace más de 15 años. La necesidad de charlar con otras fans en un espacio seguro la impulsó a crear Swiftie Club, un punto de encuentro en el que las seguidoras de la estrella discuten sobre sus últimos lanzamientos, su carrera o su tour mientras hacen diferentes actividades como talleres de velas aromáticas, pintura en cerámica, sesiones de karaoke o pulseras de la amistad tan imprescindibles entre sus acólitos.
“Su habilidad para compartir historias íntimas como amores, desamores o infidelidades, así como emociones universales tales como vivir la vida, la juventud o la amistad a través de su música le permite enganchar de manera significativa con sus seguidores, lo que contribuye a su éxito en el ámbito del marketing y la música”, comenta a Forbes David López-López, profesor en Esade Business School y socio director de FHIOS Smart.
Unos métodos estudiados en instituciones académicas tan prestigiosas como la Universidad de California, en Berkeley, que ofrece el curso Arte y espíritu empresarial: la versión de Taylor; o la Universidad de Harvard, que imparte Taylor Swift y su mundo. “Inicialmente se enfocaba a adolescentes”, apunta López-López. Pero, “¿cuánto dura la adolescencia? ¿5 u 8 años?”. Por eso, “trata de conseguir que los swifters que dejan la adolescencia sigan siendo swifters de adultos, enganchar a los nuevos adolescentes y mantenerse siendo relevante para los adolescentes, cuando ella ha dejado de serlo”, concluye el experto en marketing digital. Un reto que la de Pensilvania ha resuelto entendiendo a sus fans, innovando y cambiando de estilos y sonidos, y realizando colaboraciones estratégicas para hacer crecer aún más su audiencia.
“No me han pedido un autógrafo desde la invención del iPhone con cámara. El único recuerdo que quieren los ‘niños de hoy’ es un selfie. Es parte de la nueva moneda, que parece ser cuántos seguidores tienes en Instagram”, aseguraba la propia Taylor en The Wall Street Journal hace unos años. Ella los cuenta por millones: solo en esta conocida red social tiene más de 300. Al igual que sucede en cualquier subcultura, los swifties establecen su propio conjunto de reglas, comportamientos o lenguajes, pero ante todo son una comunidad unida por su apoyo incondicional hacia Taylor Swift. Bien lo sabe Joe Biden. El presidente de EE UU y aspirante demócrata a la Casa Blanca busca un apoyo tácito a su reelección (“Lo que al final acabará con Donald Trump será un ejército de swifties cabreados”, bromeaba el humorista Jimmy Kimmel en uno de sus monólogos a propósito de su capacidad de influencia).
Este colchón le ha permitido a esta superestrella desafiar en multitud de ocasiones a la industria de la música. “Sorprende que una artista tenga esa valentía, confíe tanto en sus fans y sea capaz de retar al resto de agentes de la industria musical para defender los intereses de los y las artistas. La cuestión es que muy pocos músicos pueden permitirse estas luchas, y ella no se rinde”, matiza a Forbes Cande Sánchez, investigadora en Industria Musical y Género en Universidad de Alicante y Goldsmiths, University of London.
Una joven Swift, de 19 años, sube al escenario del Radio City Music Hall para aceptar el premio MTV Video Music Award al mejor vídeo femenino por You Belong With Me. Apenas ha dicho gracias cuando el rapero Kayne West sube al escenario, toma su micrófono y declara: “Estoy muy feliz por ti; voy a dejarte terminar. Pero Beyoncé tuvo uno de los mejores vídeos de todos los tiempos”. Es el inicio de una cruda batalla musical y el origen de la revolución que vive hoy la industria musical.
En 2019, Big Machine Record, el sello discográfico con el sacó al mercado los 6 primeros álbumes de Swift, vendió los derechos de sus canciones por 300 millones de dólares a Scooter Braun, un magnate de la industria de la música que ha representado a otras estrellas pop de talla internacional como Ariana Grande o Justin Bieber y que, por cierto, es amigo íntimo de Kayne West. “El mundo no regulado del capital privado que entra y compra nuestra música como si fuera un inmueble, una aplicación o una línea de zapatos. Esto simplemente me pasó sin mi aprobación, consulta o consentimiento”, aseguraba visiblemente enfadada al aceptar el premio Billboard a la Mujer de la Década ese mismo año.
La práctica ciertamente ha sido habitual en el pasado. Por ejemplo, así fue como Michael Jackson acabó siendo dueño del catálogo de los Beatles en 1985. Pero su determinación por acabar con esta injusticia (y dicho sea de paso, infravalorar la inversión de su archienemigo) ha reorganizado el tablero musical. “Existen dos tipos de derechos, por un lado los de autor, que protegen la autoría de partituras y letras y que están representados mayoritariamente por editoriales musicales; y por otro, los derechos fonográficos, que protegen las canciones que identificamos como originales (máster) y que están defendidos por las discográficas”, contextualiza a Forbes la experta musical Cande Sánchez-Olmos. Por tanto, cuando Big Machine vendió el catálogo que contenía sus másteres sin contar con ella, la artista perdió el control de explotación de sus discos. Sin embargo, después de este mal trago entendió que la clave para recuperar el control era grabarlos de nuevo. Y así es como surgen las Versiones Taylor. Su popularidad (medida en ventas de discos y escuchas) supera a la de los originales. Incluso, recuerda la profesora Sánchez-Olmos, “esta acción ha motivado que todas las discográficas negocien sus contratos con los cantantes porque ella ha demostrado que el poder de la industria lo tiene el artista”. Y, dicho sea de paso, con la operación ganará más que al principio porque protegiendo su propiedad intelectual ha maximizado el valor económico a largo plazo de su música.
Por donde Taylor pisa, la economía crece
Esa no fue la última vez que la diva ejerció su aplastante poder. Su determinación también ha influido en cómo los músicos monetizan su trabajo en la era del streaming. Boicoteó a Spotify al retirar todo su catálogo musical de la plataforma en 2014 argumentando que su oferta gratuita estaba devaluando la música. Regresó en 2017, cuando la plataforma cambió las reglas. En 2015 amenazó a Apple Music por no pagar regalías a los artistas durante el período de prueba gratuito de tres meses. Apple dio un giro radical apenas un día después para no perder a la artista. En resumen, “ha sido una fuerza disruptiva en la economía del entretenimiento, influenciando la forma en que se consume, se produce y se experimenta la música en la era moderna”, afirma Luis Buzzi, socio responsable de Turismo y Ocio de KPMG en España. Impacta significativamente en la economía y el empleo. Construir tal comunidad de fans leales ha creado oportunidades únicas de monetización y no solo para las arcas de Swift. Allí donde para su tour, se revitaliza la actividad debido al turismo generado por sus conciertos, las ventas de tickets, el merchandising y la actividad en los negocios locales como restaurantes y hoteles. Sucedió en Filadelfia, en Cincinnati, Chicago, Boston…. y se prevé que ocurra en Madrid (el Estadio Santiago Bernabéu albergará dos esperadísimos conciertos los próximos 29 y 30 de mayo).
Las localidades le dan la bienvenida al más puro estilo ‘Mister Marshall’. A Swift la han hecho alcaldesa honoraria del día, dado la llave de la ciudad y hasta han cambiado el nombre de los estadios, las calles e incluso las propias ciudades por el suyo propio. Se estima que la gira The Eras Tour ha inyectado alrededor de 5.000 millones en la economía de EE UU (“A medida que Taylor Swift se mueve por la sala, la economía local alrededor de esas mesas mejora”, bromeó el presentador Trevor Noah durante la última gala de los Grammy). Swiftonomic, como ha sido bautizado este fenómeno económico, fue incluso la piedra en el zapato para el control de la inflación este verano en EE UU y hasta el presidente de la Reserva Federal dijo que su caso era digno de estudio.
La avalancha de fans que siguen a la artista explican estas turbulencias económicas. Ellos no escatiman en rascarse el bolsillo para disfrutar de su música en directo sea dónde sea. Como confirma a Forbes Michelle Barroeta, creadora de Swiftie Club, “si vives en la ciudad donde se va a presentar Taylor, tendrás menos gastos. En mi caso, como no vivo ni en Madrid ni en Londres, donde también iré a verla, tengo que agregar, además de las entradas, vuelos, trasporte, hoteles, comidas, etc… De media nos hemos gastado unos 500-700€ por persona aproximadamente”.
Es decir, ser fanático de Taylor Swift no es barato y el abanico de posibilidades para abrir la billetera es extenso. Las giras, los álbumes y el cine (su película documental fue récord de taquilla) no son la única forma en que los swifties despilfarran sus ahorros en su cantante favorita. Existe la opción de comprar vinilos de edición limitada de sus álbumes, pulseras, ropa o CDs de lujo. No obstante, en KPMG creen que “es poco probable que un concierto de Taylor Swift tenga un impacto directo significativo en la economía de España en su conjunto, pero sí puede generar un impulso económico local relevante, especialmente en la región o ciudad donde se desarrolla el evento”.
Lo que no parece tan seguro es que se pueda evitar un terremoto. Sí, cuando la megaestrella del pop dio una serie de conciertos el pasado agosto en el estadio SoFi de Los Ángeles, las estaciones de la red sísmica regional registraron unas vibraciones armónicas únicas conocidas como ‘temblor de concierto’ similares a las señales generadas por volcanes o seísmos.
Una demostración más de la capacidad sobrenatural de sacudir al mundo que atesora esta milmillonaria artista.
Los índices más bajos se dan en Croacia, Grecia y Polonia
España ocupó el primer puesto entre 2011 y 2020
España continúa siendo el segundo país de la UE, tras Rumanía, con más proporción de abandono escolar prematuro (jóvenes de 18 a 24 años que dejan la educación y la formación), con una tasa de un 13,7% en 2023.
Según los últimos datos de Eurostat, Rumanía lideró el año pasado el abandono escolar antes de tiempo, con una tasa de un 16,6%, por delante de España (13,7%), Alemania (12,8%), Hungría (11,6%) y Chipre e Italia (10,5%, en ambos casos).
Por el contrario, los índices más bajos se dieron en Croacia (2,0%), Grecia y Polonia (3,7% en ambos casos), Irlanda (4,0%) y Eslovenia (5,4%). La media de la UE es de un 9,5%.
La serie histórica de Eurostat con datos de los 27 países de la UE, analizada por Servimedia, indica que España ocupó el primer puesto entre 2011 y 2020, el segundo de 2007 a 2010 y desde 2021 hasta 2023, y el tercero entre 2002 y 2006.
La proporción de abandono escolar temprano en el conjunto de la UE ha disminuido desde 2002 (-7,4%), así como en la década de 2014 a 2023 (-1,6%).
El objetivo comunitario es dejar esa tasa por debajo de un 9% en 2030 y el año pasado fue de un 9,5%, aunque entonces 16 países consiguieron esa meta.
Más hombres que mujeres
Pese a estar siempre en puestos de cabeza, España es uno de los países de la UE que más ha bajado el abandono escolar prematuro, pues fue el tercero con mayor reducción desde 2002 (-17,2%), solo por detrás de Malta (-43,2%) y Portugal (-37,0%), y el segundo en la década de 2014 a 2023 (-8,2%), únicamente superada por Portugal (-9,4%).
Por último, más hombres jóvenes dejaron los estudios antes de tiempo el año pasado (11,3%) en comparación con las mujeres (7,7%) y esa disparidad se produjo en la mayoría de los países. Solamente hubo proporciones similares en Rumanía, Chequia, Grecia y Bulgaria, con diferencias de 0,2 puntos porcentuales arriba o abajo.
La presidenta de la CNMC reconoce la necesidad de más efectivos y regulación ex ante para evitar prácticas contra la competencia en el mundo ‘online’
El poder de la innovación como motor de competitividad ha centrado la intervención de la presidenta de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), Cani Fernández, en el foro CREO organizado por CincoDías en Madrid. “La CNMC va a velar por que todo el que tenga una idea innovadora pueda explotarla. Debemos generar un contexto para que la innovación sea un parámetro de competitividad”, ha señalado Fernández. En su arranque ha bromeado con el hecho de que no entraría a valorar la posible integración de BBVA y Sabadell, pero sí ha aprovechado su presencia en el evento para reclamar más efectivos a la vista del papel que ya desempeña la CNMC en la supervisión de la actividad en el mundo online.
La alta representante del órgano regulador y supervisor de la competencia ha afirmado que la rivalidad empresarial en un entorno abierto es “uno de los pilares en que debe asentarse todo mercado; la base para el desarrollo económico y social de todo país”. En este sentido, Cani Fernández ha reconocido su preocupación por el hecho de que las pymes tengan mínimo peso en la contratación pública o de que grandes corporaciones puedan engullir a las jóvenes startups con el objetivo de eliminar sus posibilidades de desarrollo desde la base de la referida innovación.
En un foro dedicado a resaltar prácticas de crecimiento basadas en la excelencia y la sostenibilidad, la presidenta de la CNMC ha resaltado que “garantizar la competencia permite mejorar la productividad y promover el crecimiento, al tiempo que se beneficia al consumidor en mercados abiertos, favoreciendo la calidad de bienes y servicios y mejores precios”.
Cani Fernández se ha centrado en el papel determinante de los reguladores de cada país europeo en el seguimiento del cumplimiento de las nuevas normativas europeas de Mercados Digitales (DMA por sus siglas en inglés) y de Servicios Digitales (DSA), con las que se trata de garantizar una sana convivencia entre gigantes tecnológicos y las más pequeñas iniciativas de base innovadora. Fernández ha remarcado durante su intervención que un 24% del PIB está relacionado con ámbitos digitales, ante lo que la CNMC se dispone a vigilar que las conocidas como big tech no tiendan hacia el monopolio en terrenos como el de los buscadores o las grandes plataformas de venta.
“Las multas millonarias por prácticas contra la competencia no son suficientes. Es necesaria una normativa ex ante de los comportamientos a la vista de que no es suficiente con la supervisión ex pos”. Bajo la lupa de los reguladores de la Competencia están firmas como Meta, Microsoft, Apple, Booking o TikTok: “Estamos atentos y podremos intervenir cuando los llamados guardianes del acceso no actúen conforme a la DMA”. Respecto a la DSA, Fernández ha recordado que “lo que es ilícito en el mundo offline, lo es también en el online”. A renglón seguido, ha demandado los medios necesarios para hacer valer las normas de libre competencia en el ámbito digital.
Desde su óptica, “la innovación se traduce en cuota de mercado”, y las empresas sometidas a rivalidad “desarrollan productos de mayor calidad y más innovadores, además de lograr una posición privilegiada para la internacionalización”, ha rematado la máxima responsable de la CNMC. Además de estudiar en estos momentos cómo se desenvuelve la pyme en el marco empresarial español, la Comisión asegura que seguirá velando por la supresión de barreras injustificadas.